(Emitido a las 8.46)

EMILIANO COTELO:
Por estas horas, París es "La Meca" de las preocupaciones medioambientales. En la capital francesa se está desarrollando la reunión mundial del Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático. El objetivo es dar a conocer el viernes un informe muy detallado sobre el calentamiento del planeta y sobre los riesgos que esto supone.

ANDRÉS GIL:
Concretamente, los 500 delegados que integran este grupo y que están reunidos en París tendrán que llegar a un acuerdo sobre la redacción de un texto síntesis de lo que fue un informe científico de unas mil páginas en el que más de un millar de expertos han estado trabajando en los últimos años.

EC - ¿Qué es este grupo? ¿Cómo viene desarrollándose la discusión en París? Vamos averiguarlo en diálogo con nuestro corresponsal Rafael Mandressi.

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Rafael, ¿cómo es el tiempo por estas fechas ahí?

RAFAEL MANDRESSI:
Es moderadamente frío para lo que podría ser dado que estamos en pleno invierno, en la mitad del invierno. Anticipando quizá lo que se viene con el calentamiento global ha sido un invierno bastante suave por el momento.

AG - Han tenido un termómetro especial, ¿no? Estoy hablando de la foto que está recorriendo el mundo hoy de la Torre Eiffel intervenida por Greenpeace.

RM – Sí, militantes de Greenpeace tomaron, coparon la torre y cortaron allí unas banderolas, unas pancartas donde alertan sobre la problemática del calentamiento global justamente por la coincidencia que se da por la reunión de estos 500 expertos acá en París. Una de ellas dice "no es demasiado tarde". Ese es uno de los puntos que justamente podría llegar a estar en discusión, saber si es o no demasiado tarde con relación a este tema, pero en todo caso es una de las operaciones relativamente clásicas de Greenpeace. Por otro lado muestra también en esas pancartas un termómetro que muestra los dos grados que sería el umbral límite de calentamiento, más allá del cual el planeta se volvería ingobernable de acuerdo a lo que sostiene esta organización.

EC – Rafael vamos a ubicar por lo menos brevemente a esta institución de la que estamos hablando el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático que depende de Naciones Unidas. ¿Qué historia tiene?

RM – La historia podría remontarse a mediados de los años ochenta a partir de una conferencia que se reúne en el año 1985 en Austria. Allí un grupo de científicos y funcionarios internacionales concluye acerca de los problemas y de las amenazas de la concentración creciente de los gases con efecto invernadero, la emisión de gases con efecto invernadero, y lanza un llamado a crear una suerte de grupo que se dedique al estudio de este tema. Eso es lo que da nacimiento a este grupo intergubernamental, el GIEC por su sigla, que es creado por Naciones Unidas y por la Organización Meteorológica Mundial en 1988.

El GIEC tiene una actividad continuada pero cada cinco años produce un informe global sobre este tema que constituye la mayor experticia posible sobre este tema. Por otra parte que son informes reconocidos por los 192 Estados miembros de Naciones Unidas. De hecho el primero de esos informes que data del año 90 fue lo que preparó la cumbre del 92 sobre el clima en Río de Janeiro. El segundo de los informes que fue del 95 -cinco años después por lo tanto- fue uno de los elementos fundamentales con los que se llegó luego al Protocolo de Kioto para la lucha contra el efecto invernadero en el año 97 y estamos ya en el año en que se va a dar a conocer el cuarto informe de este grupo que, como bien decía Andrés, consiste en un grueso volumen de un millar de páginas con una síntesis de unas cincuenta páginas más una síntesis de la síntesis -lo que se llama un resumen para decidores- que es lo que en definitiva se termina negociando en estos encuentros. De hecho estos cuatro o cinco días de reunión de este grupo aquí en París lo que hacen es concluir un período de más de dos años de trabajo. No se trata por supuesto de producir el texto de mil páginas sino de negociar en definitiva ese resumen que es lo que va a influir o es lo que se pretende que influya, tanto sobre la opinión pública como sobre los responsables de la toma de decisiones a nivel nacional e internacional para intentar en definitiva que se implementen acciones que enlentezcan y en lo posible que detengan este proceso de cambio climático.

EC – Para ir preparándonos entonces para lo que viene esta semana y un poco más adelante, ¿qué es lo que ocurrirá después de la presentación de ese documento el viernes?

RM – Esta es la primera de cuatro etapas. Este grupo que está aquí reunido en París es el que produce el informe sobre los conocimientos científicos a propósito del clima. Luego en el mes de abril en Bruselas se reunirá otro grupo que está encargado del análisis de los impactos previsibles del cambio climático y la adaptación de las sociedades. En Tailandia en Bangkok en mayo se reúne un tercer grupo que es el que se ha encargado del estudio de las medidas de adaptación y finalmente en Valencia, en noviembre próximo, se va a producir una síntesis del conjunto de todos estos trabajos. Allí sí va a llegar a su término todo el proceso de tres años de trabajo, de síntesis de publicaciones con más de 2.000 científicos y expertos que habrán intervenido en su momento en la elaboración de esto. Se trata por un lado de elaborar un diagnóstico crítico y una suerte de síntesis o de resumen de los conocimientos científicos disponibles sobre estos fenómenos y una serie de medidas que a su vez van a ser propuestas y preconizadas para combatirlo.

Lo que ya se sabe de este informe en particular de este que está en discusión en estos días aquí en París, presenta conclusiones muy alarmantes sobre el curso de estos procesos climáticos del cambio climático y del calentamiento global.

AG – Rafael algunos puntos ya han ido trascendiendo pero, si te parece, repasemos rápidamente cuáles han sido los elementos del diagnóstico que ya se conocen.

RM – Lo que ya se conoce es en definitiva una reafirmación de lo que en el informe anterior se planteaba pero con datos más precisos y a su vez con certezas mayores en cuanto a la responsabilidad primordial de las actividades humanas en este proceso.

Es decir, el calentamiento global no responde únicamente a fenómenos naturales sino que la emisión de dióxido de carbono, en especial por el uso de combustibles fósiles, es uno de los elementos que produce de manera clave esta aceleración del calentamiento  que se prevé entre dos y seis grados centígrados hacia mediados de este siglo. Las consecuencias de eso pueden ser por ejemplo la elevación del nivel de los océanos tanto por la dilatación térmica referida al calentamiento como por el deshielo de los glaciares continentales. Hay una serie de datos acerca de cuál ha sido la progresión de las emisiones de gas carbónico en la atmósfera y toda una serie de observaciones incluso satelitales y con modelos de simulación bastante sofisticados que implican cálculos elaboradísimos respecto justamente de todas las previsiones que pueden hacerse.

Lo fundamental es además de la constatación del estado actual, las previsiones a mediano plazo para mediados de este siglo y eventualmente para fines del Siglo XXI.

Se observan además ya reacciones en cuanto a modificaciones en el comportamiento de la fauna, las aves migratorias, en fin, toda una serie de fenómenos que ya son visibles y que de no mediar medidas en algunos casos bastante drásticas podrían conducir, según las previsiones más alarmistas, a situaciones de extrema gravedad en cuanto incluso a las condiciones de vida y eventualmente a la supervivencia de la biodiversidad en el planeta con las consecuencias que eso tendría para los humanos naturalmente.

AG – Rafael hasta ahí el diagnóstico, ¿se consideran medidas puntuales que se estén manejando para frenar este proceso o por lo menos endentecerlo?

RM – Se plantean objetivos. El principal de ellos naturalmente es la disminución de las emisiones de gases con efecto invernadero, se establece una disminución a la mitad de esas emisiones de aquí al 2050 y en particular para los países industrializados una disminución a la cuarta parte. Este objetivo está inscripto por ejemplo en la agenda política de la Unión Europea pero los antecedentes no son muy alentadores porque de hecho el Protocolo de Kioto del año 97 establecía una serie de objetivos que no solo no se han cumplido sino que se han agravado en cuanto a la situación anterior de modo que fijar objetivos en cierta medida forma parte también del diagnóstico y eso debe ser trasladado naturalmente a quienes están encargados de tomar las decisiones.

De todos modos, hay una serie de medidas que tiene que ver no solo con los gobiernos o con las grandes industrias sino con los particulares. De lo que se habla mucho en estos últimos días es de la disminución del tren de vida de los países ricos en particular, consumir menos tanto en transporte como en materia de alimentación, como en materia de acondicionamiento térmico. De lo que se habla es de un cambio de civilización que lleve a comportamientos fundamentalmente más austeros en cuanto al consumo de energía y también los cambios en las fuentes de energía disponibles.

Se teme mucho que las proyecciones en cuanto a la disminución del petróleo disponible por ejemplo lleve a algunos países, esto ya ocurre en algunos países europeos, al regreso al carbón como fuente de energía lo cual sería todavía peor porque el carbón tiene efectos aún más nocivos que el petróleo o el gas natural y lo que se propone es que se invierta mucho más que lo que se hace ahora, en la exploración y puesta en práctica de energías renovables. Todo forma parte de temas muy centrales en estos días por aquí.

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Edición: Mauricio Erramuspe