Entrevistas

Chile aprueba la distribución gratuita de la "píldora del día después"

Desde este miércoles, cualquier chilena de entre 14 y 18 años puede acceder gratuitamente a la "píldora del día después". La presidenta Michelle Bachelet defendió la medida como una forma de evitar los embarazos adolescentes no deseados y de otorgar equidad. Sin embargo, por diversas razones, la resistencia cortó transversalmente al sistema político, según explicó el sociólogo trasandino Manuel Garretón.

(Emitido a las 8.46)

EMILIANO COTELO:
El lunes 29 de enero, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, firmó el decreto que permitirá entregar la denominada "píldora del día después" a jóvenes de entre 14 y 18 años. Se hará de forma gratuita y sin el consentimiento de sus padres.

Bachelet explicó que desea frenar los embarazos juveniles indeseados, que en el país trasandino llegan a unos 3.700 al año.  Hasta el setiembre de 2006, el anticonceptivo era entregado a adolescentes mayores de 16 años pero que contarán con el permiso de sus padres, así como a las mujeres que habían sido violadas.

Como suele suceder con este tipo de temas, el debate ha cortado transversalmente a los partidos políticos. Se da la particularidad de que aparecen alineados, en contra de la medida, legisladores de la derecha con algunos del oficialismo.

Para saber cómo se viene procesando esta discusión, nos vamos a Chile, en contacto con Manuel Garretón. Garretón es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad de Chile.

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ANDRÉS GIL:
Sociólogo Garretón, repasamos brevemente en qué consiste esta medida más allá de lo que decíamos recién en la introducción.

MANUEL GARRETÓN:
La medida consiste fundamentalmente en lo que se decía en la información. Yo creo que hay dos problemas detrás. Uno es el problema básicamente de la equidad y el otro es el problema que Chile no es aún -como lo es sin duda Uruguay- una sociedad realmente laica.

Es decir, por un lado "la píldora del día después" está al alcance de todos los jóvenes de clase alta o de sectores medios acomodados. Es llegar y comprarla en la farmacia. En cambio, en los sectores más pobres, donde se produce el mayor número de embarazos adolescentes reconocidos, no tienen asesoría porque es demasiado cara.

Entonces usted vive en un barrio alto en Chile, en un barrio acomodado va y compra la píldora el día que se le ocurra. Para eso tiene acceso a los médicos y no hay problema en esa materia. En cambio, en los sectores pobres eso no ocurre. De modo que una de las primeras cuestiones que planteó la presidenta fue que en ciertos temas de salud como en educación se producen grandes desigualdades. La desigualdad no es solo en la distribución del ingreso, la desigualdad es también en el acceso a bienes y servicios que tienen que ver en este caso con la vida y que pueden evitar el hacer abortos.

Este aspecto es el aspecto que hace que muchos sectores que por el lado de valores religiosos –como los de la Iglesia Católica- tenderían a estar en desacuerdo con la medida, se dan cuenta que aquí hay un problema de equidad que es el problema en serio. El otro es el tema que aquí en Chile le llaman valórico. Es el tema del excesivo peso que tiene la Iglesia Católica en el debate público, más bien en impedir el debate público.

AG – Recordemos, por ejemplo, que en Chile hace pocos años que se autorizó el divorcio.

MG – El divorcio, con oposición de la Iglesia Católica, se aprobó hace dos años. Y durante mucho tiempo lo que existió fue el sistema de nulidades que era una gran hipocresía en la cual participaban los jueces -la Iglesia Católica formaba parte de la hipocresía nacional- por lo cual se declaraba que un matrimonio no había existido. Se ponían de acuerdo los cónyuges y declaraban que no había existido. Por lo tanto, lo que había era nulidad, sólo para no reconocer la legitimidad del divorcio.

Entonces yo diría que esta falta de laicización, de secularización de la sociedad chilena es muy importante.

Ahora, hay que pensar que si se toma en cuenta la opinión pública, abrumadoramente la mayoría está por que se permita el acceso de "la píldora del día después". ¿Qué es lo que hizo la presidenta entonces? Lo que hizo fue como había habido un debate previo sobre si la píldora era abortiva o no era abortiva y sectores de derecha habían presentado unos recursos ante los tribunales para que se impidiera su reparto...

AG – Recordamos que la medida se había tomado ya en setiembre de 2006 y había quedado en suspenso a partir de esa medida presentada por la oposición.

MG – Exactamente, entonces lo que ocurrió fue que eso fue a los tribunales. Hace dos días los tribunales rechazaron los recursos de protección presentados por los sectores de derecha -por un alcalde y otros sectores de derecha, de oposición-. De modo, entonces, que está autorizada la repartición de "la píldora del día después". Es constitucional, es legal.

EC – Recordemos que la medida es que permite entregar "la píldora del día después" a jóvenes de entre 14 y 18 años en forma gratuita y sin que se requiera el consentimiento de los padres.

G – El último punto ha sido un punto de discusión también. Pero de nuevo... yo creo que en esto hay que ubicarse en que aquí hay un grupo y un sector - fundamentalmente con el liderazgo de opinión de la Iglesia Católica- que se va a oponer a "la píldora del día después" con cualquier argumento. Está comprobado en las discusiones y así lo han mostrado los médicos que no hay ni una sola evidencia que "la píldora del día después" pueda ser abortiva. Vamos a suponer que ese debate está zanjado, que si fuera abortiva no se podría repartir, lo que a mi me parece digamos un absurdo porque hay que discutir en qué caso el aborto sí es posible o legítimo. Hay que recordar que Chile hasta finales de los años 80 tenía aborto terapéutico permitido, lo había aprobado en los años 60 el presidente Eduardo Frey Montalba, gran líder demócrata cristiano y muy católico. Y en aquella época la Iglesia había aceptado eso. Entonces, con Pinochet se revirtió este asunto y se eliminó el aborto. Vino el debate sobre si la píldora era abortiva o no. La píldora no hay evidencia de que sea abortiva, eso es clarísimo. Hay que recordar además que la Presidenta es médico. Eso se aclaró.

Entonces la Iglesia y los sectores de derecha atacaron por el otro lado, que en la medida en que ellos siguen creyendo que es abortiva, lo que debiera exigirse es el consentimiento de los padres a niños menores de edad. Entonces se produce un debate que es interesante porque incluso sectores de derecha, entre ellos este alcalde de la Florida y el alcalde de Recoleta, han planteado que los niños, los jóvenes no les cuentan a sus padres sobre sus relaciones sexuales. Si se les obliga a tener consentimiento paterno, entonces o van directamente a mentir o simplemente van a dejar de usar esta posibilidad de evitar embarazos.

AG – Usted habla todo el tiempo de la posición de la derecha pero lo cierto es que algunos sectores del oficialismo también se han declarado en contra muy firmemente de la medida tomada por Bachelet.

MG – Yo tengo la impresión que aquí hay dos cosas en los sectores al interior de la Concertación, fundamentalmente la Democracia Cristiana. Mi impresión es que hay un sector que hoy día no está a gusto en la Concertación. Siente que la Democracia Cristiana ha sido de algún modo subordinada, excluida, que la directiva obedece a otras líneas y se entiende muy fácilmente con los partidos de izquierda. Entonces, hay una molestia permanente que va a aflorar en distintos temas. Entonces, en esto de la píldora del día después de hecho el debate fue menos sobre el tema de si la píldora debía usarse o no, como del hecho de que la Presidenta hubiera enviado un decreto tomado una medida sin haber informado previamente a los partidos, ese fue su debate.

Ahora es cierto que sobre este punto hay una cierta diferencia entre partidos laicos -como sería el Partido Socialista, el Partido por la Democracia, el Partido Radical- y la Democracia Cristiana. Esto se ha mostrado en otros campos. Sin embargo no hay que olvidarse que quienes presentaron el proyecto de ley de divorcio fueron diputados democratacristianos. Ahora no es la ley de divorcio que un país laico hubiera aprobado pero, sin embargo, fue a través de la Democracia Cristiana que esto se viabilizó.

De modo que lo que reclama en el fondo estos sectores de Democracia Cristiana es un mayor protagonismo en el debate, ser más consultados, que estas decisiones no se tomen a partir del punto de vista exclusivamente del sector, llamémosle, de izquierda laico. Es el tipo de discusión más argumentativa que lo que es la posición de la derecha.

La posición de la derecha, de la oposición y de la Iglesia Católica es la no discusión de este punto porque hay una verdad que debe ser impuesta. Frente a eso aparecen estos otros sectores de oposición, de derecha, que están en contacto con los sectores poblacionales, con los sectores más pobres, que se dan cuenta que este es un tema que tiene que ver básicamente con la equidad. Entonces, en lo que ellos insisten en el aspecto educativo: "si se quiere dar ‘la píldora del día después’ entonces lo que hay que hacer es poner en la norma el que haya educación al respecto".

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Edición: Mauricio Erramuspe