Entrevistas

El Líbano que no es noticia

María Lila Ltaif, colaboradora de Espectador.com, está de viaje en el Líbano en busca de conocer sobre los orígenes de su familia. Desde un pueblo del norte del país dio una perspectiva diferente de un lugar que siempre es noticia por la guerra y la violencia.

(Emitido a las 8.31)

EMILIANO COTELO:
El Líbano dio mucho que hablar en los últimos meses: la guerra entre la guerrilla de Hezbollah y el Ejército de Israel, más recientemente en el tiempo con los enfrentamientos internos entre facciones pro sirias y antisiras.

El Líbano ha sido un foco de atención a nivel mundial del que nos ocupamos en distintas oportunidades aquí En Perspectiva. Hoy volvemos pero proponiéndoles un enfoque diferente.

ELISA LIEBER
Sí, en esta oportunidad nos interesa tener impresiones de alguien cercano a la radio, de María Lila Ltaif. Muchos de ustedes no la conocen porque está atrás de los micrófonos, María Lila trabaja con nosotros en Espectador.com, en la página de internet, y ahora justamente se encuentra en el Líbano

Con ella vamos a charlar en busca de impresiones personales a propósito de la realidad libanesa. Una realidad compleja, distante, pero tantas veces estremecedora.

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EC -  María Lila, ¿dónde te hemos encontrado exactamente?

MARIA LILA LTAIF:
Estoy en un pueblo que está en la montaña, a unos 550 metros de altura y no sé a cuanto de Beirut, unos 50 kilómetros al norte.

EC – ¿Y cuéntanos un poco a propósito de las condiciones del tiempo? ¿Cómo es el tiempo en estos días en ese país?

MLL – Obviamente, estamos en invierno. Aquí también parece que ha afectado el cambio climático, por lo tanto el invierno que antes solía ser largo, muy frío, con mucha nieve, ahora parece que se reduce a algunos días fríos con nieve y el resto con una temperatura moderada. Supongo que es como hemos tenido todos estos días que para nosotros no es frío. Es menos frío que el invierno de Uruguay.

EC – ¿Cuáles son las temperaturas máximas de estos días?

MLL – 17, 16, 18 grados

EL – ¿Tú nos comentabas hace un rato que tenías pensado hacer un viaje por el Líbano y que no pudiste?

MLL – Sí, hoy teníamos pensado ir a ver las ruinas de Baalbek pero no fue posible porque parece que ha llovido y además desde anoche está nevando y los caminos están cortados porque toda la infraestructura de caminos fue muy dañada en los últimos enfrentamientos. Entonces, los caminos que quedan son pocos y cuando hay problemas de este tipo de lluvia o de nieve corremos el riesgo de llegar y no poder volver.

EC – Enseguida vamos a volver a ese asunto de la infraestructura. Antes María Lila, ¿qué estas haciendo en el Líbano, qué te ha llevado a viajar ahí?

MLL – Es una historia familiar, yo soy descendiente de libaneses, mis abuelos llegaron a Uruguay en 1920, mi padre nació en Uruguay precisamente en Durazno. Era un deseo que tenía desde hacía mucho tiempo y esta vez se pudo concretar. Entonces vinimos a ver cómo era este país, las costumbres, entender un poco más cosas de la familia.

EL – ¿Y cuál ha sido tu primera impresión?

MLL – Mi primera impresión es que más allá de esos temas de enfrentamientos, es mucho mejor de lo que yo esperaba encontrar. Unos paisajes bellísimos... Al aterrizar el avión en el aeropuerto -que está bien a la orilla del mar- se ve un paisaje impresionante con toda la ciudad que se extiende en la costa y subiendo por la montaña.

En la ciudad la edificación nueva que se ve que está en constante aumento porque por todos lados se ven construcciones. En la montaña hay edificios de cuatro, cinco, seis pisos por todos lados, es una cosa increíble. Por ejemplo estuvimos en la Gruta de Yeita que para mí debe ser una de las más grandes maravillas del mundo, te para los pelos de punta, impresionante. Es mucho mejor que lo que uno se imagina estando ahí, con las noticias que a uno le llegan que siempre son malas.

EC – María Lila, justamente hablando de noticias malas, recordemos que el año pasado el Líbano estuvo en el ojo de la tormenta con los enfrentamientos entre el Ejército de Israel y la guerrilla de Hezbollah. ¿Se pueden percibir los daños de esta guerra en las calles? Tú ya adelantabas algo un poco de los caminos cortados.

MLL – Cuando llegué lo primero que me impresionó fue el silencio en el aeropuerto, la tranquilidad. Es que una de las consecuencias es que no viene nadie aquí. Después uno sale a la calle y se encuentra por un lado en algunos puntos con tanques de guerra, soldados, que están ahí nomás, y después al salir de la ciudad empieza a ver sí calles rotas, puentes rotos, porque los puentes son muy importantes porque estamos hablando de montañas entonces para salvar distancias a veces es imprescindible tener puentes y fachadas de edificios. El tema de la electricidad... aquí de noche no hay luz. En Beirut no sé pero en esta zona desde las 11 de la noche a las seis de la mañana no hay energía eléctrica casi nunca y durante el día se corta frecuentemente. En Beirut se corta también porque hemos estado y la gente ni se inmuta, ellos siguen como si no hubiera pasado nada. Si bien ese problema preexistía fue agravado con la guerra y los daños en la infraestructura.

EC – No es del todo sencillo tampoco comunicarse por teléfono, según nosotros mismos hemos podido comprobar.

MLL – No, tampoco. Las comunicaciones no son buenas. Se nota que han sido buenas porque la gente depende mucho del teléfono y todo el mundo tiene su celular pero es complicado comunicarse. Internet incluso, por el propio tema de que se corta la comunicación, que se corta la energía, también es complicado y es muy lento. Nada que ver con lo que yo estoy acostumbrada.

EL – ¿Cómo lo vive la gente? ¿Tú notás que se quedan en el país, están temerosos de que vuelva a ocurrir?

MLL – Por lo menos la gente con la que yo hablo -hay que recordar que yo estoy en el norte donde están los cristianos- no habla mucho del tema. Como yo pregunto y pregunto, me han dicho que una consecuencia ha sido que mucha gente ha emigrado. Los que han emigrado han sido principalmente los cristianos, que van a Estados Unidos, Canadá y Australia en especial.

EL – ¿Y has viajado a la zona sur la zona de mayoría musulmana?

MLL – No, no. Yo he pedido, he preguntado y siempre me contestan lo mismo: es peligroso y los puentes están rotos. Más allá de que efectivamente los puentes fueron destruidos en los últimos enfrentamientos del año pasado, toda la sensación que da por la carga con que lo dicen es que esos puentes rotos aluden a algo más que lo físico, como que entre esas dos partes del Líbano la comunicación está cortada de verdad.

EC – ¿Y todos estos daños que has estado mencionando tienen como origen esta guerra la más reciente? Porque hay que recordar que el Líbano ha sido campo de batalla de fuerzas externas durante muchos años.

MLL – Ese es otro tema. Cuando yo pregunto, por ejemplo, con el tema de la electricidad si los cortes son los por la guerra, ellos dicen que es por la guerra pero después empecé a ver que no se referían solo al año pasado. La guerra abarca un período que aparentemente comenzó más o menos en 1975 con la invasión de Siria. Después hubo otros enfrentamientos con Israel, incluso problemas con los palestinos que estaban acá, y entonces "la guerra" es todo ese conjunto de cosas. Además ellos dicen siempre "la guerra y los malos gobiernos"... No sé si se refieren a corrupción o qué tipos de cosas. Han manejado mal el tema de la infraestructura y la reparación de los daños producidos por esas guerras y por eso se da esta situación.

EC – Mencionaste que en el aeropuerto, al llegar, encontraste un gran silencio, una tranquilidad muy notoria. "Acá no viene nadie", dijiste, palabra más palabra menos. Estás hablando de un deterioro muy fuerte en el turismo, un sector de la actividad que en el Líbano tenía un peso importante.

ML – Sí, sí. Por todo esto que decía al principio de que hay muchísimos lugares de interés turístico, era un punto muy importante. Sin embargo ahora el avión en que veníamos, estaba casi vacío y los que venían eran libaneses que viven aquí y habían salido o algún libanés que vive en el exterior y viene a visitar a su familia. En todos los lugares turísticos estábamos solos, no había nadie más.

EL – Ahora hace tiempo que está relativamente calma la situación en el Líbano pero cada tanto hay como una ebullición, una efervescencia. ¿Hay una cuestión de que dentro de poco va a haber un enfrentamiento con Israel o un enfrentamiento interno entre las diferentes facciones?

ML – Sí, algo de eso hay, hay una tensión fuerte que se nota. La gente está esperando incluso prende el informativo, yo obviamente no entiendo nada en los informativos, pero ayer hablamos con el embajador de Uruguay que nos dijo que otras embajadas le estaban diciendo a su gente que se fuera que se retirara pero que Uruguay no tenía esa posición. Yo realmente no sé qué es lo que está pasando aquí ahora porque la gente no habla, pero hay sí como una cuestión de que puede pasar algo más bien interno me parece.

EC – Cerramos por acá esta conversación intrigados por el destino del paseo que tenías previsto esta tarde allí y que aparentemente no vas a poder concretar. ¿Ibas a ir a visitar Cedros? ¿Cómo es esto? Dinos aunque sea dos palabras y lo dejamos para ampliar en otra comunicación...

ML – Quizá pueda ir mañana. Para mí que siempre tuve algún contacto con el Líbano, la imagen que tenía del Líbano eran los Cedros y las columnas de las ruinas de Baalbek. El cedro está en la bandera del Líbano que son dos franjas rojas y un fondo blanco y sobre ese fondo blanco la imagen del cedro. El monte de cedros es lo máximo.

EC – ¿En qué consiste esa visita que tenías programada?

ML – Y consiste en ir hasta allí que parece que es una zona en la montaña donde hay un monte de cedros. Más allá de que por acá hay cedros aislados, eso es como lo máximo y además allí está nevado, hay nieve que también es lindo de ver en esta época.

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Edición: Mauricio Erramuspe