Desde el barco ecologista, el argentino Hernán Pérez Aguirre explicó la situación y el riesgo que se corre.

Greenpeace intenta asistir a un ballenero en el Mar de Ross

Un buque de Greenpeace que, como todo los años, se disponía a impedir que los balleneros japoneses realizaran su caza, cambió su objetivo. Ahora intenta asistir a un ballenero que por accidente quedó a la deriva. Desde el barco ecologista, el argentino Hernán Pérez Aguirre explicó la situación y el riesgo que se corre ya que la nave japonesa tiene abordo mucho combustible y químicos utilizados para la refrigeración que, en caso de derrame, ocasionarían un desastre.

(Emitido a las 8.39)

ANDRÉS GIL:
Greenpeace salió al rescate de un barco ballenero. Así como lo escuchan... Por contradictorio que parezca, en los últimos días un barco perteneciente al grupo ambientalista Greenpeace, ha salido al rescate de un barco japonés que se dedica a la pesca de ballenas y que sufrió un accidente el jueves pasado.

JOSÉ IRAZÁBAL:
Si, la historia ha llamado mucho la atención. Si te parece Andrés, vamos a repasar brevemente lo que ha pasado.

El jueves 15, el barco japonés Nisshin Marú – que ese encontraba navegando en el Mar de Ross, al sur de Nueva Zelanda, y a poco más de 200 kilómetros del continente antártico – realizó un pedido de socorro al registrarse un incendio que provocó la muerte de un tripulante y daños importantes en las máquinas. El accidente determinó que el barco quedara a la deriva al dejar de funcionar sus motores. 

AG - ¿Por qué entra Greenpeace en esta historia? Es que, precisamente, el barco Esperanza, perteneciente al grupo ambientalista, fue quien respondió en primer lugar al llamado de auxilio. El Esperanza se encontraba a 24 horas del ballenero japonés y hacia allí se dirigió.

JI - La noticia, sin embargo, no cayó bien a las autoridades de Japón que prohibieron al ballenero que aceptara la ayuda del Esperanza, ya que, según el director de la Agencia de Pesca de Japón, Hideki Moronuki, se trata de "terroristas".

AG - Greenpeace tiene una larga historia de enfrentamientos con quienes llevan a cabo la pesca de ballenas y también con las propias autoridades japonesas por las políticas de ese país al respecto.

JI - Las últimas novedades de esta situación dicen que el ballenero logró restablecer la energía en uno de sus generadores, aunque aún no han podido encender los motores.

AG - ¿Cómo está la situación a esta hora en esa remota zona del océano? Vamos a conversar, en los próximos minutos, con Hernán Pérez Aguirre, argentino, documentalista, activista de Greenpeace desde hace 10 años y coordinador de registro del grupo, a bordo del barco Esperanza.

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Pérez Aguirre, no es común que llamemos a alguien que está encima de un barco. Exactamente, ¿en qué lugar están en este momento? ¿Cuáles son sus coordenadas?

HERNÁN PÉREZ AGUIRRE:
Bueno, la posición exacta GPS sería difícil dártela porque tendría que ir al puente de mando... Pero más o menos estamos a los 73 grados de latitud sur, en las cercanías de la costa, dentro del Mar de Ross. Más o menos siguiendo una línea recta con respecto a Nueva Zelanda hacia abajo.

AG – ¿A qué distancia está el ballenero japonés?

El barco de Greanpeace en primer plano y, al fondo, el ballenero japonés.

HPA - Justamente antes de recibir la llamada de ustedes, subí al puente de mando para ver un poco cómo estaba la situación y estamos muy cerca. Yo diría que más o menos estamos a unos 200 metros del buque.

AG – ¿Cuál es la situación actual?

HPA - Todo aparentemente sigue como estuvo los últimos tres días. El buque Nisshin Marú está a un lado y atado a un buque tanque que es el que le está brindando soporte y servicios para tratar de restablecer por lo menos el suministro eléctrico.

En un momento lo que ellos mismos nos comentaron, porque nosotros tenemos contacto radial con ellos -dos veces por día el "campainger" a bordo de Japón se comunica con ellos y se cruzan información-, es que lo que están tratando de hacer es restablecer el suministro eléctrico. Pensamos que también lo que quieren hacer es en algún momento intentar poner en marcha de nuevo los motores.

Hoy sí hubo una intensa actividad en cubierta, sobre la proa. Lo que están tratando de hacer es recomponer las líneas de remolque, con todos los cabos existentes a bordo. Están trenzando y atando cabos y cuerdas entre sí para poder tener esos cabos de remolque. Así que yo creo que es eminente en los próximos dos días que traten de hacer alguna maniobra de remolque.

AG – Vayamos entonces a lo que ha pasado en estos últimos días. Para empezar, ¿por qué decidieron responder al llamado de socorro de este barco, esto que nosotros asumimos con cierta sorpresa?

HPA - A pesar de que nosotros nos encontrábamos acá en el Santuario Ballenero Austral buscando a la flota para hacer las protestas que año a año viene desarrollando Greenpeace, esto va un poco más allá de lo que significa una campaña. Esto simplemente tiene que ver con uno de los fundamentos de Greenpeace y que también es una creencia mía personal: la vida por sobre todas las cosas.

Respondimos por dos cosas. Primero, porque había un pedido de socorro y ante esa circunstancia el hecho de poder ayudar y tratar de salvar vidas y el medio ambiente está por encima de toda campaña. No importa quién tengamos en frente, eso por un lado, en lo que tiene que ver con las convicciones y la política de Greenpeace.

Lo segundo es que este barco tiene que responder como cualquier otro barco a un pedido de socorro. Nosotros nos encontramos en una zona que está coordinada por un centro de socorro que está en Nueva Zelanda. El mundo está dividido en diferentes porciones de océano y cada una de esas porciones tiene un centro coordinador de rescate. Entonces, cuando el barco emitió un SOS nos comunicamos con este centro y avisamos y reportamos que estamos en las cercanías. Entonces, el centro decide estudiando las características de este llamado si nosotros tenemos que acudir o no. No es una cosa que uno puede elegir, tiene que hacerlo si el Centro lo pide.

JI – ¿Cómo han tomado ustedes esta situación tan rara de que ustedes vayan a socorrer al barco y, por otro lado, desde el gobierno japonés se califique a Greenpeace como terrorista?

El ballenero japonés actualmente a la deriva.
HPA - A mi me gustaría saber un poco la opinión de los tripulantes de la flota del Nisshin Marú y de los compañeros de la persona que falleció en el accidente. Yo creo que las posturas serían muy diferentes. Como te decía, tuvimos contacto con la flota y el diálogo siempre fue muy bueno, muy distendido, muy positivo. La flota misma nos ha recibido muy bien. Inclusive nos han pedido que nos quedemos junto a ellos en el área para poder tener algún tipo de ayuda en caso de que la situación se torne peor.

Cuando nosotros recibimos críticas, esas críticas las estamos recibiendo desde una serie de funcionarios que están en Tokio y que están jugando a un juego político. Creo que son bien diferentes las posiciones y las situaciones.

AG – ¿Hay hay peligros inminentes derivados de que este barco esté a la deriva?

HPA - Por el momento, no. Pero el Mar Antártico es bastante impredecible y en cualquier momento se puede desatar una tormenta. Los informes meteorológicos que tenemos no son muy alentadores y estamos esperando para los próximos días la probabilidad de tormenta y el riesgo es que estamos entrando poco a poco en lo que es el invierno y cuando empieza a soplar, se levanta viento, empieza a juntar el hielo y depende de dónde esté soplando. En este caso si viniera del Este podría llevarnos. Como este barco se encuentra a la deriva y sin ningún tipo de gobierno, lo podría arrastrar primero hacia el continente, hacia la costa Antártica o podría encerrarlo entre los hielos con lo cual podría hacérsele bastante difícil salir de acá.

No hubo ningún tipo de derrame y nosotros estamos bastante alerta para tratar de evitar cualquier situación. Creemos que si en algún momento se produce alguna situación de riesgo, vamos a tratar de intervenir más allá de lo que deseen las autoridades de Tokio. Eso también tiene que ver con una cuestión de regulación internacional de lo que es el ámbito marino y también no nos tenemos que olvidar que nosotros estamos en una zona que está bajo el Tratado Antártico, entonces bajo esas condiciones cualquier barco que se encuentre en peligro tiene que ser sacado, guste o no guste a las autoridades.

AG – Recordemos que el riesgo de un derrame de combustible en esa zona sería realmente algo trágico en la medida que por esa zona está instalada la mayor colonia mundial de pingüinos Adelie.

HPA - Exactamente. Estamos bastante cerca de esa colonia, pero no solo eso, a este buque le están quedando aproximadamente como 1.000 toneladas de combustible y no olvidemos que tiene grandes refrigeradores que utilizan productos químicos para todo lo que significa el proceso de las ballenas y la conservación de las ballenas. Entonces, un barco sin gobierno que se va hacia la costa podría tener algún tipo de derrame de combustible o mismo de estos productos químicos.

AG – Dentro de esta situación tan paradójica que se está dando, ¿ustedes se habían enfrentado en algún momento, entre comillas, con el Nisshin Marú, con este barco ballenero en otras campañas de las que hacen año a año contra la pesca de la ballena por parte de los japoneses?

HPA - Este año nosotros recién estábamos llegando al santuario cuando se produjo este hecho. Estábamos en realidad buscando a la flota ballenera que es lo que tenemos que hacer año tras año. Lo que sí te puedo contar es mi experiencia del año anterior -porque esta es mi segunda campaña acá en el santuario- y aproximadamente estuvimos manifestándonos contra el Nisshin Marú y la flota ballenera durante aproximadamente 20 días, con un pequeño intervalo desde Navidad hasta Año Nuevo.

JI – ¿Qué es lo que hacen ustedes concretamente cuando se encuentran con la flota ballenera? ¿Cuál es el objetivo que tienen?

HPA - Principalmente lo que nosotros tratamos de evitar es de que ellos puedan cazar las ballenas. Para eso nos interponemos, como decimos nosotros, entre el arpón y la ballena. ¿De qué forma? Desplegamos los gomones que tienen un sistema de chorro de agua. Por una bomba lanzamos un gran chorro de agua hacia arriba y de esa manera le provocamos una lluvia espesa al arponero. Entonces, se le hace difícil poder apuntar y poder disparar el arpón a la ballena. Nos dedicamos todo el día a seguir a los tres buques arponeros e interponemos el bote entre lo que es el arpón y la ballena. No todos los botes tienen este sistema, otros botes directamente se ponen en el camino y ya hay una cuestión de que el arponero no dispara porque hay un bote con seres humanos delante de él.

Así son las acciones que realiza Greenpeace. También, por supuesto, desplegamos carteles y banderas.

(La nota se interrumpió por un corte en la comunicación telefónica)

Documento relacionado:
Comunicado de Greenpeace acerca de esta situación

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Edición: Mauricio Erramuspe
Foto: Greanpeace.