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La comunidad internacional busca un consenso para controlar a un Irán que redobla sus amenazas nucleares

El programa nuclear iraní continúa preocupando, y cada vez más, a la comunidad internacional. Mientras surgen versiones de un posible plan de Estados Unidos para invadir Irán –desmentidas por el Pentágono-, Ahmadinejad advierte que su política "es como un tren en una vía de un sentido sin espacio para detenerse". Comentario de Elisa Lieber.

(Emitido a las 8.33)

EMILIANO COTELO:
El programa nuclear de Irán es "como un tren que viaja en una vía de un sentido, sin espacio para detenerse, sin marcha atrás, sin frenos".

Con esa contundencia, el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, anunciaba –una vez más-  su determinación de obviar las advertencias lanzadas por la comunidad internacional.

Una comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos, que declaró –siguiendo la misma línea de metáforas- que los iraníes no necesitan dar marcha atrás en su tren nuclear, sino que deben encender un botón que lo detenga.

La pregunta, claro, es si Estados Unidos estaría dispuesto a detener el tren por la fuerza, en caso que Irán no resuelva poner el freno por su propia cuenta. La pregunta latente es si Irán podría correr la misma suerte que Irak.

Elisa, aunque ya es un tema omnipresente en la agenda internacional, el asunto iraní volvió a aparecer con fuerza. El miércoles de la semana pasada, cuando venció el plazo establecido por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que Irán detenga alguna de sus actividades nucleares.

ELISA LIEBER:
Claro, recordemos que en diciembre pasado, los miembros del Consejo de Seguridad acordaron con bastante dificultad imponerle las primeras sanciones a Irán. En esa oportunidad, se le daba un plazo de 60 días a Irán para poner fin al enriquecimiento de uranio, so pena de volver a evaluar el caso.

Pero la cuestión es que Irán no sólo desoyó las demandas de esta resolución, la resolución 1737, sino que además amplió su capacidad de enriquecimiento de uranio.

EC - ¿Hay ejemplos concretos en ese sentido?

EL – Sí, un informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica confirmó que Irán no sólo no detuvo su programa, sino que puso el pie en el acelerador. Instaló miles de centrifugadoras de gas en el establecimiento de Natanz, uno de los más grandes del país. Y también prosiguió con la construcción de un reactor nuclear de agua pesada, del tipo que -indirectamente- puede ser utilizado para construir armas nucleares.

EC – Recordemos que Irán insiste en que su programa nuclear no tiene como fin último la construcción de un arma atómica.

EL – Eso dice una y otra vez. Pero las seis superpotencias –Estados Unidos, Gran Bretaña, China, Francia, Rusia y Alemania, el Grupo de los 5+1, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania- estiman que la mejor garantía de que las actividades nucleares de Irán tienen fines pacíficos, es –justamente- que Irán renuncie a enriquecer uranio.

EC – Recién hacías referencia a este Grupo de los 5+1. Un grupo que ayer se reunión en Londres y acordó conversar nuevamente el jueves.

EL – Sí, va a ser una teleconferencia en la que se va a estudiar un texto de resolución.

EC - ¿Cuáles son las propuestas principales de los diferentes países de este Grupo?

EL - Hay dos grandes bloques como estuvimos repasando en anteriores ediciones. China y Rusia, que tienen intereses económicos, energéticos y estratégicos en Irán, y apuestan a una solución diplomática. Descartan imponer sanciones más severas, que afecten sus propios negocios. China y Rusia son las principales proveedoras de Irán.

Por otro lado está el bloque de Estados Unidos, Alemania, Francia y Gran Bretaña, que quieren que se le impongan sanciones más duras en el Consejo.

Estados Unidos es el vocero de este grupo y afirma que las primeras sanciones, que incluían la prohibición de transferencia de tecnología y el congelamiento de los activos de personas y empresas iraníes, empezaron a surtir efecto al dividir a los dirigentes iraníes.

Incluso, el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, reiteró el viernes que todas las opciones, incluyendo la militar, seguían "sobre la mesa".

EC – Acá viene la pregunta del millón: ¿la opción militar se maneja con seriedad?

EL - Hay algunos datos factuales y algunas especulaciones. Comencemos por lo primero. Bush ordenó el envío de un segundo portaaviones al Golfo Pérsico. Además, Estados Unidos mostró ayer bombas, que –según el propio ejército estadounidense- son nuevas evidencias de que la insurgencia iraquí utiliza armas de fabricación iraní contra las tropas de Estados Unidos. Eso por el lado de las certezas, por llamarlas de alguna forma.

EC - ¿Y por el lado de las especulaciones?

EL -  La BBC mencionó la semana pasada un plan estadounidense para atacar Irán. Pero lo último es la versión de la revista New Yorker. Esta versión dice que Estados Unidos aumentó sus operaciones clandestinas en Irán, lo que incrementa el riesgo de una confrontación directa.

Con este escenario –dice la revista- la Casa Blanca creó un Comité en el Pentágono para planificar un ataque contra Irán que puede llevarse a cabo sólo 24 horas después de que el presidente así lo decida.

El Pentágono no desmintió la creación del Comité, pero aseguró que esa versión, la versión de un ataque militar a Irán, es errónea, engañosa y maliciosa.

Y eso es precisamente lo que esperan las fuentes consultadas por The New Yorker, que confían en que la Casa Blanca no esté tan loca como para atacar Irán en medio del caos en Irak y con los problemas que podría acarrear para los republicanos ante la campaña electoral de 2008.

Acá hay un punto importante. Muchos demócratas no apoyan el refuerzo de las tropas en Irak e, incluso, acusan a Bush de haber mentido a la hora de invadir Irak. Parece difícil que ahora puedan llegar a apoyar una invasión a Irán.

El 14 de febrero, la candidata demócrata Hillary Clinton, fue clara: "todos hemos aprendido lecciones del conflicto en Irak y hay que aplicar esas lecciones a todas las alegaciones que se hacen sobre Irán".

EC – Pero a todo esto, Irán no detiene su programa nuclear.

EL – Es más, en los últimos días la amenaza se redobló. Ayer anunció que dedicará más de 1.300 millones de dólares para la construcción de nuevas plantas nucleares durante el nuevo año iraní, que comienza el próximo 21 de marzo.

Además, el fin de semana pasado anunció que lanzó con éxito un cohete suborbital de fabricación propia. De verificarse, esto significa un avance importante en su programa balístico. Quiere decir que Irán puede construir misiles de alcance intercontinental.

El mensaje implícito es que las amenazas y los castigos no están haciendo mella, sino todo lo contrario, reforzando la voluntad de los iraníes. Además, Ahmadineyad dijo que está persuadido de que Washington no está en condiciones de meterse en otra guerra.

La cuestión es hasta cuándo puede durar esta guerra psicológica, hasta cuándo puede resistir Irán la imposición de sanciones.

EC - ¿Y qué pasaría se le imponen sanciones más duras a Irán?
 
EL - A pesar de los beneficios por la venta de petróleo, el resto de los sectores de la economía no funcionan bien. Un Comité Parlamentario iraní reportó el año pasado que las sanciones a las exportaciones petroleras iraníes, pueden forzar al país a modificar sus prioridades nacionales. En ese caso, la mayoría de los recursos deberían ser volcados a prevenir una revuelta social.

Por ahora, nadie propuso sanciones a las exportaciones petroleras, porque también dañarían a la economía mundial en su conjunto. Pero el informe parlamentario demuestra que Irán está consciente de su vulnerabilidad.

Las sanciones de otra índole, sobre todo la presión financiera unilateral de Estados Unidos y otros países occidentales, ya podrían estar teniendo impacto en una economía iraní muy debilitada. Esto genera un descontento social y –a su vez- produce divisiones políticas.

EC - ¿Cuáles son las opciones entonces?

EL – La primera es que Bush se juegue a un todo o nada y finalmente decida atacar a Irán. La segunda opción –y un poco más probable- es que Estados Unidos busque ahogar a Irán con sanciones y así generar una revuelta interna.

La tercera es que Irán resuelva sentarse a negociar –aceptando las condiciones de Estados Unidos-, pero intentando sacar un gran rédito económico, para lo cual puede estar dispuesto a tirar mucho más de la piola.