Reporte desde el infierno
"Cubrir Irak hoy es cubrir el infierno", dijo la periodista argentina Karen Maron desde Bagdad. A cuatro años de la invasión aliada, todo parece peor. Los servicios no mejoran, la gente tiene más miedo, las muertes aumentan y los enfrentamientos étnicos se agravan día a día.
(Emitido a las 8.25)
EMILIANO COTELO:
Bagdad, 20 de marzo de 2003. Las tropas aliadas lanzaban los primeros ataques sobre Irak: unos 40 misiles Tomahawk destrozaban varios objetivos elegidos especialmente en la capital iraquí. Eran las 5.35 de la mañana. Acababa de empezar la invasión a Irak.
ELISA LIEBER:
Una hora después, el presidente George W. Bush comparecía ante las cámaras de la televisión.
EC "Queridos ciudadanos, a estas horas las fuerzas estadounidenses y de la coalición comenzaron desarmar Irak para liberar a su pueblo, para defender al mundo de un daño mayor", decía Bush al anunciar el comienzo de la guerra.
ELISA LIEBER:
Apenas 20 días después, el 9 de abril, iraquíes y estadounidenses derribaban la estatua de Hussein erigida en pleno centro de Bagdad. Esta imagen, que recorrió todo el mundo, era un símbolo de la caída del régimen de Saddam Hussein, quien sería capturado a fines de ese año cerca de Tikrit.
EC - Pero lo que prometía ser el comienzo de una etapa de transición pacífica se convirtió en un espiral de violencia, con atentados y enfrentamientos sangrientos diarios.
EL - Según la revista británica Lancet, en cuatro años de guerra unos 600.000 iraquíes perdieron la vida, al igual que 3.200 militares estadounidenses.
EC - Para saber qué balance se hace en el terreno, cómo están las cosas hoy a cuatro años allí mismo en Bagdad, estamos en contacto con la periodista argentina Karen Maron.
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Karen, cuéntanos qué hora es allí, qué condiciones hay en materia de tiempo. ¿Cómo está Bagdad en este momento?
KAREN MARON:
Tenemos seis horas de diferencia. Hoy ha amanecido más soleado después de varios días de estar nublado y con muchísimo frío, cosa que es bastante inusual en esta época del año. Y con toda esta expectativa de cumplirse 1.440 días del momento en que fue invadido este país.
Se está llevando a cabo un plan de seguridad, en las calles pudimos observar retenes o puestos de control o check points cada 50 o 100 metros e integrados por policías y militares iraquíes, con muy poca presencia de militares estadounidenses o de otros países que forman parte de la coalición militar que llegó al país hace cuatro años.
EC - Este es tu séptimo viaje a Irak, el primero fue cuando se cumplió el primer aniversario de la invasión. ¿Qué diferencias notas? ¿Qué cambió desde entonces? ¿Qué percepción tienes sobre la situación en el terreno hoy?
KM - Es muy interesante la pregunta, cuando uno llega a Bagdad ve (y desearía que eso no sucediera) que esto se va deteriorando día a día. Te repetiría las mismas crónicas que hice en años anteriores: la energía eléctrica se corta cada dos horas, no hay agua potable, no llegan las medicinas, hay un 65% de deserción escolar, han aumentado las enfermedades, han aparecido otras. Es la misma crónica que hice en situaciones anteriores.
Ahora han salido nuevas encuestas que estando aquí no es necesario tener a mano porque lo que dicen se percibe cotidianamente en el trato con los iraquíes. Se habla de que siete de cada diez iraquíes sufren lo que se denomina estrés postraumático por guerra. La gente sigue teniendo esperanza, hay algo que la impulsa, que es el sentido de la supervivencia, de seguir desarrollándose, de seguir preservándose, pero en este cuarto año de la invasión se perciben un temor, un miedo, una inseguridad mucho mayores que en los viajes anteriores.
Ayer hablaba con una mamá iraquí cuyo testimonio es muy ejemplificante. Decía que siente tanto miedo que a veces acuesta a todos sus niños en la misma habitación con ella por si estalla un carro bomba o los asaltan, así al menos morirán todos y ella no sufre, pero otros días se dice "voy a repartir a mis niños en diferentes habitaciones, para que por lo menos alguno se salve", y hablaba del temor constante que tiene de que sus niños vayan a la escuela y de que su esposo, que es profesor universitario, vaya a la universidad de Bagdad, donde se producen atentados en forma constante, del temor de salir a la calle.
Hay una cosa muy importante, nueva con relación a otros viajes: se está generando un Estado policial que parte desde las propias bases. Esto es incentivado por políticos y por algunos clérigos que les dicen a sus seguidores que controlen a sus vecinos, al chiíta que controle a su vecino sunita, al sunita que controle a su vecino chiíta. Aunque se resisten a hablar de una guerra civil por el tema de los matrimonios mixtos y la convivencia pacífica, las diferencias sectarias son cada vez mayores.
EL - En cuanto a diferencias sectarias lo más fresco es la ejecución esta madrugada del ex vicepresidente iraquí, Taha Yasin Ramadan, el número tres del régimen de Saddam Hussein. ¿Cómo se vive esta ejecución, esta diferencia que sigue habiendo entre sunitas y chiítas?
KM - Por un lado los kurdos instalados en el norte del país y los chiítas viven este momento con una gran alegría, consideran que estas ejecuciones hacen justicia por el sometimiento que han soportado. Pero cuando hablamos con los sunitas nos dicen "es una afrenta más, esto no aporta a la pacificación, a los acuerdos".
La ejecución de Saddam Hussein (que tuvo todo un simbolismo muy especial porque a la horca van los que son considerados delincuentes en los países árabes, es el deshonor total) se produjo un día sagrado para los musulmanes sunitas, en el Día del Sacrificio, y esta nueva ejecución se produce en el día en que se conmemora el cuarto aniversario de la invasión. Esto separa más, todos estos hechos tienen un gran simbolismo que dificulta cualquier tipo de pacificación. Entonces por un lado hay una gran alegría y se habla de justicia, y por el otro lado se lo toma como venganza y las posiciones se endurecen aun más.
Ramadan había sido condenado a cadena perpetua, y no sólo Yiman Raitzboit había apelado (obviamente no puede apelar legalmente, pero se había manifestado en contra), también lo hizo Naciones Unidas. Hubo muchísimas irregularidades en el juicio, de todas maneras hoy a las tres de la mañana, en presencia de un fiscal, de sus abogados y de algunos funcionarios del gobierno que intentaron ser más prolijos que en la ejecución de Saddam Hussein, Ramadan fue ejecutado.
EL - ¿Cómo viven los iraquíes? ¿Cuál es el sentimiento que percibís en las calles? ¿Cuáles son las perspectivas de pacificar a Irak? ¿Sienten que hay esperanzas o esto ya es un campo de batalla?
KM - Una cosa son los discursos, los deseos, y otra son los hechos que se viven sobre todo en Bagdad. A Irak lo tenemos que dividir, los kurdos, que están en el norte, dicen estar mejor que antes de la caída del régimen (obviamente tienen el paraguas de Estados Unidos, de Inglaterra y de Israel), en esa zona tan particular que es Kirkuk, a 290 kilómetros de Bagdad, una zona sumamente conflictiva, árabes y kurdos están en combate constante porque están luchando por la autonomía, aunque el motivo es la gran cantidad de riqueza petrolera. Por otro lado los chiítas, en el sur, están en contra de la ocupación en forma total pero dicen sentirse esperanzados. Hay que tener en cuenta que su clérigo Alí al Fiscani emite todo el tiempo fatuas y habla de la pacificación, están muy pendientes de eso.
Los que están más comprometidos y se sienten más vulnerables son los sunitas, que eran los grandes privilegiados durante el régimen de Saddam Hussein y hoy son los que emigran y los que sienten la mayor presión por parte de diferentes grupos. Los chiítas son el blanco predilecto de los sunitas de Al Qaeda, que los consideran ateos y apóstatas, por eso se producen grandes atentados en las mezquitas chiítas y sobre todo en el sur de Bagdad. El sur de Irak está más pacificado en zonas como Nakat y Bazora. O sea que no podemos hablar de una opinión unificada, aunque el 100% coincide en que las tropas de ocupación son las responsables de esta situación de inseguridad y de caos que está viviendo Irak.
EC - ¿Qué ha ocurrido en cuanto a la reconstrucción de la infraestructura que se fue dañando en la invasión misma y luego como consecuencia de atentados y distintos enfrentamientos?
KM - Cuando se produjo la invasión se apuntó a objetivos fijos y eso está tal cual quedó hace cuatro años. Hay edificios que están obsoletos pero lo más importante es la infraestructura en lo que tiene que ver con los servicios. Empresas estadounidenses han firmado contratos por billones de dólares para la reconstrucción de Irak y sin embargo cuando llegamos aquí (y eso es consecuencia de la falta de agua, de gas, de combustible) ningún servicio ha sido reconstruido.
EC - ¿Qué pasa con las telecomunicaciones? ¿Por qué vía estamos en comunicación contigo en este momento?
KM - Podemos utilizar teléfonos móviles o satelitales, me resultaría imposible desde un teléfono fijo en Irak comunicarme con ustedes. Así era hace cuatro años y sigue siendo ahora. No es difícil, es imposible, en Irak la gente está incomunicada con el exterior. Ahora se ha instalado una nueva empresa de teléfonos móviles, así que los iraquíes solamente se pueden manejar de esa manera y contactarse con el exterior, que es lo fundamental. De la misma manera nos podemos comunicar nosotros, por teléfonos móviles o satelitales.
EL - ¿Cuál es tu sensación al llegar a Bagdad, al caminar por las calles de Bagdad? ¿Qué es lo que sentís, una fotografía del lugar?
KM - Siento una gran tristeza, en cada viaje veo que esto no se ha solucionado y cómo impacta directamente sobre los seres humanos. Se ve muy claramente cómo la gente va envejeciendo, se va deteriorando en una forma anormal, no biológica, cómo va perdiendo las esperanzas y cómo después de estos cuatro años de atentados y de asesinatos colectivos en cada familia hay un muerto, si no es un muerto producido por el régimen de Saddam Hussein es un muerto producido por la ocupación. Eso va generando mucho dolor, cada familia tiene uno, dos o varios muertos.
Con respecto a caminar por las calles de Bagdad, la situación de peligro para los periodistas es absoluta, siempre fuimos objetivos militares, sobre todo desde hace tres años cuando comenzaron los secuestros y las decapitaciones. No puedo caminar por las calles de Bagdad como lo hacía antes, la rutina de trabajo se hace muy diferente. Soy absolutamente contraria a lo que se denomina periodismo de presencia, eso de que es mejor estar que no estar, son cuestiones a discutir. Uno utiliza diferentes metodologías, está con su chofer, con su traductor, deja la seguridad en el chofer y el traductor, aunque en muchos casos lamentablemente ellos han dicho "por nosotros mismos jamás los vamos a entregar, pero si nos presionan para que entreguemos al periodista a cambio de un hijo, no vamos a pensarlo". Imagínense en qué condiciones estamos trabajando los poquitos que estamos aquí, con mucha atención, con mucha presión no sólo por el ambiente que nos rodea con el estallido de los carros bomba, por los atentados, las matanzas selectivas, los secuestros, sino también por eso de que la persona en la que uno más confía puede ser presionada y entregar al periodista que está trabajando. Por eso es mínima la cantidad de periodistas que hay en Irak en este momento trabajando. Uno va trabajando punto por punto, sale de un hotel hasta una cita o una entrevista concertada confiando que se utilizarán rutas seguras para evitar el secuestro y sus consecuencias. Cubrir Irak hoy es cubrir el infierno, sigue siendo el lugar más peligroso para la prensa.
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Edición: Mauricio Erramuspe