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Estados Unidos: una batalla a dos frentes para la administración Bush

Además de la guerra de Irak, que enfrenta a republicanos y demócratas en el Congreso, la administración Bush sumó otro frente. Ahora se la acusa de manipulación política en el Poder Judicial. Desde Boston, el corresponsal Roberto Porzecanski, describió esta pelea a dos puntas que algunos ya comparan con las de Vietnam y Watergate de Richard Nixon.

(Emitido a las 8.29)

EMILIANO COTELO:
En Estados Unidos está planteada una batalla a dos frentes para la administración Bush.

Desde noviembre, cuando los demócratas tomaron el control del Senado y de la Cámara de Representantes, en Estados Unidos se veía venir una confrontación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.

La semana pasada esa confrontación llegó con toda fuerza y se dio en dos frentes.

ELISA LIEBER:
Sí, uno esperable, la guerra en Irak, y otro sorpresivo, la manipulación política del Poder Judicial.

EC - Vamos a conocer los detalles de estos conflictos, vamos a analizar su significado, para lo cual estamos en contacto con Roberto Porzecanski, corresponsal de En Perspectiva desde Boston, Massachussets.

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Roberto, ¿cómo está el tiempo por ahí?

ROBERTO PORZECANSKI:
Está empezando a llegar la primavera, finalmente. Hoy esperamos una máxima de 17ºC.

EC - Comencemos por el primero de estos frentes de batalla: la guerra en Irak. ¿En qué está ese debate entre el Ejecutivo y el Congreso de Estados Unidos?

RP - Inmediatamente después de las elecciones el debate se centró en el Congreso, en discutir resoluciones sin efecto directo que reprobaban el plan del presidente de enviar 20.000 soldados adicionales a Irak. En la última semana, sin embargo, ante la necesidad de autorizar fondos adicionales para la guerra, la discusión se centró en si se debían aprobar esos fondos y en qué condiciones. El tema de fondo es que si bien los demócratas, que ahora controlan el Congreso, quieren terminar la guerra en Irak, no pueden exponerse políticamente a desfinanciar a las tropas que están peleando la guerra.

EC - ¿Entonces?

RP - Introdujeron en la Cámara de Representes una resolución que aprueba los fondos adicionales (casi 125.000 millones de dólares) para las guerras en Irak y en Afganistán pero que a la vez establece un cronograma para retirar totalmente las tropas de Irak en agosto de 2008. Juntar los votos para aprobar esta medida no fue fácil. La resolución fue aprobada por 218 a 212 votos, un margen minúsculo.

EC - ¿Por qué fue tan difícil aprobar la medida?

RP - Catorce demócratas se opusieron, la mayoría de ellos por no estar de acuerdo con aprobar ningún tipo de fondo adicional y no retirar las tropas inmediatamente, y otros por considerar, al igual que los republicanos, que no era adecuado establecer un límite fijo para retirar las tropas; dos republicanos votaron con la mayoría demócrata, aduciendo un mandato electoral para hacerlo.

De todos modos, el liderazgo demócrata estuvo hasta los últimos minutos intentando alcanzar los votos suficientes. Para hacer el proyecto de ley más atractivo para algunos congresistas tuvo que incorporar algunas medidas no directamente relacionadas con la guerra.

EL - ¿Cómo sigue el debate ahora?

RP - Por un lado en el Senado, que todavía tiene que aprobar su versión de esta misma ley. Allí parece que los republicanos tienen los votos para sacar del proyecto el cronograma de retiro de tropas, lo que generaría un conflicto entre la versión de la Cámara de Representantes y la del Senado. A eso hay que sumarle la reacción del presidente Bush.

El presidente estadounidense dijo que "por una ajustada mayoría la Cámara de Representantes había abdicado de su responsabilidad al aprobar un proyecto de ley de gastos de guerra que no tiene posibilidad alguna de transformarse en ley y que no nos acerca en nada a nuestro objetivo de darles a las tropas los recursos que necesitan para hacer su trabajo".

En ese corto audio de Bush hay dos cosas importantes para comentar.

EL - ¿Cuáles son?

RP - En primer lugar, que si esto se transformara en ley Bush lo vetaría, algo que ha hecho con sólo una ley en los seis años que lleva en la Casa Blanca. Los demócratas no tienen, en ninguna de las cámaras, los votos para sobreponerse a un veto del presidente.

EL - ¿Y en segundo lugar?

RP - En segundo lugar, Bush está siendo consistente con lo que ha sido la estrategia dominante de la mayoría del Partido Republicano: mostrar cualquier intento de terminar la guerra en Irak como un abandono a las tropas americanas. Políticamente los demócratas que están transitando por un camino muy delicado, ya que están, por un lado, tratando de cumplir con la promesa con la que fueron electos en noviembre, terminar la guerra pero, por otro lado, tienen que cuidar de no exponerse demasiado en lo que tradicionalmente ha sido su punto débil cuando la campaña electoral hacia las elecciones de 2008 está totalmente en marcha: mostrarse frágiles en defensa.

EL - ¿Qué pasa si Bush finalmente veta la ley y decide que aquí se termina de fijar plazos? ¿Qué pasa con el tema de la financiación? Porque están atadas una y otra.

RP - La discusión vuelve a fojas cero, los fondos no son aprobados, y el secretario de Defensa ha dicho que si los fondos no son aprobados (si Bush veta la ley, que es lo más probable) el ejército va a tener que hacer cortes significativos en sus operaciones en Irak y en Afganistán.

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EC - Pasemos al otro foco de conflicto entre republicanos y demócratas: el escándalo generado por el despido de ocho fiscales federales. ¿Qué fue lo que desató esta controversia?

RP - La controversia no fue desatada por los despidos en sí mismos, algo que está totalmente dentro de la potestad del presidente y que todos los presidentes hacen, sino la razón que parece estar detrás.

EC - ¿Cuál es esa razón?

RP - Es una purga política. Estos fiscales, que fueron designados por el propio presidente Bush y que se identifican como republicanos, aparentemente fueron despedidos por no promover enérgicamente los intereses políticos del presidente y del partido en casos de fraude electoral y de corrupción, entre otras cosas. El Departamento de Justicia alegó que los despidos habían sido por razones de baja performance, lo que desató la reacción de los despedidos, que querían defender su prestigio.

Para agravar aun más la situación, Alberto Gonzales, el ministro de Justicia, al principio dijo que no había estado involucrado en los despidos, pero desde entonces se han conocido documentos que parecen indicar que sí estuvo directamente involucrado.

Lo interesante de este caso es que la Casa Blanca ha actuado a la defensiva, reconociendo el nuevo balance de poder.

EL - ¿A qué te referís?

RP - A que, por ejemplo, ha puesto a disposición una cantidad sin precedente de documentos para que los demócratas analicen, intentando calmar las aguas. Los demócratas, sin embargo, no se dan por satisfechos y quieren ver qué grado de involucramiento en la materia tuvieron los asesores más cercanos al presidente.

Además de pedir la renuncia de Gonzales, se proponen llamar a testificar a Karl Rove y Harriet Meyers, dos de los asesores más cercanos al presidente, y a varios funcionarios en el Departamento de Justicia. Bush, consciente del creciente peso político del tema, aceptó permitir que sus asesores hablen con legisladores, pero solamente a puertas cerradas, sin que haya registro de las conversaciones y sin estar bajo juramento.

EL - ¿Y esa oferta alcanzó? Parecen demasiadas las condiciones.

RP - No, no alcanzó, y los demócratas votaron por obligar a los asesores del presidente a testificar bajo juramento, un poder que tienen ahora por ser mayoría en el Parlamento. Bush dice que no lo va a permitir y que va a defender su derecho a proteger la confidencialidad de las conversaciones que tuvo con sus asesores hasta la Suprema Corte de Justicia, si fuera necesario. Es por esto que aquí se habla ya de una incipiente crisis constitucional entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

El problema para Bush, que está cada vez más solo, es que muchos republicanos se han aliado con los demócratas en este tema.

EC - ¿Entonces?

RP - Para el deleite de los que compran a Bush con Nixon, el presidente ahora, además de tener su propio Vietnam en Irak, tiene su propio Watergate en el escándalo de los fiscales despedidos. Está por verse si la comparación no es exagerada.