Entrevistas

ETA amenaza con nuevos atentados

La banda terrorista ETA volvió a aparecer en escena exigiendo la participación de la izquierda radical en los comicios del País Vasco. Si bien el gobierno parecía dispuesto a permitir de algún modo esa participación, esta exigencia lo puso entre la espada y la pared ya que no puede ceder al reclamo terrorista. Según el periodista Javier Ortiz, el mayor problema está en que "ETA no parece que realmente se haya dado cuenta que tiene que desaparecer del mapa".

(Emitido a las 8.35)

EMILIANO COTELO:
Nos vamos a España, donde ETA volvió a irrumpir en la escena local. Esta vez, este grupo terrorista separatista no apareció con un acto violento sino con una demanda, aunque el planteo incluye también una amenaza.

Por un lado, ETA exigió que en las elecciones regionales de mayo se permita la participación de su brazo político, la izquierda nacionalista radical.

Y, por el otro, advirtió que si su brazo político no es autorizado a participar en los comicios, el proceso de paz corre grandes riesgos de naufragar.

Elisa, antes de pasar al análisis, me parece importante detenernos en este anuncio que realizó ETA el domingo pasado.

ELISA LIEBER:
La primera aclaración es que los medios en general, y los españoles en particular, hacen referencia a un comunicado del grupo ETA. En realidad se trató de un mensaje divulgado en una entrevista bastante extensa que concedieron dos militantes encapuchados al diario de Bilbao Gara. O sea, es un comunicado divulgado a través de una entrevista.

La nota fue publicada en coincidencia con el "Día de la Patria Vasca".

EC - ¿Podemos repasar brevemente el contenido de esta entrevista o comunicado?

EL - Lo central es lo que tú decías en la introducción. ETA exige que los nacionalistas vascos de izquierda puedan participar en las elecciones regionales, previstas para mayo en el País Vasco. Recordemos que el Batasuna, el brazo político de ETA, está ilegalizado. Ahora, se constituyó un nuevo partido, el ASB, Abertzale Sozialisten Batasuna.

Ahora bien, la Fiscalía del Estado presentó al Tribunal Supremo de España una demanda para que se prohibiera la constitución de este nuevo partido, al entender que en realidad escondía una versión nueva del Batasuna.

El partido tiene hasta el final de esta semana para argumentar por qué no debe ser considerado ilegal. Por eso, ETA está haciendo este llamado ahora, que la oposición considera una amenaza: "o nos permiten participar en las elecciones o el proceso de paz corre grandes riesgos"

EC - Pero de hecho, el proceso de paz ya está bastante endeble.

EL - En la entrevista, ETA acusa al Partido Socialista, de Zapatero, y al Partido Nacionalista Vasco, de interferir con el proceso de paz; los acusa de la situación tan endeble. Lo que dicen es: nosotros no burlamos el proceso de paz, sino el gobierno.

EC - Es difícil pasar por el alto el atentado contra el Aeropuerto de Barajas a fines del año pasado. Un atentado en el que murieron dos personas y que tuvo lugar mientras había un alto al fuego.

EL - Lo que dice ETA en su comunicado –al igual que en el emitido después del atentado- es que lo ocurrido forma parte de su estrategia. "Con el atentado de Barajas ETA no ha roto nada. Fue una acción destinada a influir para que el proceso de paz avanzara sobre bases más sólidas", dicen.

Aquí vamos a lo que decíamos antes, la acusación contra el gobierno. En la entrevista sostienen que, pese a esa "acción" en Barajas, el llamado "proceso de paz" sigue "bloqueado por culpa de los partidos políticos españoles, que no han alcanzado un acuerdo". Y aseguran que están defraudados porque "existía un compromiso de distensión entre el gobierno español y ETA".

EC - Sin embargo, hace algunos días, el gobierno español hizo algunas concesiones al grupo ETA, precisamente al etarra preso más famoso, Juan Ignacio de Juana Chaos.

EL - Sí, quizá alguien vio las fotos de Juana Chaos en Internet o en la televisión. Juana Chaos, sobre quien pesan 25 muertes en atentados, comenzó una huelga de hambre que lo dejó al borde de la muerte. Y, hace algunos días nomás, el gobierno le concedió algunos beneficios en su régimen de prisión. Esta medida le valió un desgaste popular enorme al gobierno. Y a su vez, ETA dijo que fue un "gesto del gobierno que llegó demasiado tarde".

EC - ¿Y cuáles fueron las reacciones del gobierno y del espectro político en general ante esta entrevista realizada a los miembros de ETA?

EL - En líneas generales, hubo un repudio general a que la banda siga echando las culpas afueras y no sea capaz de abandonar la violencia. En ese escenario, hubo algunos matices. El gobierno reaccionó con bastante parquedad y dijo que no hará declaraciones hasta que la ETA anuncie que abandona la violencia.

El opositor Partido Popular dijo que esto es un chantaje de la banda, que sabe que con este "gobierno socialista débil" esto funciona, como ya funcionó con De Juana Chaos. Pero dicen que no se puede permitir que agrupaciones ilegales participen en elecciones, dijo su secretario, Ángel Acebes.

Hubo un matiz interesante en el nacionalismo moderado del Partido Nacionalista Vasco, que ejerce el gobierno regional. Su titular, Juan José Ibarretxe, reclamó la condena de la violencia de ETA, a la vez que hacía un guiño para que se permita la participación de la izquierda radical en las próximas elecciones regionales.

EC - Estamos en comunicación con el periodista Javier Ortiz columnista del diario El Mundo y analista político de la radio y la televisión vasca.

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Javier, ¿qué importancia le han adjudicado ustedes, o le adjudica usted en particular, a este comunicado con forma de entrevista que ha dado a conocer ETA?

JO – Efectivamente no se puede decir exactamente que sea un comunicado, es una entrevista en buena parte de estilo indirecto que efectivamente fue supervisada y aprobada por la dirección de ETA. Se puede entender también como un comunicado.

Pero en todo caso el fondo esencial de ese largo parlamento de ETA es la pretensión de supeditar la continuidad de sus actividades armadas a diversas exigencias que va planteando sucesivamente. La más inmediata es que se permita la participación de la izquierda nacionalista radical y de su organización, que va cambiando sucesivamente de nombre pero es siempre la misma. Batasuna es la más reciente de las denominaciones.

Esa exigencia muchos consideramos que no sólo es inaceptable por razones de principio sino que además es políticamente muy torpe porque en la medida que se plantea tal exigencia prácticamente impide que el gobierno de Madrid busque la manera de acomodar la participación de esa parcela de la opinión pública y política vasca en las elecciones. Si lo hace, va a ser acusado inmediatamente por la derecha de haber cedido al chantaje.

EC – ¿Pero había disposición en el gobierno para terminar autorizando de alguna forma la participación del brazo político de ETA en las elecciones?

JO – El gobierno, como buena parte de la opinión pública, como la mayoría parlamentaria y como yo mismo, considera que hay un sector de la sociedad vasca que puede ser del orden entre 15 y 20% que está con esa opción política y que en consecuencia hay que buscar el modo de que participe en las elecciones para expresarse y participe también en las discusiones de todo tipo, incluyendo el Parlamento vasco y también los ayuntamientos y todos los órganos de poder intermedio.

¿Por qué? Pues por razones elementales de democracia. El 20% de la población no puede ser silenciado. A la vez, lo que no se puede admitir es que ese sector imponga sus condiciones a los demás. Se aprobó una Ley de partidos en tiempo pasado que fue un error. Así lo pensamos muchos y buena parte del gobierno también.

Esa ley plantea una serie de exigencias y habría dudas sobre su constitucionalidad. En concreto había la intención de orillarla o de hacer algo para que de todos modos se pudieran presentar. Lo que pasa es que metidos en la dinámica en que se ha entrado, pues el gobierno ahora lo tiene muy difícil.

EC – Ayer por otro lado, Europol la Oficina de la Policía Europea divulgó un informe que da cuenta que ETA durante la tregua recuperó su capacidad para perpetrar ataques de manera coordinada y contra objetivos de alto perfil. Entonces, la pregunta es: ¿ETA realmente quiere participar en las elecciones del País Vasco o está buscando una excusa para volver a llevar adelante acciones armadas?

JO – Yo comprendo que con la distancia las visiones hay que simplificarlas, no se puede entrar en la complejidad de los problemas que están a tantos miles de kilómetros porque si no la opinión pública de su propio país se volvería "tarumba", pero exactamente no se puede decir que Batasuna sea la correspondencia en el plano político de lo que es ETA.

Dentro de Batasuna hay sectores amplios que no son partidarios de la lucha armada, que son incluso hostiles a ella, hay un debate interno muy fuerte sobre ello, es decir que si se presenta o no se presenta Batasuna no es que se presente ETA con un nombre político, es más complejo.

El problema que hay es que hace tiempo ya los líderes de Batasuna -que por cierto acaban de decir hace muy poco que la vía armada no conduce a nada-, sostuvieron que había que plantear dos tipos de plataformas de discusión. Una discusión entre políticos sobre el futuro del País Vasco, que debería realizarse entre partidos políticos, fuerzas sociales, legales todas ellas, y que ETA lo que tenía que hacer era discutir con el gobierno español las modalidades de su desarme y de su desaparición de la escena.

ETA, pese a eso, y en contra de la opinión de esos líderes de Batasuna, se empeña en dictar sus reglas políticas al conjunto de la sociedad, presumiendo derechos que nadie le ha elegido para semejante tarea. Y dentro de esas estrambóticas posiciones que mantiene, una de las más grotescas en realidad y sería hasta cómica si no fuera tan trágica, es que se permite afirmar que es factible mantener una tregua y matar.

Llega a un punto de disparate tal que dice: "No, no, nosotros no hemos roto la tregua, sencillamente hicimos un atentado porque nos pareció oportuno". Bueno muy bien: hicieron un atentado y en consecuencia rompieron la tregua. El nivel de credibilidad de su palabra cada vez que dicen que están dispuestos a adoptar compromisos, a estas alturas es prácticamente nulo. Ha demostrado su capacidad para comprometerse a una cosa y hacer la contraria.

EC – Entonces, ¿hay un interés genuino por lograr la participación de su brazo político en las elecciones o se está buscando un motivo para volver a la violencia?

JO – Para practicar la violencia en general no se busca ningún motivo, la practica y ya está. A la vez sí tiene interés en que haya una participación, una participación tutelada, de su brazo político.

Pero lo esencial en este asunto, más que el interés de ETA, es el interés social, del que creo que participa el conjunto de las fuerzas políticas españolas con la excepción del Partido Popular, el partido de la derecha, que es muy importante en el conjunto de España aunque en el País Vasco sea un partido mucho menor. ¿Y por qué? Pues por la razón que daba antes, es decir, que todos consideramos que la normalización política, la conversión del País Vasco en una zona perfectamente normalizada con cánones democráticos, exige que todos los sectores de la población -incluyendo los que tienen posiciones separatistas o radicales en otros terrenos, encuentren su representación si es que hay quien les vota.

EC – En definitiva, ¿cómo queda el proceso de paz con este nuevo episodio?

JO – Pues muy mal. Solemos decir los que tenemos más experiencia en esto, que cuando las cosas parece que están horriblemente mal, nunca están tan mal como parecen y que cuando parece que están bien, nunca están tan bien como parecen.

En este caso, después de bastantes meses, desde marzo hasta diciembre del pasado año, parecía que las cosas estaban muy bien y en realidad no estaban tan bien. Ahora parece que están muy mal y quizá no están tan mal. Pero sí están mal. Es decir que las posibilidades de romper con el círculo vicioso que plantea las exigencias de ETA y la falta de posibilidades de darle esa acogida bajo ningún concepto dentro de los planteamientos generales que rigen en España, la distancia entre unas posiciones y otras es tan grande que se lee mal cómo llegar a un compromiso sobre todo porque ETA no parece que realmente se haya dado cuenta que tiene que desaparecer del mapa.

EL – Por último, ¿el gobierno de Zapatero tiene algún arma, alguna herramienta como para darle cabida a este brazo político de alguna parte de ETA en estas elecciones de mayo próximo?

JO – Me da la sensación de que ya para estas próximas elecciones la cosa va a estar difícil. Yo haría un planteamiento más estratégico, más a mediano plazo. Además según las encuestas realizadas a escala de toda España, la mayor parte de la población española quisiera llegar a una solución negociada lo menos traumática posible a la cuestión de ETA y acabar con la violencia aunque hiciera falta hacer algunas concesiones obviamente menores.

El gobierno es fuerte en ese sentido, interpreta bien el deseo mayoritario, pero de cara a estas próximas elecciones y mientras ETA esté en una posición así, me parece difícil que se llegue a nada concreto.

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Edición: Mauricio Erramuspe