Misiles y calentamiento global en la cumbre del G-8
Las siete democracias más industrializadas del mundo y Rusia se reúnen este miércoles en Alemania. Y dos conflictos parecen excluyentes. El primero, el que tienen Rusia y Estados Unidos por el proyectado "escudo antimisiles" en Europa Oriental. El segundo: el de Europa y Estados Unidos sobre cómo combatir el calentamiento global. Contacto con Roberto Porzecanski, corresponsal en Boston.
(Emitido a las 8.29)
EMILIANO COTELO:
Cuando mañana los jefes de gobierno de los ocho países más industrializados del mundo, el G-8, se reúnan en Alemania, dos conflictos acapararán toda la atención. El conflicto entre Rusia y Estados Unidos a raíz del proyectado escudo antimisiles, y el conflicto entre Europa y Estados Unidos sobre cómo combatir el calentamiento global.
Para conocer más en detalle la naturaleza de estos conflictos, el contacto será con Roberto Porzecanski, corresponsal de En Perspectiva en Estados Unidos.
***
Roberto, empecemos por el enfrentamiento Estados Unidos-Rusia. Repasemos de qué se trata.
ROBERTO PORZECANSKI:
El enfrentamiento se desata por los planes de Estados Unidos de instalar un escudo antimisiles apoyado en algunos países de Europa del Este. En particular Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, ha dicho que los planes de Estados Unidos representan un reinicio de la carrera armamentista en Europa.
Además, Putin dijo que si Estados Unidos sigue con sus planes, Rusia no tendrá otra alternativa que dirigir misiles hacia Europa Occidental.
EC - Un lenguaje que a todos nos ha hecho recordar lisa y llanamente los tiempos de la guerra fría.
RP - Absolutamente, parecería que estamos hablando de la crisis de los misiles, que si Estados Unidos instala misiles en Turquía, la Unión Soviética tiene que instalar misiles en Cuba.
EC - Sin embargo, Estados Unidos sostiene que el objetivo de esos misiles que va a instalar en Polonia y del sistema de radares que va a instalar en la República Checa es detener potenciales ataques provenientes de Irán. Entonces, ¿cómo se entiende el límite al que está llegando este conflicto?
RP - La referencia que hacíamos antes a la guerra fría es crucial. El principal problema es que Estados Unidos está involucrando en este proyecto a dos países Polonia y la República Checa- que en tiempos de la guerra fría estaban en la órbita soviética y que ahora no solo son miembros de la Unión Europea sino también de la OTAN.
En un contexto en que el poder de Rusia lentamente se está reconstruyendo, empujado por los precios del gas y del petróleo, la posición de Putin busca claramente intentar recuperar un espacio perdido de poder e influencia en Europa del Este.
En enfrentamiento es, entonces, el resultado de que Estados Unidos está actuando sobre la base de su percepción de la realidad presente y futura, en la que las amenazas provienen de Medio Oriente, y los países que pertenecían a la esfera soviética están totalmente integrados al mundo occidental. Rusia, por su parte, está intentando reestablecer parte del mundo que pasó, en el que el balance de poder le era mucho más favorable que en el actual.
EC - ¿Esa es la única dimensión del conflicto Estados Unidos-Rusia que se está dando en estos días?
RP - En realidad no, también hay un conflicto entre Rusia y los siete miembros restantes del G-8 acerca del estatus definitivo de Kosovo. Los siete miembros restantes del G-8 planean obtener en la reunión en Alemania un consenso sobre la independencia definitiva de esta República de la ex Yugoslavia, pero Rusia se opone.
Los dos temas de los que estábamos hablando no solo están relacionados en la medida en que las dinámicas en juego son similares, algo que tiene que ver con un país de la ex órbita soviética y el mundo occidental involucrado en ellos, sino también porque es posible que Rusia esté intentando jugar fuerte en el escudo antimisiles para obtener concesiones acerca del futuro de Kosovo.
EC - Vale la pena tener en cuenta ese detalle. Es interesante que en este contexto Bush y Putin no solo se verán las caras en la cumbre del G-8 en Alemania, sino también Washington, cuando Putin visite Estados Unidos en la primera semana de julio.
RP - Sí, es que Bush ha tenido, a lo largo de su mandato, en general una muy buena relación con Putin, a quien solía referirse simplemente por su primer nombre, Vladimir. Incluso en un debate previo a las elecciones dijo que había visto dentro de su alma que podía trabajar con él.
Además, Estados Unidos está intentando bajarle las revoluciones a este conflicto ignorando referencias a una nueva guerra fría. Lo menos que necesita la administración Bush es abrir otro frente de batalla y agregar uno más a la larga lista de países con los que las relaciones son, por decirlo de manera sutil, difíciles.
***
EC - Esta cumbre de los ocho en Alemania tiene otro conflicto delicado en juego, el conflicto entre Estados Unidos y Europa acerca de cómo combatir el calentamiento global.
RP - Es interesante, porque el conflicto del que hablábamos antes es un conflicto que claramente pertenece al conjunto de los conflictos tradicionales en relaciones internacionales, mientras que el conflicto acerca de cómo combatir el calentamiento global pertenece, sin duda, al tipo de conflictos que veremos cada vez más en el futuro.
EC - ¿Y de qué se trata? ¿Cómo está planteado?
RP - Lo primero que es importante señalar es que los gobiernos de Estados Unidos y Europa han tenido, en particular desde que George Bush es presidente, dos visiones muy distintas sobre la naturaleza del problema que llamamos calentamiento global y sobre las medidas que es necesario tomar para hacerle frente. La manifestación más clara de esto es la negativa de Estados Unidos a buscar la ratificación del Protocolo de Kyoto.
El actual conflicto se desató porque Estados Unidos no apoya la última propuesta de Europa para abordar el tema, una propuesta que fue articulada recientemente por Angela Merkel, la canciller alemana y anfitriona de la reunión del G-8. Merkel tiene toda la intención de transformar este tema en el tema central de la reunión.
EC - Y Bush, sin embargo, se anticipó y hace muy pocos días lanzó su propia propuesta.
RP - Sí, algo que no deja de ser un cambio drástico en la política de esta administración. Que Bush reconozca la existencia del problema, la importancia de solucionarlo e intente asumir el liderazgo del proceso es un quiebre muy importante con el pasado.
EC - Y eso, el quiebre en la conducta de Estados Unidos en esta materia, ¿cómo se explica?
RP - Es una señal de que estamos ante un emergente consenso político global sobre el problema del calentamiento global. Un consenso para el que, irónicamente, Al Gore tanto ha trabajado.
Además, por razones distintas, las tres bases de soporte del Partido Republicano, que son la derecha religiosa, los halcones en política exterior y las corporaciones, lentamente se han ido alineando en la posición de que hay que solucionar el problema.
Y finalmente hay una señal de que Bush está preocupado por su legado, está llegando a lo que en Uruguay llamaríamos "Estación Carnelli".
EC - ¿Cómo es eso?
RP - Queda menos de dos años para el final de su administración, se da cuenta de que no hay forma de que la guerra en Irak sea positiva y está intentando dejar su marca en otras dimensiones. Este intento, más el intento de reformar las leyes de inmigración, con la oposición de gran parte de su partido, son señales de que quiere dejar algún legado positivo.
EC - Anotabas que lo que ha hecho Bush en estos días marca un quiebre con el manejo tradicional del gobierno de Estados Unidos del problema del calentamiento global, y que esto choca con los planes que tenía la canciller alemana Angela Merkel en esta materia. ¿En qué difieren las propuestas?
RP - Sin entrar en detalles, el plan de Angela Merkel implica fijar objetivos globales de reducción de emisiones y a partir de allí establecer cómo se dividirá el esfuerzo. El plan de Bush implica aproximarse al problema de manera mucho más flexible, con plazos más largos y cada país a su manera.
Además hay una diferencia en cuanto al rol que les cabe a las economías en desarrollo, Bush se dedicó específicamente a resaltar la responsabilidad que China y la India tendrían en su plan, y dijo que el tema no puede tratarse de manera sustancialmente diferente entre países desarrollados y en desarrollo.
Está por verse qué resultados se obtienen en la reunión del G-8. Lo más importante, sin duda, es que ahora el gobierno Estados Unidos es consciente del problema y de la necesidad de buscar una solución.
EC - Pero, según vemos y a partir de cómo vienen los detalles de esa solución, todo indica que la instrumentación de la forma le va a corresponder al próximo presidente.
RP - Sí, y eso puede ser totalmente a propósito, porque puede significarle a Bush obtener lo mejor de los dos mundos: obtener los beneficios de decir que está liderando el tema sin tener que pagar los costos.
------------
Edición: Mauricio Erramuspe