La división, un nuevo drama para los palestinos
La solución al conflicto en Medio Oriente "tiene que ser necesariamente política", dijo el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, Jesús Núñez Villaverde. "La clave al día de hoy no está en si los palestinos ponen en marcha una tercera vía, la clave sigue estando en la ocupación ilegal de Israel" que impide "el desarrollo dentro de los territorios palestinos", agregó.
(Emitido a las 9.07)
ANDRÉS GIL:
Hoy se está cumpliendo una semana de esta nueva realidad en los territorios palestinos: una realidad que nos habla de una geografía dividida y de gobiernos paralelos.
Un gobierno secular, moderado, con sede en Cisjordania, al mando del partido Al Fatah del presidente Abu Mazen, que de a poco ha ido consiguiendo el respaldo de la comunidad internacional.
El otro islamista, radical, en la Franja de Gaza, a cargo del grupo Hamas, al que pertenece el recién destituido primer ministro, Ismail Hamiye, que se encuentra cada vez más aislado.
Un aislamiento que amenaza con sumir a la población en una verdadera crisis humanitaria.
Para conversar sobre esta división de hecho, sobre sus causas y sobre las perspectivas que se abren de ahora en adelante, estamos en contacto esta mañana con Madrid para conversar con el licenciado Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria.
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AG - Jesús Núñez Villaverde es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y es vocal del Comité Español de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos; además es economista y militar retirado.
A propósito de su participación en la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, hoy lo encontramos en Madrid pero recién llegado de los territorios palestinos, concretamente de Ramala.
JESÚS NÚÑEZ VILLAVERDE:
Efectivamente, durante estas últimas dos semanas he podido visitar Cisjordania, no solo Ramala sino también otras zonas en las que se hacen muy evidentes la crisis y la complejidad de la situación, como Nablus, Tulkarem, Kalkilya, Belén y obviamente también Jerusalén. En todas ellas se puede ver claramente cómo se va haciendo más difícil la vida para los palestinos, no solo para los refugiados sino para el conjunto de los 3,5 millones que habitan al día de hoy en Gaza y en Cisjordania.
AG - ¿Cuáles diría que son los principales factores de dificultad hoy en la vida diaria allí?
JNV - Desde luego, no estamos hablando todavía de una situación que podamos equiparar con una crisis en las proporciones que se podrían dar en Sudán, en Darfur. Aquí la situación es distinta, no estamos hablando de hambre pero estamos ante un deterioro sostenido del nivel de vida del conjunto de la población porque estamos en un momento en que se cumplen los 40 años de la ocupación militar de Israel, cuando se considera absolutamente muerto el proceso de paz que se había iniciado a principios de los años noventa y vemos cómo los niveles de deterioro alcanzan cotas altamente preocupantes. 70% de la población activa está desempleada en Gaza y en Cisjordania, más de 40% de la población vive por debajo de la línea de pobreza y la ocupación militar de Israel y su estrategia de utilización de la fuerza están bloqueando la vida social, la vida económica, la vida política del conjunto de los palestinos. En esas condiciones nos movemos en un nivel en el que a lo más que se está aspirando actualmente es a poder cubrir las necesidades más básicas de comida, de sanidad y de educación.
AG - La semana pasada se registraron más de cien muertes, el grupo Hamas tomó el control total de la Franja de Gaza, el presidente Abu Mazen denunció un golpe de Estado, disolvió el gobierno de unidad nacional e instaló un gabinete de emergencia que opera desde Cisjordania. Las desavenencias entre Hamas y Al Fatah no son nada nuevo, pero en este caso parecen haber llegado a un punto límite. ¿Se puede hablar de guerra civil?
JNV - Desde luego, lo que se ha dado en los últimos días, sobre todo en Gaza, tiene los perfiles clásicos de una guerra civil, aunque mejor sería hablar de una guerra entre facciones políticas, porque el conjunto de la población palestina afortunadamente no está implicado en esa violencia. Estamos hablando probablemente del asalto definitivo en la lucha entre dos actores políticos tan relevantes como el grupo Fatah, que es el que de forma tradicional ha representado a los palestinos y que conforma la columna vertebral de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y por otro lado del movimiento de resistencia islámica Hamas, que ganó (no lo olvidemos) en unas elecciones transparentes, limpias, en enero de 2006, y se constituyó a partir de ahí en el principal referente político.
Estamos viendo cómo en el último año, en el contexto de un boicot internacional al que se han sumado la Unión Europea, Estados Unidos y obviamente el propio Israel, esos dos actores han intentado ver si encontraban un espacio que acomodara sus diferentes agendas, y cuando han constatado que no había posibilidad de ir más allá, Hamas ha decidido lanzar este último asalto por la fuerza en lo que algunos consideran un golpe de Estado. Pero no olvidemos que la posición de legalidad de la ANP cuando ha disuelto el gobierno y ha anulado algunos artículos de la ley básica palestina también roza claramente la ilegalidad.
AG - ¿Es muy aventurado interpretar que Hamas buscó consolidar a través de las armas el poder obtenido en aquellas elecciones de enero de 2006?
JNV - No, de hecho me parece la hipótesis más adecuada para interpretar lo que ha ocurrido en los últimos días, puesto que si nos situamos en ese contexto, volvemos a enero de 2006, Hamas ganó las elecciones, unas elecciones en las que la comunidad internacional había presionado a Israel y a la propia ANP para que dejaran participar a Hamas, y esa participación se tradujo en una victoria clara. Más que una victoria de Hamas, podemos pensar que fue un castigo a Al Fatah en la medida que la corrupción y la ineficiencia de sus dirigentes fueron creando un rechazo cada vez mayor en la población palestina.
A partir de esa victoria electoral se produjo primero la constitución de un gobierno que fue castigado por todos, tanto por Israel como por la comunidad internacional, negándole cualquier apoyo económico y político.
AG - El problema sigue siendo que, más allá del respaldo popular, Hamas no cuenta con el respaldo internacional. De hecho, desde que Hamas ganó las elecciones, Israel, la Unión Europea y Estados Unidos congelaron los fondos destinados a los territorios palestinos. Entonces, ¿es factible que Hamas gobierne con ese bloqueo?
JNV - Lo que uno percibe cuando está en los territorios es que en este último año no se han recibido menos fondos, menos ayuda internacional que la que se había recibido el año pasado. Por lo tanto, no es que ese boicot haya impedido la ayuda a los palestinos, sino que se ha producido esa ayuda por otros canales, no por los canales oficiales. Por lo tanto, Hamas tiene recursos económicos y tiene capacidad militar para poder optar por consolidar su poder, si es necesario por las armas. Así lo ha entendido al constatar que el gobierno de unidad nacional que se creó este pasado mes de marzo no le permitía llegar a adquirir y a consolidar ese poder. Por lo tanto podemos pensar que se trata ahora de una apuesta frontal contra la ANP para conseguir consolidar lo que obtuvieron en su día en las urnas. Hamas tiene capacidad militar y tiene también recursos financieros que le aportan sus principales apoyos para poder seguir atendiendo las necesidades básicas de una población que sigue apoyándolo mayoritariamente, y para enfrentarse militarmente a los diferentes servicios de seguridad que controla al día de hoy Fatah.
AG - Cuando dice "financiamiento por otras vías", ¿se refiere a los países de la Liga Árabe?
JNV - No todos los países de la Liga Árabe, pero Irán es uno de los principales y más significados apoyos a la causa de Hamas al día de hoy. Aunque Irán sea un régimen shií y el grupo Hamas sea de adscripción suní, parece obvio que la posibilidad de apoyar a grupos como Hezbollah en el Líbano o Hamas en los territorios palestinos, le confiere determinadas opciones para poder resistir la presión que está soportando actualmente desde Estados Unidos y desde el propio Israel. Por lo tanto el apoyo a Hamas que pueda prestar hoy en día Irán hay que entenderlo como una opción más que tiene Teherán para crearle problemas a Israel. Eso hace pensar que Hamas tiene al día de hoy asegurados suficientes recursos para seguir manteniendo su estrategia.
AG - En paralelo, Fatah cuenta con un amplio apoyo internacional. De hecho, Israel rompió ayer su bloqueo de 16 meses al gobierno de Mazen e inició contactos diplomáticos, al tiempo que Estados Unidos y la Unión Europea desbloquearon los fondos. ¿Esto puede fortalecer de hecho a un Fatah que venía debilitado?
JNV - Es muy difícil pero claramente es a eso a lo que estamos jugando actualmente. La estrategia clara por parte de la comunidad internacional al día de hoy constituye un intento de reforzar a Abu Mazen en la Presidencia de la ANP, consolidar la separación entre Gaza y Cisjordania y que ese apoyo a la ANP se traduzca de manera lo más inmediata posible en la recepción de los salarios pendientes por parte de los trabajadores palestinos, en una mejor atención a sus necesidades básicas, de tal manera que esa población recupere su atractivo hacia los tradicionales dirigentes de Fatah y se olvide de Hamas.
Es una estrategia que, aparte de que bordea la legalidad, es muy difícil imaginar que en el cortísimo espacio de tiempo que tiene este gobierno para actuar vaya a provocar un cambio de tal naturaleza que el conjunto de la población palestina olvide que su opción y su apoyo están con Hamas y pase a apoyar a un Fatah que fue castigado hace tan solo un año por ese cúmulo de corrupción y de ineficiencia. Desgraciadamente Fatah al día de hoy sigue controlado por los mismos dirigentes, por lo tanto es difícil imaginar que vayan a tener la voluntad de reformar sustancialmente su propia estructura de poder. Desde esa perspectiva se me hace muy difícil imaginar que la estrategia que hoy están promoviendo la comunidad internacional y el propio Israel vaya a tener éxito a corto plazo.
AG - Hace pocos días usted entrevistó a Riad Malki, portavoz y ministro de Justicia del nuevo gabinete instaurado por Mazen. Malki se mostró bastante confiado en poder retomar el poder en la Franja de Gaza. Después de esa entrevista, publicada por El País de Madrid, y viendo la situación en el campo de batalla, ¿cree que Al Fatah tiene alguna posibilidad real de imponerse sobre Hamas?
JNV - Al día de hoy es solamente una de las opciones y no la más probable. Como se refleja en esa entrevista y como admitía el propio ministro palestino Riad Malki, las expectativas son muy altas, las exigencias son máximas, el tiempo para que esas exigencias se vean cumplidas es muy corto (estamos hablando de 30 días, puesto que después de ese plazo la ANP tendría que convocar al Parlamento para conseguir una ampliación del mandato del gobierno de emergencia, algo difícil de conseguir hoy por parte de Abu Mazen), y por otro lado en esas condiciones Al Fatah tiene que reformarse (algo que considero a corto plazo imposible) y al mismo tiempo los medios que tiene en su mano son muy limitados para que los palestinos en su conjunto perciban que su vida mejora.
Todo eso limita muchísimo el margen de maniobra que tiene el nuevo gobierno, que es más bien un gobierno de reforzamiento de la imagen de la propia ANP, del propio Abu Mazen, que un gobierno capaz, en función de esas condicionantes que he mencionado, para poder cambiar drásticamente la solución. Mientras tanto, Hamas sigue actuando, no va a quedarse pasivo.
AG - ¿La estrategia de Fatah es efectivamente estrangular a Hamas con el aislamiento, hacer una especie de guerra de desgaste?
JNV - Estamos ahora mismo en una etapa que busca el aislamiento de las fuerzas de Hamas, pero en el terreno estrictamente militar lo que se ha constatado (recordemos lo que ha pasado estos días en Gaza) es que los servicios de seguridad leales a la ANP y controlados por un individuo escasamente querido por parte de la población en su conjunto y de Hamas especialmente, como Mohamed Ahlan, que es el supervisor principal, han demostrado claramente su incapacidad para enfrentarse en el campo de batalla a los servicios y a las milicias controlados por Hamas.
Estamos hablando de una fragmentación de servicios de seguridad que en muchos casos es solo una hipótesis, una teoría imaginar que están realmente controlados por la ANP, frente a unas milicias, las de Hamas, muy organizadas, bien instruidas, con capacidad de combate y muy motivadas para, si es necesario, llegar hasta el final. En esas condiciones esa estrategia de desgaste que apuntaba en su pregunta es solo una teoría en la mente de Al Fatah, no está nada claro que en el terreno estrictamente militar Fatah sea capaz de imponerse a Hamas al día de hoy, aunque tenga más hombres, más recursos humanos dedicados a la seguridad.
AG - ¿Cómo juega en esa estrategia la actitud de Israel de bloquear el ingreso de refugiados palestinos a su territorio?
JNV - Para Israel el tema de los refugiados palestinos es una línea roja, tenemos que considerar (es una base de partida fundamental para entender algo de lo que ocurre) que ningún gobernante israelí va a admitir nunca el reconocimiento del retorno a los refugiados palestinos. Es una línea roja que en términos demográficos llevaría a un escenario en el cual los israelíes serían minoría entre el Jordán y el Mediterráneo en un territorio en el que la mayoría árabe palestina cuestionaría la propia supervivencia del Estado creado para los que pertenecen a la religión judía. Entiendo que Israel en ningún caso va a dar esa posibilidad de que los refugiados puedan retornar a sus lugares de origen.
Otra cosa es que de modo coyuntural, de modo táctico, Israel pueda ahora mismo liberar algunos de los fondos que ha venido reteniendo ilegalmente (es necesario insistir en que es una decisión ilegal que contraviene los acuerdos de París del año 1995), el dinero que corresponde a la ANP por las importaciones y las exportaciones de productos palestinos y también por lo que se obtiene del trabajo de los palestinos en el mercado israelí, lo que ahogaba todavía mucho más la capacidad financiera de la ANP. Al día de hoy podemos esperar que Israel libere parte de esos fondos, pero eso no cambia la estructura de ocupación, la estructura de castigos colectivos, la estructura de continuación de los asentamientos ilegales, etcétera. Por lo tanto, no hay ningún cambio estructural, estratégico, por parte de Israel al día de hoy.
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AG - Más allá de los dilemas políticos, el hecho es que el boicot a Hamas está sumiendo a la Franja de Gaza en una crisis humanitaria. Usted es codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria en Madrid, ¿nos puede explicar qué implica esta crisis humanitaria? La ONU dijo en las últimas horas que en Gaza solo hay alimentos para de siete a diez días.
JNV - Efectivamente, estamos acercándonos a un momento de una crisis generalizada en el ámbito estrictamente humanitario. Pero recordemos que es una crisis en la que han vivido estos territorios desde hace por lo menos 40 años, desde que se inició la ocupación israelí. Todo se resume al día de hoy en las palabras de un alto representante político del gobierno israelí, que determina claramente que su voluntad es la de no matar de hambre a los palestinos pero tenerlos a dieta estricta. Con eso está clara cuál es la imagen, Israel tiene las llaves que permiten abrir o cerrar (en demasiadas ocasiones las utiliza) todo lo que afecta a la vida política, a la vida económica y a la vida social de los palestinos. Y las utiliza para debilitar estructuralmente ese territorio y esa población, intentando quebrar su voluntad de resistencia e intentando arruinar cualquier posibilidad de que mañana pueda existir un Estado palestino viable.
Esa es la estrategia fundamental de Israel, que nunca hasta ahora ha permitido que se entre en una situación de crisis humanitaria a escala de Darfur, por ejemplo, pero que mantiene un estricto control que le permite siempre mantener en esa dieta estricta a los palestinos para que no se lo pueda acusar de generar una calamidad todavía mayor pero sabiendo claramente que su propia actitud, su propia estrategia impide cualquier posibilidad de desarrollo. De tal manera que desde que se puso en marcha el proceso de paz, en el año 91, estamos viviendo una constatación, a los ojos de los palestinos, de que paz en ningún momento ha significado mejora en las condiciones de vida, mejora de bienestar. Y que además el objetivo político de tener algún día un Estado se seguía alejando en el horizonte. Desde ahí podemos considerar cuál es el nivel de frustración y desesperación que al día de hoy tiene el conjunto de la población palestina.
AG - Leía una crónica del diario BBC, de Londres, que la crisis humanitaria que se vive en Gaza podría convertirse en una catástrofe en menos de diez días, cuando alimentos básicos como la harina, el arroz o el azúcar sean casi inexistentes en ese territorio. ¿Esos alimentos básicos, si no cambia nada, en pocos días van a pasar a ser inexistentes?
JNV - Sí, no hay reservas estratégicas. Pero insisto, creo que no vamos a llegar a ese punto. Israel, lo ha mostrado en muchísimas ocasiones, tiene esa capacidad y ese interés en evitar que se traspase esa línea. Por lo tanto, antes de que eso ocurra volverá a dejar que alguna agencia humanitaria pueda introducir medicinas o alimentos básicos, pero no para permitir salir de la situación actual, no para aliviar realmente las condiciones de vida de la población, sino únicamente para evitar que el deterioro sea mayor. Es un juego antiguo, un juego que Israel controla muy bien, en el cual la comunidad internacional, las agencias internacionales, las organizaciones no gubernamentales (ONG) desgraciadamente han tenido que entrar también. Porque a una ONG su mandato le exige atender y asistir a la población desasistida, a la población vulnerable. Pero teniendo en cuenta el escenario actual sabemos que más acción humanitaria no significa necesariamente que nos acerquemos a la solución del conflicto, porque lo que está haciendo la ayuda humanitaria, lo mejor que podemos esperar, es que mitigue, que pueda paliar las cuestiones más críticas de la vida de los palestinos. La solución al conflicto tiene que ser necesariamente política y ahí no alcanza la ayuda humanitaria.
AG - Algunos analistas hablan de una tercera vía, de la posibilidad de que surja un tercer partido que rompa con el bipartidismo entre Al Fatah y Hamas que tantos problemas viene generado. ¿Qué dice usted? ¿Es posible?
JNV - A corto plazo es absolutamente imposible. La vida política en los territorios está polarizada en torno a Hamas y a Fatah, y hoy opciones políticas como la que representa Mustafah Bargutti, que se presentó a las anteriores elecciones presidenciales y que con su iniciativa nacional palestina intenta llevar a cabo un ejercicio de democracia plena en los territorios, no tienen espacio, porque todo está secuestrado por el conflicto, por la inseguridad permanente y por el brutal deterioro de vida que sufre la población palestina. No podemos imaginar que haya una tercera vía.
Me gustaría contextualizar la situación para entender que la clave al día de hoy no está en si los palestinos ponen en marcha una tercera vía o no, la clave fundamental está, sigue estando hoy igual que ayer, en la ocupación ilegal de Israel, que desde hace más de 40 años ya mantiene una estructura y una estrategia que impiden que pueda emerger democracia, que pueda emerger desarrollo dentro de los territorios palestinos.
Además de eso, es obvio que existen enemigos de la paz en el lado palestino, es obvio que ya hay presencia de grupos terroristas en los territorios palestinos, pero todo eso sin olvidar que uno de los orígenes de este problema y por lo tanto una de las soluciones tendrá que ser en la medida que se consiga terminar con la ocupación.
AG - Hablando de lo más coyuntural, en las últimas horas ha trascendido una encuesta que dice que 75% de los palestinos apoya la convocatoria a elecciones adelantadas. ¿Es posible que esto se termine consolidando? ¿Cuáles son las perspectivas en caso de que se cumpla?
JNV - Esto tiene que desembocar de una forma u otra en elecciones anticipadas. Pero ya se preocupan mucho los que actualmente tienen en sus manos la posibilidad de decidir la fecha en no hacerlo antes de poder consolidar una cierta recuperación. Me explico: al día de hoy, una convocatoria inmediata a elección en ningún caso garantiza que Fatah pueda vencer, porque la población hace tan solo un año lo castigó por su corrupción y su ineficiencia, y apostó claramente por Hamas. Hamas sigue contando con un claro apoyo popular, es equivocado identificar a Hamas solo como un grupo violento. Está muy implantado, tiene un amplísimo apoyo popular y un atractivo a los ojos de la población ya no solo musulmana sino que se ha constatado claramente el voto cristiano en parte también a las opciones lideradas por Hamas.
Luego, una convocatoria inmediata en ningún caso garantizaría que este juego que se intenta promover ahora, de reforzar a Abu Mazen, diera como resultado una victoria de Fatah. En esas condiciones, el propio Abu Mazen no creo que esté muy interesado en adelantar de manera inmediata esas elecciones, sino que más bien tratará de mantener ese gobierno de emergencia esperando que el apoyo internacional le permita ir ganando un cierto espacio de maniobra frente a Hamas para después llegar a unas elecciones en las que Hamas pueda quedar eliminado políticamente.
AG - El tema de la unidad de estos dos territorios de la Franja de Gaza y Cisjordania siempre ha sido clave para los palestinos. ¿Le parece que a partir de la situación que se ha configurado existe chance de que se solidifiquen dos entidades totalmente separadas?
JNV - Desgraciadamente hoy la opción más probable es la consolidación de dos entidades separadas, absolutamente inviables por separado y también inviables aunque estuvieran juntas. No olvidemos que hay un actor interesado en la aplicación del principio histórico y vigente al día de hoy "divide y vencerás". Israel está interesado en la fragmentación de la resistencia palestina y por lo tanto no es una mala noticia que ahora mismo esta situación de Gaza como un territorio perdido y que en Cisjordania Abu Mazen esté dispuesto a aceptar alguna oferta que pueda hacer mañana el propio gobierno israelí.
La continuidad territorial de la Palestina que hoy en día pretenden constituir el conjunto de los 3,5 millones de palestinos es algo que Israel ha intentado evitar en todo momento. No hay continuidad territorial entre Gaza y Cisjordania, pero tampoco hay continuidad territorial dentro de la propia Cisjordania. La construcción del muro de separación que está desarrollando Israel, los asentamientos que incisamente sigue construyendo, las carreteras que conectan esos asentamientos y las zonas que por cuestiones de seguridad se reserva Israel para su propio control hacen de Cisjordania un auténtico queso gruyére en el que es imposible tener garantizada la continuidad entre unos pueblos y otros, entre unas ciudades y otras. Por tanto, en ese mismo contexto podemos entender que a Israel no le viene mal esa fragmentación y que trabajará para que se pueda consolidar.
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Edición: Mauricio Erramuspe