Brown asume con el desafío de ganar credibilidad
Gordon Brown es el sucesor de Tony Blair. Más intelectual que carismático y menos proeuropeo. Esas son algunas de las diferencias de este nuevo líder del laborismo que asume como primer ministro con el desafío de tornar más creíble al gobierno británico. "Ahí va a estar la clave de Brown, si puede por la fuerza de su personalidad, de su intelecto, reconquistar la credibilidad en el gobierno", dijo el politólogo uruguayo residente en Londres, Francisco Panizza.
(Emitido a las 8.33)
EMILIANO COTELO:
Después de una década en el poder, ayer Tony Blair dio un paso al costado dejando el cargo de primer ministro en manos del también laborista Gordon Brown, que fuera hasta ahora ministro de Economía.
Como estaba previsto, Brown tomó posesión del número 10 de Downing Street, la residencia oficial del jefe de gobierno británico, después de cumplir la formalidad que marca la tradición monárquica de ese país.
Brown dijo que acababa de aceptar la invitación de su majestad la reina para formar un gobierno.
Este escocés de 56 años hizo el anuncio poco después de que la reina Isabel II aceptara la renuncia formalmente presentada por Blair.
De esta forma comenzaba una nueva era en Gran Bretaña, y sobre ella vamos a conversar en los próximos minutos en el análisis del politólogo uruguayo Francisco Panizza, profesor de Política Latinoamericana en la London School of Economics.
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Francisco, la primera pregunta es: ¿quién es Gordon Brown? Porque se conoce su trayectoria como ministro de Economía durante todos estos años del gobierno de Blair, pero hay mucho misterio en torno a su personalidad. ¿Qué otros datos podrías destacar en este momento?
FRANCISCO PANIZZA:
Gordon Brown es escocés, lo cual no es trivial para entender su posición política. Es hijo de un pastor protestante escocés y todas sus raíces están en el norte de Escocia, muy lejos de Londres. Brown ha dicho que sus valores, sus principios los heredó de su padre, principios de un cristianismo radical con una gran conciencia social. Desde los 12 años ha estado trabajando por el Partido Laborista, una cosa muy diferente de Tony Blair, que nunca fue un hombre de partido como tal, que casi usó al Partido Laborista para su propio proyecto político. No puede ser más opuesto Gordon Brown, un hombre que tiene sus raíces, desde su temprana adolescencia, en el Partido Laborista. Una persona brillante, estudiante brillante con y una larga carrera política de 40 años.
Fíjate la paradoja, 40 años de carrera política y sin embargo 10 años de ministro de Economía, es políticamente un poco un enigma.
EC - Se repartieron los papeles con Tony Blair durante todos estos años de gobierno, los analistas destacan que fue la dupla que los dos conformaban la que hizo posible que Gran Bretaña transitara estos años. Por ejemplo, mientras Tony Blair tomaba la decisión tan polémica de acompañar la invasión en Irak, Gordon Brown llevaba muy bien los números de la economía, con lo cual los problemas de popularidad que Blair tenía por un lado se compensaban por otro. ¿Cómo examinas esa sinergia entre ambos?
FP - Efectivamente fue un número dos, pero un número dos con enorme poder. Y no solamente el poder natural que tiene en cualquier gobierno la posición de ministro de Economía, sino un poder por su peso político dentro del Partido Laborista por haber sido cuando murió John Smith casi el candidato natural a sucederlo. Ahí Tony Blair le ganó la carrera, tal vez por ser más mediático, tal vez por ser más popular. Dice el folclore (y hay indicios de que es verdad) que en un almuerzo que tuvieron en un restaurante de Londres hicieron un pacto por el cual Tony Blair iba a ser el candidato del Partido Laborista a primer ministro (el Partido Laborista estaba en la oposición en esa época) pero que en algún momento daría un paso al costado y le dejaría la oficina de primer ministro a Gordon Brown. Ese algún momento llevó diez años, una espera enorme para un político.
EC - Volvemos a la alocución de ayer de Gordon Brown frente a la Residencia del 10 de Downing Street, a ese mensaje muy breve, de dos minutos, que dirigió a los medios de comunicación.
"En mis viajes, en mis recorridas por el país he estado escuchando y aprendiendo del pueblo británico, y como primer ministro voy a continuar escuchando y aprendiendo del pueblo británico. Y he escuchado la necesidad de cambio. Cambio en nuestro sistema nacional de salud, cambio en nuestras escuelas, cambio con un mejor acceso a la vivienda, cambio para construir confianza en el gobierno, cambio para proteger y extender el modo de vida británico. Este cambio no puede ser llevado adelante por la vieja política", dijo Brown.
¿Cómo te suena un discurso como este?
FP - Ahí tenés todas las claves de lo que va a ser Brown. Dos cuestiones te señalo. Primero, que dice que estuvo viajando y escuchando a la gente. Eso es muy importante, porque Brown tiene la fama de absolutamente lo contrario, de ser un político controlador, que trabaja con un círculo muy cerrado de colaboradores íntimos y que baja las líneas de arriba abajo. Está tratando de cambiar esa imagen y mostrarse como un político que escucha, que toma en cuenta a la opinión pública, un político abierto, un poco lo opuesto a la imagen que tiene.
La segunda, el cambio, gran problema para Brown. Un político que ha estado durante 10 años en el corazón del poder, en el corazón del gobierno, manejando la economía, tomando parte en las decisiones más fundamentales (incluso, por supuesto, en la guerra de Irak), ¿cómo ahora va a dar una imagen de cambio, que es absolutamente necesaria para que el Partido Laborista gane las próximas elecciones?
EC - Ese es el punto: ¿puede Gordon Brown cambiar? ¿Qué es lo que puede cambiar en su administración?
FP - Mucha gente piensa (y coincido) que el cambio va a ser más de estilo que de sustancia, el estilo de dos personalidades completamente diferentes, Blair y Brown, Blair es el político carismático, mediático, de gran facilidad de palabra, y Brown es el intelectual, el peso pesado, el político más reservado, el hombre de confianza. Ahí hay una clave fundamental, la cuestión de la confianza, porque este gobierno, fundamentalmente Blair, ha perdido en gran medida la confianza de la opinión pública. En gran medida por la guerra de Irak, la gente sintió que le habían mentido, que la habían engañado, y cuando (como sucede en las relaciones personales) alguien te engaña y te miente una vez en una cosa muy importante le pierdes la confianza para todo. Entonces al gobierno ya no le creen no solo en la guerra de Irak sino en lo interno, pueden publicar las estadísticas que el sistema de salud está mucho mejor, que la educación está mucho mejor, pero la gente no cree. Ahí va a estar la clave de Brown, si puede por la fuerza de su personalidad, de su intelecto, reconquistar la credibilidad en el gobierno.
En otras cosas, educación, salud, dice que va a cambiar, todavía no ha dicho cómo. Esas también han sido prioridades del gobierno anterior. El gobierno que se va invirtió muchísimo dinero en educación y salud, pero esa inversión no ha producido las mejoras que eran de esperar. Esos son los grandes desafíos de Gordon Brown.
EC - Anuncia que va a recurrir a funcionarios, a técnicos más allá de su propio partido. ¿Ese dato es importante?
FP - Es el otro dato importante. El Partido Laborista tiene mayoría absoluta, tiene una mayoría confortable en el Parlamento y por tanto no necesita hacer alianzas con partidos de la oposición o con personajes extrapartidarios. La política en Inglaterra es muy tribal, tenemos partidos muy fuertes, como en Uruguay, y los partidos si no tienen necesidad de hacer alianzas tratan de no hacerlas. El Partido Laborista ha gobernado solo en los últimos 10 años, pero tal vez para dar una imagen diferente, más abierta y ganar la confianza, Gordon Brown va a tratar de atraer personalidades. No le va a ser fácil, obviamente no va a traer gente del Partido Conservador, del Partido Liberal trató y no lo ha conseguido. Tal vez traiga personalidades independientes o políticos ya retirados para darle una imagen más plural a su gobierno.
EC - No tiene la obligación de llamar a elecciones. Acaba de asumir simplemente porque Tony Blair renunció, no porque se haya producido una votación que lo catapultara a esa postura. Eso hace que alguna gente sostenga que necesita convalidarse en las urnas. ¿Va a pasar algo de eso? ¿Puede ocurrir algo de eso?
FP - Efectivamente, Gordon Brown asume porque fue electo, sin oposición, líder del Partido Laborista, y el líder del partido que tiene la mayoría parlamentaria automáticamente se convierte en primer ministro. Hubo una interna en el Partido Laborista pero nadie se presentó contra él.
Pero no tiene el mandato popular, el mandato electoral, y eso también es un problema serio. En el sistema británico hay un plazo máximo pero no un plazo mínimo para el gobierno, el plazo máximo es de cinco años y dentro de ese plazo el primer ministro tiene absoluta libertad de llamar a elecciones en cualquier momento. Del plazo le quedan todavía tres años a este gobierno y mucha gente da casi por descontado que Gordon Brown no va a esperar al fin del mandato para llamar a elecciones, sino que tal vez lo haga el año que viene, tal vez en la primavera del hemisferio norte del año que viene llame a elecciones para tener un mandato nuevo, para tener sanción popular y ahí proyectarse más hacia el largo plazo.
EC - Y en cuanto a los posibles cambios que recién comentábamos, ¿qué puede ocurrir con la política exterior en el gobierno de Gordon Brown? Teniendo en cuenta lo mal que la opinión pública británica ha visto la incursión de su país en la guerra en Irak y el alineamiento con las decisiones del presidente de Estados Unidos, George Bush, ¿qué puede esperarse?
FP - De vuelta, los cambios van a ser graduales y muy limitados. Porque más allá de la personalidad de George Bush, más allá de que Blair haya manejado muy mal esa relación por haberse mostrado casi como su sirviente, la alianza entre Gran Bretaña y Estados Unidos es una política de Estado que han seguido todos los primeros ministros de todos los colores desde la guerra mundial y desde mucho antes. Eso no va a cambiar, podrá haber un cambio de estilo, podrá tratar de dar una señal de no ser tan amigote de George Bush pero no mucho más que eso.
Ya hay una estrategia de retirada progresiva de tropas de Irak que va a continuar, no va a haber un gesto importante de retirar inmediatamente las tropas, va a haber una retirada progresiva, es parte de la política. El gobierno de Gran Bretaña no puede en este momento retirar sus tropas unilateralmente y con eso lesionar su relación con Estados Unidos.
EC - Y con respecto a Europa, ¿cómo cabe esperar que sea la relación de Gran Bretaña con Europa?
FP - Blair fue el primer ministro más proeuropeo que tuvo Gran Bretaña en los últimos 20 años, lo cual no es decir mucho porque este país mira con gran desconfianza a Europa, la opinión pública, la prensa es muy euroescéptica. Y Brown es más euroescéptico que Blair, Blair quería adoptar el euro, la moneda común europea, y Brown lo vetó. Principalmente en el manejo de la economía Brown está mucho más cercano al modelo anglosajón de una economía más de libre mercado que de la economía más social o socialdemócrata de Europa. De todas maneras se acaba de firmar el Tratado de Revisión de la Unión Europea, que va a ser aprobado por el Parlamento británico, y eso va a marcar las relaciones con Europa. Con eso Brown tiene un comienzo un poco fácil porque la negociación fue hecha por Blair. No creo que haya ningún problema inmediato para Brown tampoco en eso.
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Edición: Mauricio Erramuspe