Por Gonzalo Sobral, enviado de El Espectador a Bonn

Son las primeras reuniones formales post Copenhague y habrá todavía habrá un par de reuniones más de cara a Cancún, que celebrará la XVI Cumbre anual, en diciembre.

Este lunes, Ivo De Boer, secretario ejecutivo de ONU para el Cambio Climático, reunió a un grupo de periodistas e hizo un repaso de lo que ha sido desde Copenhague hasta ahora y realizó algunas puntualizaciones.

Dejó de lado una postura políticamente correcta (porque dejará su cargo sobre fines de año a favor de la costarricense Cristian Figueres), y habló de financiación, cosa que en Copenhague, en un acuerdo salido a las apuradas, no todos los países firmaron. En dicho acuerdo, los países más poderosos se comprometieron a transferir durante 2010, 10 mil millones de dólares en ayuda para los países más pobres.

No se cumpliría con Kyoto

Pero De Boer explicó que como algunos países ya habían realizado transacciones a partir de negociaciones bilaterales con países pobres, entonces esa transferencia no se esperaría para 2010 porque ya se había dado en los hechos, aunque al margen de los acuerdos asumidos en Copenhague.

Esto despertó la preocupación de muchos países que ven demoradas su posibilidades para efectivizar sus medidas respecto al cambio climático. Y De Boer fue más allá al confesar que cree incluso demoraría 10 años lograr un acuerdo sólido, tiempo en el que, entre otras cosas, el Protocolo de Kyoto será historia (vence en 2012).

Convocó a los países más poderosos asumir un compromiso mayor para solucionar algunos de los problemas urgentes, para facilitar transferencias de dinero desde los países poderosos hacia los menos poderosos.

China y EEUU se excusan

En tanto, se sigue trabajando a nivel de los negociadores para lograr un texto común, que sea firmado por todos,  y que empiece a generar estos compromisos de transferencia de dinero y de reducción de emisiones de dióxido de carbono.

Mientras, las ONG hacen presentaciones mostrando lo que desde la sociedad civil van encontrando que sucede con el cambio climático en el mundo. Por ejemplo, los casos de EEUU y China, principales emisores de dióxido de carbono a la atmósfera, son aquellas que no aceptan un sistema de monitoreo efectivo porque alegan que aún deben ajustar detalles para poder medir exactamente qué es lo que ellos emiten, según parámetros internacionales.

Sin embargo, la ONG World Wide Found (WWF) por intermedio de su portavoz desestimó tal excusa y aseguró que hay tecnología y gente preparada para poder hacer esas mediciones. Por tanto, factores políticos que siempre inciden en las negociaciones.


Foto: www.flickr.com/the climate group