Cuenta atrás en Cancún
Los ministros de Medio Ambiente toman las riendas de las negociaciones en Cancún (México) en un intento de superar los escollos que enfrentan a países ricos y pobres para acordar un paquete de medidas concretas de lucha contra el calentamiento global.
A la llegada de los ministros a la conferencia, que comenzó hace ocho días, la negociación respiraba un ambiente de optimismo moderado, alentada por una predisposición de China a flexibilizar sus posturas en cuestiones que bloquearon conferencias anteriores.
"China está dispuesta a compartir con el mundo y estamos dispuestos a adoptar una actitud abierta y transparente", afirmó el titular chino de Medio Ambiente, Xie Zhenhua.
"Hay más consenso y nuestras diferencias se están reduciendo", aseguró. "Al final, tal vez, no tengamos un acuerdo satisfactorio para todo el mundo, pero sí uno que sea aceptable", agregó.
El enviado especial de Estados Unidos para el cambio climático, Todd Stern, consideró por su parte que "se está haciendo una gran cantidad de trabajo constructivo".
"No sé si vamos a lograr el resultado (que queremos) pero vislumbro un resultado que funcione, que haga prosperar decisiones en todas las cuestiones principales", agregó.
La principal misión de esta conferencia es "que lo negociado en Copenhague quede anclado en el sistema de Naciones Unidas", explicó la secretaria de Estado española de Cambio Climático, Teresa Ribera.
En 2009, la Conferencia de Copenhague sólo logró alcanzar un pacto político, sin ningun valor jurídico internacional, en el que países ricos y también pobres se comprometieron a actuar para limitar el aumento de la temperatura global a 2º C, pero sin precisar cómo.
Acordaron asimismo proporcionar una ayuda financiera inmediata de 30.000 millones de dólares para la adaptación de los países pobres a los efectos del cambio climático y movilizar hasta 100.000 millones de dólares en el horizonte de 2020 para apoyar proyectos climáticos en las naciones en desarrollo.
Otro punto importante del acuerdo es el establecimiento de mecanismos para verificar a nivel internacional las acciones tomadas por todos los países.
Este aspecto, una exigencia clave de Estados Unidos a la que China había sido muy reticente hasta ahora, es precisamente uno de los que logró progresar en Cancún, según Xie.
Sin embargo, ninguna de estas decisiones será posible si los negociadores no logran salvar el principar escollo de esta conferencia: la prolongación del Protocolo de Kioto, cuyo primer periodo de compromisos expira a finales de 2012.
Brasil y Gran Bretaña estaban enfrascados desde el lunes en un maratón de reuniones, tras ser designados por la presidencia mexicana para mediar en la resolución de este tema.
El Protocolo de Kioto es el unico instrumento legal que obliga a los países industrializados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, nocivos para el planeta. Y su continuidad es una cuestión innegociable para los países en desarrollo.
Pero Japón ya dijo que no quiere extenderlo, alegando que no incluye a los principales emisores del planeta: Estados Unidos, que nunca lo ratificó, y China, por ser un país en desarrollo.
"Japón tiene una posición firme al respecto. Esto es algo que puede tener un impacto fuerte y negativo sobre todo lo que se pueda negociar aquí en esta conferencia", dijo el embajador especial de Brasil para el cambio climático, Sergio Serra.
La extensión de Kioto es a primera de las condiciones "innegociables" impuestas por los países del llamado grupo BASIC de economías emergentes: Brasil, Sudáfrica, India y China.
En los últimos días aumentaron asimismo las presiones para que Estados Unidos, limitado por la oposición republicana en el Congreso, asuma un compromiso ambicioso y claro en materia de reducción de CO2.
Fuente: Yana Marull y Anna Cuenca / AFP