Para Greenpeace, la cumbre Río+20 es un "fracaso"
La ONG ambientalista criticó la cumbre ecológica que se lleva adelante en Brasil. Los 193 países que participan en la Río+20 aprobaron hoy el documento que será presentado a los mandatarios que participarán en la cumbre que se inicia mañana, texto que fue elogiado por la ONU y por Brasil y duramente atacado por las ONG.
Con el visto bueno final de todas las delegaciones, el documento denominado "El futuro que queremos" quedó listo para ser presentado a los cerca de cien Jefes de Estado o de Gobierno que hasta el viernes participarán en la cumbre de la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible Río+20.
La Unión Europea, que en días pasados había considerado poco ambicioso el documento, aprobó el texto consensuado pese a que no recoge varias de sus demandas.
El grupo europeo manifestó en un comunicado que el acuerdo avanza en las metas del desarrollo sostenible y en el reconocimiento del papel de la "economía verde" como un instrumento para conseguir esos objetivos.
"Hoy el mundo ha indicado que debemos movernos hacia el desarrollo sostenible y que la economía verde e inclusiva es un instrumento central para conseguirlo", afirmaron la presidenta del Consejo Europeo de Medio Ambiente, Ida Auken, y el comisario europeo de Medio Ambiente, Janez Potocnik, en un comunicado conjunto.
El texto acordado, que tiene 283 párrafos distribuidos en seis capítulos y 49 páginas, se basa en la propuesta presentada el pasado sábado por Brasil, que redujo significativamente el número de párrafos del original que comenzó a negociarse en Nueva York (200 páginas) y eliminó las partes que generaban más discrepancias.
Según diplomáticos brasileños, los asuntos más polémicos fueron arreglados con textos conciliadores y sin muchas especificaciones.
Las divergencias en torno al fortalecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), por ejemplo, fueron superadas con una nueva redacción que sin embargo no convierte a ese organismo en una agencia de medio ambiente, como defendían los europeos.
El asunto que más fricciones provocaba era el de los "medios de implementación", es decir, los recursos necesarios para financiar los proyectos de desarrollo sostenible y la transferencia de tecnología.
Tras descartarse una propuesta de los países pobres para la creación de un fondo con 30.000 millones de dólares anuales, el texto cita fondos de múltiples orígenes, como privados y de instituciones multilaterales, para no limitar la financiación a las ayudas de los países ricos a los pobres.
En torno a la "economía verde", otro tema polémico, el documento reconoce que "existen diferentes abordajes, visiones, modelos y herramientas disponibles para que cada país, según sus circunstancias y prioridades nacionales, pueda alcanzar el desarrollo sostenible".
Algunos países pobres, así como las ONG, consideran que la "economía verde" es una herramienta del capitalismo para apropiarse y comercializar los recursos naturales, como el agua y los bosques.
El texto fue elogiado por el secretario general de la Río+20, Sha Zukang, que destacó que si las acciones aprobadas son implementadas y si las medidas de seguimiento son cumplidas, "el documento provocará una tremenda diferencia en la generación de un cambio global positivo".
El canciller brasileño, Antonio Patriota, lo calificó como "satisfactorio" pese a decir que se siente frustrado con algunos puntos modificados o no aprobados.
Patriota destacó que el texto incorpora un fuerte acento social, reconoce como el "mayor desafío" para la humanidad la erradicación total de la pobreza y establece que la búsqueda de un desarrollo sostenible debe ir de la mano con la procura de la equidad.
El canciller dijo que uno de los asuntos que más le frustró fue la modificación de un párrafo sobre los "derechos reproductivos" de las mujeres, que acabó refiriéndose a la "salud" reproductiva al parecer por presiones del Vaticano y algunos países árabes.
Las ONG que participan en la Cumbre de los Pueblos, paralela a la Río+20, reaccionaron inmediatamente con duras criticas al documento aprobado.
"Río+20 se transformó en un fracaso épico. La Conferencia falló en términos de equidad, de ecología y de economía", afirmó el director de políticas públicas de Greenpeace, Daniel Mittler.
En este contexto, Greenpeace advirtió que el documento final, presentado hoy por el gobierno brasileño, "demuestra que los gobiernos fallaron nuevamente en comprometerse a resolver los problemas ambientales, sociales y de equidad".
"Este texto condena al mundo a un futuro de contaminación, depredación y destrucción. No se está tomando ninguna acción aquí, ningún compromiso con el futuro que queremos, opinó Milko Schvartzman, coordinador de la campaña de Océanos para América Latina de la ONG, en un comunicado titulado "El fracaso es absoluto".
Greenpeace además señaló que la puesta en marcha de un Plan de Rescate de los Océanos en Alta Mar también ha sido sepultado por Estados Unidos, Canadá, Rusia y Venezuela.
"El futuro verde que queremos y nos fue prometido se ha vuelto un poco más lejos en Río +20. Esta premisa fue reemplazada por una visión común que beneficia a una cartera de contaminadores que cocinarán el planeta, vaciarán los océanos y destruirán las selvas tropicales", expresó Kumi Naidoo, director Ejecutivo de Greenpeace Internacional.
"Mientras se gastan miles de millones en el rescate de los bancos y en subsidios a la industria de combustibles fósiles, queda claro que nuestros dirigentes siguen la agenda de las corporaciones contaminadoras", agregó.
Para el WWF, el documento está "lejos de ser satisfactorio desde cualquier punto de vista".
"Esta cumbre podría haber terminado antes de comenzar. Los líderes mundiales que llegan esta noche deben empezar de nuevo. Casi mil millones de personas que padecen hambre se merecen algo mejor", alegó por su parte la organización Oxfam.
Fuente: EFE