"¿Es este el animal más triste del mundo?";, interroga ABC en su portada del martes.

Arturo es especial: es el único oso polar en cautiverio en Argentina; reside en el Zoológico de Mendoza desde hace 21 años.

Expuesto a las altas temperaturas del recinto, Arturo está "confinado en un refugio de cemento"; y padece temperaturas de hasta 40 grados centígrados. Solamente dispone de una piscina de agua de solo 50 centímetros de profundidad.

"El oso balancea su cabeza, enseña los dientes cuando se tumba y se arrastra por el suelo y se mece de un lado a otro";, consigna ABC. "El oso comenzó a manifestar problemas mentales hace dos años, cuando murió la hembra que le acompañaba";, completa el artículo.

Distintas organizaciones ambientalistas reaccionaron cuando, a fines de 2013, fueron difundidas fotografías que mostraban la triste realidad del animal. En respuesta, iniciaron una campaña para poder tramitar su traslado a Canadá, más precisamente, al zoológico de Winnipeg.

Ocurre que, después de tanto tiempo en cautiverio -21 años-, el animal no se encuentra en las condiciones adecuadas como para volver a su hábitat. Se impone, por lo tanto, que permanezca en el mismo lugar. Eso sí, en mejores condiciones.

"Someterlo a un traslado pone en riesgo su vida";, comunicó en febrero la junta de veterinarios de los zoos de Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Temaikén, Uruguay y la reserva de Canadá.

Arturo cumplirá 29 años en noviembre, edad que supera el promedio de vida de los mamíferos depositados en zoológicos.

Gustavo Pronotto, director del zoológico de Mendoza, declaró que el oso "está bien";. Descartó, por otra parte, un posible traslado: "No es posible siquiera anestesiar al animal para que realice un viaje; provocaría su muerte debido a su avanzada edad";, recoge Clarín.