Al borde de la extinción

Cambios climáticos diezmaron a demonios de Tasmania

Cambios climáticos diezmaron a demonios de Tasmania

Los cambios climáticos han diezmado desde hace 30.000 años la población de demonios de Tasmania, un animal australiano que actualmente está al borde de la extinción, según un estudio divulgado hoy.

Uno de sus autores, el biólogo de la Universidad de Adelaida, Jeremy Austin, dijo que en el pasado estos animales sufrieron dos "cuellos de botella" en su población y que estos dos descensos coincidieron con cambios en el clima.

La investigación, publicada en la revista Biology Letters, analizó con métodos estadísticos los datos genéticos de 300 ejemplares modernos y antiguos de demonios de Tasmania para evaluar las variaciones en el tamaño de la población.

Los resultados mostraron una crisis hace más de 20.000 años, durante la última era de hielo, y otra hace entre 3.000 y 4.000 años, cuando aumentó el índice del fenómeno de oscilación Sur/El Niño, los terrenos eran más áridos y había menos alimentos.

"Estos datos concluyen que los demonios de Tasmania han vivido con una diversidad genética por un largo período de tiempo y que sus poblaciones han atravesado fluctuaciones importantes desde hace 20.000 a 30.000 años", dijo Austin a la cadena ABC.

El biólogo señaló que la pérdida de diversidad genética de estos animales ocurrió antes de la colonización británica en el siglo XIX.

"Dada todas las predicciones climáticas futuras que apuntan a que Australia tendrá un clima más árido, creo que esto tendrá una gran implicación en los demonios", alertó Anna Bruniche-Olsen, de la Universidad de Tasmania y que también participó en el estudio.

Antiguamente el demonio de Tasmania pobló el territorio continental de Australia, pero ahora su hábitat se reduce a la isla de Tasmania, en donde este animal padece de tumores faciales y una baja diversidad genética.

Este carnívoro está incluido en el listado nacional de Australia de animales en peligro de extinción y también en la lista roja de Naciones Unidas por considerar que en un plazo de 25 a 35 años puede desaparecer si antes no se encuentra una cura al cáncer que está acabando con la especie. EFE