El maíz, ¿una riqueza única resistente al cambio climático?
El maíz silvestre que crece en Guatemala posee cualidades genéticas que lo podrían hacer resistente al cambio climático y, por ende, convertirse en una "riqueza única" en el mundo que paliaría una de las problemáticas que más preocupa a los expertos: garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo.
El maíz silvestre que crece en Guatemala posee cualidades genéticas que lo podrían hacer resistente al cambio climático y, por ende, convertirse en una "riqueza única" en el mundo que paliaría una de las problemáticas que más preocupa a los expertos: garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo.
El experto del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícola (ICTA), Gustavo Tobar, asegura que el maíz guatemalteco posee unas cualidades genéticas que lo hacen "singular".
La variedad silvestre y ancestral de este grano, conocida como "Teocintle", se da específicamente en el departamento de Huehuetenango y, según unas investigaciones preliminares, posee características particulares, a nivel molecular, que pueden hacer que este ejemplar tenga una "mejor adaptación al cambio climático cíclico".
Aunque este extremo "no se puede asegurar todavía", puntualizó Tobar, sí se puede creer en esa probabilidad debido a que sobrevivió a condiciones "difíciles" como la falta de humedad o la lluvia en exceso durante "miles de años".
Esta variedad, agregó, también posee como particularidad que en lugar de un tallo, como da el maíz normal, puede tener dos, tres o hasta cuatro.
No obstante, para confirmar esta cualidad de este maíz ancestral, Tobar, quien reconoce la escasez de recursos para profundizar en esta investigación, dice que es necesario hacer más análisis y estudios genéticos.
Este experto admite que estas cualidades podrían utilizarse en el futuro para mejorar este importante alimento y desarrollar una nueva semilla, pero que enfatizó en que, en sí, esta especie no se puede consumir porque no produce granos de maíz como hoy en día se conocen.
Si se logra desarrollar una nueva variedad, podría ser una solución a uno de los problemas que más preocupan a los expertos, cómo alimentar a una población, que según los cálculos, en 2050 llegará a los 9.000 millones de personas, lo que aumentará la presión sobre unos ya escasos recursos ecológicos.
Guatemala, que celebra el Día Nacional del Maíz cada 13 de agosto desde que fue declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Nación por ser uno de los símbolos más valiosos y arraigados de la cultura y la naturaleza local, tiene la mayor diversidad genética de maíz.
De las 14 razas reportadas para Centroamérica, el país centroamericano posee 13, distribuidas, mayoritariamente, en la zona del Altiplano, en el occidente del país, y de cada raza "infinidad de variedades", puntualizó Tobar.
El maíz tiene un significado cultural, histórico y religioso, y, además, es la base de la alimentación de la población guatemalteca.
El Fondo de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que el consumo per cápita de maíz en Guatemala es de 110 kilogramos al año, una cantidad que puede incrementarse significativamente cuanto menor es el ingreso económico familiar y el acceso a otras fuentes de alimento.
Asimismo, es la principal fuente de energía en la dieta del guatemalteco, ya que aporta el 51,7 % de sus necesidades, tanto de carbohidratos (65 %) como de proteína (71 %).
Según un sondeo realizado en la región del Altiplano, el 100 % de la población consume maíz en forma de tortillas, con un promedio de 14 unidades por día (318 gramos).
Aunque los mayores productores mundiales de maíz son Estados Unidos, China, Brasil, la Unión Europea, Ucrania y México, Guatemala quizá tenga en sus manos la llave de contribuir a la seguridad alimentaria dando fe del dicho que el país es "megadiverso". EFE