Por este motivo, las autoridades prohibieron la circulación del 40% de los vehículos sin convertidor catalítico, correspondientes a aquellos cuyas matrículas terminen en 9, 0, 1 o 2, entre las 07.30 y las 21.00 horas en la provincia de Santiago y en los municipios colindantes de Puente Alto y San Bernardo.

Asimismo, está prohibido realizar quemas agrícolas o encender calefactores a leña y se sugiere no realizar actividades deportivas al aire libre, especialmente en establecimientos educacionales.

A las 09.00 horas de este martes, una de las estaciones de vigilancia de la calidad del aire instaladas en la capital chilena, correspondiente al sector de Cerro Navia, al oeste de la ciudad, marcaba un nivel de alerta, que supone entre 200 y 300 microgramos de partículas nocivas por metro cúbico de aire.

Otras siete marcaban un nivel regular, de entre 100 y 200 microgramos de partículas nocivas por metro cúbico de aire y las dos restantes, situadas en los sectores de Las Condes y Puente Alto, al este de la urbe, anotaban un nivel bueno, inferior a cien microgramos.

Santiago de Chile, donde viven casi siete millones de habitantes, está enclavada en un valle rodeado de montañas, por lo que en los meses de otoño e invierno la calidad del aire suele empeorar debido a la ausencia de brisa que disemine las partículas nocivas, así como por el fenómeno de la inversión térmica.

Este último consiste en que la temperatura en la superficie es menor que en altura, por lo que las partículas nocivas se mantienen a nivel del suelo.

El año pasado hubo más de una veintena de alertas ambientales, 14 preemeergencias y una emergencia por la mala calidad del aire.

En lo que va del 2017, en tanto, se han decretado ocho alertas y una preemergencia ambiental, esta última el pasado 22 de mayo. EFE