¿Por qué Nicaragua no firma el Acuerdo de París?
Nicaragua es uno de los pocos países que no han firmado el pacto, al que se opone por ser deficiente, según el Gobierno. Un discurso progresista que no se materializa en sus políticas ambientales.
Cuando las delegaciones de negociación de todo el mundo celebraron el acuerdo conseguido en la Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) en París en diciembre de 2015, Nicaragua se quedó al margen.
Aparte de Siria, fue el único país que no firmó el acuerdo. Sin embargo, sus razones son muy diferentes a las del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien hace pocos días oficializó la salida de su país del acuerdo. Mientras Trump lo rechaza por ser –según él– demasiado dañino para la economía de su país, Nicaragua se opone por ser insuficiente y poco ambicioso, como explicó en entrevista con DW Paul Oquist, ministro asesor en Políticas Públicas de Nicaragua
La lista de quejas es larga: Oquist critica tanto la renuncia al derecho de indemnización y compensación por daños causados por el fenómeno del cambio climático, como la meta de limitar el incremento de la temperatura a dos centígrados, ya que llevaría a un aumento de temperatura mucho más drástico en países tropicales como Nicaragua.
"Pedir una compensación prácticamente desde el inicio de la era industrial era inviable", dice Jorge Cabrera, asesor independiente en temas medioambientales, cuyo país (Guatemala) sí firmó el acuerdo. "Para mí, sacar 60 sobre 100 puntos es mejor que 0, porque sacar 100 puntos no es realista", afirma Cabrera, quien participó en la COP21 en París.
Otros expertos concuerdan con él: "Aunque sea correcto, el argumento de Nicaragua llevó a una decisión equivocada", opina Hajo Lanz, representante de la Fundación Friedrich Ebert en Nicaragua, Costa Rica y Panamá. "Ahora se les va a dificultar solicitar fondos para la adaptación al cambio climático".
Por lo tanto, ya es hora de redefinir el camino, dice Alejandro Alemán, del Centro Humboldt, una ONG nicaragüense que trabaja temas medioambientales. "Comprendemos las razones que en su momento llevaron al Gobierno a no firmar el acuerdo", afirma el experto en negociaciones climáticas.
"Si Nicaragua considera que las debilidades del acuerdo deben de superarse, la mejor manera de sentar su postura es desde dentro, no desde fuera. Desde fuera, el país se aísla y nos quedamos gritando en el vacío a favor de la justicia climática y socioambiental".
Falta plan de trabajo
La región de Centroamérica ya siente las consecuencias del cambio climático; países como Honduras, Nicaragua y Guatemala encabezan los rankings anuales de los más afectados por eventos climáticos extremos, según los informes de la ONG alemana Germanwatch.
Sin embargo, no hay mucha cooperación entre los diferentes gobiernos de la región en este tema, aunque sí existen instituciones como la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), un órgano del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).
"Hay estrategias, pero no se ponen en práctica", dice Hajo Lanz, de la Fundación Friedrich Ebert. "Hace falta más cohesión regional y menos rivalidades, sobre todo entre Nicaragua y Costa Rica". Mientras países como Costa Rica, Guatemala y Honduras entraron en las negociaciones climáticas de París como parte del grupo regional AILAC, Nicaragua defiende sus intereses a través de la Alianza Bolivariana ALBA.
Hace varios años ya, Costa Rica empezó a reducir su dependencia de combustibles fósiles y designar grandes áreas protegidas como parques nacionales. Más del 90 por ciento de su energía proviene de fuentes renovables. Costa Rica también pretende ser el primer país a nivel mundial que llegue a la carbono neutralidad. "Tienen una meta clara y la quieren lograr", dice Lanz.
Esta meta clara, en cambio, le falta a Nicaragua. En el país hay varios proyectos de adaptación y mitigación, la mayoría de ellos financiados con créditos y donaciones de la comunidad internacional. Sin embargo, "no existe una política que dé una orientación estratégica de largo plazo a estos proyectos", dice Alemán. "El discurso internacional del país no se materializa en el ámbito nacional".
Por ello, es la sociedad civil de Nicaragua la que está elaborando una ley nacional de cambio climático. Ahora quieren ponerla en la agenda del sector privado. "El tema representa oportunidades para algunos sectores, particularmente aquellos asociados a la generación eléctrica", dice Alemán. Igual que en Costa Rica, lo que se busca es una sociedad más resiliente y sustentable y menos dependiente de los combustibles fósiles.