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Animales a esconderse, son días de cacería

En una nueva edición de Rompkbzas Verde, nuestro colaborador Eduardo Gudynas propuso una mirada ambiental sobre la "caza deportiva" y se preguntó si, moralmente, es una actividad justificable. 

"Animales a esconderse, son días de cacería". En nueva edición de Rompkbzas Verde, Eduardo Gudynas propuso este jueves una mirada ambiental sobre la "cacería deportiva", preguntándose si esa actividad, tradicional para mucha gente en Semana de Turismo, es moralmente justificable. 

Algo sucede en esta semana, dijo, que miles de uruguayos se transforman en cazadores y se lanzan al campo a buscar a sus víctimas. "Desde el apocado oficinista que abandona su modorra para lanzarse a las sierras con un arma, a los adolescentes que esperan algo así como una iniciación ritual tipo Rambo en Afganistán, con matar a su primer animal", ironizó. 

De esta manera, miles se lanzan a las serranías, al interior de los montes, y se meten en esteros y bañados, munidos con escopetas, viejas y nuevas, pistolas, revólveres, chumberas y hondas. 

"Imaginen por un minuto que son un bicho más de nuestra fauna. Asuman por un momento que son un carpincho o una mulita", pidió. "Debe tener muy claro que debe andar con cuidado, pero sobre todo esta semana, y debería estar escondido día y noche", advirtió. "Los carpinchos se deben meter bien adentro en los pajonales, los zorros deben quedarse quietitos y no aullar, las gallinetas del monte no salir debajo de los árboles y los patos siempre a resguardo", expresó. "En esta semana, todo bicho grande peligra". 

Gudynas llamó la atención sobre la existencia en Uruguay de una normativa para proteger a la fauna nativa. 

Así, relató que se reconoce a la "caza deportiva", con especies que pueden ser cazadas de esa manera. Debe haber un permiso, que tiene un costo y un límite de presas y además con aval para el arma. 

Esto incluye a animales como la perdiz, torcaza, paloma de alas manchadas, paloma de alas manchadas y de monte, entre otros. 

En tanto el jabalí, la cotorra y el garibaldino son especiales de caza libre. 

"Parecería que poco se cumple" señaló, relatando un caso sucedido esta semana: la detención de tres personas que cazaban mulitas en Florida. Se les incautó tres ejemplares muertos, armas adaptadas, una moto y un machete. 

"La sensación que se tiene, lo que se escucha y lo que uno ve intermitentemente en campaña es que se caza de todo y en buena parte del año, y que eso recrucede en esta semana y se vuelve difícil contenerlo", advirtió. 

Tres tipos de cacería 

Gudynas mencionó además la existencia de una cacería "terapéutica" o "quirúrgica", en que se matan ciertos animales para proteger a otras especies nativas que son desplazadas o amenazadas por un invasor. Un caso claro en Uruguay es el jabalí. 

También señaló la caza de "subsistencia", que realizan entre otros los pueblos indígenas en varias partes del mundo. 

"El cazador contemporáneo, en realidad, tiene poco de deportivo", dijo. "Su práctica no depende mucho de su destreza física o mental, sino de tener la tecnología disponible. Lo que caza no depende de sus habilidades sino de su billetera". 

Para Gudynas esta actividad es para un disfrute o gozo personal, ya sea por el acto de matar por para exhibir como trofeo a un animal muerto, donde el goce está en la posesión y en mostrar la cornamenta de un ciervo o una cabeza embalsamada en una pared. 

"En la caza deportiva contemporánea hay una intencionalidad en inflingir un daño, que lleva a un sufrimiento y a una muerte innecesaria", lamentó. 

Como conclusión, el especialista señaló que la cacería deportiva no es, en realidad, un deporte. Allí, dijo, anida una moralidad atávica, que reproduce mucho de las más oscuras pasiones, y que en siglo XXI debería pensarse en erradicar.