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¿O mais grande? Bolsonaro amenaza el patrimonio ambiental de Brasil... y también el nuestro

En una nueva edición de Rompkbzas Verde, el especialista en temas ambientales Eduardo Gudynas analizó las perspectivas nada alentadoras que ofrecen los anuncios y el posicionamiento del nuevo presidente brasileño. 

Bala. Buey. Biblia. Los militares, el agronegocio y los evangélicos son las tres patas sobre los que, aparentemente, se sustentará el gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil.

¿Qué se puede esperar en materia medioambiental de su gestión al frente de uno de los países más biodiversos del planeta? A juzgar por sus anuncios, nada bueno.

El tema centró una nueva edición de Rompkbzas Verde por parte del especialista  Eduardo Gudynas. En su análisis, concluyó que Bolsonaro amenaza no solo el patrimonio ambiental de Brasil, sino también el nuestro.

La primera parte del análisis estuvo referida a la Amazonia, la mayor selva tropical del planeta, gran parte de la cual está en territorio brasileño y que ha sufrido en las últimas décadas una gran deforestación, producto del avance de la agropecuaria y la minería, y por la disminución de los controles.

Gudynas se refirió a un peculiar argumento utilizado por Bolsonaro: "La Amazonia es nuestra", al invocar la necesidad de controlar sus riquezas y los intentos por protegerla. En realidad, sostuvo, el futuro presidente brasileño defiende una apertura internacionalizada de la exploración y el uso y la llegada de la inversión extranjera a la zona.

La Amazonia tiene siete millones de kilómetros cuadrados. El 20% se perdió en los últimos 50 años y se calcula que, para 2050, casi la mitad estará artificializada.

Gudynas se refirió además la propuesta de fusionar el Ministerio del Ambiente dentro del de Agricultura, bajo una lógica del que el primero es una "traba" para la expansión de la agricultura y la ganadería.

Citó en ese sentido dos grupos en el entorno de Bolsonaro.- Uno, calificado por Folha de Sao Paulo como la "Tribu de los Diestros", que sostiene que las trabas ambientales impiden el crecimiento económico y la inversión extranjera y que las actuales medidas de control, que funcionan mal, son un invento extranjero y de las ONG.

Entonces, se recurre a un "nacionalismo" que pasa por desarmar esos controles. "Lo paradojal es que eso se dice también desde un discurso radical antiimperialista, como el gobierno de Evo Morales en Bolivia", dice Gudynas.

Por otra parte está la "Tribu de los Zurdos", que alerta que el avance descontrolado del agronegocio puede destruir la selva amazónica, que además generaría un deterioro de los suelos, impidiendo hacer una buena agricultura.

En ese marco ocho ex ministros, entre ellos la ex candidata presidencial Marina Silva, rechazaron la medida y reclamaron mantener los compromisos de reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

La sorpresa la constituyó el posicionamiento de Blairo Maggi, jefe de una enorme corporación sojera, aliado primero al Partido de los Trabajadores y luego a Michel Temer. Claramente conservador, también marcó su desacuerdo.

En particular, por razones comerciales: Brasil exporta a países que tienen requisitos ambientales y sanitarios. Es por eso que Bolsonaro dio marcha atrás con la decisión de fusionar Agricultura y Ambiente, aunque aclarando que no desea tener a un "chíita ambiental" al frente de ese ministerio.

Gudynas se refirió en su análisis a la polémica iniciativa, promovida por los grupos que apoyan al nuevo presidente, de flexibilizar los requerimientos para acceder al porte de armas de fuego. En ese sentido todo indica que se anulará la obligatoriedad de contar con el permiso final que otorga la Policía Federal, en donde cada persona debe demostrar que tiene una necesidad real de un arma.

Vinculó esta situación a la tradicional violencia que atraviesa las zonas rurales brasileñas, que podría empeorar su se aligera la normativa en cuanto a la tenencia y el uso de armas. Parte de los aliados a Bolsonaro consideran como delincuentes a los movimientos rurales y tienen un discurso muy agresivo hacia ellos.

El entorno del presidente se propone a su vez aligerar la normativa en cuanto a un fenómeno que sigue exisitendo en Brasil: el trabajo esclavo. Al respecto, en lo que va de este año ya hubo 1246 personas rescatadas en diversos puntos del país.

La duda en relación al Mercosur radica en cuanto a los recursos que comparten los países que integran el bloque, en especial la cuenca del río Uruguay y la calidad de las aguas fronterizas. Por ejemplo, las nacientes del río Negro o la cuenca de la Laguna Merín.