Cultura

Se estrena El baño del Papa

El viernes 3 de agosto se estrena El baño del Papa. Un proyecto que comenzó en el papel en 1999 y ahora cumple su ciclo y llega a la cartelera montevideana. Uno de sus directores, Enrique Fernández, y su protagonista, César Troncoso, estuvieron en la Segunda Mañana de En Perspectiva y hablaron de estos ocho años, del rodaje y de lo que esperan que pase con la película.

GONZALO SOBRAL:
El viernes 3 de agosto se estrena en Montevideo El baño del Papa, una película de Enrique Fernández y César Charlone, basada en la visita de Juan Pablo II a la ciudad de Melo, departamento de Cerro Largo, en el año 1988. Allí una serie de pobladores locales esperan con ansias la visita de un público que se decía superaría las 50.000 personas, llegadas de todos lados, con la esperanza de hacerse ricas vendiéndoles comida, bebida, o en el caso de "Beto", un contrabandista en bicicleta, alquilándoles el servicio de un excusado que construyó allí, al lado de su casa.

La de "Beto" es apenas una de las tantas historias que componen esta película que ya fue presentada mundialmente en el mes de mayo, en la edición 60 del Festival de Cannes.

Para hablar de esta película nos acompañan en esta mañana de En Perspectiva Enrique Fernández, director de la película, y César Troncoso, quien interpreta a "Beto".

***

Enrique, decíamos recién, antes de salir al aire, que ya a esta altura no queda mucho por hacer, que no sea recorrer los medios de comunicación dando entrevistas.

(Risas)

ENRIQUE FERNÁNDEZ:
No, llegamos felizmente a la etapa a la cual la película debe marchar y abrirse el camino que tenga que abrirse, y los que estuvimos trabajando cinco años en ella, mirar a ver con qué fortuna recorre ese camino.

GS - ¿Cinco años para hacer una película? Es como un tiempo largo, ¿no?

EF – Sí. Yo escribí el guión por primera vez en 1999, lo presenté al FONA en 2000, después lo presenté de nuevo en 2002, que fue cuando ganamos el primer fondo, y de allá hasta acá, hasta hace un mes y medio, estuvimos trabajando en la película. Es el tiempo que lleva hacer una película en Uruguay.

GS – Y trabajando en ella de hecho.

ALEJANDRA BORQUES:
Hay una historia que en algo contaba Gonzalo y que tiene que ver con aquella  anunciada visita de Juan Pablo II a Melo. Allí gira parte de la historia o es el motivo de la historia. Enrique, mucha gente me preguntaba el otro día después del pre-estreno en el Cine Plaza: "¿es verdad, el papa estuvo allí?" Dudaban si aquello era verdad o era la ficción de la película. Es la historia sobre la cual basaste este guión.

EF – Sí, el papa estuvo. En 1987 había estado en Montevideo, que fue esa misa que  dio en Bulevar Artigas, y en 1988, para sorpresa de todo el mundo, volvió a visitar las tres diócesis más antiguas del Uruguay, según el informe oficial. Melo, Florida y Salto. Pero bajó en Carrasco y se subió al avión de la Fuerza Aérea, allá se fue a Melo, no pasó por Montevideo, y mucha gente no se enteró. Pero los melenses sí se enteraron.

GS - ¿Y cómo fue arrimarse a esa historia, comenzar a rascarla de a poco?

EF – Yo no estaba en Uruguay cuando el papa estuvo en Melo y me enteré en el 99 de la visita, casualmente en una parrillada de Melo que yo frecuentaba. Una noche escuché como una anécdota perdida por el costado. Me levanté, fui hasta el mostrador y pregunté: ¿eso que acaban de decir es realmente así? Y me dijeron: ¿Pero cómo? ¿Usted no sabe? Entonces me explicaron y al otro día me fui a la zona de la Explanada de la Concordia y visité a varias de las personas que habían estado en el asunto, y eran desopilante las cosas que te contaban. Las cifras que empezaron a relatar: "2.500 hamburguesas", "5.000 panchos", "pusimos unos tablones allá después que terminó todo y llamamos a las escuelas a que vinieran a buscar la comida porque había que tirarla". Bolas de masa de tortas fritas que quedaron entre los pastos, y los perros comiéndoselas. Todo era muy particular, una situación que yo nunca había visto mientras había vivido allá.

AB – Y ahí aparece la historia de Beto y está César acá sentado. Tenés el mismo look de Beto, sólo los lentes, la barba, el pelo...

CÉSAR TRONCOSO:
Sí, un poco más de barba, los lentes y después soy Beto sí.

AB -  Esa historia de Beto es fundamental para poder entender lo que sintió aquel pueblo que esperaba la llegada del papa, pero la construcción de ese personaje, esa  vida familiar, yo no sé si es difícil, los "kileros". Yo creo que el que sabe lo que es vivir en la frontera, o alguna vez pasó por ahí, tiene una idea de lo que es vivir esa vida.

CT – Sí, es dura.

AB – Cuando leíste la historia de Beto, ¿qué sentiste?

CT – Pánico. Sentí el nervio de que me ofrezcan un protagónico en una película uruguaya, que ya de pique me carga para lo que sea. Pero después lo que hubo fue un muy buen mecanismo de aproximación al personaje y a la historia de los kileros. Lo primero que yo tuve fue una entrevista con Enrique, que me pasó material, él ya había hecho un relevamiento de los kileros. Había juntado a tres o cuatro kileros en un boliche y les había pedido que contaran historias de la época de bagayeros en bicicletas. Después Enrique me lo pasó. Entonces yo ya tomé un primer contacto a partir de las historias reales que ellos de esta gente que las vivió. Luego hubo un proceso de trabajo en el cual yo fui con Enrique a Melo a ayudar en el casting de otros personajes.

Fue todo muy gradual, acompañé el casting de otras personas, después nos instalamos en la ciudad de Melo, estuvimos 15 o 20 días en contacto con la gente de Melo, con los compañeros actores de la ciudad. Algunos de ellos ya eran kileros, así que como que de a poco me fui impregnando. El proceso fue como muy gradual, entonces tampoco fue particularmente dificultoso.

GS - Ahí hay un dato interesante que pone César y que tiene que ver con el casting en Melo, porque no todos los que trabajan en la película son actores profesionales, hay mucha gente de pueblo. Neorrealismo a la uruguaya en el Siglo XXI. ¿Por qué?

EF- Porque estaba claro que la película tenía como dos o tres texturas obligatorias. Una era, por ejemplo, la del paisaje, que es muy particular en esa zona por las sierras de Aceguá, y Aceguá mismo. El otro era una cosa que debería sentirse en la punta de los dedos, como la materialidad de todo, de esa vida cotidiana de esta gente tan pobre, donde yo siempre lo veo como texturas. Texturas de maderas, de ropa, de ranchos. Y lo otro era la textura de las caras. Es muy difícil con actores profesionales, que uno ponga la cámara y esas caras sean el lugar, que en este caso es Melo y los barrios pobres. Entonces había que suministrar esa textura con gente de la calle.

AB – La niña, la hija del matrimonio...

CT – También, es una chica que tenía 13 años en su momento, Virginia Ruiz. Y es una liceal de la ciudad de Melo.

AB – Se comporta como tal.

EF - Retobadísima.

(Risas)

AB – Quiere ser locutora además.

CT – Sí, cuidensé ustedes.

GS – Práctica para eso.

Enrique, una pregunta que te hace Mauricio, que es melense, dice: "¿cuál fue esa parrillada donde te enteraste de la historia?"

EF – Bueno, no existe más. Estaba en Aparicio Saravia, casi, lo que yo recuerdo como Río Branco, Parillada "El Pepe" creo que era.

 

GS – La película se vio en el mes de mayo en el Festival de Cannes, tuvo hace dos semanas un preestreno en Montevideo, y tiene uno en Melo, como debe ser, este fin de semana. Que en realidad es como un día de preestreno de corrido, porque la sala carga un poco menos de 200 espectadores y ya  llenaron cuatro vueltas, o sea que comenzarán a las dos de la tarde y seguirá largo en la noche.

EF – Una matineé, como las viejas matinés.

GS - Me imagino mucha expectativa en gente que participó, estos actores amateur que dieron una mano allí con estos personajes. Mucha expectativa para verse en la pantalla, sin dudas.

EF – Sí, indudablemente, hay una cosa que vamos a tener que decirlo allá, uno cuando rueda, rueda cinco horas de película y después quedan armadas una hora y media, entonces una cantidad de gente que estuvo en el rodaje no se va a ver en la pantalla, pero verá a sus amigos, a sus parientes, y se divertirá.

AB - ¿Es a propósito que no aparece nada relacionado al centro de la ciudad de Melo? No se ve la plaza, por ejemplo.

EF – Se ve muy poquito, ahí donde está la adolescente con su bebé. En realidad nos quisimos quedar siempre en el barrio donde transcurre la historia. A mí me parecía que era suficiente. Las veces que salimos del barrio con César Charlone buscamos con mucho cuidado los lugares donde íbamos a ir para no transformar la película en eso que a veces se transforma, que es el "mostremos esto y aquello".

AB – No era necesario.

EF – No, para nada.

GS – César, recién decía Enrique la emoción que probablemente sienta la gente de Melo cuando se vea en la pantalla. Vos sos actor profesional, ¿te emocionaste cuando te viste en la pantalla?

CT – Lo que pasa es que yo venía de dos años sin ver nada, la rodé y no la vi, y la terminé viendo en el Festival de Cannes.

GS – Que no es mal lugar para ver la película.

CT – No, como para empezar a hacer boca no está mal. Y lo primero que me sucedió es que el lugar, el tener que ponerte el traje negro, subir por la alfombrita, que te pongan la música, todas esas cosas, todo el ritual previo, y la sorpresa por la película que vi, me dejaron medio descolocado. Me parece que me pegué al respaldo de la silla y me quedé mirándola con los ojos abiertos, sin entender demasiado la película que estaba viendo, porque me parece que a lo largo de esos dos años yo construí mi película, y cuando terminás viendo la película que terminan editando César y Enrique, es otra, no es necesariamente la tuya. Lo que hubo fue como un ajuste a la película que finalmente terminó quedando. Entonces, la primera impresión fue esa.

Después yo la volví a ver en DVD dos o tres veces más y fui ablandando y empecé a disfrutar de la película. Es extraño. Yo estoy tratando de aprender a verme, a ver mi cuerpo en otro lugar, que es lo que no pasa cuando uno hace teatro. Y me gusté, pero es una sensación muy extraña. Verte, escuchar tu voz como fuera de tu cuerpo, por ejemplo. Para mí mi voz es una voz re-grave, re importante, potente, y cuando la escucho por ahí me suena...

EF – Son los parlantes.

CT – Claro, y es por donde resuenan las cosas cuando hablás y cuando se emite el sonido de otro lugar. Todo eso es extraño.

AB – Prepárense a cansarse con Beto andando en bicicleta, terrible. Uno termina cansado con él, y seguramente golpeado también, porque alguna caída debe haber habido en esa bicicleta, pero, ¿qué pasó cuando el público la vio en Cannes, y qué sentiste de diferente cuando la gente la vio, por lo menos en el preestreno?

CT – La referencia de Cannes digamos que fue una referencia muy placentera, yo lo que sentí, más allá de ese estado medio pasmado que tenía yo, cuando la película termina, uno percibe que el aplauso que se recibe es muy cálido. La sensación que yo tuve del aplauso en Cannes es que realmente había calidez, que los espectadores no estaban aplaudiendo por fórmula sino que estaban brindando un aplauso muy cálido hacia nosotros. Estábamos ahí los tres, más el productor, y el aplauso fue muy lindo.

Pero lo que sucedió aquí en Montevideo, que un poco modifica totalmente lo visto en Cannes, es que la capacidad de disfrute del espectador aquí en el Cine Plaza cuando hicimos el preestreno, fue mucho mayor. La capacidad de vincularse con la película, las risas, por ejemplo. En Cannes la película era un drama básicamente, aquí es una comedia, o una tragicomedia. Aquí hay risas a lo largo de toda la película y eso no estaba...

AB – ...en los planes de nadie.

CT – Yo esperaba una mejor recepción que en Cannes, pero en el mismo tono, aquí cambia el tono. Lo que vio el espectador aquí, creo yo, es otra cosa.

GS - ¿En qué otra cosa más es uruguaya la película? La película es cerradamente uruguaya, para mí que soy uruguayo y entiendo lo que está pasando, ¿vos en qué cosa encontrás que es complicado que en otro lado la terminen de entender como la entendemos nosotros?

EF – Yo creo que la película tiene como dos cosas. Una en todo lo que la película tiene como diálogo, que creo que eso es lo complicado fuera del Uruguay, nosotros hablamos muy rápido, muchas veces con doble sentido, y a veces aspirando las palabras. Todo lo que tiene que ver con el diálogo fuera, más allá de los subtítulos, se complica. Yo creo que la película donde conecta, y conecta muy bien en cualquier lado es con lo que los personajes atraviesan emocionalmente. El fuerte de la película, lo que creo que determinó que la película aterrizara en Cannes es que eso que sienten la hija, Beto y la esposa, es lo mismo que sentiría una familia en cualquier lado.

CT – Se me acaba de ocurrir una frase, la voy a patentar en cualquier momento: pinta tu aldea y pintarás el mundo.

EF – Nueva, nueva.

CT - Recién pensada, fresquita.

Claro, es un poco lo que pasa con la película, tiene esa cosa, es internacional, lo que cambia es el grado de percepción de ciertas cosas, pero las esencias de lo que sucede con la película, la perseverancia de este personaje, ese deseo de mejorar, sucede universalmente, sin duda.

AB – Hay una escena para algunos que seguramente están esperando una película seria, uruguaya. Hoy hablaban de las risas, pero no hemos dicho que tiene muchos momentos, muchas escenas en las que realmente el público se ríe, pero además se ríen los personajes, se ríe Beto, se ríe su mujer. Tienen diálogos muy cotidianos, pero con un humor, alguien me decía que es humor negro, no sé si es humor negro, no sé como definirlo. ¿Está a propósito? Hay momentos en que están realmente tentados haciendo la escena.

CT – Yo creo que hay una apuesta de los señores directores. Yo recuerdo por ejemplo a César en el rodaje, creo que se levantaba, antes de ir al baño encendía la cámara y la volvía a apagar cuando apagaba la lucecita para dormir de noche. Estaba todo el tiempo con la cámara encendida, es la sensación, por lo menos. Y estaba todo el tiempo rodando. Vos te sentabas a fumar por ahí en un momento de descanso, y él por las dudas te grababa. Es la sensación, entonces las risas que vos ves me parece que en realidad fueron  risas robadas a los actores a pesar de ellos.

AB – La risa contagia.

CT – Sí, y está muy bien, es muy adecuado, le da un momento de frescura, está bien elegido.

GS – Enrique, ¿disfrutaste el tema del que fuera tu primera película? ¿La pudiste disfrutar o te pesó mucho el que era tu primer película?

EF – No, yo empecé a disfrutar cuando la escribí, porque aunque no parezca, buena parte de los chistes y de toda esa cosa están escritas en el guión. Y hay un momento en el guión en que es muy agradable porque uno desemboca en lo que está escribiendo, sin haberlo previsto, y después uno mira la computadora y dice: ¡mirá lo que dijo! Y yo me río mucho, y me río mucho cuando escribo. Y se ve que eso sigue en las etapas posteriores y contagió a César Charlone, que también disfrutó mucho cuando lo leyó, y fue contagiando después a la productora y a los actores, que con esa alegría de interpretar esos momentos de humor, lo pusieron en pantalla fantásticamente. Yo creo que es una cosa que hay que recordar, la película nace en el papel y las risas ya están en el papel. Yo tuve muchas satisfacciones con esta película cuando estuve en Miami en un taller de guiones, mucho antes de que esto arrancara, y en un par de lugares más, donde la gente disfrutaba muchísimo de leerla. Cuando uno tiene la pista de que alguien está disfrutando la película, o que agarra el guión y no lo deja hasta que lo termina, ahí es donde uno cree que la película tiene posibilidades.

GS - ¿A vos te pasó eso con el guión, César?

CT – A mí me pasó que me dieron el guión dos minutos antes del día del primer día de rodaje. Eso fue rarísimo, porque fue todo un proceso de rodaje sin guión, en el cual me parece que la consigna era acercarse un poco a los personajes, y después las circunstancias eran otras. Pero sí, me pasó de leer el guión y quedar muy tranquilo, por ejemplo, porque como me lo venían negando uno no sabía en que estaba.

(Risas)

¿Por qué me lo niegan?

GS - ¡¿Será que hay un desnudo por ahí?!

CT – ¡Si no es artístico, no!

Y cuando realmente terminé leyendo el guión en el hotel en Melo, me quedé muy tranquilo. Lo primero que me resultó fue tranquilidad. Y otra cosa que es interesante es que nosotros nunca dijimos estrictamente el guión, en ese sentido hubo un acierto porque también, sobre todo para los no actores, aprender una letra y decirla naturalmente, era de repente un problema, entonces se dejó en libertad. Sin embargo el guión es el guión. Hubo libertad de modificar palabras, de  acomodarlas a las necesidades de la gente que participaba de la escena, y sin embargo lo que hay es el guión de la película, el guión que escribió Enrique está ahí, es muy lindo el mecanismo que se utilizó para llegar a eso.

EF – La dinámica fue de improvisar el cómo pero nunca el qué, siempre tenían que pasar por las frases que en el guión determinaban momentos de la historia o de los personajes. Y como había un naturalismo muy pautado por los actores que no eran profesionales, ese naturalismo sólo se podía adecuar del punto de vista de los actores profesionales siendo muy laxo en las palabras.

AB – Si hay algún profesor, por ejemplo, de ética periodística o trabajo de periodismo, seguramente la película sirve como ejercicio para la  responsabilidad que la prensa muchas veces tiene y asumo como tal aquello del "bolazo", aquello de hacer crecer una historia, cuánta responsabilidad tiene la prensa en lo que termina ocurriéndole a ese grupo de gente. Creo que está contado de una manera, con ese pequeño humor y esa suerte de llamarle la atención, pero a mí me dejó reflexionando muchísimo.

EF – Yo le pregunté a una de las personas que dijo algunas de esas frases, como que había una cola de 10 kilómetros de ómnibus, y dijeron: "lo dije porque alguien me lo dijo a mí", en el fragor de tener que relatar en vivo una cosa de esa magnitud como una visita del Papa a Melo. Pero yo creo que la historia está construida arriba de la ilusión que la gente se fabrica cuando quiere sí o sí creer algo. Los pobladores de Melo creo que quisieron creer que iban a cambiar de vida a partir de esa jornada y ni siquiera la gente pensó que si iban 50.000 personas, las personas que les tocara la periferia de la cosa iban a estar como a 15 cuadras del Papa.

GS – César, una de las cosas que tenés en tu currículum es que, entre otras cosas, venís de las artes plásticas, que en algún momento las artes plásticas convivieron  con el actor. Te dio por echar un history board mientras filmaban la película. "César, dibujate vos".

CT – No, no. Yo no vengo de las artes plásticas, ojalá viniera de las artes plásticas, sí dibujaba.

GS – Pero venís de una trayectoria importante con algún premio de los relevantes aquí en Uruguay.

CT – No, lo que sucedió conmigo es que sí entré a los premios pero no me los gané, se los ganó otra gente lamentablemente. Pero no, el tipo de dibujo que yo hago no se puede ajustar al history board lamentablemente. Me gustaría, porque realmente había algunos apuntes al natural que hacer en Melo que hubieran sido espectaculares, algunas caras, algunos lugares, que la película los tiene, pero es muy fuerte y se hubiera podido hacer unos apuntes muy impresionantes.

AB – ¿El baño del Papa quedó allí? ¿Podremos ir en un peregrinaje a ver el lugar donde construiste ese baño?

EF – Bueno, al película se filmó la mitad en Melo y la otra en Montevideo, y el baño está acá en Montevideo.

AB - ¿Quedó construido?

EF – Yo en realidad nunca pasé de vuelta por allí, la dueña de la casa dijo que iba a poner un kiosco.

CT – Pero no hay un kiosco, el baño no está más. Lo que queda de la estructura del baño es la parte de abajo y lo están usando como cucha de perro. Tienen un perrito atado ahí.

GS – La gente de Río Branco mandó ahora mensajes de texto que allí no tienen cine y van a tener que ir a Melo para ver la película.

CT – En Melo tampoco hay cine, en el cine hay una iglesia. Pero que vayan que el deseo de todos nosotros es que la película rote por todo el Uruguay.

GS – Algunos oyentes de Lavalleja dicen que fue emocionante cuando El viaje hacia el mar se estrenó en Minas.

EF – Sí, claro. Supongo yo que en el interior la gente de cualquier departamento podrá ver esta película como propia.

GS – ¿Vos fuiste César cuando se estrenó El viaje hacia el mar en Minas?

CT – Sí yo fui, y fue lindísimo. Yo justamente recordando todo aquello que sucedió en Minas cuando vi a toda la gente de allá que dio una mano y que participó de la película, es que estoy ansioso por ir a Melo, porque me parece que  es como una fiesta. Es bien distinto a lo que sucedió en Cannes, a lo que sucedió en Montevideo.

GS – Una rareza, actor uruguayo que hace cine y que además hace cine con películas relacionadas con el interior.

CT – Y siendo de Montevideo. Es raro, pero bueno.