Cultura

Dino en su "pequeño paraíso"

"Yo pequé de guarango al creer que Montevideo era el ombligo del mundo, pero resulta que en el interior también hay ciudades y también hay música urbana", dijo el autor de "Milonga de pelo largo", Gastón Ciarlo "Dino". Además, anunció que trabaja en un nuevo disco solista, junto a otros proyectos colectivos.

ROSARIO CASTELLANOS:
Mi invitado es Dino, y sin embargo, al señor que está a mi lado estoy más tentada de presentarlo como Gastón Ciarlo, a partir del aspecto con el que se presentó, que seguramente no es el que ustedes han visto en sus recitales. Un pantalón gris, una camisa muy clásica color celeste, el buzo en V, barba y bigotes muy recortados.

Claro, sabemos que lo hemos encontrado aquí en el molino San Salvador, así que obviamente, es otro su aspecto. Así y todo, detrás de este aspecto aparentemente tan formal, obviamente que está aquel cantautor, autor de canciones de distinta naturaleza, milongas, candombes, baladas. "Milonga del pelo largo", inolvidable composición suya del año 1973, toda su discografía de los años 70 hasta los 80. Pero resulta que en determinado momento este hombre, creo que fue por la segunda mitad de los años 80, se fue a Ginebra, se fue a vivir a Suiza. De regreso, en el año 1994, se instaló en Dolores. Para saber cómo se vive en Dolores qué mejor que alguien que adoptó esta ciudad para quedarse.

Gastón, estás aquí con su familia, su señora Margarita, su hijo Santiago de ocho años, y por lo visto muy conforme porque hace 14 años que vives en Dolores.

GASTÓN CIARLO:
Sí, 14 años. Y el hecho es que uno volvió, como digo en una canción que próximamente saldrá, "vine a Dolores atormentado, buscando puerto donde amarrar. Hecho pedazos y fracasado, mano adelante, mano atrás". Con un ritmo de vida que era totalmente diferente porque en Suiza se vive a mil por hora y entonces uno llega acá y tiene los efectos que uno va adquiriendo cuando vive con otras culturas, con otros individuos. Allá es "ya", y el "ya" quiere decir "ahora". Bueno, Gonzalo me encargó que tratara de ayudar un poco a don Carlos Álvarez y a la gente de la administración de acá con la Reforma del Molino, y acá me vine.

Claro, pedía materiales, tornillos y hierros de tal medida o tal otra, y me decían "ya va" y yo lo quería "ya". El "ya" para mí era que en una hora tenía que estar, pero resulta que no estaban, quizá tardaban 24 horas. Yo sentía que me estaba dando contra un colchón de enorme amabilidad, poco a poco uno empieza a darse cuenta de que vive en otro lado con gente diferente. Empiezo a disfrutar muchísimo el hecho de que allá uno admira el paisaje y acá es parte del paisaje, que eso es muy importante. También, ahí ya llevaba un buen tiempo, y como dice el libro: "no es bueno que el hombre esté solo", y conocí a Margarita.

RC - ¿Margarita es doloreña?

GC – Sí, de pura cepa.

RC – Ahí tenían un ancla mucho más contundente para quedarte aquí. Pero contanos desde tu perspectiva, más allá de tu opción personal, cómo es Dolores. Si tuvieras que convencer a alguien de que se viniera detrás de ti a Dolores.

GC – Y bueno, es una especie de pequeño paraíso donde Fellini o Bergman hubieran estado encantados de poder pasear por la península porque es maravilloso. Uno respira paz y tranquilidad. También hay, es cierto, en todos los lugares del mundo, hay algunos desordenados, pero no es el caso. La gente es magnífica, es muy acogedora, brinda mucho cariño.

RC – ¿Pero no te resulta demasiado quieto? Un hombre que además está vinculado a la cultura, que necesita permanentemente renovarse para enriquecer su propia producción.

GC – No. El hombre tiene un mundo dentro de sí, y uno se escudriña a sí mismo. Yo tengo muchas cosas en que pensar, tengo muchos libros, muchos discos, no me da ninguna molestia retomar un libro porque quiero reafirmar algo que llevo pensado. Vivo pensando en música. Muchas veces parezco muy serio, pero esto es un disfraz, uno se disfraza como quiere, yo podría estar disfrazado de punk, es un punk pero al revés.

RC – Te hemos conocido otros disfraces, por ejemplo, la barba, la corbata...

GC – Alfredo me decía: ¿dónde tenés la boca?

(Risas)

RC – Una guitarra atravesada en la espalda...

GC – Sí, así me conoció Gonzalo.

RC – Tengo entendido que Gonzalo es responsable, en gran parte, de este aspecto más formal tuyo. Estamos hablando de Gonzalo Ruiz.

GC – Sí, me dijo la primera vez, estoy hablando del año 78 o 77: cuando te cortes el pelo y la barba, te pagaré el sueldo. El hecho concreto es que uno está colocado aquí, vive aquí, está rodeado de muy buena gente, de gente muy cálida y no es tan importante ni tan necesario tener muchos libros y discos, mucha información, porque en realidad está todo dentro de uno.

RC – Pero es necesario tener amigos, tener lugares donde juntarse con ellos, ¿cómo se vive eso? ¿Cuál es la relación?

GC – Bueno, la primera vez, el primer día, me fui con Horacio Chartel al Club Peñarol, Horacio era de Nacional, y ahí conocí al "Ruso", magnífica persona, y teníamos una barra de gente, más bien veteranos, pero pasábamos muy bien. Después fui cambiando y llegué a la cantina de Barracas, por el cantinero que era muy divertido, ahí me hice muchos más amigos. Y además uno va haciendo amigos con los compañeros de trabajo, con los amigos de los compañeros, con los montevideanos que venían a ver cómo estaba yo.

RC – Pero además, yo te preguntaba desde el principio, si tú habías trasladado a la familia, en definitiva la formaste aquí. Entonces, también me interesa saber cómo se adapta un niño de ocho años, por ejemplo, si estás pensando de qué manera él va a seguir o no, si en algún momento él te va a pedir trasladarse a Montevideo para continuar estudios. ¿Todo eso está previsto dentro de tus planes de seguir en Dolores?

GC – Todo eso está previsto en el buen sentido de la palabra, porque todavía es muy joven.

RC – Pero ya es baterista.

GC – Ya es baterista, toca muy bien.

RC – Hay que pensar seriamente en cómo va a seguir esa carrera.

GC – Le ha enseñado Hugo Pérez, que es un magnífico profesor. Incluso ha asombrado al baterista de La Trampa. Cuando le preguntó: "¿vos te animás a tocar aquí?" Él le dijo que sí. Y cuando se sentó a tocar le dijo: "¡pero vos tocás en serio!" O sea que esa es una parte de lo que va a venir, además está yendo a inglés, va a la escuela, catequesis, y probablemente, en algún momento, vaya a tener que ir a Montevideo. Ya lo veré. Ese problema veremos cómo lo solucionamos, pero más adelante.

RC – Una de las cosas que esta mañana me sorprendía, y no puedo dejar de decirlo porque recorro tanto Montevideo y tanta bronca me dan algunas actitudes de los montevideanos, que no podía dejar de mencionar la sorpresa de la limpieza de la ciudad. Cómo se estaba barriendo la calle, la calzada, a escoba, como yo barro uno de los lugares de mi casa. Y hay cosas que el interior sigue manteniendo, a nosotros nos preocupa el ruido, la sirena, la gente joven que de noche arma mucho escándalo en algunos lugares, la inseguridad... ¿Cómo se vive todo eso en Dolores?
Tratá de contestarme también desde el punto de los intereses de los jóvenes, no me digas que todo está tan quieto...
 
GC – En Dolores se vive de otra forma. Los jóvenes son inquietos de por sí, y deben serlo. Yo tengo un pequeño recuerdo de aquellos libros que nos obligaban a leer en el liceo, sobre todo aquel de José Ingenieros, cuando decía: "juventud sin rebeldía es servilismo precoz". Y los jóvenes son inquietos en todos lados, basta con que uno entienda cómo son, y saben que siempre algún desmán va a haber, eso es normal, no hay otra vuelta. Acá hay bailes, hay discotecas, se juntan para bailar, para ir a tomar algo en algunos pubs. Hay muchos gurises que están haciendo música, que se interesan en el teatro, en el ajedrez, y muchos, la gran mayoría, juega al fútbol. O sea que no es tan diferente, lo que es diferente es el ambiente.

Uno se acostumbra, pero siente como una especie de nervio, de cosa que le trabaja el bocho cuando no siente el ruido, las sirenas, las bocinas, lo que se siente en Montevideo. Eso durante algún tiempo me trabajó, pero ahora no puedo estar en Montevideo porque extraño la tranquilidad y la paz. Es diferente. La vida es absolutamente diferente en Dolores que en Montevideo.

RC – Sin embargo Dino sigue haciendo cosas. Y Gonzalo quiere hacerte una pregunta.

GONZALO SOBRAL:
Sí, Rosario, y tiene que ver con cuál es la producción artística de Dino, porque casi todo el mundo termina por pensar en el Dino nacido y criado en el Barrio Sur y el Dino que hacía canciones como "Milonga de pelo largo". No el genérico de quien decide en una radio poner la música al aire, sino las bandas de rock, y la más reciente, La Trampa, que siguen explorando el Dino de los 60, de los 70, pero ¿qué cosas tiene para mostrarle a las nuevas generaciones?

GC – Hay muchas cosas que a mí me han pasado por la cabeza y que durante mucho tiempo me sentí absolutamente inútil porque hacía cosas que no tenían nada que ver con lo que pasaba en el momento. Pero yo insistía en las peores épocas de oscurantismo, yo siempre usé guitarras eléctricas y de cuerda cero, sobre todo en las grabaciones. Y siempre anduve un poco contra la corriente, como dice la canción "Against the wind". Todavía estoy loco y sigo contra la corriente. Me dejó muy asombrado en algunos momentos, recién instalado en Dolores, recibo un cassette de Tabaré Rivero con la versión de "Viento del Sur", y uno de La trampa con "Arma de doble filo", hace muchos años atrás, yo decía: "¡qué raro, estos muchachos deben estar locos! Que yo esté loco tá, pero que la locura sea tan contagiosa, en fin..." Pero lo peor fue la cosa más increíble que me pasó, cuando estaba en Ginebra y me llega el video de Niquel sinfónico, con la "Milonga de pelo largo" cantada por ellos y tocada por la Sinfónica de Montevideo. No podía creerlo. Y, otra vez estaba leyendo el diario y decía que La Trampa había tocado en un concierto muy grande y que cuando tocaron "Arma de doble filo", los muchachos sacaban los encendedores. Y así fue que terminé tocando en el Cine Plaza con La Trampa. Cuando me subí al escenario dije: "¿qué estoy haciendo acá?" Las rodillas me temblaban, era una energía impresionante, habían 3.000 y pico de personas. Hice lo que estoy acostumbrado a hacer, yo sé tocar rock and roll. Y si le puedo meter milonga, cosa que quede como "milonga degenerada", como dice el "Bocha" Benavidez, mejor. Resulta que terminé de tocar, y cuando me estoy yendo, de arriba del todo me gritan: ¡buena pelado! Y debe ser porque yo tengo la misma edad mental que ellos, me sigo portando como un rockero, como lo que soy.

RC -  Rockero, poco loco, como decís tú, doloreño, y con un proyecto, porque ¿qué es esto de "Los cascarudos"?

GC – Bueno, Los cascarudos empezó con una conversación que tuvimos con Tabaré Rivero y con Walter Bordoni, acerca de qué lindo sería juntarnos y hacer canciones de los otros. Que Tabaré hiciera una canción mía...

RC – Una especie de venganza de lo que habían hecho contigo.

GC – Y bueno, el grupo original éramos Tabaré Rivero, Eduardo Darnauchans, Walter Bordoni, Alejandro Ferradáz y yo. Y se nos fue el hermanito y se dio la oportunidad de poder grabarlo y quedó verdaderamente maravilloso. Yo no le puedo decir lo que es Tabaré Rivero cantando una milonga que la termina con una especie de fuerza rusa, es una cosa de locura, maravilloso. No le puedo decir a ustedes lo que es, por ejemplo, yo haciendo una canción de Tabaré acerca de su esposa. Me tocó una cosa muy difícil que es hacer "Luna filipina", la última canción de Darnauchans, que va a parecer en un pequeño trocito del disco. Hay una cantidad de canciones que son absolutamente contestatarias de todo y contra todo. Las cantamos totalmente convencidos de lo que estamos haciendo está bien.

RC – ¿Cuándo las vamos a escuchar?

GC – Eso no sé. Creo que en octubre sale el homenaje a Fernando Cabrera, en el cual tuve la suerte de participar, se supone que el Dino va a tener que grabar otro disco, se supone que va a ser en Sondor. Estamos haciendo cosas, pero no es necesario que yo está en Montevideo para hacerlas.

RC – Ya veo, evidentemente Dolores ha resultado inspirandora, y afortunadamente seguimos contando con el artista que hay en este Dino, Gastón Ciarlo, a quien por supuesto agradecemos y a toda la ciudad de Dolores.

GC – Yo pequé de creer que Montevideo era el ombligo del mundo, y resulta que en el interior también hay ciudades, y también hay música urbana.

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Edición: Mauricio Erramuspe