Entrevistas

Ribeiro: Larrañaga tiene "mayor capacidad" para acordar

Ribeiro: Larrañaga tiene "mayor capacidad" para acordar

Para el economista Washington Ribeiro, asesor de Jorge Larrañaga, la crisis de 2002 no derivó sólo de factores externos sino también de la falta de medidas anticíclicas para dar un nuevo rumbo a la economía. "Si hay propuestas sensatas, dialogadas, desde los organismos internacionales a los sindicatos y el sistema financiero darán su apoyo", afirmó.

(Emitido a las 09.10)

EMILIANO COTELO:
¿Cuál sería el equipo económico de un eventual del Partido Nacional (PN)? ¿Quién es la mano derecha del doctor Jorge Larrañaga en materia económica?

Estas preguntas están sobre la mesa del mismo modo que lo estuvieron durante un tiempo a propósito del Encuentro Progresista (EP), hasta que Tabaré Vázquez optó por el contador Danilo Astori.

Si miramos en filas blancas, resulta que el único economista que acompañó a la delegación de Larrañaga en su gira por Estados Unidos es un técnico de apenas 32 años. Es un punto a favor, es un técnico joven surgido de las filas del partido; el punto en contra, podría decirse, es que aún no es un personaje público conocido.

Por eso nos pareció bueno empezar a conocerlo. La entrevista es con el economista Washington Ribeiro, el principal asesor del doctor Jorge Larrañaga en temas económicos. ¿Está bien presentarlo así?

WASHINGTON RIBEIRO:
Un colaborador dentro del equipo asesor de Larrañaga. Así es mejor presentarme.

EC - Como ya dije, tiene 32 años, es montevideano, está casado...

WR - Soy casado con María Fernanda Pérez, tengo dos hijas gemelas de un año y medio, Victoria y Belén.

EC - Es egresado de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración, se graduó en febrero de 1999, y fue docente en esa facultad entre 1997 y 2000; ¿en qué materias?

WR - En el Departamento de Economía en las materias Economía I y Economía Descriptiva I; en la Escuela de Administración en Nociones de Economía e hice una experiencia muy interesante durante un año para la Facultad de Ciencias Sociales, en una carrera que se llamaba Técnico en Turismo que se daba en el departamento de Río Negro, en la ciudad de Fray Bentos; en aquel momento la única carrera universitaria descentralizada.

EC - En el área estrictamente privada, se ha desempeñado como asesor y consultor.

WR - Empecé a trabajar como estudiante en el Banco Central (BCU) haciendo una pasantía (en aquella época el BCU daba la oportunidad a diez estudiantes por año de trabajar y adquirir una primera experiencia laboral). Luego participé en la Administración Nacional de Correos como componente de la reestructura de esa repartición estatal. Y, una vez recibido, en el sector privado me dediqué a las consultorías en forma individual; trabajé para el sistema financiero, para el sector frigorífico, para la industria de servicios, en particular hice muchísimos informes de coyuntura económica y análisis de inversión para inversores que actúan en la Bolsa de Valores.

EC - En especial ha estado vinculado a cooperativas financieras, cooperativas de ahorro y crédito.

WR - Sí; realicé algunas consultorías para Cofac; sobre todo trabajé en un proyecto de remesas y financiamiento de microfinanzas para una alianza estratégica entre cooperativas de Centro América y cooperativas uruguayas.

EC - ¿Cuál es su actividad particular hoy?

WR - A partir de diciembre pasado me estoy dedicando exclusivamente a la campaña electoral y a la colaboración con el doctor Larrañaga en la actividad política cotidiana, o más bien técnica, no tanto política: la elaboración del programa de gobierno de cara a las internas como corredactor; también como corredactor en la elaboración del Consenso Uruguay 2005, el Plan Nacional de Desarrollo y últimamente el programa único del PN.

EC - ¿O sea que hoy no está trabajando en el sector privado?

WR - Estoy haciendo alguna consultoría, pero básicamente estoy dedicado a la actividad política.

EC - Pasemos a ver su relación con la política. ¿Usted siempre ha sido un militante del PN?

WR - Militante no; votante del PN. Recién a fines de 2001, comienzos de 2002 empecé a ver en Larrañaga un hombre que podía cambiar el partido, a través de algunos amigos en común decidí vincularme a él y empezamos a construir una relación que derivó en lo que es hoy: una relación de confianza y si se quiere de amistad.

EC - O sea que hasta ese momento, fines de 2001, principios de 2002, usted no lo había tratado a Larrañaga, no lo conocía.

WR - No, no lo conocía.

EC - ¿Por qué su opción por Larrañaga?

WR - Porque me pareció una persona sincera, con una fuerte capacidad de liderazgo, que daba al PN una visión distinta de la que tenía, en particular en temas de gobernabilidad y lo que en aquel momento era la coalición de gobierno; yo consideraba que el PN estaba involucrándose demasiado en un gobierno de otro partido. El punto de vista, la visión de Larrañaga como hombre del interior me pareció bien interesante, a pesar de ser yo montevideano.

EC - La visión de Larrañaga sobre la gobernabilidad como uno de los puntos que le interesaron. ¿A qué se refiere concretamente?

WR - Al tema de no necesariamente discutir leyes o propuestas de país en función de cargos, sino en base a una visión de país compartida y dar gobernabilidad en el Parlamento al que en aquel momento era el partido de gobierno. No necesariamente condicionar las buenas medidas o las buenas decisiones o votar ciertas leyes a obtener un rédito a cambio.

EC - ¿Y en cuanto al pensamiento económico del doctor Larrañaga?

WR - Comparto, a pesar de ser montevideano, la descentralización. Creo que el país necesita un crecimiento descentralizado, una descentralización de la gestión del gobierno. Esos son los principios que me llevaron a acercarme a él.

EC - El doctor Larrañaga ha dicho más de una vez que su ministro de Economía no sería un técnico, sino más bien un político.

WR - Lo ha dicho. Y no es que lo ha dicho: lo cree.

EC - ¿Esto significa que tenemos que descartar su nombre como eventual ministro?

WR - El nombre lo va a dar el doctor Larrañaga. Desde el momento en que menciona que va a ser un político, no un técnico; en que yo soy un economista y él ha dicho que no será un economista, seguramente haya que descartar mi nombre.

EC - ¿Qué opina usted de esta predisposición de Larrañaga contraria a los economistas para el cargo de ministro? ¿Es tan difícil ser ministro de Economía siendo economista en Uruguay? ¿Por qué?

WR - Larrañaga no está en contra, está a favor de un ministro, no sólo de Economía sino de cualquier cartera, que tenga la capacidad de dialogar, de entender los problemas de la gente, de absorber el conocimiento de un equipo técnico y trasmutarlo en medidas de política económica.

No es difícil ser economista y ministro de Economía a la vez; el tema es que los economistas muchas veces, enredados en tantos números, perdemos de vista que la economía es una ciencia social y que en última instancia lo que importa es el individuo. Tal vez ésa sea la visión que un político le puede dar. Pero Larrañaga no está en contra de ningún economista; al contrario, está a favor.

EC - ¿Usted comparte...?

WR - Y yo también estoy a favor de los economistas porque de hecho lo soy.

EC - ¿Pero comparte ese criterio a los efectos del ministro?

WR - Lo comparto. Yo valoro muy bien la gestión que tuvo Atchugarry. Atchugarry no estaba solo en el ministerio, pero me parece que en el peor momento de este país, en uno de los peores momentos, tal vez en la peor crisis de este país, supo manejar las situaciones y salir adelante.

***

EC - El doctor Larrañaga es criticado desde la izquierda cuando se lo califica como continuista del gobierno actual, pero él, el propio candidato, se empeña en marcar las diferencias que en el pasado ha tenido con esta administración y las discrepancias que mantiene hoy mismo. Pero usted ha sido elogioso con la gestión del ministro Isaac Alfie, ministro de Economía. ¿Cómo hay que entender esto?

WR - Isaac Alfie, o el actual equipo económico, está obteniendo un buen resultado en términos de política fiscal a través de la recuperación económica, que es una demanda y tal vez sea la principal diferencia que Larrañaga tuvo con este gobierno. Larrañaga pensaba en el momento de la crisis que la economía no se tenía que seguir achicando sino empezar a crecer y que las medidas no debían ser pura y exclusivamente asistencialistas sino iniciar un camino de recuperación económica. El tiempo le ha dado la razón, la recuperación económica le está permitiendo al gobierno hoy tener ingresos fiscales mucho más abultados que los que tenía antes. Lo que ha tenido el equipo económico actual es la virtud o sensatez de no agrandar el gasto público, de obtener ciertos superávit que le han permitido ir bajando impuestos y tener una situación fiscal relativamente más saneada. Ahí está mi elogio hacia Alfie y eso explica la diferencia de Larrañaga. Larrañaga es un hombre que cree en un país en crecimiento, cuando este gobierno hasta 2002 creyó en un país del achique o del empate.

EC - ¿Hay una diferencia de criterios, por ejemplo en cuanto a políticas anticíclicas o procíclicas, ese tipo de cuestiones?

WR - Básicamente.

EC - ¿Puede ser más explícito en ese sentido?

WR - Cómo no. La crisis de 2002 se interpretó como una crisis básicamente derivada de factores externos, se asumió que directamente Uruguay importó la crisis de Argentina, cuando no es así. Sí existieron factores externos que derivaron en la crisis uruguaya, pero también hubo falta de margen de maniobra y de proactividad de quien en aquel momento era el ministro de Economía para tomar medidas anticíclicas y darle un nuevo rumbo a la economía. Los agentes económicos y la sociedad en su conjunto percibían que había una fuerte corrida bancaria y en medio de esa corrida el gobierno lo que hacía era achicar, achicar y achicar.

EC - ¿Qué políticas anticíclicas se podían haber adoptado en aquel momento?

WR - Por lo pronto no aumentar el IRP, como se aumentó; de hecho al mes de haberlo aumentado, por no haber recaudado ni cerca de lo esperado, hubo que aplicar una nueva ley y el país tuvo que volver a endeudarse.

Por ejemplo dar otra serie de estímulos a los sectores productivos. Uruguay venía de diez o doce años de atraso cambiario con una devastación del capital social, del capital humano y del capital físico, de la industria y el sector agropecuario. Pero cuando devaluó Brasil Uruguay siguió su política cambiaria, cuando devaluó Argentina Uruguay mantuvo su política cambiaria.

EC - Usted coloca en el rubro fiscal los principales méritos del equipo económico que encabeza hoy Isaac Alfie desde el Ministerio de Economía.

WR - Y de la época de Atchugarry la reprogramación de la deuda externa, que fue apoyada y bien vista por todo el PN.

EC - ¿Qué materias pendientes le quedan al equipo económico actual?

WR - El país continúa, la historia del país no termina en marzo de 2005 sino que sigue, o sea que materias pendientes siempre van a quedar. Queda una infinidad. Hay muchísimo trabajo por hacer por la descentralización, muchísimo trabajo por hacer en términos de políticas microeconómicas para el desarrollo de pequeñas y medianas empresas como tejido social, hay muchísimo trabajo por hacer para mejorar la calidad del trabajo de los uruguayos, para mejorar el nivel de inversión de la economía uruguaya.

EC - Claro, ¿pero aterrizando en medidas concretas?

WR - Nosotros proponemos la creación de cuatro agencias de desarrollo para articular las estrategias locales con los gobiernos departamentales y con la sociedad civil a las estrategias de crecimiento y de política nacional. Por ejemplo descentralizar la salud, tener una política social; Uruguay es uno de los países que más gastan en términos de políticas sociales en América Latina, pero crear sistemas de auditorías y de control a los efectos de que el gasto social llegue efectivamente a quien debe recibirlo. Por ejemplo generar un marco de diálogo a nivel nacional que permita al inversor encontrarse con un escenario amigable cuando viene a Uruguay. Ese es uno de los principales determinantes de la inversión extranjera directa, la estabilidad social y política de un país; eso se genera y se construye día a día en base al diálogo. Este gobierno no ha mostrado ser muy proclive al diálogo.

EC - Para ir un poco más a fondo en este mismo tipo de cuestiones, un concepto que suele manejarse con frecuencia es la escasa capacidad de maniobra que puede tener un equipo económico en pleno siglo XXI.

WR - ¿Por qué?

EC - Por cómo está en buena medida definido el escenario a partir, por ejemplo, de la globalización, los acuerdos con los organismos multilaterales. ¿Cómo ve usted ese aspecto?

WR - No creo que sea así, honestamente. Creo que uno se pone los límites a sí mismo, uno tiene que fijarse objetivos y en base a ellos trabajar. Un gobierno se cierra las puertas en la medida que haga mal las cosas, pero en tanto tenga una política sensata, tenga una visión de largo plazo, la construya sobre la base de una legitimidad social, o sea que la sociedad civil comparta esas ideas, tiene muchísimo de maniobra. En tanto tenga una política fiscal sensata no tiene por qué tener restricciones de organismos internacionales, al contrario...

EC - Pero un capítulo muy concreto condicionándonos...

WR - La deuda externa.

EC - ...es el alto endeudamiento, el volumen, el peso que ha alcanzado la deuda pública en el caso de Uruguay, ampliamente superior al propio Producto Bruto de un año. ¿Entonces?

WR - De lo que usted me está planteando son tan o más conscientes los organismos internacionales. Son tan conscientes como que saben que Uruguay para pagar tiene que crecer, y si le cierran las puertas al país de arranque nunca va a poder pagar. Entonces lo que Uruguay tiene que hacer, de lo cual los organismos son conscientes, es elaborar políticas de crecimiento a largo plazo sensatas que le permitan ir cancelando sus deudas. Recientemente estuvimos en Estados Unidos, hablamos con los tres principales organismos a los que les debemos, el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y en todos hubo una disposición y un acuerdo en este sentido: primero que Uruguay crezca y después que nos pague. En la medida que Uruguay tenga políticas claras, respete las normas y tenga una política fiscal austera (repito textualmente lo que nos dijeron): "Cuenten con el apoyo de estos organismos para salir adelante". O sea que en definitiva las condiciones se las pone uno mismo, no el entorno.

EC - Concretamente, ¿cuál es el grado de maniobra que tendría un gobierno del doctor Larrañaga para aplicar sus políticas económicas con ese condicionamiento tan fuerte del volumen de la deuda?

WR - El grado de maniobra que va a tener el próximo gobierno, sea el doctor Larrañaga o sea el doctor Tabaré Vázquez, no viene dado por factores externos, viene dado por la capacidad que quien gane las próximas elecciones tenga de negociar en la interna para votar leyes que son necesarias para el país. En ese sentido Larrañaga ha demostrado tener la mayor capacidad y no ve al sistema político y a la sociedad uruguaya contrapuestos como buenos y malos entre un 50 por ciento y el otro. El Frente Amplio (FA) lo ha dicho explícitamente: queremos tener la mayoría en la primera vuelta, más del 50 por ciento, para tener mayoría parlamentaria para implementar nuestros cambios. Parecería ser que de otra manera no pudiera implementar esos cambios.

EC - Hay quienes dicen que existe otro tipo de restricciones, ya en el plano interno y en lo institucional. Por ejemplo, la consolidación del modelo de empresas estatales; casi no se puede tocar el papel de las empresas del Estado porque cuando se intentan cambios en esa materia surgen los referéndum que bloquean las iniciativas. El propio papel de los sindicatos; sectores afines al gobierno dicen que ahí hay condicionamientos muy fuertes.

WR - Tal vez por falta de diálogo, pero en la medida que esos cambios sean impulsados no sólo por el sistema político y les vengan dados como un hecho a los sindicatos y al resto de la sociedad, sino que sean compartidos y discutidos previamente, creo que no. Es verdad, la sociedad uruguaya se ha negado a implementar cambios en las empresas públicas, pero no quiere decir que siempre vaya a ser así. Uno no puede presumir lo que va a pasar en el futuro y de antemano decir "no puedo"; al contrario. Esa es la actitud de Larrañaga: "Quiero cambiar este país, creo en un Uruguay mejor y tengo la capacidad de liderazgo para hacerlo". Esa es básicamente la filosofía que debe tener un gobernante: iniciativa, liderazgo y capacidad de mando. Y a su vez capacidad de dialogar con los diferentes agentes, si uno plantea una reforma de una empresa pública, la discute previamente con el sector empresarial, con el sector sindical y en definitiva con los representantes de la sociedad en su conjunto y se llega a acuerdos, esos cambios no van a ser traumáticos ni nada por el estilo. Si son cambios unilaterales seguramente generan rechazo, como cualquier cambio.

EC - El programa de gobierno del PN a partir de la fórmula presidencial surgida de las elecciones internas se va a presentar esta misma semana.

WR - Mañana, jueves.

EC - No quiero ingresar en preguntas demasiado específicas sobre capítulos del programa porque todavía no está oficialmente conocido, entonces para redondear por hoy me gustaría preguntarle por un tema que está arriba de la mesa en estos días y que sin duda es un tema para el próximo gobierno, no sólo es un tema para este gobierno en el final de su período, sino para el próximo: el reclamo de una nueva suspensión de ejecuciones a los deudores en dólares. A diferencia de estos sectores del FA que han impulsado una ley de suspensión de ejecuciones hasta febrero de 2005, Alianza Nacional pretende una suspensión de ejecuciones por la vía de un acuerdo del Poder Ejecutivo con los bancos. Desde el Poder Ejecutivo y el Partido Colorado (PC) se responde: son planteos electoralistas. ¿Qué dice usted?

WR - Uruguay tiene un problema de endeudamiento interno, la sociedad uruguaya y el medio empresarial, muy alto. Los endeudados no reclaman una suspensión de ejecuciones, los endeudados quieren pagar y los acreedores quieren cobrar. Lo que los endeudados reclaman son condiciones favorables para poder pagar en términos de plazos y tasas de interés. No han encontrado receptividad en este gobierno. El gobierno tiene que articular a las dos partes, de hecho el sistema bancario público compone 50 por ciento del sistema. Los endeudados están reclamando condiciones para pagar. En ese sentido, y como este gobierno no ha demostrado generar las condiciones adecuadas, el doctor Larrañaga se puso en contacto con el ministro Alfie a los efectos de generar un marco propicio, no necesariamente una suspensión del 100 por ciento de las ejecuciones, sino un estudio profundo de la situación y una postergación de las ejecuciones de aquí al próximo gobierno para que el próximo gobierno pueda implementar medidas tendentes a solucionar el endeudamiento.

EC - Usted conoce los argumentos en contra de ese tipo de remiendos...

WR - No; no es un remiendo: es una postergación. Yo me baso en lo que escuché -porque estuve en la reunión- del ministro Alfie. No sé cuáles fueron los comentarios del resto del PC; yo me baso en lo que dijo Alfie, quien asumió el compromiso de dialogar con los bancos a los efectos de que éstos voluntariamente generaran esta postergación de ejecuciones. En eso estamos.

EC - El propio Alfie dijo el lunes pasado, después de reunirse con los bancos, que ni siquiera por la vía administrativa habría una solución.

WR - Nunca se habló de firmar un documento, se habló de un compromiso voluntario de los bancos. Repito: en eso estamos y creo que hoy o mañana a más tardar el doctor Larrañaga va a volver a reunirse con el ministro Alfie para que le aclare un poco su posición. Él comprometió su palabra y no tengo por qué dudar de la palabra del ministro.

EC - ¿Cómo compatibilizar la búsqueda de salidas para esas situaciones, que pueden ser complejas, de cumplimiento de los compromisos asumidos con la posibilidad de una ejecución, de un remate, con -por otro lado- lo que desde el sector financiero se entiende que serían las consecuencias de no concretar las ejecuciones o dejarlas en suspenso? Dicen: uno, se fomentaría la cultura del no pago; dos, se pondría en riesgo el dinero de los ahorristas, por ejemplo en el caso del Banco República, que es la otra parte de la ecuación; tres, se atentaría contra el regreso del crédito, tan necesario para el funcionamiento de la economía. ¿Cómo se compatibilizan esos dos partes, esos dos intereses?

WR - Volvemos a lo de las empresas públicas. No estamos hablando de una ley, no estamos hablando de obligar a los bancos a suspender las ejecuciones; estamos hablando de generar una mesa de diálogo con los bancos a los efectos de que éstos voluntariamente pospongan las ejecuciones. O sea que en la medida que no estén de acuerdo no lo aceptarán y si están de acuerdo asumirán que esas cosas no van a pasar. Sí estoy de acuerdo en que si hay una ley se genera un mal precedente. Pero a su vez el crédito no vuelve al país no por una ley de este tipo ni nada que se le parezca: el crédito no vuelve al país por una normativa bancocentralista extremadamente dura que impide la libre fluidez y por la estructura propia de los depósitos, que son a corto plazo. El país debe pensar en desarrollar un mercado de capitales y otra serie de instrumentos.

Repito: estamos hablando de una solución voluntaria, no obligamos a nadie a nada, porque no es la forma de gobernar. La forma de gobernar es consensuar, llegar a acuerdos e implementarlos en diálogo, sobre la base del diálogo y del acuerdo. Como Larrañaga tiene la capacidad de generar esas mesas de diálogo, es en definitiva lo que está haciendo: buscando una buena solución para todos.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón