Luis Rosadilla: "No hay escuelas para intendentes"
El proyectado candidato a la IMM por el MPP reclama desmitificar la función pública. El intendente no tiene ni debe tener respuesta para todo: debe tener una concepción política sobre las prioridades y fomentar la creación de equipos. El intendente no administra: lo hace su equipo de técnicos y asesores. Tener los números en la cabeza pero también en el corazón: si hay 70.000 niños sin comer no se puede dormir tranquilo.
(Emitido a las 09.11)
EMILIANO COTELO:
¿Quién es Luis Rosadilla? Una pregunta muy repetida por estas horas cuando el Movimiento de Participación Popular (MPP) ha salido a promoverlo con tanta fuerza como candidato único del Frente Amplio (FA) para la Intendencia de Montevideo (IMM).
(Grabación)
JOSÉ MUJICA:
Yo tengo un candidato que es obrero, panadero, que lo he visto eficiente en todo lo que ha agarrado en la vida. Y yo sé que tendría una veta popular que le vuela la bata."
(Fin de la grabación)
Así hablaba Mujica este lunes En Perspectiva. Pero, ¿qué méritos tiene Rosadilla, cuál es su trayectoria? Son preguntas que se acumulan porque estamos hablando de alguien que, si bien acaba de ser electo diputado por el MPP en Montevideo, en realidad se ha movido con un perfil muy bajo.
Les proponemos conocer un poco más a esta figura "emergente" de nuestro elenco político.
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Para comenzar vamos a repasar algunos datos personales suyos. Tiene 50 años, nació en Montevideo el 21 de diciembre de 1953 (le dicen el "Ratón") . Está casado, tiene seis hijos; ...
LUIS ROSADILLA:
Por ahora.
EC - ... la mayor es una mujer y tiene...
LR - 20 años.
EC - Vive en Santa Catalina, detrás del Cerro de Montevideo. En materia de fútbol es hincha "fanático" de Bella Vista. ¿Ha vivido toda su vida en Montevideo?
LR - No: viví desde 1964 hasta... que me mudé a Libertad en un camión verde. Vivía en Progreso, departamento de Canelones. Cuando regresé de esas vacaciones me radiqué en Montevideo nuevamente.
EC - Dice que "se mudó" a Libertad, que pasó "vacaciones" allí. Son referencias bastante claras al período durante el cual estuvo preso.
Sigamos avanzando en la historia, desde los 13 años usted trabajó como confitero.
LR - Sí, entré en una panadería; como confitero arranqué a los 15, 16, mientras me fui haciendo en el oficio. Te lleva tres añitos, tres añitos y medio; eso no llueve, hay que mover las manos.
EC - De todos modos completó los estudios secundarios y tenía previsto ingresar a facultad cuando, en diciembre de 1973, fue detenido a la edad de 19 años. Estuvo preso nueve años en el penal de Libertad, de donde salió en 1982. ¿Por qué fue detenido?
LR - Porque era -y soy- miembro del MLN.
EC - Pero tenía 19 años. ¿Cuál era entonces su involucramiento con el MLN?
LR - Total. Ubiquemos que fui detenido en diciembre de 1973, llevábamos seis meses de dictadura. Si alguna duda podíamos tener los jóvenes en los años 1970, 1971, 1972 en cuanto a cuál era el camino que quedaba en Uruguay para luchar, después del golpe de Estado de 1973 no teníamos ninguna. Esto no era en joda, era en serio. Ahí estaba.
EC - ¿Qué sedimentos le dejaron esos nueve años de prisión?
LR - Estar preso es vivir también. La vida siempre tiene, en prisión o libertad, distintos balances. En lo personal obviamente, nueve años privado de libertad y en condiciones de reclusión como las que había en el penal de Libertad, dejan sedimentos difíciles de revertir en el resto de la vida. Creo que todos los compañeros que pasamos situaciones de esas tenemos algunas mataduras difíciles de curar. Por otro lado eso tiene una enorme potencialidad en el sentido de conocer y aprender de muchísima gente de gran capacidad y gran trayectoria, de grandes conocimientos, sobre todo de gente buena, de muy buena gente.
EC - Una vez liberado, año 1982, vino la etapa de la reincorporación a la vida social mientras se terminaba la dictadura. ¿Qué hizo usted desde 1982 en adelante?
LR - Yo salí un miércoles a las cuatro de la tarde. Al otro día me reuní con cuatro compañeros para empezar a reorganizar la resistencia y la organización en la calle. Desde ese momento trabajé en la reconstrucción de mi organización política, a la que le dimos en esa etapa final de la dictadura el nombre de "Movimiento 26 de Marzo en el Uruguay" para diferenciarnos de organizaciones que funcionaban con nombre similar pero con base fundamentalmente en el exterior.
EC - Y que concretamente siguen funcionando hoy.
LR - Sí, sí, pero ahora instaladas en Uruguay.
EC - Usted fue el primer presidente de una convención del MLN en la legalidad en diciembre de 1985. Brevemente, ¿de qué tipo de actividades políticas se nutrió su trayectoria en esos años, desde entonces hasta ahora?
LR - Durante esos primeros años contribuí a la reconstrucción y la reorganización de mi fuerza política; actué en la dirección del Movimiento 26 de Marzo, después del MLN integrado con ella hasta 1991-1992; estuve en la dirección del MPP por esas mismas fechas; hasta 1993 más o menos estuve en responsabilidades de dirección. Y allí me tomé un respiro, no para mi vida personal sino para reorganizar algunas cosas de mi vida personal; no dejé de militar sino que pasé a hacerlo en organismos de base por unos añitos. En 1999 me llama el Ñato, cuando es elegido senador, me plantea ir a su secretaría...
EC - El "Ñato" es Eleuterio Fernández Huidobro.
LR - Para todo el mundo es el Ñato, no hay problema.
EC - ¿Cómo había sido su modo de vida, de qué había vivido todos esos años?
LR - Del trabajo.
EC - Supongo que una familia con seis hijos es un presupuesto importante.
LR - Sí, sí, hay que remar mucho. Lo primero que hice cuando salí fue lavar sábanas, lavar ropa, porque me era difícil trabajar: todavía estaba la dictadura y era difícil que te dieran trabajo. Mi vieja, que era empleada doméstica, me conseguía sábanas en Pocitos para lavar y vivía de eso, de lavar ropa. Esa vieja, que era analfabeta, no sabía ni leer ni escribir, aprendió a leer para leer las cartas de preso mías y de mis hermanos. Quizás para alguna gente sea difícil concebir a una persona analfabeta como una gran persona; para mí fue una gran persona.
Después la cosa se abrió un poco más, conseguí trabajo en una panadería. Luego vino la etapa de mis responsabilidades de dirección en el MLN, durante ese tiempo me dediqué profesionalmente a la dirección del MLN...
EC - O sea, fue un funcionario del movimiento.
LR - Sí, fui un funcionario rentado hasta 1992. Ahí comencé emprendimientos, primero con el Coco y el Zurdo hicimos una panadería en el barrio conocido como "de los Judíos", nos fue bastante bien, al tiempo la pudimos vender y pagar los créditos que habíamos tenido para hacerla; me metí con otro compañero en otra y así fui hasta 1999.
EC - Y cuando llega a trabajar con Eleuterio Fernández Huidobro en el Parlamento, ¿cómo qué asume, como secretario político? ¿Se puede decir eso?
LR - Compañero del Ñato ahí. Si es necesaria la formalidad, secretario. Compañero: sentarse, charlar, cómo ves la cosa, cómo no la ves, estudiame este tema, trabajame aquel otro... Hay un tema de cabeza en esto, decirle al Ñato "senador" y él decirme "secretario" es una ridiculez. Somos compañeros, no sé, y con los demás que están ahí. Hay un problema de cabeza acá.
Mirá lo que me pasa. Ayer de una emisora llama una persona y dice: "¿Por qué en el MPP solamente hay diputadas, no hay senadoras?". Nunca se me hubiera ocurrido que la gente tuviera una jerarquización entre diputado y senador y que eso fuera una carrera... Y bueno. Trabajo de eso, de compañero ahí con el Ñato.
EC - En la última elección del 31 de octubre fue electo diputado por Montevideo por la lista 609; ocupaba el...
LR - El quinto lugar.
EC - ¿La tarea legislativa lo entusiasma?
LR - La tarea legislativa, tal como la desarrollamos en los cinco años anteriores, tiene muchas cosas positivas, uno aprende mucho, estudia mucho, se calienta mucho. Porque vos trabajás meses en un tema, sabés que tenés razón, pero llega el momento de levantar las manos y te vas para tu casa con la cabeza gacha porque la mano de yeso te hizo perder en una cosa en la que sabés que tenés razón. Pero bueno: así es la democracia y así es la vida política, así es la lucha.
Creo que en este período va a haber condiciones distintas, que muchas cosas muy importantes que están planteadas, muchos proyectos, centenares proyectos de ley que han quedado por el camino, se van a poder retomar y convertir en realidad.
Por lo tanto si miro estos cinco años te diría que ha habido importantes victorias legislativas, importantes avances... Uno aprende mucho en ese trabajo porque tiene mucha información, muchos insumos para formarse y aprender, pero es duro. Porque cuando perdés bien... con Bella Vista he perdido muchas veces bien, agarrás Félix Olmedo para abajo, vas tranquilo, te vas al boliche, tomás una y decís: "Hoy marchamos como la gente". Pero esos días que el juez te cocina, ¿viste?, que sabés que no era para perder, ahí no te vas bien.
***
EC - Al opinar sobre los 15 años durante los cuales la izquierda ha gobernado la IMM usted ha calificado como "muy buenas" a esas tres administraciones. Sin embargo también dijo que tiene matices o diferencias en cuanto a dónde debe estar puesto el énfasis en la gestión. ¿Cuáles son esos matices?
LR - Primero, he caracterizado -reitero- a las intendencias, a las administraciones del FA como muy buenas para Montevideo, lo han hecho avanzar mucho, han logrado muchos éxitos y creo que por eso la gente las ha reconocido desde el punto de vista electoral. El respaldo electoral al FA en Montevideo ha crecido sistemáticamente y en forma explosiva en cada una de las elecciones que hubo.
Creo que viene un tiempo nuevo. Las intendencias del FA, las administraciones, han tenido que moverse con un gobierno adverso y sistemáticamente postergador de las aspiraciones y las necesidades de la IMM. La próxima intendencia de Montevideo, el próximo gobierno municipal, la próxima administración se va a mover en el contexto de un gobierno nacional que va a tratar a las intendencias municipales con equidad, no digo con preferencia, que sería el error contrario, sino con equidad. Esto le permite -a mi juicio- a la IMM poner el énfasis, subir la apuesta en sectores en los cuales hasta ahora hay déficit.
EC - ¿Cuáles son las cosas que ahora se van a poder hacer en Montevideo, que hasta ahora no se podía por esa discriminación que la intendencia ha denunciado que sufre o ha sufrido por parte del gobierno central?
LR - Primero hay una necesidad de completar los servicios que atienden las necesidades básicas insatisfechas de la población; la Intendencia hizo mucho en eso pero todavía tiene muchísimo más por hacer. Reitero algo que he dicho en otros lugares: hay que abandonar el mundo de la computadora y de la cifra fría. Cuando nos dicen que la mitad de los niños nacen pobres, que 70.000 gurises se van a dormir sin comer -muchos de ellos viven en Montevideo-, que el embarazo adolescente es explosivo e incontenible, que la falta de trabajo... A todo eso que decimos todos los días, todo eso que parece números, hay que dejarlo en la cabeza pero a su vez ponerlo en el corazón y salir a hacer algo. Salir a hacer cosas y hasta que algunas de esas cosas no estén resueltas, las básicas no estén resueltas (y la intendencia tiene un papel importantísimo a jugar en eso) uno no puede descansar, no puede irse tranquilo, no puede distraerse en otras cosas. Creo que hay que poner un énfasis en resolver las heridas más urgentes de la sociedad.
EC - Usted habla de cambios que pueden instrumentarse en la orientación de la IMM a partir de lo que será un escenario diferente en la medida que el gobierno nacional también estará en manos de la izquierda. Pero en sus declaraciones también se perciben objeciones o discrepancias con como se han manejado las cosas hasta ahora, más allá de que dice que esas administraciones han sido muy buenas. Por ejemplo ha hablado de "aristocratización" del gobierno municipal; ¿por qué?
LR - No es así; eso es una mala traducción en todo caso. Yo he hablado de una aristocratización de la política, creo que hay una mirada en relación a lo político (no en todas las personas, no en todos los sectores), hay una tendencia, hay sectores que tienen una mirada aristocrática de la política. La política parece un área reservada a determinada gente y a otra no, parece algo que necesariamente tiene que tener un sello y un diploma detrás, y si no los tiene es al menos de categoría inferior. Me parece que hay que abandonar eso.
Por ejemplo, entiendo que uno de los problemas que tenemos con la participación popular en los centros comunales, en la descentralización municipal, es que a la hora de la verdad la gente se siente postergada. Participa, participa, participa, renuncia a cosas, deja a los hijos solos, gasta en ómnibus y cuando se toman las decisiones -lo he visto- muchísima gente tiene un sentimiento de "no fuimos tomados en cuenta". No digo que esto sea una arbitrariedad o una desconsideración; quizás hasta razones pueda haber, pero es un sentimiento que va ganando...
EC - Esa gente se ve postergada ¿por quiénes?
LR - Por las decisiones que la Intendencia toma; porque se crea un proceso de expectativa, de movilización, de aportes, de opiniones, pero a la hora de las resoluciones la gente (o parte de esa gente, porque la gente va por una vereda y por otra) se siente algo desencantada, dice ¿para qué trabajamos tanto si ahora no hay nada que refleje tantos días, tardes y noches metidos en tratar de generar una opinión sobre qué hacer en mi barrio?
EC - Pero eso no es culpa del gobierno central que discriminó a la IMM.
LR - No, no, no; tú me preguntabas por algunas diferencias, te las estoy marcando. Estoy hablando de mi intendencia.
EC - En síntesis, entonces, ¿cuál es el defecto?
LR - Parece que hay que escuchar mucho más la opinión de esos organismos descentralizados que creamos, darles más autonomía, más capacidad de resolución, mayores posibilidades de aplicación, aún en el error en las cuestiones que se resuelvan a nivel descentralizado. Aún en lo que se pueda considerar como un error; después la realidad demuestra si era un error o no.
EC - Usted también ha dicho en estos días: "Hay que ver qué intendente quieren los montevideanos, si uno que tiene respuestas brillantes para todo o uno que provenga de la clase obrera, que salga a recorrer los barrios y forme equipos de trabajo".
LR - Sí; eso sí.
EC - ¿Tiene que ver con lo que venía diciendo?
LR - Sí, creo que hay que hacer opciones, que hay que debatir eso. Lo he dicho en varios lugares, creo que a esa figura institucional del intendente, como muchas otras, hay que bajarla a tierra, el intendente es un ser humano y como todo ser humano es limitado, no puede tener respuestas para todo, no las debe tener. Creo que el mejor intendente es como el juez de fútbol, es el que no se nota. El que logra conformar equipos, discutir planes y llevar adelante una gestión donde todo está suficientemente atendido como para que no tenga que andar a cada rato atajando los penales de las cosas que se hacen mal o no se hacen. Yo diría que la mejor gestión del intendente es como esa: como la del juez del fútbol, que no se vea, que se note lo menos posible. Creo en los equipos, en que hay que formar equipos de mujeres y hombres que pongan cabeza, que tengan especialidades en áreas, que conjuguen y conjunten un plan para Montevideo apoyado en las resoluciones de la fuerza política y en el programa que se discute ampliamente dentro del FA. Eso no lo resuelve una persona, por brillante que sea una persona no lo sustituye.
EC - Claro, pero a propósito de su perfil como eventual intendente, como candidato a intendente, parecería que hay algunas exigencias mínimas. De algún modo este mensaje que llega desde la audiencia lo plantea; Walter quería saber cuál había sido su actividad, de qué había vivido y, sobre todo, qué experiencia administrativa tiene, porque va a tener que administrar nada menos que un municipio.
LR - Creo que Walter se equivoca. El municipio es administrado por un equipo municipal, no por el intendente. Yo tengo un problema, se lo digo a Walter y a los oyentes, y lo digo en términos de chiste pero es verdad: cuando me plantearon esto, ya hace un tiempo, hice lo que hace cualquiera, dije "me voy a preparar"; entonces me fui a la guía clasificada y empecé a buscar si había escuelas para intendentes. Y no hay escuelas para intendentes, no existen, no hay nadie que tenga título de "formado para intendente". La formación de los intendentes, de los compañeros que nos antecedieron y de los que vendrán, es su actividad política, la vida política, la vida de relación con los compañeros. El papel central del intendente es el que dije: ser fomentador de equipos, organizador de equipos, el de promover la libertad, la capacidad, la iniciativa de la gente, no estar resolviendo todos los problemas. No creo que el intendente en sí, como persona, tenga que administrar nada: hay una administración municipal, son 38 directores y jefes de departamento, más los asesores, más los contadores, más los equipos jurídicos... Parados en fila van como de aquí a la rambla los técnicos que hay para eso. En la intendencia hay que tomar decisiones políticas sobre la base de los informes y las opciones técnicas.
EC - Por lo que acaba de decir, hace un tiempo por lo menos que viene preparándose para la eventualidad de ser candidato a intendente.
LR - No: dije que era un chiste. Es decir, cuando dicen "¿Qué preparación...?", ¿quién está preparado? Porque si me decís que lo que estamos eligiendo es un cirujano te digo "Traeme el certificado de la Facultad de Medicina, decime dónde hiciste el posgrado en cirugía porque no te voy a dejar operar...". ¿Pero cuál es, dónde está la escuela que formó a los intendentes aquí?
EC - ¿Por qué entiende usted que su nombre -que es el que ha estado circulando y generó discrepancias dentro del Frente- puede generar resistencias, rechazos?
LR - Primero, creo que mi nombre no es lo que ha generado resistencias y rechazos, no creo; creo que lo que hubo son opiniones en relación a la forma como este tema se ha planteado. No lo he escuchado (quizás no leo todo ni escucho todo, también soy limitado en eso, tengo una capacidad para leer y escuchar limitada) en relación a mi persona. ¿Por qué el Pepe y otros compañeros me proponen? Ah, yo no traduzco a los compañeros; hay que preguntárselo a ellos, son ellos los que tienen que fundamentarme. Me queda incómodo decir por qué los demás pueden pensar en mí.
EC - Mujica dijo, por ejemplo, el lunes -lo escuchábamos en el fragmento que repetíamos-: "Yo sé que Rosadilla tendría una veta popular, porque la conozco, y le vuela la bata". ¿De qué estaba hablando, qué es eso de la veta popular?
LR - No recuerdo bien el teléfono del Pepe; hay que hablar con él, ya dije. No soy traductor de nadie, yo soy Luis Rosadilla. Mujica se llama José Mujica Cordano, él habla por él, se traduce solo.
EC - Nelson, de Sayago, pregunta (es muy temprano para hacer una pregunta tan concreta, pero creo que pauta una preocupación y, sobre todo, seguramente un tema sobre el que usted seguramente ya ha reflexionado algo): "¿Cómo va a hacer para llevar adelante esos proyectos en una intendencia que tiene el 82 por ciento en sueldos y gastos sociales?".
LR - El presupuesto municipal tiene flexibilidades, sin duda. Las cargas salariales y sociales de cualquier empresa o cualquier administración son una parte que siempre es modificable, siempre se puede trasladar. Pero es una respuesta que no le puedo dar a Nelson en el aire: ¿le voy a inventar ahora una serie matemática de cómo se arregla eso? Hay que resolver primero políticamente en qué vamos a invertir, cómo vamos a generar la relación con el personal, qué dimensiones vamos a tener, qué cosas vamos a desarrollar, qué departamentos hay que achicar, cuáles hay que agrandar... Porque ahí empezamos con lo que digo que no hay que caer, esto hay que resolverlo colectivamente, tiene que ser un plan conjunto, no puede ser el crack que dice "Yo saco de acá y pongo...". No: es mentira; eso no funciona.
EC - ¿No lo impresiona enfrentarse a una especie de monstruo burocrático?
LR - No; no me impresiona porque no estoy solo, porque me parece que hay en la sociedad un reclamo de enfrentar los monstruos burocráticos en todos lados. Cuando digo no estoy solo no me refiero al MPP ni al FA: me parece que hay socialmente un reclamo de, de una vez por todas, meterle mano al tema de ese copamiento burocrático que hay en la sociedad.
EC - Meterle mano implica, entre otras cosas...
LR - ...meterle mano.
EC - ...implica discutir duro seguramente con Adeom.
LR - Sí; seguramente. Pero yo creo que hay que sacarle a Adeom esa especie como de fatalidad, parece que en Adeom o en el municipio, por algún artilugio mágico, hubieran llovido todos los malos trabajadores, los haraganes, los que faltan, los que reclaman. En el municipio hay trabajadores de todo tipo, con una organización sindical como muchas que existen y que hay que relacionarse con esos trabajadores como tales y buscar soluciones. Si no parece que caemos un poco... Cuando hay un problema que no se resuelve bien, cuando hay una situación de conflicto la culpa la tiene el otro, el problema es que ahí son todos malos, ahí se juntan los haraganes, los... No; me parece que eso es...
EC - En la dirección de Adeom se ha juntado una directiva muy dura, muy radical.
LR - Lo que pasa es que a la dirección de Adeom la eligen los trabajadores; esos trabajadores viven en Montevideo, donde el FA tiene más del 60 por ciento de los votos y seguramente entre los trabajadores de Adeom esa proporción se mantiene. Preguntémonos entonces qué estamos haciendo en Adeom.
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El día de furia en el MPP (Informe En Perspectiva)
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Caterina Notargiovanni