Internacionales

Chile tras la cumbre de la APEC

Contacto con Horacio Brum, desde Santiago de Chile.

(Emitido a las 7.50)

EMILIANO COTELO:
Dicen hoy las crónicas internacionales que, más allá de las deliberaciones sobre los temas de la agenda oficial de esta cumbre de APEC, el Foro de Cooperación Asia-Pacífico, básicamente centrados en el comercio y la seguridad, la capital chilena se transformó este fin de semana en el epicentro mundial de discusión de los asuntos más candentes que hoy dominan la agenda del mundo en los numerosos y variados encuentros bilaterales que sostuvieron algunos de los líderes asistentes. Fundamentalmente las cadenas internacionales de noticias tenían la mirada puesta allá, no sólo por la cumbre de APEC, sino también porque éste era el primer destino de la primera salida al exterior del presidente George Bush después de su reelección.

Vamos a dialogar con nuestro corresponsal en Santiago, Horacio Brum.

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Horacio, hablemos de dos situaciones noticiosas de este fin de semana. La primera de ellas es justamente la cumbre de la APEC. ¿Qué dejó esta reunión?

HORACIO BRUM:
En primer lugar hay que destacar que esta cumbre termina, como suelen terminar todas estas cumbres, con una declaración muy general. Como decías anteriormente, se comprometieron a ampliar, liberalizar el comercio internacional, luchar contra la corrupción en los países miembros y, por supuesto, también contra el terrorismo. Pero hay que aclarar una cosa fundamental: las declaraciones de APEC, mucho menos que las de otras cumbres, no son vinculantes. APEC podría definirse en pocas palabras como un "club de comerciantes" porque la mayoría de sus socios no busca un acuerdo político, no busca formar un bloque para hacer fuerza en el mundo, sino que busca mejorar sus condiciones de comercio. Ni siquiera surgió de aquí un tratado de libre comercio, como proponían los empresarios chilenos y algunos otros, que reuniera a todas estas grandes economías de la cuenca del Pacífico, lo cual crearía una zona de libre comercio de enorme poder. Hubo poco interés por parte de los gobiernos, que solamente se comprometieron a seguirlo estudiando durante un año más. De manera que en ese sentido, en cuanto a cosas concretas, cambios concretos, poco.

EC - ¿Y dónde, en cambio, sí hubo resultados que podamos considerar un poco más consistentes?

HB - Yo diría que el que vino con una canasta llena y se fue con lo que quería fue el presidente Bush, de Estados Unidos, que indudablemente fue la figura central, polémica incluso, de la reunión. Trajo su propia agenda para discutir con varios de los mandatarios de la región, que estaba centrada, sobre todo, en la eterna preocupación de Estados Unidos por la seguridad, el terrorismo y demás. Parece que la obsesión de Bush ahora es el tema del supuesto, hipotético, rearme nuclear de Corea del Norte. A ese efecto se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, con Hu Jintao, el presidente chino, con el primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, y varios otros durante mucho tiempo. Aparentemente consiguió apoyo de ellos para poner más presión sobre Corea del Norte a los efectos de obligarla a detener sus planes de armamentismo nuclear.

EC - En cuanto al otro capítulo, las reuniones bilaterales, hubo evidentemente mucho interés por conocer cómo les iba a Bush y Lagos, al presidente de Estados Unidos y al presidente de Chile, en estos diálogos que sostuvieron en el día de ayer.

HB - Exactamente. Hubo un ambiente un poco enrarecido, digamos, porque inicialmente se había planteado un gran banquete para 300 personas en homenaje al presidente Bush, pero luego la seguridad estadounidense les arruinó la fiesta a los chilenos porque quería pasar a todos los invitados por detectores de metales. Imagínense ustedes: presidente de Corte Suprema, Poder Legislativo y demás pasando por detectores de metales, controlados, además, por el servicio secreto estadounidense. Eso era lo que querían.

EC - Eso no fue aceptado por las autoridades chilenas, y por lo tanto se canceló esa recepción y se la terminó sustituyendo por una cena de trabajo.

HB - Se hizo una pequeña cena de trabajo, en la cual no hubo más de 20 personas, y ahí se discutieron asuntos bilaterales como la marcha del comercio. El presidente Bush sobre todo continuó estimulando la idea de Estados Unidos de que Chile sea una especie de –por no decirlo de una manera despectiva– "representante" oficioso de sus intereses aquí en nuestra región. Aclamó a Lagos como un líder regional, incluso como un aliado –en todo momento hizo demostraciones públicas de su aprecio por él, palmeándolo en la espalda y demás–; eso fue lo más significativo de la reunión. Hay que mencionar también que en el plano estratégico es significativo que Bush se fuera de Chile hacia Colombia, que es el otro aliado oficioso que tiene en la región; ambos de alguna manera representan una posición un poco apartada de la del grueso de los presidentes de la región en cuanto a su relación con Estados Unidos.

EC - En definitiva, ¿qué deja todo este sacudón del fin de semana?

HB - A Chile le deja un profundo orgullo por haberse codeado con los grandes. Llama la atención, por ejemplo, la actitud casi incondicional de la prensa y de los medios chilenos elogiando absolutamente todo lo que se hizo en la APEC. Es cierto que hubo una excelente organización, pero también lo es que aquí se reunían algunos de los gobiernos, asiáticos por ejemplo, más autoritarios del mundo, violadores de derechos humanos y demás. Nada de eso surgió en los temas.

Por otro lado, por supuesto, el espaldarazo de Bush al gobierno chileno como su aliado en la región. Pero, como comentaba un importante analista político de Chile, precisamente Patricio Navia, todo esto tiene poco significado para las aspiraciones de liderazgo latinoamericano del presidente Lagos, porque si bien Washington mantiene una cierta amistad, también es consciente de que no representa una voz mayoritaria en este momento de América Latina, donde la orientación está yendo mucho más hacia la izquierda y mucho más en contra de los intereses de Estados Unidos. Hay que mencionar que Chile en términos comerciales, por ejemplo, prácticamente ha abierto sus puertas a todo lo que propone Estados Unidos, en tanto América Latina mantiene toda una serie de reservas hacia cosas como el ALCA, esa famosa zona de libre comercio que se quiere establecer.

De modo que podríamos decir que en esos términos Chile salió con una imagen fortalecida mirada en su propio espejo, pero no tanto en el ámbito regional. Y en algo muy concreto, se hablaba de todo lo que podía surgir potencialmente, comercio y demás, pero el hecho es que el aporte de dólares que dejaron todos los invitados y las delegaciones se calcula en unos 40 millones de dólares en estos tres días. Un cálculo que ha hecho una asociación de exportadores dice que cada día feriado que tiene el país, como el del viernes, que se impuso por razones de seguridad, se pierden 120 millones de dólares. De manera que en términos prácticos hay que moderar un poco el balance.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe