Especiales

El marco macroeconómico y el impulso al crecimiento

Conferencia del director de la Asesoría Macroeconómica y Financiera del Ministerio de Economía y Finanzas, Fernando Lorenzo.

FERNANDO LORENZO:
Buenos días a todos. La parte de la presentación que me corresponde tiene que ver básicamente con la orientación general de las políticas macroeconómicas y su vinculación con lo que podríamos denominar un objetivo prioritario y fundamental, tal cual el ministro lo ha establecido, que es alcanzar altos niveles de crecimiento. El concepto que está detrás de esta articulación entre el marco macroeconómico, las políticas macroeconómicas y el crecimiento es relativamente simple y conocido, pero vale la pena reafirmarlo: un contexto macroeconómico equilibrado y que dé garantías fundamentales de estabilidad y previsibilidad, es un ingrediente fundamental para que el proceso de crecimiento encuentre oportunidades de concretarse, para que éste sea lo más sólido y lo menos vulnerable posible, pero por sí solo el marco macroeconómico no es una condición suficiente para el crecimiento.

Esto lo queremos reconocer desde la perspectiva de que la sola conducción macroeconómica no alcanza para asegurar altos niveles de crecimiento. Desde el propio equipo que tiene a su cargo la conducción de las políticas macroeconómicas queremos hacer un expreso reconocimiento, que hay otra batería de políticas públicas en las cuales estamos profundamente comprometidos e interesados, algunas de ellas que ni siquiera son responsabilidad o iniciativa de la Asesoría Macroeconómica, que son fundamentales para concretar crecimientos económicos más importantes que los que hemos tenido hasta el momento.

Hechas estas consideraciones iniciales, queremos empezar estableciendo algunos números que denominamos los supuestos macroeconómicos o el contexto macroeconómico en el cual se inscriben las políticas macroeconómicas que el gobierno va a estar llevando adelante. Algunos de ellos son conocidos, voy a pasar rápido, pero cada uno de ellos pretende aportar un elemento de entorno dentro del cual estamos tomando las decisiones en materia de políticas económicas en general y en particular de políticas fiscales.

Continuidad del crecimiento

Estamos contemplando para este año y el próximo la continuidad del proceso de crecimiento, con tasas de crecimiento para este año de 6 por ciento y para el año que viene de 4 por ciento. La perspectiva es que como resultado de las reformas estructurales que se estarán implementando en el correr de este año y el año que viene, la mejora en la tasa de crecimiento de largo plazo de la economía va a permitir incrementar los registros históricos de crecimiento y por tanto que a partir de 2006 la economía uruguaya estará en condiciones de crecer más de lo que lo ha hecho históricamente.

Es por todos conocido que nuestra economía desde una perspectiva de décadas –póngase el número que se quiera, una década, dos, tres, cuatro, cinco y más– ha tenido bajos registros de crecimiento. Creemos que las reformas que se están llevando adelante y las que se van a seguir implementando a lo largo del período, van a consolidar niveles de crecimiento que ponemos como referencia en el 3 por ciento para el período posterior al año 2006. Quiero aclarar que estuvimos muy lejos en nuestros registros históricos de crecer a 3 por ciento de manera estable y sostenida en el largo plazo. Es más, Uruguay es un ejemplo de crecimientos per cápita bajos en un continente de bajos crecimientos de los ingresos per cápita a lo largo de décadas y décadas.
Recuperación del salario real

En segundo lugar, prevemos que todavía en el año 2005 el crecimiento del consumo privado va a encontrarse por encima del crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI). Esto quiere decir que el soporte que explica este comportamiento del consumo va a tener que ver con una recuperación de los ingresos familiares –el ingreso familiar fue una variable que demoró mucho en recuperarse–, la consolidación de las mejoras en el mercado de trabajo acompañado con los previsibles aumentos de salarios reales que se están procesando y que se van a concretar a partir de las convocatorias a los consejos de salarios, van a permitir sin duda que el ingreso de los hogares se recupere como no se había recuperado a pesar de la recuperación de la economía hasta hace muy poquitos meses.

A partir de ese momento, prevemos que los gastos de consumo de las familias van a estar creciendo a nivel equilibrado con el producto.

Más exportaciones y más importaciones

Seguirá siendo un impulso importante al crecimiento previsiblemente este año y el año próximo el aporte que realizan las exportaciones, ha sido un ingrediente importante del crecimiento económico, lo seguirá siendo, seguirá siendo su contribución al crecimiento con tasas de dos dígitos para este año y el próximo.

Como contrapartida de esto y propio de una economía pequeña, de una economía que se está recuperando, que está recuperando niveles de ingreso, de inversión, de actividad en los distintos sectores productivos, estamos previendo aumentos de importaciones también de dos dígitos. El mayor crecimiento de importaciones este año debe interpretarse como una mejora de la actividad generalizada de la economía en todos los sectores, como recién mencionaba.

55.000 puestos de trabajo más a fines de 2006

El contexto, si lo miramos ahora desde el mercado de trabajo y desde la formación de precios de la economía, estamos previendo incrementos de empleo tanto para este año como para el próximo, 30.000 personas son los supuestos que estamos manejando para este año y 25.000 personas adicionales en el mercado de trabajo para el próximo año. En la tasa de desempleo estamos previendo una reducción paulatina, alcanzando este año todavía niveles de 11,5 y pensamos que en promedio en 2006 va a estar en el orden de 10 por ciento. Estos promedios pueden encubrir que sobre finales del año que viene, si el programa y los supuestos se verifican, la tasa de desempleo se encuentre por debajo de los dos dígitos.

Estamos previendo que en el contexto de la evolución de la economía esta consolidación del crecimiento, continuidad del crecimiento, el salario real promedio crezca a lo largo de los dos años. Estamos previendo que los salarios podrían crecer este año 3,2 por ciento en promedio del año –insisto, probablemente punta contra punta, diciembre contra diciembre, los datos puedan dar registros diferentes–, y prevemos que para el año que viene ocurra un crecimiento también de 2,3 por ciento. Por decirlo de alguna manera y sintéticamente, en el contexto de los años 2005 y 2006 estaríamos previendo aumentos salariales del orden del 6 por ciento a lo largo de todo el período.

Además, estamos trabajando sobre el supuesto de una inflación –esto será más extensamente desarrollado por el presidente del BCU– que se sitúa en el centro de la referencia que el BCU tenía para el período diciembre-diciembre, o sea 6,5 por ciento, y para el año que viene 5,5 por ciento. Esos son nuestros supuestos.

"La consolidación fiscal del país"

¿Cuáles son las metas fiscales que el gobierno se ha trazado, ahora sí para los próximos tres años? Estos tres años son los que cubren esencialmente –no exactamente– el programa en vías de acuerdo con el FMI. Estamos previendo un superávit primario para este año de 3,5 por ciento del producto, un superávit primario de 3,7 para el año próximo y 4 por ciento para el año siguiente. Eso en el marco de un proceso continuo de reducción del déficit consolidado del sector público de niveles de 1,7 hasta 1,3 y al final del año 2007 esperamos que éste se encuentre claramente por debajo de 1 por ciento del producto.

A este proceso quisiéramos denominarlo la consolidación fiscal del país, o sea el alcance de una situación fiscal consolidada. Quiero subrayar muy especialmente que este proceso de consolidación fiscal ocurre en el contexto de un marco discrecional del sector público estabilizado en relación al producto y con leve contracción. Esto quiere decir que el gasto público no está siendo un factor en sí mismo que pese más en el conjunto del PBI, sino que es un gasto discrecional por parte del gobierno estabilizado en niveles de 11 por ciento.

Estos son los mismos datos que aportaba recién en términos de gráficos, lo mismo con el déficit global del sector público, y la contrapartida si se quiere de estos datos referidos a los flujos de resultados del sector público en términos de la evolución de nuestra deuda pública: partimos de niveles de deuda pública –entendida como la deuda del sector público no financiero– de datos del año 2004 del orden de 89 por ciento y prevemos a lo largo de los cinco años de la gestión de esta administración una reducción continua y progresiva hasta alcanzar niveles de este indicador del orden del 60 por ciento; esto todavía se encontrará por encima de los registros que tenía nuestro país en materia del ratio deuda/producto anteriores a la crisis del año 2002.

Básicamente la composición del resultado fiscal del año 2005 la queremos referir, para ser bien entendida en términos de qué implica de forma pragmática para la gestión financiera del gobierno, a cómo se hace la composición de este superávit en relación a lo que era el año pasado. Tenemos un resultado de gobierno central cinco décimas por debajo del que teníamos el año pasado, un resultado de empresas públicas a las que en un contexto muy adverso para su operativa como el del año 2005 les estamos pidiendo un esfuerzo importante, les estamos pidiendo que aporten al programa financiero 1,6 por ciento del producto; el resultado del BCU sería virtualmente el mismo del año pasado; y las intendencias registrarían el mismo aporte al programa financiero, una contribución de 0,1 en términos de contribución al superávit primario, pero no al programa financiero. Esto hace que cierren las cifras que estamos refiriendo en términos al superávit primario de 3,5 para este año.

Entender la comparación de los datos del año pasado con los de éste implica hacer algunas precisiones respecto de cómo se debe leer este superávit estructural. La primera lectura simple que podría hacerse sobre esto es que se produce básicamente una fuerte reducción del resultado primario. Queremos relativizar esto y afirmar que la lectura del superávit primario como una fuerte reducción encubre básicamente que el superávit primario estructural al cual queremos hacer referencia ahora, aumentará a pesar de que ha ocurrido un conjunto de factores explicativos que ha contribuido a deteriorar la situación fiscal de este año claramente: fuerte reducción de impuestos, anunciados y concretados durante el año pasado, la implementación del Plan de Emergencia, el pago de atrasos a proveedores y los gastos en elecciones municipales son condiciones y componentes de gastos y/o de renuncias a ingresos públicos que están influyendo sobre la lectura de las cifras fiscales.

Si tomamos el superávit primario del año 2004 y tenemos en cuenta que hubo ingresos extraordinarios por subastas públicas que el gobierno hizo y por ingresos que ocurrieron sólo puntualmente ese año, tenemos 4 décimas de producto. Si a eso le agregamos egresos extraordinarios el año pasado y computados como tales, como que no tienen una contrapartida exacta en el año 2005 ni en los años subsiguientes de 0,6; si a eso le imputamos los efectos que hubiera tenido la recaudación de impuestos que se realizó durante el año 2004 antes de las rebajas de impuestos, si consideramos que esas ya no están hoy porque ocurrieron no a principios de año sino a mitad de año, nos encontramos con que el superávit primario estructural del año pasado fue de 3,4; compatible de todos modos con lo acordado con el FMI.

Si hacemos la misma lectura, con el mismo rigor metodológico de computar los gastos e ingresos extraordinarios correspondientes a este año, encontraríamos claramente que este año tenemos egresos extraordinarios por 0,3 del producto, no tenemos ingresos extraordinarios, porque el gobierno no ha introducido ni prevé introducir ningún cambio en su política tributaria, y básicamente no hay ningún componente este año de recaudación transitoria de impuestos, si componemos esta suma nos da 3,8. Y a eso le agregamos el Plan de Emergencia, que este año representa 0,4 del producto, llegamos a que el superávit estructural primario que se está alcanzando este año ya supera los 4 puntos del producto. Esto es un esfuerzo muy importante que se está realizando en materia de consolidación fiscal en el marco de una clara priorización en términos de la orientación del gasto. Cuatro décimas de esta mejora del superávit primario estructural están dedicas y asignadas al Plan de Emergencia, que ha sido prioridad política fundamental de este gobierno.

Estas cifras hablan por sí solas del tipo de lectura que nosotros proponemos hacer para entender que este año ha sido un esfuerzo de consolidación fiscal importante por parte del gobierno.

Claramente la consolidación fiscal ocurre en un momento en que el gasto público sigue reduciendo su proporción, su participación en el PBI, y prevemos que a lo largo de todo el período de gobierno no sea un elemento que presione adicionalmente sobre el producto y que no se incremente por encima del mismo.

Básicamente queremos repetir que en la consolidación fiscal y particularmente en lo que ocurre este año las empresas públicas están aportando un superávit importante a pesar de un contexto adverso. A pesar de un contexto adverso quiere decir que los mayores costos por la crisis energética, el precio del petróleo, las inversiones imprescindibles en materia energética hacen que el previsible deterioro fiscal de las empresas lo estemos atacando a través de un fuerte control de gastos y en segundo lugar una adecuación de las tarifas que como todos saben hubo que realizar en función de las evoluciones de los costos.

No obstante queremos señalar que conforme con la prioridad de inversión que el gobierno se ha trazado, las empresas públicas en el año 2005 registran un importante incremento de sus inversiones. Aquí tienen la comparación en el gráfico de las inversiones en el año 2004 con lo que está previsto en el programa realizar este año; como verán implica un incremento de 100 millones de dólares respecto del año pasado en las inversiones, concentradas fundamentalmente en UTE y en la Administración Nacional de Puertos.

Contención del gasto

El manejo fiscal en el año 2005 está orientado fundamentalmente por un proceso de reasignación del gasto público. En este sentido se han concretado dos tipos de medidas: unas medidas de contención de gastos que son por todos conocidas. Les hemos puesto topes de gastos y de inversiones a la administración central, hemos definido que el ajuste de las remuneraciones se va a realizar en el gobierno central y en las empresas públicas por IPC, y hemos tomado medidas de priorización del gasto público, como decíamos recién, en términos de que la expansión de gastos está concentrada fundamentalmente en el Plan de Emergencia y en el aumento de inversiones de las empresas públicas.

Este gráfico trata de poner una imagen clara y elocuente de cuál es la estructura del gasto público en Uruguay. Quiero que vean a la luz de los objetivos y las realidades que tenemos en materia de finanzas públicas esta composición de gastos –fíjense la importancia que tienen el pago de intereses, la previsión social y las remuneraciones–, sobre qué ámbitos quedarían las posibilidades de ajuste y compresiones adicionales. En resumen queremos señalar que el gasto público uruguayo en su situación actual es de muy difícil compresión a corto plazo y el reconocimiento de esta situación debe estar sobre la mesa a la hora de discutir cuáles son las opciones reales que tenemos.

No obstante queremos decir que desde nuestra perspectiva la política fiscal en 2005 tiene algunos ingredientes que ilustran acerca de cuál es la visión que tenemos sobre la orientación de esta política a mediano plazo. La primera es que descartamos de plano al inicio de la gestión un nuevo ajuste fiscal. Es una lógica histórica, que se ha repetido históricamente en muchísimas oportunidades, no una lógica determinista pero sí una lógica histórica, que después de un año de elecciones que normalmente tiene resultados fiscales relativamente malos en nuestro país, ocurren ajustes fiscales que implican aumentos de impuestos significativos durante el primer año de gestión de gobierno.

Ni política de ajuste ni política expansiva

Se han descartado esas opciones y tampoco se adoptó una política expansiva; ninguna de las dos opciones. Ni una política expansiva ni un ajuste fiscal porque creemos que las señales que estamos empezando a construir este año son compatibles con devolverle a la política fiscal progresivamente la capacidad de actuar contracíclicamente.

¿Qué quiere decir esto? Este año y a lo largo de los años de programa de los que estamos hablando aquí, el gasto público estará creciendo por debajo de los ingresos públicos con el propósito de alcanzar una situación fiscal al final del programa en la que el país haya recuperado la posibilidad de actuar a través de la política fiscal ante escenarios adversos. En un escenario de fragilidad fiscal y de fuertes restricciones fiscales, como el que tiene nuestra economía desde hace varios años, es muy difícil que la política fiscal pueda hacerse cargo de operar en situaciones de recesión o de emergencias que se planteen en distintos ámbitos de la economía. Esta trayectoria fiscal que estamos proponiendo consolida en un escenario de crecimiento los primeros pasos para que la conducción económica uruguaya recupere el uso de la política fiscal como un elemento útil para la estabilización de la economía y para asegurar que la trayectoria de crecimiento es sustentable.

Terminar con la prociclicidad del gasto público es un objetivo fundamental. Los primeros pasos en este sentido están contenidos en este programa fiscal. Es un objetivo fundamental recuperar la política fiscal como un instrumento contracíclico, no hay muchos más instrumentos potentes para actuar sobre las fluctuaciones y las vulnerabilidades que la economía puede tener si no encontramos el espacio en la política fiscal.

El país necesita estar en los mercados locales e internacionales

Quisiera ahora pasar del análisis de la orientación general de la política fiscal y sus finalidades últimas al programa financiero: el flujo de fondos del sector público no financiero correspondiente al año 2005.

Ustedes ven que hay un detalle sobre los usos y las fuentes de fondos que vamos a necesitar este año. Quiero que vean que las necesidades de financiamiento son considerables, son elevadas, 2.000 millones de dólares, y que una parte de las fuentes de financiamiento proviene básicamente, en el marco del acuerdo que vamos a suscribir con el FMI, de acceso a los fondos de este organismo, en segundo lugar de otros organismos multinacionales de crédito con los que tenemos este año una situación equilibrada; está prevista la emisión local de bonos y letras por 725 millones de dólares y estamos contemplando la emisión de bonos internacionales por 532 millones de dólares. Ésta es básicamente la estructura de financiamiento. Decir sobre ella algo reafirmando las palabras del ministro: el país necesita estar presente en los mercados, en los mercados locales y en los internacionales, y la contribución que desde la política macroeconómica se pretende hacer a esto es ser un ingrediente que dé confianza y estabilidad para que el financiamiento sea posible.

En cuanto a la estrategia de financiamiento para los años 2005-2007, ahora levantando la mira, no concentrándonos estrictamente en lo que tiene que ver con el primer año de gestión, en el marco del acuerdo con el FMI Uruguay va a conseguir desembolsos por 60 por ciento de los vencimientos que tiene a lo largo del período del programa. Pero –esto es importante– hemos acordado una mayor concentración de los flujos en los dos años en los que la situación financiera lucía con más dificultades o con más problemas, que eran los dos primeros años de gestión de la administración.

En ese sentido el acuerdo con el Fondo prevé una concentración de aportes de este organismo en los momentos en que el país más los necesita. A lo largo de todo el período de gestión vamos a tener desembolsos netos de los otros organismos multilaterales de crédito, BID y BM. Pensamos que a lo largo de todo el período vamos a estar accediendo a mercados internacionales en el entorno de los 500 millones de dólares por año y pretendemos continuar con una política de colocación de bonos en el mercado doméstico, priorizando los instrumentos en unidades indexadas (UI), pero no exclusivamente en un instrumento, sino que nos manejaremos con toda la batería de instrumentos que contribuya a dar todas las opciones que nuestros inversores y los actores institucionales del mercado financiero local necesitan.

Esta es básicamente la imagen de la estrategia de financiamiento que tenemos por delante. Quiero que vean que la emisión de bonos internacionales que se concretó hace pocos días es el primer paso de una estrategia que prevemos que se mantenga a lo largo del tiempo y que el país esté participando permanente y recurrentemente en los mercados internacionales.

Quisiera hacer ahora un par de comentarios respecto del impulso al crecimiento entendido como el marco macroeconómico que asegura estabilidad, la consolidación fiscal que asegura la sustentabilidad de la deuda y la previsibilidad que puede dar el programa macroeconómico y financiero del gobierno, no es lo único que creemos que tiene que ver con el crecimiento, no queremos caer en el reduccionismo de decir que todo el funcionamiento de la economía y todas las decisiones fundamentales que tienen que ver con el crecimiento se agotan en lo que las políticas económicas pueden aportar.

Mejora del clima de inversión

En ese sentido sumando algunas anotaciones que señalaba Mario Bergara anteriormente, quisiéramos decir que hay dos capítulos sobre los cuales estamos trabajando y vamos a trabajar de manera intensa y esperamos que en colaboración con todo el sector privado y con las organizaciones empresariales en torno a clima de inversión, mejora del clima de inversión.

Si el país necesita inversión, necesita que todo aquello que afecta a la inversión y no sólo las políticas y regulaciones públicas, todo lo que afecta a la inversión, tenga mejoras sustantivas y progresivas a lo largo del período. Por cierto protección de derechos de deudores y acreedores con estricto cumplimiento de los contratos es un ingrediente, por cierto necesitamos un marco que permita el fortalecimiento y facilite la reestructuración de empresas, necesitamos una nueva ley de quiebras, necesitamos nuevos procedimientos concursales, el país con los procedimientos concursales que tiene hoy no alienta de ninguna manera a la inversión, alienta a que las empresas tengan, una vez que enfrentan dificultades, un único camino en el que la probabilidad de extinguirse a lo largo de ese proceso es muy importante.

Eso no hace a la salud de la inversión, no hace a la calidad de las empresas, y esto no está pensado –introducir cambios en la ley de quiebras– sólo para arreglar un problema del pasado, un problema de reestructuración de empresas que hoy tienen buenos negocios y quizás no tienen una situación financiera para llevarlos adelante. Trata de dar un nuevo marco para que esta realidad de empresas que no pueden invertir no se repita hacia el futuro. No es una solución de un problema heredado, es una estrategia que tiene que ver con la consolidación de un clima de inversión hacia el futuro.

A las empresas públicas ya se refirió Mario Bergara. Yo quisiera hacer una breve consideración sobre clima de inversión y mercado de capitales. La posición que manejamos desde el MEF es que la regulación y la supervisión del mercado de capitales probablemente requiera ajustes, pero pensamos que lo que se necesita –ya estamos trabajando en esta materia en colaboración con actores institucionales– es que la estrategia económica implique la promoción de un mercado de capitales inexistentes.

Podemos tener una regulación y una supervisión perfectas, pero el problema de partida es un problema promocional y no se le puede pedir a la agencia del Estado que tiene asignada la supervisión y la regulación que al mismo tiempo se le imputen las responsabilidades de promoción. Las responsabilidades de promoción del mercado de capitales corresponden a otras agencias del Estado y en particular el MEF está trabajando y se propone trabajar en esta materia.

El desafío de la competitividad

Último comentario. Tenemos para el crecimiento un desafío de la competitividad. Y la competitividad –y con esto terminamos la presentación– está directamente vinculada con la generación de capacidades competitivas y las capacidades competitivas tienen que ver directamente con las mejoras de productividad, el incremento de productividad. La estrategia de competitividad se tiene que definir a través de procesos que contribuyan a la mejora de la productividad, y la mejora de la productividad a largo plazo está directamente involucrada con aquellos factores que explican el crecimiento económico, y tienen poco que ver los factores que contribuyen al incremento de la productividad con ninguna política macroeconómica, ni con la política fiscal ni con la política monetaria y cambiaria. Tienen que ver con la inversión, con la educación, con el capital humano, con la innovación, con la capacidad de estimular procesos en las empresas que mejoren su calidad, que mejoren el ámbito de las relaciones laborales.

La competitividad está en aquellas cosas que contribuyan a mejorar capacidad y además a mejorar capacidades en relación a capacidades de nuestros competidores, es esencialmente una carrera competitiva, y si es una carrera competitiva la tenemos que jugar sobre cosas sobre las que se pueda competir, y sobre ninguna de las políticas macroeconómicas podemos competir. Podemos asegurar que las políticas serán consistentes, coherentes y asegurarán estabilidad y previsibilidad, pero esta competencia a la que estamos haciendo referencia depende de otras políticas públicas y no necesariamente de las políticas macroeconómicas.

En particular el gobierno se propone llevar adelante un conjunto integral de programas de competitividad que va a tener cinco componentes: promoción de inversiones, promoción comercial, innovación, calidad y apoyo a la generación de capacidades empresariales. Creemos que esos cinco componentes van a atacar sucesiva y coherentemente todos los elementos que intervienen en la generación de capacidades competitivas.

Por cierto ésta es la estrategia del gobierno, pero toda vez que alguna situación proveniente de las políticas macroeconómicas se constituyera en un obstáculo a este proceso por supuesto que estaríamos muy preocupados y muy interesados en considerarla. En este momento no consideramos que desde ninguna de las políticas macroeconómicas haya impedimentos a que la competitividad se pueda desarrollar, pero necesitamos un conjunto de programas y componentes de una estrategia de competitividad de los que el país carece y además tienen muy poco que ver con las políticas macroeconómicas pero mucho que ver con el resultado final en materia de crecimiento.

Muchas gracias.

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Transcricpión: María Lila Ltaif
Fotos: Marcelo Singer
Edición: Mauricio Erramuspe