Bordaberry: Uruguay perdió por goleada con Argentina
"Argentina nos goleó en todo esto, nos viene ganando por goleada, de eso no hay ninguna duda". Así de categórico fue el dirigente colorado Pedro Bordaberry. "El daño ya es irreparable, las habitaciones de los hoteles que no se llenaron en el verano no se pueden llenar ahora en el invierno", afirmó. El ex ministro de Turismo coincidió con Abreu en que la Cancillería está debilitada y afirmó en que no es la primera vez que Reinaldo Gargano "es ignorado".
(Emitido a las 9.10)
EMILIANO COTELO:
Vamos a dialogar ahora con el doctor Pedro Bordaberry, ex ministro de Turismo, ex ministro de Industria.
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Doctor Bordaberry, ¿cuál es su primera conclusión?
PEDRO BORDABERRY:
Creo que hay que separar dos cosas que se ven en los mensajes que le están llegando a usted a la radio. Por un lado esta suerte de sensación anímica que es lo primero que uno tiene, una sensación de que se ha entregado la soberanía, de claudicación, hay una sensación de estafa en la opinión pública respecto del presidente, que se fue diciendo "hay dos cosas inamovibles: no suspendemos las obras ni negociamos si no se levantan los cortes" y de golpe hace lo contrario. Es una sensación anímica colectiva y me animaría a decir que natural que está teniendo todo el mundo, que uno tiene y que si la analiza es emocional, la sentimos todos.
Pero dejada esa sensación anímica, que es bastante fundada, que tenemos todos, hay que tratar de ver más allá de esa decisión de ayer e imaginarse los escenarios futuros.
EC - ¿Usted qué ve si trata de mirar más allá?
PB - En primer lugar hay daños que ya están hechos y que va a haber que asumir. Después hay que imaginarse cómo se sale lo más rápidamente posible y qué es lo que puede pasar. Imaginemos que efectivamente los ambientalistas deciden levantar el corte, previamente las empresas deciden suspender las obras y aceptar el planteo de los presidentes, se levanta el corte y se suspenden las obras por 90 días. ¿Qué puede pasar ahí? No nos imaginemos lo otro, que supongo que será que el presidente Kirchner mandará las fuerzas a decir "levanten el corte, muchachos", me parece que eso va a ocurrir.
EC - ¿Usted da eso como algo efectivamente realizable?
PB - Es que si no, es un lío bastante grande, va a tener que ser todo bastante simultáneo pero lo van a tener que hacer. Son los presidentes de dos países que están diciendo "hagan esto", no lo está pidiendo cualquiera.
Imaginemos, siempre en el terreno hipotético, qué sucede: se hacen los estudios, van a dar bien porque Uruguay tiene la mejor tecnología y después se levanta la suspensión de las obras. ¿Qué sucede en ese caso? ¿Vuelven los cortes? ¿Cómo sabemos que no van a volver? Va a tener que ser firme el gobierno argentino.
En definitiva pasarían tres, cuatro, cinco o seis meses y el presidente Vázquez podrá decir: "terminé con un asunto, a cierto costo pero lo terminé". Me parece que eso es lo que está privilegiando. Yo escuchaba las palabras de la nueva presidenta de Chile, que decía: "Uno hace las campañas políticas en poesía y después gobierna en prosa". Entonces bienvenida la prosa, señor presidente, que todos lo hemos vivido.
Pero pasada también esa etapa, nos tenemos que sentar a ver qué fue lo que pasó. Hay una cosa bastante grave: Argentina nos goleó en todo esto, nos viene ganando por goleada, de eso no hay ninguna duda. Fíjese que la balanza comercial de Uruguay con Argentina es cuatro a uno en contra y se compensa con el turismo, principalmente el de verano. Ahora pasó el turismo de verano y ya perdimos tres a uno, cuatro a uno. Ese daño ya es irreparable, las habitaciones de los hoteles que no se llenaron en el verano no se pueden llenar ahora en el invierno.
EC - Esa es una manera de verlo, la otra es que Argentina también perdió desde el punto de vista de su imagen internacional en cuanto al respeto a las reglas del juego y, ni que hablar, incluso la legalidad en las medidas que se toleraron, los piquetes que violan normas argentinas y también el tratado del Mercosur, mientras que Uruguay, en cambio, se mantuvo calmo y apegado al régimen vigente, intentando los caminos institucionales del Mercosur, de la OEA.
PB - Sí, pero Uruguay perdió también ahí, porque usted es un inversor que va a poner una planta en la zona y ahora tiene que tomar la decisión: ¿la instala en la frontera de Argentina con Uruguay o en la frontera de Argentina con Brasil? ¿Dónde la instala? Cuénteme.
EC - Sí, esa es una de las preguntas.
PB - Yo inversor la pongo en la frontera de Argentina con Brasil porque sabemos que si Argentina le hace esto a Brasil, Brasil no lo deja pasar, en los hechos lo está haciendo y no pasa nada. Los otros como son más chiquitos no tienen poder, se dejaron llevar. Creo que también es muy claro, si esto pasa, que hay que analizar la actuación del canciller.
EC - ¿A ver? ¿En qué sentido?
PB - Creo que es la tercera vez en pocos meses que el canciller de la República es ignorado. Es el conflicto más grande desde que Perón cerró la frontera en el 50 y pico, el conflicto más grande que ha tenido Uruguay, y el canciller no existe, lo arregla usted lo sabe y lo sabemos todos el secretario de la Presidencia con el secretario de la Presidencia argentino porque los dos son profesores de Derecho Penal y se conocen de antes. El canciller y la Cancillería en esto son elementos esenciales, es esencial que un país tenga una estrategia para analizar estas cosas, que haga un equipo de trabajo, que proponga distintos escenarios, que se los imagine. No existe.
No es la primera vez, si usted recuerda el conflicto con España, el embajador fue a ver al presidente de la República y le dijo "por favor, sin el canciller".
EC - ¿Para usted el problema es el canciller, el problema es Reinaldo Gargano?
RP - No, pero es parte del problema, sin lugar a dudas es parte del problema. Evidentemente o el presidente no confía en él lo suficiente como para cometerle la Cancillería, que es el órgano natural para trabajar en este tipo de asuntos, o él no calza los números suficientes como para poder encarar este problema. Hay una gran falta de profesionalismo hoy.
Y miro hacia atrás, si hubieran estado el doctor Didier Opertti o el sector Sergio Abreu, los últimos cancilleres que hemos tenido, profesionales del Derecho Internacional, profesores grado 5, gente que realmente dominaba, esto no habría sucedido. Porque además, si usted lo mira bien, esto nace mal desde el principio cuando en una falta de distancia tremenda, hablando en términos futbolísticos, se empezaron a relacionar con Argentina pensando "ahora somos todos gobiernos progresistas, no vamos a tener problemas". Esa fue la primera reacción que tuvimos, "esto lo arreglamos enseguida, ahora somos gobiernos progresistas", y se olvidaron de algo muy importante: los países no tienen amigos, tienen intereses.
EC - Desde el gobierno se ha dicho que una parte del problema, según las autoridades argentinas lo han sostenido claramente, viene del gobierno anterior en la medida que no se habría cumplido con las formalidades del Tratado del Río Uruguay a la hora de autorizar la instalación de estas plantas de celulosa sobre las costas de Fray Bentos.
PB - Dos cosas. En primer lugar, la planta de Ence sí pasó por esas formalidades, y la planta de Botnia no pasó pero fueron directamente los dos cancilleres y el canciller Bielsa la aprobó. Es como que yo esté hablando con usted, que es el conductor, pero yo tenía que hablar con la chica muy educada que me pasó la llamada; usted es el jefe y usted lo aprobó. Pero es una cuestión formal.
Estos problemas, como usted bien dijo, no son nuevos con Argentina, a mí me tocó lidiar con una cantidad de ellos. Tenemos el problema de las bicicletas, tenemos el problema todavía hoy de las provincias argentinas San Juan, La Rioja, etcétera, que exoneran de impuestos y perforan el Mercosur y perforan a Uruguay. ¿Recuerda aquel licenciado Montoya, un personaje nefasto recaudador de impuestos de la provincia de Buenos Aires que no dejaba que salieran los autos de los que debían y venían a Uruguay pero permitía que fueran a Mar del Plata? No es nuevo. Cuando tuvimos problemas con Montoya, yo me senté con el canciller, en aquel entonces Opertti, y Opertti fue muy claro, me dijo: "No negocies tú, porque si resulta que el ministro de Turismo va a negociar un problema que afecta el turismo, estamos mostrando debilidad. Dejá, que voy yo. Y vamos a hacer una estrategia, vamos a decirle que está bien que controle, pero no puede ser que controle sólo a los que vienen a Uruguay, que controle a los que van a Mar del Plata, a Carlos Paz". Lo logró. Obviamente, cuando empezó a controlar a los que iban a Mar del Plata y a Carlos Paz, ¿qué pasó?, los de Mar del Plata y los de Carlos Paz le dijeron: "No, muchacho, no nos controles más", y tuvieron que levantar todo. Había estrategia, esto es, en términos futbolísticos, como que con Argentina los dejaron jugar, no les pegaron ningún trancazo en la mitad de la cancha, entonces se pizarrearon y nos están pintando. Nació mal eso, principalmente porque desde Cancillería no ha habido estrategias porque fue ignorado, esa es la realidad.
Pero hay cosas positivas también.
EC - ¿A ver?
PB - Hay una cosa positiva: que se movió, no sé si para bien o para mal pero el asunto se movió, en algún sentido se movió. Y otra cosa es que el doctor Vázquez está empezando a gobernar, esta fue una de las pocas veces en esto y en lo del tabaco en que él directamente dejó esa posición un poco alejada y bajó a la cancha. Este es un tema como para que los presidentes bajen a la cancha, tiene esa gravedad, entonces me parece que esto es una decisión de él, del doctor Vázquez, "ahora lo asumo yo", es una cuestión de gobierno, de Estado y baja a la cancha. Y baja a la cancha a trabajarla. Entonces me parece que eso también es muy bueno, más allá de que se equivoque o acierte, está demostrando una actitud más activa sobre un asunto. Creo también que lo que sucedió el viernes y el sábado va a afectar la credibilidad de la gente en él, porque si sale del país diciendo "hay dos cosas inamovibles, no negociamos si no levantan los piquetes y no suspendemos las obras" y cuando llega allá dice "les pedimos que suspendan las obras" y se sienta a negociar pese a que seguían los piquetes, la gente dice: "¿Qué es esto? Los gobernantes no pueden decirnos esto a nosotros".
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Edición: Mauricio Erramuspe