Gargano: no amagamos, hicimos
Para el canciller Reinaldo Gargano la visita de su par brasileño, Celso Amorim, abre nuevas posibilidades. "Hablamos de inversiones en la interconexión energética, la red ferroviaria (y) la construcción de un nuevo puente sobre el Río Yaguarón", afirmó. "Estamos convencidos de que la opción del gobierno brasileño no viene porque hayamos amagado nada, porque no amagamos, hicimos", agregó respecto a las negociaciones con Estados Unidos.
(Emitido a las 7.35)
EMILIANO COTELO:
Un "new deal", ese fue el anglicismo que eligió el canciller brasileño, Celso Amorim, cuando este fin de semana quiso dejar clara la intención de su país de promover una nueva forma de integración para Uruguay en la región.
Pocos días antes de que Brasil asuma la Presidencia pro témpore del Mercosur y justo cuando Uruguay y Estados Unidos comienzan en Washington una nueva ronda de negociaciones para profundizar la relación comercial, el gobierno del presidente Lula desembarcó en Montevideo durante dos días, viernes y sábado, con una operación diplomática y comercial que impresionó por sus dimensiones.
Al frente de la comitiva llegó el ministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, acompañando por el vicepresidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), el presidente del Instituto Nacional da Propiedad Industrial, el presidente de la Financiadora de Estudios y Proyectos (FINEP), el presidente del Instituto Nacional de Metrologia (INMETRO), el director presidente de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA) y representantes de los ministerios de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento (MAPA), de Justicia (MJ), de Minas y Energía (MME), de Desarrollo, Industria y Comercio (MDIC) y del Servicio Federal de Procesamiento de Datos (SERPRO).
En sus declaraciones públicas Amorim empezó por la autocrítica.
(Audio)
"CELSO AMORIM:
Hay que hacer una autocrítica sobre cómo fue el Mercosur hasta hoy, por qué el Mercosur no correspondió a las esperanzas de las economías menores y qué podemos hacer para reactivar esas esperanzas y ese es el sentido de mi visita."
(Fin del audio.)
EC - Después el canciller brasileño anunció "una profundización" del tratado de integración regional, un salto cualitativo que incluye un "new deal" hacia las economías más pequeñas del bloque.
(Audio)
"CA - Creo que lo más importante es asegurar que exista realmente, como yo he dicho ya otras veces, una especie de new deal, un nuevo entendimiento entre los países del Mercosur. Sobre todo entre los países chicos y los más grandes. Y hablo por Brasil en ese caso, porque creo que hay mucho más por hacer que lo que hicimos hasta ahora."
(Fin del audio.)
EC - En esa línea, el vicepresidente del BNDES, Armando Mariante, anunció que en un plazo de tres a cuatro meses esa institución pública de fomento va a analizar entre 10 y 20 proyectos de inversión en Uruguay.
Es decir que, además de las palabras, la visita de la delegación brasileña procuró dejar también algunos hechos concretos, o por lo menos proyectos, que marcan el intento de Brasil de empezar a compensar a Uruguay por lo que han sido las asimetrías del pasado.
Pero, ¿cuál es la contracara de esta oferta? Una oposición férrea del gobierno de Lula da Silva a la eventualidad de que nuestro país se encamine por sí solo a un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Amorim lo reiteró una y otra vez, ante cada micrófono que tuvo delante.
(Audio)
"CA - No puede ser al mismo tiempo miembro de la Unión Europea y tener un acuerdo de libre comercio con Canadá, con Brasil o con quien sea. O es una cosa o es otra."
(Fin del audio)
¿Cómo cayeron en el gobierno uruguayo estas señales? ¿Qué dejó, concretamente, esta visita? Estamos en diálogo con el canciller Reinaldo Gargano.
***
Canciller Gargano, usted se ha opuesto y se opone a la posibilidad de que Uruguay avance en una negociación por un TLC con los Estados Unidos. Sin embargo, parecería que el solo hecho de que Uruguay haya "amagado" con esa idea hizo reaccionar a Brasil. ¿Usted comparte esta visión, o cree que la decisión del gobierno brasileño de empezar a atender las asimetrías del bloque no tiene nada que ver con esos movimientos que hizo el gobierno uruguayo?
REINALDO GARGANO:
Lo primero que hay que aclarar es que en junio del año pasado en Asunción del Paraguay, cuando Uruguay tomó la Presidencia pro témpore, simultáneamente se aprobó la protocolización de los fondos estructurales para los países de menor desarrollo relativo, es decir una contribución en dólares, que debía ser de 50 millones este año y 100 millones el año próximo, para financiar proyectos en estos dos países, Uruguay y Paraguay, con destino a corregir asimetrías y contribuir, como se hizo en Europa con Grecia, España y Portugal por algo se ha dado ese desarrollo espectacular en España y Portugal, que se han europeizado, porque hubo allí una consideración de las asimetrías que contribuyó a que se identificaran los mercados de estos países con el mercado europeo y se hiciera viable la integración.
Estamos convencidos de que la opción del gobierno brasileño no viene porque nosotros hayamos amagado nada, porque no amagamos, hicimos. Después de cuatro años de no funcionamiento bajo gobiernos partidarios del TLC del doctor Sanguinetti y del doctor Batlle, convocamos a la Comisión de Comercio e Intercambio Comercial con Estados Unidos, nosotros mismos.
EC - Está bien pero da la impresión de que esta reacción del gobierno brasileño se produce a partir de esos movimientos que Uruguay hizo y de distintas declaraciones de integrantes del gobierno uruguayo.
RG - Yo no soy partidario de esa interpretación, sería, como dice otro dirigente político uruguayo, cobrar al grito.
EC - ¿A qué atribuye, entonces, este operativo y esta visita del ministro Amorim?
RG - A que le importa mucho al gobierno brasileño el proceso de integración. Porque además una cosa que no ha sido valorada debidamente hasta ahora, pero que dentro de una semana se va a valorar mejor, el día 4 de julio se va a firmar en Caracas, Venezuela, el protocolo de adhesión plena de Venezuela al Mercosur, lo que integra una economía que tiene la mayor cantidad de reservas de energía que hay en América del Sur, yo diría la tercera parte de las reservas que hay en el mundo...
EC - ¿Por qué vincula eso con la visita del canciller Amorín?
RG - Le interesa que el Mercosur se refuerce, que lo que nos dejó como regalo el modelo económico que funcionó en Argentina hasta hace tres o dos años y hasta hace un año y medio aquí, la idea de que el mercado lo podía todo y había que liberar todo y vender todo, que terminó con el estampido y la eclosión de la economía argentina, que ha demorado tres años en recuperarse, que está creciendo ahora a un ritmo muy importante y va a seguir creciendo, y que aquí en Uruguay nos dejó el saldo de que en tres años, en 2005, 2006 y 2007, tengamos que pagar por intereses y capital 6.000 millones de dólares, un país que exporta 3.300 millones al año...
EC - Pero estábamos hablando del Mercosur.
RG - Es una carga muy pesada, entonces ahora estamos empezando a salir y vamos a reforzar esa unidad, vamos a reequilibrar el Mercosur con la presencia de Venezuela, que va a convertirse en un mercado importante para nuestros productos. Con la firma del protocolo estamos planteando y negociando con Venezuela que a partir del momento de la ratificación comience a entrar con arancel cero un conjunto de productos de consumo uruguayo que son fundamentales para el desarrollo sostenido de nuestra economía y que va a cubrir una parte importante del mercado venezolano. Eso es una ayuda importante, ojalá lo pudiéramos hacer también con Estados Unidos.
EC - A propósito de los planteos que hizo el canciller Amorim, de las advertencias sobre lo que implicaría negociar un TLC con Estados Unidos, ¿usted qué respondió?
RG - No es ninguna advertencia, es lo que yo he dicho, que no sé si se ha escuchado bien, porque de pronto no se ha entendido bien. Lo que yo he dicho es lo que ha dicho el canciller Amorim: si queremos tener un TLC con cierto país ahora somos cinco, ahora vamos desde el Caribe a la Tierra del Fuego, con la integración de Venezuela, tenemos, debido a los protocolos que hemos firmado para constituir el Mercosur, por el artículo 8º del Tratado de Asunción y por la resolución 32 del año 2000 de Ouro Preto, que plantear primero que los integrantes del Mercosur hagan un tratado marco con la nación con la cual se va a negociar para que luego se autorice que un país integrante del bloque negocie por separado, porque la norma dentro de los protocolos del Mercosur es que el bloque negocie en conjunto. Como lo hace la Unión Europea con nosotros, no se sienta Alemania a negociar con nosotros problemas de rebajas arancelarias o de cupos de importación y demás, sino que se sientan los representantes de todos los países europeos, de todos los países que integran la Unión Europea. Es norma, es derecho positivo en nuestro país, porque los protocolos del Mercosur son leyes uruguayas, han sido sancionadas por los parlamentos sucesivos de Uruguay que han existido desde 1991 hasta el presente. Entonces lo que dijo Amorim fue que no se puede firmar un tratado sin cumplir estos requisitos. Si se quiere aumentar el comercio, formidable.
EC - ¿Usted no vio estas declaraciones del canciller Amorim como una intervención en asuntos internos, como llegaron a considerarlas algunos observadores políticos?
RG - No sé qué observadores políticos serían esos, pero si lo hicieron tienen muy poca capacidad de observación porque no conocían, por ejemplo, la existencia de esos protocolos. Supongo que ningún integrante de los gobiernos anteriores del Partido Colorado y del Partido Nacional lo dijo, porque eso está escrito.
EC - Tengo aquí, por ejemplo, declaraciones del ex ministro Alfie, hoy senador, que dice: "No sabemos dónde, en qué lugar del acuerdo Mercosur, dice que Uruguay no puede firmar un TLC con Estados Unidos".
RG - Yo no quiero contestarle al señor, pero convendría que leyera los tratados que se hicieron en el Senado, el Tratado de Asunción en su artículo 8º y la resolución 32 del año 2000, que establecen preceptivamente esto.
EC - A propósito de esos documentos, Alfie dice: "Están enmarcados en un entorno diferente, el Mercosur se constituía para poder tener acceso a mercados y desde entonces lo que más tuvimos dentro del Mercosur fueron restricciones en el acceso a los mercados". Este punto, las dificultades que Uruguay ha enfrentado en el acceso al mercado brasileño en particular, en algo tan elemental del tratado de integración regional como el acceso al mercado de uno de los países integrantes del tratado, del propio grupo, ¿de qué manera estuvo en estas conversaciones? El new deal del que habla el canciller Celso Amorín, ¿en qué se traduce en términos prácticos con respecto a esta larga serie de inconvenientes?
RG - Este señor que dice esto olvida que en el gobierno que integró se produjo una situación crítica que permitió que entre dos entidades financieras, el Banco Comercial y el Banco Montevideo, que había comprado La Caja Obrera, se robaran 1.500 millones de dólares y hubo que transferirles 1.700 millones, que obligaron a que cayera el ingreso de la gente en un 23% en todo el país y a que cerraran miles de empresas en Uruguay. Esto no sólo determinó que perdiéramos competitividad y posibilidades de producción y demás, sino que afectó profundamente, como a la Argentina misma, la posibilidad de intercambio comercial con otros países de la región. Eso es una cosa que no debe escapar al juicio sereno y conocedor de los hechos de las personas que opinan.
El contexto es ese, una crisis brutal, que según algunas de las personas que aparecen a la cabeza de estas organizaciones políticas que tuvieron en sus manos la posibilidad de hacer TLC durante 20 años y sin embargo no los hicieron, ni siquiera citaron la Comisión de Intercambio Comercial con Estados Unidos, mientras que nosotros que decimos que para hacer un TLC se necesita atravesar determinados parámetros del Mercosur hemos convocado a la Comisión de Intercambio Comercial...
EC - El propio canciller Amorim reconoce que para los países pequeños el Mercosur ha sido poco auspicioso.
RG - Claro, no sólo lo reconoce, además está dispuesto a ensayar un "new deal". Usted recordará que el "new deal" no es sólo lo que significa la expresión que traducida en forma literal es "nuevo derecho", sino que es una intervención más profunda del Estado en el proceso de integración. Por eso los fondos que provendrán de Brasil para incentivar proyectos y demás tienen una fuerte impronta de decisión gubernamental.
EC - Concretamente, ¿de qué instrumentos estamos hablando?
RG - Estamos hablando de inversiones para financiar proyectos como la interconexión energética, la red ferroviaria uruguaya, la red vial uruguaya, problemas de infraestructura cuya resolución es fundamental para nosotros, la construcción de un nuevo puente sobre el Río Yaguarón, cuyos financiación y estudio ya están acordados y firmados en un documento conjunto que emitimos el día viernes con el canciller Amorim como resultado de su visita.
Hay una nueva actitud de promover el intercambio comercial, de llevarlo a los niveles en los que estuvo unos siete años atrás, hasta que en 1998 el gobierno del señor Fernando Henrique Cardoso, después de anunciar a través de un video que difundió acá el gobierno del doctor Sanguinetti 15 días después, a mediados de enero, devaluó un 100% la moneda sin avisar a sus socios y sacó de competitividad toda la producción uruguaya, hizo caer brutalmente la colocación de nuestros productos. Lo que quiere Amorín es que volvamos a exportar, no los 600 millones de dólares que exportamos hoy, sino los 1.500 millones de dólares que se pueden exportar a un mercado en expansión, que está en expansión porque se están cumpliendo planes sociales y económicos que le han permitido a Brasil, bajo el gobierno de Lula da Silva, crecer y desarrollarse.
EC - Y a esos efectos, ¿qué es lo que Brasil ofrece en términos prácticos? Porque además de los problemas de competitividad que obviamente estuvieron presentes en estos últimos años, también ha habido permanentemente trabas de tipo no arancelario, por ejemplo. ¿Cuántas veces han quedado embarques uruguayos trancados en la frontera?
RG - ¿Cuántas veces usted me oyó hablar de la actitud de las entidades corporativas de Brasil, fundamentalmente en el caso del arroz? Vamos a no especular sobre otras cosas también se dio en algún caso con los lácteos, pero en el caso del arroz era casi anual, el corporativismo de los arroceros y los acopiadores de arroz brasileños impidió la libre comercialización de este producto alegando barreras sanitarias.
El documento que se ha firmado y la presencia aquí del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca de Brasil han tendido a crear una relación estrecha para combatir ese tipo de decisiones, que no fueron gubernamentales, fueron estaduales, de los parlamentos estaduales; corroborado esto, esas decisiones fueron declaradas inconstitucionales por el gobierno de Lula y se dejaron de aplicar. Hay que tener en cuenta que muchas veces hay gente que desde el mismo aparato productivo no quiere que haya Mercosur para su sector, no tiene en cuenta que las pequeñas ventajas que saca en ese momento esto lo dijo Amorín también perjudican la perspectiva general.
No hay que olvidar que seguimos siendo socios de un espacio regional que nos compra el 25% de nuestras exportaciones, que está delante de Estados Unidos, un poquito delante, a pesar de que Estados Unidos, por razones que todos conocemos, nos ha comprado en los últimos tiempos una cantidad enorme de carne que constituye algo así como el 80% de nuestras exportaciones. Y que además de carne nos compra nafta, una cosa muy peculiar, que un país que se autoabastece de combustibles y demás nos compre nafta, pero el segundo rubro de exportación hacia Estados Unidos, 125 millones de dólares, es nafta.
Me parece muy bien, podemos vender todo el petróleo crudo que podamos y vender todos los derivados que no podemos consumir nosotros porque no tenemos parque automotor ni industrias que los consuman, pero no hay que olvidar que el 25% de nuestras exportaciones, aun en esas condiciones, va hacia el Mercosur. Es lo que habían olvidado en el 89 y parte del 90 los gobiernos de aquel entonces que decían que era mejor tener socios ricos y lejanos que pobres y cercanos, y resulta que les estábamos exportando el 40% de nuestra producción a los países vecinos que iban a integrar el Mercosur. Cuando se dieron cuenta, empezaron a correr y se agarraron del último brick del tren, que es el lugar donde iba el guarda, y entonces ahí, colgados de la envidia final, subimos al Mercosur porque no había más remedio y a último momento.
EC - Después de una visita como esta y de estos anuncios, ¿qué cabe esperar en términos resales? Porque promesas y buenas intenciones en el Mercosur se han escuchado tantas...
RG - Que se cumplan las promesas. Primero que haya el estudio de factibilidad y de desarrollo del proyecto del puente sobre el Yaguarón, que se construya el enlace energético y que definamos nosotros una política ferroviaria que permita el enlace de Rivera con Montevideo, no con trenes que circulen a 30 kilómetros por hora sino con vías férreas que permitan desplazar trenes a 70 u 80 kilómetros por hora que sustituyan las carreteras destrozadas por una inteligente decisión de hace mucho tiempo de explotar muchos árboles que olvidó que después había que talarlos y transportarlos.
EC - Mi pregunta apuntaba a otro tipo de situaciones. Por ejemplo, alguien que venga de afuera a invertir en Uruguay con la idea de exportar al Mercosur, ¿qué tranquilidad puede tener de ahora en adelante? ¿En qué medida una inversión como esa no estará después pendiente de la voluntad, de la discrecionalidad de funcionarios de Brasil o de Argentina que permitan o no el ingreso de los productos que esa persona o esa empresa fabrique acá? Ese ha sido uno de los puntos críticos, se ha vuelto difícil captar inversiones de empresas interesadas en producir para la región.
RG - Pero no por razones de barreras sanitarias, porque los que vienen a invertir aquí en materia de arroz son brasileños. Los lácteos por lo general son todos uruguayos, porque Conaprole controla prácticamente el 80% del mercado, trabaja mucho y muy bien, hace muy buenas cosas, pero todavía no tiene capacidad, por ejemplo, para venderle 20.000 toneladas más de productos lácteos y de leche en polvo a Venezuela; ojalá la tenga muy pronto.
EC - Mi pregunta era a propósito del Mercosur, porque da la impresión de que quienes quieren producir aquí para el Mercosur dependen después de lo que resuelvan los gobiernos de Brasil y Argentina.
RG - Si me deja hablar, le explico lo siguiente. El inversor que venga a Uruguay e industrialice productos uruguayos, materia prima uruguaya, puede exportarlos al Mercosur, no tiene barreras arancelarias.
EC - Teóricamente.
RG - Teórica y prácticamente. Si produce medias, calzado, lo que fuere, material eléctrico y demás, chips, etcétera, puede exportarlos porque lo hace sobre la base de insumos de origen uruguayo. La ley común del Mercosur permite que hasta un 40% pueda ser traído de afuera del Mercosur como insumo e incorporado al producto, eso ya le permite entrar; tiene que tener un 60% de insumos de la región, es para desarrollar la industria regional que se ha establecido eso. Esta norma rige para todos, todos los que quieren invertir en el Mercosur lo saben, lo tienen muy claro.
Y tienen muy claro que lo que da garantías de que esto se produzca es la estabilidad de las economías que no haya ladrones de bancos de gran magnitud, como los que se llevaron 1.700 millones de dólares, que hagan quebrar los depósitos de las personas, que afectaron tanto a uruguayos como a extranjeros y la seguridad jurídica de que los temas se van a resolver dentro de un marco normal. Eso es lo que permite, se puede hacer y se está haciendo. Hay inversores extranjeros que están haciendo cosas muy importantes y que me parece muy bien que los periodistas pregunten porque así las conoce la opinión pública. Como la inversión de 15 millones de dólares en un aserradero para la fabricación de placas de madera destinadas a la exportación en Tacuarembó. ¿Sabía usted esto? Ya están exportando a Estados Unidos y Europa.
EC - Sí, hemos estado allí, hemos visto esos emprendimientos y se lo hemos informado a la audiencia.
RG - Hay seguridad jurídica, se trabaja, esa gente no tiene inconvenientes, no le han impuesto barreras sanitarias a la madera que exporta, es un producto natural uruguayo. A partir del año que viene, si todo marcha como está previsto, vamos a fabricar etanol en Bella Unión y vamos a aumentar la plantación de caña de azúcar. Es muy importante esto, porque vamos, primero, a mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes combinando el etanol con la nafta y rebajando la contaminación, pero además vamos a tener productos para exportar también a Estados Unidos, que tiene el objetivo de ir sustituyendo las naftas por este producto que es menos contaminante y además hace gastar material no renovable como son los combustibles fósiles, sustituyéndolo por uno renovable como el que se obtiene de la caña de azúcar y otros productos y se combina con el alcohol. Hay buenas perspectivas, hay que actuar con optimismo, hay que trabajar mucho.
En pocas horas nos vamos a Chile, donde habíamos estado con una misión comercial. Estuvimos con otra misión comercial en Rusia, hubo muchas carcajadas, alguna gente se rió mucho, decía que íbamos a vender manzanas y demás. Y ¿sabe una cosa? Se colocaron todas las manzanas, se vendió toda la producción citrícola que se pudo y se duplicó la venta de carne a Rusia, que seguramente va a ser el principal mercado de carnes en expansión en los próximos años, según declaraciones del ministro Mujica, que sigue de cerca esto desde su cartera.
Quiere decir que las perspectivas son buenas en la medida que tengamos como regla muy clara que nosotros como pequeño país tenemos que tener la posibilidad de enlazarnos con los países que nos rodean, que son el espacio económico en el que tenemos que desarrollarnos y donde no van a faltar problemas. Problemas ha tenido la Unión Europea, miles; yo estuve diez años en Europa y le puedo asegurar que observé miles de problemas...
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Edición: Mauricio Erramuspe
Foto: Presidencia de la República