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Cartas en la que José Rilla explica los motivos de su renuncia a la Comisión Organizadora del Debate Educativo (CODE)

Montevideo, 6 de octubre de 2006

A Luis Garibaldi
A los compañeros de la CODE

El rumbo que tomaron las decisiones de la CODE me obligan a dejar sentada mi posición de manera precisa, por esta vía escrita.

En la sesión del día jueves 5 de octubre  por amplia mayoría se fue dando resolución  a cuestiones importantes del Congreso de Educación previsto para fines de noviembre. Entre otros asuntos, han sido  definidas las proporciones correspondientes a la participación territorial y sectorial y dentro de esta, las proporciones correspondientes a sindicatos, gremios, asambleas técnicas, asociaciones privadas, entre otras.

Como participante  a menudo en minoría en la CODE,  reconozco en términos generales la buena inspiración y respeto de todos sus miembros. Sin embargo, debo decir ahora que a mi juicio el  Congreso se encamina de manera irreversible a  la generación de un equívoco del que aspiro a tomar la mayor distancia. Algunas de mis objeciones  fueron oportunamente presentadas en Sala; si bien no son de último momento me es harto difícil no incorporarlas en esta instancia  decisiva.

a) La exclusión de los partidos políticos y mas aun, los argumentos con que han sido desechados (que me recuerdan los peores antecedentes de los peores  momentos que terminaron en una dictadura), hacen insostenible  mi comparecencia en la CODE, salvo como testigo de un error político. Es sabido que no comparto la exclusión, no comparto los argumentos; es más, propuse su inclusión en el entendido que la participación de las colectividades políticas no ha de reducirse a las instancias parlamentarias.

b) A pesar de los esfuerzos, tengo la convicción de que las asambleas territoriales son encuentros de militantes y de personas interesadas en la educación y la política; sus resultados son mucho más el fruto de opinión organizada y previa que de una deliberación abierta y espontánea. Ello no las hace en absoluto desdeñables, sobre todo las que corresponden al Interior del  país, pero no parece razonable esperar de ese ámbito novedades que abran el debate por caminos de incertidumbre que supongo los mejores en este y en tantos otros asuntos. Juzgo – o prejuzgo, si se quiere- extremadamente difícil que el resultado de las asambleas territoriales (que tendrán el 70% de la presencia y votación, bajo el loable propósito de recoger de allí a la voz ciudadana) puedan sustraerse de la opinión organizada de las instituciones, gremios, sindicatos de la educación.

c) Por otra parte, en lo que corresponde al 30%  restante, la representación de los gremios y sindicatos es absolutamente dominante;  el sector estatal estará sobre-representado con respecto al privado (esto es, más allá de las proporciones reales que existen en el sistema); los sindicatos  en general (el  PIT-CNT), o el "movimiento cooperativo"  tendrán mayor jerarquía que muchas  instituciones de educación. Todo ello se ha defendido con argumentos recusables pero mayoritarios en la CODE; podría ser contestado con argumentos que  serían fácilmente tildados de favorecer a minorías, o de ser distorsionantes. Me animo a sostener, por ejemplo, que las minorías, los pequeños grupos e instituciones portadores de tradición educativa podrían haber sido más promovidos en su participación, en una suerte de "ciudadanía diferenciada" que asegurara la audición de todas las voces. Tal vez esté equivocado, no lo se; sí se que plantear esta idea en el seno de la CODE  hubiera sido de alto riesgo para el proponente.

Como se ve, mi conclusión supone  una objeción general al conjunto de las decisiones tomadas por la CODE  en esta dirección. Creo que la sociedad uruguaya tiene más diversidad, riqueza y conflicto que la que será representada en el Congreso. Creo que el Congreso ya tiene su resultado asegurado y  que todo aquel que participe ha de saber que dará su aval a una posición que es previsible a la luz de las agrupaciones dominantes. (Un ejemplo de ello es la prioridad que habrá de otorgarse a la cuestión de la Ley de Educación).

Un congreso exitoso sería aquel que mostrara diversidad, calidad de argumentos, manejo de antecedentes,  debate de problemas, reconocimientos de puntos de partida. Un congreso exitoso, de educación,  sería aquel que elaborara alternativas, más allá de un juego de mayorías y minorías. La situación de la educación uruguaya es trágica y no creo que "resolverla" como una cuestión de poder (¿quién manda?) sea un buen camino. Es mas, estoy convencido que es un pésimo camino.

No aspiro a convencer a nadie sino a fundar una posición que me distancia de las definiciones tomadas. Hago expreso reconocimiento a quienes ha trabajado con abnegación,  paciencia y respeto, en especial a Luis Garibaldi.

Esto lo escribo a la mañana siguiente de nuestra sesión de ayer jueves 5, sin haber consultado al partido político que ha confiado en mí, en el que pienso con libertad  y al que obviamente comunicaré estas líneas.

Saludos cordiales,

José Rilla

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Tras esta carta, el director nacional de Educación, Luis Garibaldi, se comunicó informalmente varias veces con Rilla y éste le contestó con la siguiente misiva:

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Montevideo, 9 de octubre de 2006

A Luis Garibaldi, Director de Educación

Estimado LUIS:

Te agradezco la respuesta y el interés.

Debo decirte que en estos días hice dos cosas: pensé mucho, todo de nuevo, y consulté -como lo había anticipado en la carta anterior- a la dirección del  Partido Independiente. Mi conclusión, compartida en dicho ámbito tras una larga deliberación, es poner aquí el punto final de mi compromiso con la CODE.  Las razones ya  fueron expuestas con claridad y pasados los días, no parecen recaudar en el  seno de la Comisión más que algunas valiosas adhesiones.

Creo que el proceso se ha malogrado severamente, aunque  reconozco en la  mayoría de las personas la entrega en el trabajo y la buena inspiración.

Digo también que lo que ha ocurrido expresa un momento complejo del país, que trasciende largamente la cuestión educativa y refiere a la forma cómo discutimos y tomamos las decisiones.
Vuelvo a agradecer tu paciencia, respeto y consideración. Espero que esto no sea más ni menos que un desencuentro político.

Saludos cordiales,
José Rilla