Preguntas al Dr. Ing. Agr. Mario García (*)
(*) El ingeniero agrónomo Mario García Petillo es doctorado de la Universidad de Valencia (2002). Es Profesor Agregado Grado 4 de Riego y Drenaje, en el Grupo Disciplinario de Ingeniería Agrícola en el Departamento de Suelo y Agua de la Facultad de Agronomía de la UDELAR. Además es Vicepresidente del INIA.
¿Qué rol juega el clima en el desarrollo de la agropecuaria del Uruguay? Por ejemplo, que marcan las estadísticas en materia de lluvias...
En el Uruguay llueven en promedio 1000 a 1400 mm por año. Con este régimen hídrico casi todos los cultivos son capaces de crecer, producir y reproducirse sólo con el aporte de la lluvia. Ésta es la causa por la cual históricamente en nuestro país casi todos los cultivos se hicieron en secano, con la excepción de algunos (arroz, caña de azúcar) que sin riego no producen.
Un ejemplo ilustrativo de la mentalidad generalizada, es lo que me pasó a fines de los 80, cuando instalé mis primeros ensayos de riego en cítricos. En esos momentos, una parte importante (mayoritaria) del sector sostenía que los cítricos no se riegan, que se cosechan en invierno cuando no hay sequía, que su ciclo es muy largo, que es más rentable comprar una hectárea en vez de invertir en riego, etc. Al día de hoy, es difícil que un productor se plantee la instalación de un monte nuevo sin incluir el riego como parte del paquete de manejo. ¿Qué es lo que cambió en estos 20 años? En aquel momento para exportar lo más importante era competir con el precio. Con el pasar de los años aumentó la competencia, los mercados internacionales se volvieron más exigentes, y ahora para exportar es imprescindible alcanzar ciertos estándares de calidad, el más importante de los cuales es cierto calibre mínimo. Éste mínimo, además, ha ido aumentando con el correr de los años. Para obtener fruta de alta calidad (buen tamaño) en forma estable en el tiempo, es imprescindible regar (además, por supuesto, de un buen manejo agronómico del monte, el riego por si solo no soluciona los problemas).
El mismo razonamiento se puede aplicar para los demás frutales. Y es más claro aún para la horticultura que vos mencionás. Las hortalizas son muy sensibles al estrés hídrico, aún a los de corta duración. Y aquí ya no son los mercados internacionales, sino nuestro pequeño mercado local que marca su necesidad. ¿Vos comprarías una lechuga marchita, un tomatito arrugado o rajado, una acelga con las hojas amarillas? Seguramente si te ofrecen esto, caminás una cuadra más y lo comprás en otro puesto.
En el caso de los frutales y hortalizas, cuyo costo de inversión es alto, invertir en un sistema de riego puede no ser un aumento muy significativo de los costos. Por ambas razones, el riego se extendió en las producciones intensivas.
Pasemos a discutir ahora lo que parece ser más interesante, si es rentable o no la inclusión del riego en los sistemas de producción más extensivo (cultivos, tambos, ganadería)...
La mentalidad dominante en éste caso, es la misma que dominaba en la citricultura hace 20 años: no es rentable regar los cultivos o los forrajes. El primer problema es que en el imaginario de la mayoría de los productores y los técnicos, regar equivale a instalar un cañón auto-enrollable, que tiene un costo de instalación muy alto, y altísimos costos operativos.
Yo pienso que en un país en que el agua en general no es un recurso limitante, que tenemos suelos pesados, que nuestra producción no está subsidiada y en general los precios son fijados por el mercado y que la energía es cara, el método de riego que se debería desarrollar es "por superficie" o "gravedad", el más antiguo de la humanidad. Esto no quiere decir que descarte las máquinas automatizadas de regar, en especial los "pívot central", pero estimo que el desarrollo masivo del riego se desarrollará en base a este método.
¿Por qué, entonces, no se ha desarrollado extensamente este método que es el que tiene los menores costos, tanto de inversión como operativos?
Porque en nuestro país no hay "cultura de riego". Regar con un cañón o un pívot implica sólo comprarlo, ponerlo en el campo, apretar un botón y ¡listo! Por el contrario, para regar por gravedad hay que sistematizar la chacra, emparejar el terreno, manejar caudales, etc. Es decir, mucho más trabajo de elaboración, para el que la mayoría de los técnicos no se sienten capacitados. Por lo tanto, para tener éxito en esto, se precisa hacer investigación para adaptar el método a las condiciones particulares de suelo, topografía y clima del Uruguay, hacer enseñanza y entrenamiento, tener predios demostrativos, etc.
En resumen, la respuesta a tu pregunta si regar o no regar es un tema económico, la respuesta es sí, pero no es sólo económico.
En estos momentos se percibe claramente un interés marcado de los productores por el riego. ¿A qué se debe?
Primero, a la rentabilidad que está teniendo en general la producción agropecuaria. Además, el aumento del precio de la tierra, unido a la competencia por la misma que hacen otros rubros (forestación, soja), hacen que los productores no puedan crecer en base a comprar o arrendar tierras, y su única alternativa sea crecer "verticalmente", es decir aumentando la productividad. Y en ese momento el agua pasa a ser uno de los factores más limitantes y de allí la necesidad de incorporar el riego.
¿Qué piensa de la iniciativa del ministro de Ganadería José Mujica para el norte del país?
En esta primera etapa el plan es de aguadas. El objetivo es tener aguadas seguras, capaces de resistir las sequías sin dejar sin agua de bebida al ganado. Es insostenible que en un país agropecuario, cada vez que hay sequías el ganado muera de sed. Sin llegar a esos extremos, con sequías muy leves la mayoría de las aguadas se transforman en charcos fétidos de agua caliente y contaminada. Con esas condiciones, el ganado no puede hacer más que sobrevivir. Más allá de cada productor individual, el país no puede tener su principal fuente de riqueza dependiendo de los azares del clima. Más cuando la tecnología para evitarlo está disponible.
¿El Estado debería intervenir en la solución de estos problemas?
En este caso la respuesta es más política que técnica. Yo creo que se debe subsidiar a los productores familiares, y así está concebido este plan de aguadas.
Una vez que se solucione el tema de la bebida, se deberá encarar el de la comida. En el norte la mayoría de los suelos son sobre basalto superficial, por lo tanto, con muy poca capacidad de retener agua. Esto hace que sean muy sensibles a la sequía, aún a las de corta duración. Unido a esto, el aumento de la carga animal que se verifica hace que una misma sequía tenga consecuencias más perjudiciales en la actualidad, que la que hubiera tenido hace unos años, con menores cargas.
La mejor solución en estos casos, no es hacer una pequeña obra de riego en cada predio, sino elegir en cada zona el mejor campo en cuanto a productividad, hacer una buena fuente de agua, y producir en forma intensiva forraje para todos los productores del grupo. Algo así como un campo de recría, colectivo, pero para producción de forraje.
Los pozos no tienen caudal suficiente para plantearse el riego de forrajes, por lo tanto la alternativa es la construcción de tajamares. Estas obras salen menos por metro cúbico de agua almacenado cuánto más grandes sean. Este es otro motivo por el cual el riego multipredial es preferible al individual. Además que en este caso, bastaría con tener un buen regante dedicado sólo a esa tarea, en lugar de 10 o 20 que no saben regar, desparramados en otros tantos predios.