Entrevistas

Abreu: la ruptura de relaciones siempre es negativa para un país pequeño

"Para un país pequeño que juega abrazado al derecho y a sus posibilidades la ruptura de relaciones siempre termina siendo un elemento negativo", dijo el senador nacionalista Sergio Abreu, consultado sobre la posibilidad de analizar esta medida extrema en el diferendo con Argentina. "No hay que descartarla pero tenemos que plantearla dentro de un esquema serio, bien definido y, sobre todo, muy profesional en el ejercicio de la diplomacia", agregó.

(Emitido a las 7.39)

ANDRÉS GIL:
De la mano de los cortes de ruta, los períodos de vacaciones en la región suelen ser momentos de especial crispación de ánimos en el Río de la Plata, concretamente entre Uruguay y Argentina.

Y esta vez quien pateó el tablero ayer fue el diputado del Foro Batllista, Partido Colorado, doctor Washington Abdala.

(Audio)

"WASHINGTON ABDALA:
Creo que hay que analizar como hipótesis de trabajo la ruptura de relaciones diplomáticas como eventual acción si todo sigue empeorando. Basta ver en televisión las expresiones cada vez más excitadas de los asambleístas para ir pensando en serio en este tema. Y creo que desde la oposición donde uno tiene más margen que desde el gobierno para ver la realidad toda, uno puede decir estas cosas con una gran convicción. Creo que la cancillería tiene que empezar a analizar estos temas."

(Fin.)

JOSÉ IRAZÁBAL:
A esta altura de los acontecimientos, ¿es una idea desmedida proponer analizar una eventual ruptura de relaciones diplomáticas con Argentina? ¿No será razonable ante el estado cada vez más violento del conflicto?

AG - Al menos, seguramente, es un tema a debatir.

Por eso, les proponemos saber cómo está viendo esto el doctor Sergio Abreu, senador de Alianza Nacional, Partido Nacional, quien preside la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara Alta. Luego conoceremos la opinión del senador Juan José Bentancor, de la Vertiente Artiguista, Frente Amplio, también integrante de esa comisión.

***

Senador Abreu, ¿qué piensa de esto que tiró sobre la mesa el diputado Abdala?

SERGIO ABREU:
En el ámbito del Derecho Diplomático y el Derecho Internacional la ruptura de relaciones es quizás la última medida en el marco de la relación pacífica entre dos estados. Quizás es el momento más difícil y cúlmine en la relación entre dos estados. Por lo tanto hay que ir manejándola con mucha prudencia y mucha firmeza, si se va orientando hacia esa respuesta.

Antes de todo esto, en el ámbito del derecho está la convocatoria al embajador en Uruguay para conversar los temas; existe la protesta diplomática formal; existe también la convocatoria del embajador destinado en Argentina, como señal de un llamado en consulta y con una clara orientación de que Uruguay está tomando este tema encaminado a analizar el contenido de sus relaciones diplomáticas.

Estos temas hoy están siendo discutidos también en el ámbito internacional, de manera que tenemos la Corte de Justicia Internacional de La Haya, el propio Mercosur, más allá de sus dificultades para dar una respuesta, e incluso la gestión facilitadora del rey de España, que en los próximos días va a convocar a los representantes de Uruguay y de Argentina.

AG - Uno de los argumentos que plantea Abdala es que Argentina está torpedeando la instancia de diálogo prevista para este mes en España, que hasta el momento era la única luz en el camino. ¿Cómo ve esta parte de la argumentación?

SA - Argentina no sólo está torpedeando, desde su inicio está violando en forma flagrante el Derecho Internacional, en una actitud de prepotencia y de irresponsabilidad del Estado argentino. No es la responsabilidad de los asambleístas de Gualeguaychú, la responsabilidad es del Estado argentino, del gobierno argentino, que por omisión está permitiendo la violación del Derecho Internacional. Esto se está discutiendo a nivel internacional.

También es cierto que no estamos al tanto del contenido de la facilitación. No podemos adelantarnos a los tiempos y en circunstancias en que se está manejando otro tipo de canal plantear una ruptura de relaciones porque es una medida muy fuerte. Para Uruguay es casi una situación de conflicto, aunque pacífico, pero muy claro de salida de todo lo que significa su vinculación en el área regional. No hay muchos antecedentes de ruptura de Uruguay, recuerdo recientemente Cuba y antes Venezuela por la situación que se planteó durante el golpe de Estado. Pero Uruguay, sobre todo con Argentina, tiene que manejarse con mucha firmeza y con mucha prudencia, no plantear situaciones de máxima cuando tiene una cantidad de caminos que dependen también del gobierno, de la forma en que lo encara y de las relaciones que mantenga hacia dentro de las fuerzas políticas para fortalecer su posición.

AG - ¿Usted entiende que una medida de mínima, como llamar en consulta al embajador uruguayo en Argentina, Felipe Paolillo, se impone ante la situación, que ya está pasando de castaño oscuro, con los ambientalistas, con amenazas, con menciones a atentados, a eventuales agresiones? El gobierno argentino no ha hecho demasiado. ¿Eso no amerita, en términos de relaciones internacionales, algún tipo de movida, aunque sea de mínima, en el escenario diplomático?

SA - Ese tema lo venimos planteando desde hace tiempo, porque tenemos una gama de posibilidades que no hemos abordado debidamente. Por ejemplo, el llamado al embajador argentino en Uruguay, que tantas veces ha hecho declaraciones no ajustadas al Derecho Internacional o al Derecho Diplomático, que más de una vez ha tenido desbordes verbales y no se le ha llamado la atención por parte del gobierno uruguayo convocándolo a la propia cancillería y manejando el disgusto, como se hace en forma común e incluso se ha hecho durante mucho tiempo en Uruguay en muchas oportunidades. Esa es una etapa que no se ha concretado en forma clara.

Por otro lado tenemos la llamada en consulta del embajador en Argentina, que ya es una señal mucho más fuerte. Todos estos temas como protestas diplomáticas se han hecho, hay que mantenerlos permanentemente en funcionamiento. Pero no alertando ni avisando que vamos a romper relaciones porque para un país pequeño que juega abrazado al derecho y a sus posibilidades la ruptura de relaciones siempre termina siendo un elemento negativo. No hay que descartarla pero tenemos que plantearla dentro de un esquema serio, bien definido y, sobre todo, muy profesional en el ejercicio de la diplomacia, teniendo en cuenta, entre otras cosas, la República Argentina, la conducta de su gobierno y el especial humor con que el presidente argentino maneja este tema; ha demostrado que a Uruguay no le tiene respeto desde el punto de vista del derecho y sus actitudes van poniendo de manifiesto una visión autoritaria en el manejo de las relaciones internacionales.

AG - ¿Usted dice que sería bueno un llamado en consulta del embajador uruguayo en Argentina, pero que teniendo en cuenta las características del gobierno argentino es un riesgo demasiado alto por la posibilidad de que se redoble la apuesta del lado argentino?

SA - No, primero habría que llamar al embajador argentino en Uruguay. Es muy común esto, llamar al embajador y decirle "tenemos este tema", la protesta diplomática, la nota diplomática, pero no en forma aislada. El gobierno en muchas circunstancias maneja la respuesta pero no la propuesta, se maneja en función de determinadas circunstancias que se provocan en el otro país, pero Uruguay no toma iniciativas ni busca una forma de dialogar y de forzar al gobierno argentino a tomar alguna decisión. Este es el tema que más nos preocupa.

JI - ¿A qué se refiere con "forzar al gobierno argentino a tomar alguna decisión"?

SA - A ponerse a dialogar sobre temas concretos que nos molestan. También tratar de llevarlo a que reconozca su actitud respecto de la gente de Gualeguaychú.

JI - El gobierno argentino ha dicho claramente que no va a reprimir. Eso está claro, cada vez que Uruguay presenta una nota la respuesta es la misma. Ese canal está bastante recorrido.

SA - Nunca son pocos los canales en materia diplomática y de reclamos. Argentina está siendo mirada por la comunidad internacional por esta actitud, le importa muy poco simplemente por la forma como encara el presidente de la República. Nosotros tenemos que seguir teniendo una actitud muy activa, muy agresiva en el buen sentido, sabiendo que hay una asimetría muy importante. Si Uruguay fuera un país más grande esto no habría sucedido, entre otras cosas el propio Brasil habría participado, hoy se hace bastante el distraído porque es mucho más importante disciplinar a Argentina que rescatar el derecho y el cumplimiento de las obligaciones del Mercosur. Eso lo tenemos que saber nosotros.

El tema no es decir "voy a la ruptura", que es una posibilidad pero la máxima, cuando la situación no tiene más posibilidades. Porque una ruptura implica también aspectos económicos, comerciales, el corte de todo el sistema de cooperación, las relaciones de carácter permanente en materia energética, en la administración de las comisiones bilaterales del río Uruguay y del Río de la Plata. Son temas que deben manejarse con mucha fuerza y firmeza cuando no haya otra solución. Yo no lo descarto, pero hay un margen que el gobierno uruguayo debería empezar a profundizar, debe seguir insistiendo a nivel internacional sobre la actitud argentina, pero no hacer un planteo tan rápido o tan intempestivo como una ruptura de relaciones, porque estamos ante un gobierno argentino imprevisible en las reacciones que puede manejar.

AG - Pero si el gobierno hoy resolviera llamar en consulta al embajador en Argentina usted no diría que es un disparate.

SA - No, no hay problema. Pero primero, insisto, convocar al embajador argentino en Uruguay: "tengo este tema, lo queremos seguir planteando", incluso entregarle una nota insistiendo sobre el tema. Empezar a recorrer el camino y después, si las cosas se van profundizando y hay una negativa importante, recorrer las otras vías. La ruptura de relaciones es el último eslabón de una relación que se deteriora en forma irreversible, por eso tenemos que ser firmes pero también muy cautelosos para manejar y defender los intereses nacionales.

----------
Edición: Mauricio Erramuspe