Entrevistas

Arq. Héctor Vigliecca: "Nuestra arquitectura es un motor de urbanidad"

Arq. Héctor Vigliecca: "Nuestra arquitectura es un motor de urbanidad"

En 1974, con su título abajo del brazo y molesto con la represión de la dictadura, emprendió viaje hacia Brasil. Allí se radicó y, desde entonces, desarrolló una actividad profesional casi frenética que incluye varios premios y distinciones. "A esta altura hicimos 87 concursos nacionales e internacionales, tenemos el récord; es una especie de locura", relató el arquitecto uruguayo Héctor Vigliecca. Uno de sus proyectos, la nueva urbanización del centro histórico de Florianópolis, comenzará a construirse este mes. Entrevistado por En Perspectiva, habló sobre sus proyectos y explicó cómo entiende su profesión. "Nosotros no confundimos arquitectura con diseño. Arquitectura es una estrategia de ocupación de territorios, y el resultado no es fotogénico, el resultado está en el conjunto, en cómo se articulan las interfaces entre lo público y lo privado, o sea, cómo se hace la ciudad", explicó.

(emitido a las 8.56 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En nuestro país estas fechas son sinónimo de descanso, aire libre y playa, pero también de reencuentros.

En los meses de verano, muchos uruguayos que viven en exterior vuelven a casa por unos días, aprovechando sus vacaciones para pasar las fiestas con sus familiares y amigos.

Desde el punto de vista periodístico, es una buena oportunidad para dialogar mano a mano con algunos de esos compatriotas que se destacan fuera de fronteras, donde son reconocidos y premiados.

Es el caso, por ejemplo, del arquitecto Héctor Vigliecca, un uruguayo de 70 años, especializado en urbanismo, que ha pasado más de la mitad de su vida en Brasil, donde ha desarrollado con mucho éxito su carrera.

En los últimos días, el trabajo del arquitecto Vigliecca fue reconocido con tres distinciones por el Instituto de Arquitectos de Brasil.

Pero además, este mes comienza a construirse uno de sus proyectos: la nueva urbanización del centro histórico de Florianópolis. Y más adelante este año tomará forma su propuesta para remodelar el centro histórico y la Asamblea Legislativa de Porto Alegre.

En los próximos minutos, junto con Rosario, vamos a dialogar con el arquitecto Héctor Vigliecca.

HÉCTOR VIGLIECCA:
Gracias por esta oportunidad bastante rara para los arquitectos. Es muy agradable estar con ustedes, principalmente con Rosario, con quien fuimos colegas en la facultad mucho tiempo atrás.

ROSARIO CASTELLANOS:
Cuando todavía lo conocíamos como "Tito". Creo que está tentado desde que empezaste a mencionarlo como "Héctor", creo que ni él se reconoce.

EC - ¿En Brasil también le dicen Tito?

HV - No, en Brasil soy conocido por Héctor Vigliecca. Tito es un nombre en Uruguay, para la familia y los amigos de tiempo atrás.

EC - Se le nota un acento portugués muy fuerte.

HV - Son 40 años, estoy casado con una brasileña. Y evidentemente nuestras lenguas se mezclan bastante; es difícil a veces, hay palabras que ya no sé, a veces leo en español y me da la sensación de que estoy leyendo en portugués.

EC - O habla en español pero con tono, con énfasis que son más del portugués que de nuestro idioma.

Usted recibió el título de arquitecto y urbanista en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República en 1968. Y al año siguiente obtuvo una beca para estudiar en Italia, en la Universitá degli Studi di Roma. Pocos años después, en 1974, se radicó definitivamente en San Pablo, Brasil, donde vive desde entonces. En Uruguay, entonces, trabajó poco tiempo.

HV - Trabajé poco tiempo. Pero el poco tiempo que trabajé fue bastante provechoso, porque agarramos aquella época del plan de habitación del Instituto Nacional para la Vivienda Económica (INVE), y trabajamos con el Centro Cooperativista Uruguayo, que –hay que decirlo públicamente– en ese momento fue una referencia nacional e internacional. Tanto que la Intendencia de San Pablo adoptó el modelo del Centro Cooperativista Uruguayo algunos años después durante el Gobierno de Luiza Erundina. Yo participé en ese proceso en la Intendencia con algunos proyectos que hicimos en aquella época.

EC - Para que los oyentes puedan aproximarse a su trabajo, ¿qué ejemplos podemos mencionar de obras que haya desarrollado, diseñado o en cuyo diseño haya participado acá en Uruguay?

HV - Hicimos varias obras, algunas pequeñas que con franqueza ya olvidé exactamente dónde están localizadas. Pero la gran obra que hicimos junto con varios colegas, Thomas Sprechmahn, Ramiro Bascans y otros que no recuerdo, fue el Complejo Bulevar, que hoy ya está en los libros de historia. En ese momento fue una innovación respecto de cómo se hace arquitectura para los niveles de renta más bajos.

EC - Rosario, ubiquemos el Complejo Bulevar.

RC - Es muy fácil de ubicar porque está casi pegado a Canal 5, sobre bulevar Artigas. Es el complejo en ladrillo visto que tiene ciertas particularidades que asombran a veces, porque hay una serie de vigas, de pilares que aparecen no estar soportando nada y que son parte de una estructura que ha creado huecos.

EC - Parece que faltan algunos pedazos de los apartamentos.

RC - Exactamente.

HV - Yo podría explicar eso.

RC - Te faltó dinero para esas habitaciones.

HV - No, no faltó dinero. Es que vivíamos un momento en que internacionalmente se pensaba que la arquitectura era un objeto nunca acabado y que durante el tiempo las personas podrían construir, ampliar sus casas y transformar la arquitectura. El arquitecto apenas establecía una estructura de posibilidad para completar la obra en el futuro.

EC - Pero en ese complejo en concreto, ¿estaba previsto que esos huecos después se llenaran?

HV - Estaba previsto que se llenaran, pero era una previsión –vamos a confesarlo– teórica, era más un argumento de concepto que se mostraba, pero no real. Tanto que cuando se hicieron los cálculos de estructura, la estructura no aceptaría llenar aquellos agujeros.

EC - Es un buen dato para pasarles a los propietarios de esos apartamentos.

HV - Que no se les ocurra completarlos porque habría que reforzar las estructuras.

EC - ¿Qué otros detalles de ese complejo mencionarías, Rosario?

RC - Hay un tema que tiene que ver con zafar a un racionalismo que concebía la obra como algo exclusivamente funcional. En este caso parecería que hay una búsqueda que tiene también algo de lo formal, de lo humano, de hacer habitables aquellos complejos, aunque fuera para personas de bajos recursos. Hay una reacción a aquel principio de ese racionalismo un poco ultra.

HV - Era una reformulación extremadamente interesante, que yo todavía coloco en mis clases –yo todavía sigo dando clases–. Primero, la participación de la propia comunidad que va a habitar el lugar, eso fue una innovación. Llegamos a juntar todos los habitantes, los futuros cooperarios en el cine Plaza, que tenía mil y tantos lugares, les mostramos el proyecto, las opciones de planta, y cada propietario seleccionó la opción que más le convenía. Eran plantas que permitían dos accesos independientes cuando por ejemplo la persona tenía algún servicio, un trabajo profesional que ejercía en la propia casa. Ese quizás sea el punto más interesante que en Brasil se descubrió hace poco tiempo, que es la participación de la comunidad en las decisiones a ser tomadas para hacer un conjunto de habitación.

Y el segundo aspecto, fundamental, que realmente lo descubrimos y lo desarrollamos a partir de aquel momento, y lo continúo desarrollando hoy, es que cuando se hace un conjunto habitacional se hace la ciudad. Eso es lo más importante, no es apenas un depósito de casas, o un lugar donde se ponen casas; no, estamos haciendo la ciudad. Eso fue un aspecto de gran novedad que colocamos por primera vez en Montevideo.

EC - ¿Qué implicó ese proyecto en términos concretos, eso de que ustedes además estaban haciendo la ciudad?

HV - Por ejemplo, hay una continuidad con la estructura viaria existente, hay un pasaje intermediario con elementos –que no sé si continúan–, había un centro comercial y una escuela en el medio. Y después los pasajes, no es un condominio cerrado con paredes y porterías, es parte del continuo de la esencia de la ciudad.

***

EC - ¿Por qué tan poco tiempo después se instaló en Brasil?

HV - Es un punto difícil. Solo voy a decir que éramos profesores de la facultad, éramos militantes en aquella época, al menos nos llamábamos militantes, y un día acabamos en el Cilindro.

EC - Presos.

HV - Y cuando salí del Cilindro, entré a mi casa, agarré las valijas y dije "me voy de este país". Me fui con mucha rabia.

EC - Se emociona cuando recuerda esa época.

HV - No tengo dudas. Porque realmente iniciar una vida en el exterior, aunque sea en un país cercano, es una cosa muy, muy difícil; si alguien dice que es fácil, es mentira.

EC - ¿Qué le ofrecía San Pablo en ese momento?

HV - En ese momento varios colegas habían salido del Uruguay, colegas más o menos de la misma generación, éramos amigos, y muchos de ellos volvieron, otros ya murieron. Pero yo hice mi vida allá con algunas cosas positivas y otras negativas. Las positivas, mi adrenalina está como cuando tenía 20 años, porque trabajo con otra generación, trabajo con una generación que no es la que me pertenece. O sea, yo no tengo pasado. Eso me obligó a decir "si yo viviera aquí, uno de mis amigos ya fue intendente, otro fue no sé qué", hay que reconocer que la función del arquitecto está mucho en función del conocimiento que tiene y de las vinculaciones que tiene con la sociedad donde se cría. En Brasil yo no tengo pasado, el pasado lo hice mediante un esfuerzo un poco insano de hacer concursos públicos.

EC - Participar en concursos públicos. Ha sido un tenaz concursante.

HV - Claro, un tenaz concursante, casi una insanidad. Y no sé si es una virtud o una locura, pero inyecté esta insanidad a un grupo de arquitectos que trabajan conmigo desde hace ya casi 20 años, que son todos unos locos, somos unos locos. A esta altura hicimos 87 concursos nacionales e internacionales, tenemos el récord; es una especie de locura, hasta me da vergüenza decirlo. Hay gente que me llama por teléfono cuando hay un concurso grande para preguntarme si voy a entrar, porque si yo entro ellos no entran.

EC - Porque además le ha ido muy bien.

HV - Sí, nos ha ido siempre bastante bien, entonces me tienen miedo. Ahora estoy haciendo concursos con el nombre de mi esposa, que es mi socia, para que el mercado no se asuste.

***

EC - Recién halábamos de algunas de sus obras en Uruguay, y desde la audiencia llegan comentarios. Por ejemplo, Cristina cuenta: "Soy una orgullosa habitante del Complejo Bulevar". Le manda un saludo al arquitecto Vigliecca y le pregunta si conoce el libro "Utopías de ladrillo y cemento", que ella escribió junto con la asistente social Ema Menoni cuando el complejo cumplió 20 años. ¿Lo tiene?

HV - Sí, tengo el libro, y agradezco muchísimo, es una alegría este retorno de los habitantes de un lugar al cual nosotros le dedicamos algunos años de trabajo para proyectarlo y construirlo.

EC - Otro oyente que mandó su mensaje muy temprano, cuando anunciamos la entrevista, dice: "Viví años en una cooperativa de vivienda de excelente diseño sobre el arroyo del Molino en Malvín. Me dijeron que Vigliecca era uno de los arquitectos. ¿Puede ser? Es un edificio fantástico".

HV - Muchas gracias por lo de fantástico. Yo soy muy autocrítico, creo que es un edificio en el cual colocamos nuestro mayor esfuerzo y trabajo para tener un buen resultado. El resultado está ahí, y agradezco mucho esa opinión y ese recuerdo. Eso es bastante emocionante.

EC - Rosario, vamos a la obra del arquitecto Vigliecca en Brasil.

RC - Me interesa especialmente la aplicación a la vivienda de interés social que tú decías que de alguna forma habías exportado a Brasil. En alguna entrevista señalabas que la condición de la arquitectura en Brasil era muy mala cuando tú llegaste. Había una serie de arquitectos haciendo las cosas muy bien, pero nadie lo reconocía. Entonces, ¿en qué medida tu trabajo, sobre todo tu trabajo en la aplicación de un sistema que ya habías probado en Uruguay, en las favelas, pudo realizarse?

HV - No es ningún tipo de arrogancia, es una verdad que estamos sintiendo y es una cosa bastante importante después de tantos años de trabajo. Mediante acciones tanto académicas como de concursos, como por la divulgación de nuestra manera de pensar, obtuvimos un prestigio muy reconocido en todo Brasil, en todas las escuelas de arquitectura. Esto es lo que hemos recogido en los últimos 40 años de trabajo. Desarrollamos proyectos que demoraron mucho en construirse, algunos ya son referencia, están en los libros de historia de la arquitectura de Brasil, como el conjunto de Vila Mara, por ejemplo.

EC - ¿Dónde es eso?

HV - Eso es en la zona norte de San Pablo.

RC - ¿Efectivamente era una favela?

HV - No, ese primer proyecto fue sobre un terreno que era de la propia intendencia, era la transferencia de habitantes de una favela a ese lugar. Fue un proceso muy lento, muy complicado, en el cual tuvimos que aplicar todo lo que habíamos aprendido aquí en el Centro Cooperativista, hubo que trabajar con la comunidad, con el poder público, que siempre es una cosa difícil, porque es bastante impersonal, es una lucha permanente.

EC - ¿Un trabajo como ese implica que la favela se desarma luego? ¿Se trasladan los habitantes al complejo que ustedes arman y la favela se termina?

HV - Cada favela es un problema diferente. No existen soluciones unificadas, "el sistema es A, B, C". Cada favela es una problemática diferente, y las soluciones también son diferentes. En ese caso específico la favela fue totalmente removida por razones, por ejemplo, de que estaba en un local de gran declive. Ayer veía en la televisión esos dramas, personalmente me tocan de una manera muy grande.

EC - Por ejemplo cuando se producen derrumbes como consecuencia de lluvias excesivas.

HV - Derrumbes y muertes de familias enteras. Eso es un desastre realmente, y estamos trabajando, esas áreas son las primeras a ser removidas y reubicadas en otros sectores. A veces la orientación de los equipos sociales es hacer esas reubicaciones cerca de donde habitan las personas, para no romper los lazos sociales que existen desde hace 30 o 40 años.

EC - ¿Qué características tiene la vivienda alternativa, la nueva que se le ofrece a esa gente? ¿Cómo es ese complejo?

HV - Nosotros no confundimos arquitectura con diseño, algo bastante común hoy en día. Arquitectura es una estrategia de ocupación de territorios, y el resultado no es fotogénico, el resultado está en el conjunto, en cómo eso se articulan las interfaces, lo público y lo privado, o sea, cómo se hace la ciudad. Porque tenemos que considerar que el habitante hace una transformación que tiene que ser prevista.

RC - Pero hay un núcleo básico, ustedes plantean un modelo básico, hay un terreno en el cual ubicarse, ¿son viviendas separadas?, ¿hacen conjuntos de viviendas acopladas, edificios? ¿Cuál es la solución?

HV - Hoy en día cuando hacemos una reurbanización de favelas el problema es aumentar la densidad, porque hay un déficit de siete millones de habitaciones en Brasil. En el pasado –hace 20, 30 años apenas– hubo una tendencia que decía "Brasil tiene un territorio que no para más, vamos a colocar a la gente ahí a 40 kilómetros de la ciudad, las tierras son baratas y hacemos 10.000 casas". Pero con problemas de transporte, con problemas de servicios, con problemas de saneamiento.

EC - Y con costos para el Estado, además, porque esos servicios hay que llevarlos e instalarlos.

HV - Con un costo para el Estado y con un costo social terrible. En esos lugares hay gran criminalidad. El asunto es diferente, es introducir en las favelas lo que llamamos una especie de motores de urbanidad. La arquitectura que hacemos es eso, es un motor de urbanidad.

EC - ¿Y algunos de esos proyectos han implicado construir en la propia favela?

HV - En la propia favela. En la propia favela se hace un trabajo de costura, de sutura, entonces nuestros proyectos son más caros, nos cuestan más, pero nos pagan igual, como si fuesen esas casitas todas repetidas como soldaditos colocados en un terreno. Eso es un desastre.

EC - Pero cuando ustedes tienen que intervenir en la propia favela, no trasladar habitantes a una zona cercana sino en el propio lugar, ¿cómo hacen? Porque ahí ya hay un entramado instalado y con todo tipo de defectos, desde el tamaño de las habitaciones hasta quizás la propia estructura de las viviendas. ¿Entonces?

HV - Se hace una clasificación de lo que existe, porque a veces lo que existe son construcciones que tienen 20 o 30 años, entonces tienen un valor, no podemos llegar y destruir todo. Yo siempre digo que nuestro gran ejemplo viene del pasado, cuando se destruyó el Imperio romano se dispersó la población, y las poblaciones se localizaron en lugares a veces encima de montañas para defenderse, construían con las piedras que existían, no existían planos, eran favelas, con grandes dificultades de todo tipo. Cuando vino el Renacimiento, no hizo ciudades independientes, nació dentro de las ciudades medievales. Ese Renacimiento es lo que vemos cuando vamos a Europa y decimos "ah, qué maravilla". Comienzan a surgir los puntos de referencia, los espacios públicos. Eso es lo que nosotros hacemos hoy, le damos sentido a aquella estructura que es un caos.

EC - Pero una parte del trabajo consiste en demoler.

HV - Sin duda, algunas cosas siempre hay que demoler, a veces bastantes, fundamentalmente aquellas que están en situación de riesgo. Pero aparte de las que están en situaciones de riesgo, también hacemos demoliciones por razones urbanas o de valores urbanos.

EC - Por ejemplo para generar ¿qué?

HV - Por ejemplo para generar una plaza.

***

EC - Sigamos conociendo la obra en Brasil de nuestro invitado.

RC - Nos hemos referido a su trabajo en vivienda social, pero hay otro aspecto que es el urbanístico, la reformulación de centros históricos, como el centro de Florianópolis. Me gustaría saber con qué criterio se maneja para conservar algunas cosas, para demoler otras, cómo se moderniza una ciudad sin perder sus valores fundamentales.

EC - Agreguemos que en julio del año pasado usted y su equipo ganaron el concurso para la remodelación del centro histórico de Florianópolis, que tiene un presupuesto previsto de 25 millones de dólares.

HV - No de dólares, de reales.

EC - ¿Cómo es ese proyecto? Aterricemos en ese proyecto.

HV - Son temas siempre interesantísimos, para los arquitectos eso es como un regalo. Y tuvimos la suerte de ganar ese concurso. La cosa más interesante es cómo actuar en una situación en que hay que conservar ciertos aspectos históricos y a su vez hay que agregar elementos necesarios para que aquello se torne mejor y tenga condiciones por ejemplo para aceptar nuevas funciones de estacionamiento, de comercio para atraer los turistas. Es un problema relativamente complejo.

Cómo hicimos, tendría que mostrar el proyecto. Es una especie de permanente intersección entre los dos momentos de historia, y a veces en esa intersección es donde está la calidad del proyecto, donde se intersectan dos momentos históricos. Cada uno tiene su valor, y uno tiene valor en la medida en que el otro existe, porque si los separamos no tendrían sentido. A ese concepto le llamamos el tercer territorio, una cosa tiene valor en la medida en que existe la otra. Imagínense, por los años que tengo, cuando conocí Florianópolis el agua llegaba al mercado, después hicieron aquellos famosos rellenos, se trajo una draga holandesa y se hizo una gran faja de tierra adelante, entonces el mar quedó a más de 150 metros de su cota histórica. Encontramos la manera de redescubrir el muro de piedra, que era el punto adonde llegaba el mar, y ese descubrimiento ha sido la gran llave del éxito del proyecto. Hubo que agregar una plaza frente al mercado. Y después hicimos un subsuelo no como un garaje sino como un plano urbano inferior. Es un concepto un poquito diferente.

RC - Es un estacionamiento a cielo abierto.

HV - A cielo abierto. Hay un proyecto parecido en Hanóver, en Alemania, muy interesante. Y al hacer eso descubrimos, hicimos evidente una fachada ochocentista que es un patrimonio de la ciudad y que es lo que la ciudad vende al turismo, es el valor patrimonial de cualquier ciudad.

EC - ¿En ese subsuelo abierto va también el estacionamiento, por ejemplo?

HV - Va el estacionamiento, va un shopping center de productos de turismo, artesanías, ese tipo de cosas, y también hay un pasaje viario en un lugar que hoy corta esa área de una manera no interesante porque prácticamente hace una barrera a aquella fachada ochocentista que nosotros queremos mostrar.

RC - La primera salvedad que hizo Tito cuando llegó fue que no se quiere adjudicar personalmente los proyectos, que siempre ha sido parte de equipos. Y efectivamente, yo te visité dos veces en San Pablo, en el estudio, y siempre estabas rodeado de gente. Ya no quedan uruguayos en el estudio, pero me decías que hay una cantidad de gente.

HV - Tenemos el mundo entero, tenemos chinos, japoneses, franceses. Hoy Brasil está siendo asediado por arquitectos de todo el mundo debido a la crisis en Europa, y en Estados Unidos. Y a veces seleccionamos personas.

EC - Interesante ese fenómeno de la inmigración del mundo desarrollado en esas categorías de profesionales.

HV - Muy interesante. Y los estamos tratando como ellos nos trataban a nosotros cuando fuimos a Europa y a Estados Unidos.

EC - ¿O sea?, ¿bien o mal?

HV - Más o menos. (Risas)

RC - Imponiéndose.

HV - En cuanto a lo que tú decías, Rosario, siempre hay una confusión al querer adjudicar a una persona la autoría de un proyecto. Nadie solo hace absolutamente nada, la arquitectura es un producto del diálogo entre varias personas que trabajan arduamente sobre una problemática. Y yo quiero decir esto con mucha claridad, yo apenas soy el más viejo y el que le inyecta la adrenalina al equipo, apenas eso.

EC - Por lo visto va a seguir trabajando, no tiene ningún plan de descansar por ahora.

HV - No, ninguno. Aquí también estoy trabajando.

EC - ¿Acá?

HV - Sí.

EC - Tengo varios mensajes de la audiencia.

RC - Y yo tengo una última pregunta, es una gran intriga. Tito en algún momento plantea la emoción de volverse a encontrar con cosas en Uruguay, sin embargo yo tengo la impresión de que hoy es un paulista. Y no es casualidad, me da la impresión de que esa ciudad de San Pablo, tan diferente de Montevideo, te resultó a ti, más allá de la posibilidad de trabajo, de pronto más afín a tu temperamento. ¿Te sentís así?

HV - Sí, es posible. Es posible, porque una ciudad que está permanentemente inacabada es una ciudad estimulante, es estimulante para hacer cosas. No es como las ciudades europeas que llegás y decís "esto está todo pronto, mejor no tocar nada". San Pablo es una ciudad permanentemente inacabada.

EC - Desde la audiencia llega de todo, hay elogios, hay preguntas...

RC - Marcelo, de Young, que además dice que es sobrino tuyo, recuerda que además estás trabajando nada menos que en estadios mundialistas –recordemos que en el 2014 el Mundial va a ser en Brasil–, y dice: "Ahí es donde seguro que vamos a ganar". Veremos si se repite Maracaná. Pero en definitiva, ¿cuántos estadios estás construyendo para el próximo Mundial?

HV - Estamos construyendo estadios para sedes y para subsedes. Esto es un trabajo de gran complejidad, pero ya estamos iniciando, con contrato firmado, el estadio de Fortaleza, que tiene 67.000 espectadores, que posiblemente sea para la semifinal, porque tiene una gran capacidad. Es casi una reforma.

RC - Existía un estadio de base.

HV - Existía un estadio antiguo. Porque en Brasil nos enfrentamos con un problema que a veces los americanos y los europeos no tienen: los americanos le ponen dinamita y lo hacen de nuevo. Y a veces hacerlo de nuevo es más fácil que remodelar obras existentes, que siempre son de los años setenta y cuyas geometrías son antiguas, no son fáciles de corregir para las geometrías exigidas ahora. Porque los estadios siempre eran olímpicos y nunca se usaban para las olimpíadas, siempre se usaban para el fútbol, y el fútbol hoy tiene una configuración extremadamente precisa y particular, entonces las reformas son bien complicadas. Pero estamos haciendo un estadio nuevo en Aracaju, que sería una subsede.

RC - ¿Dónde queda Aracaju?

HV - Aracaju queda más abajo que Fortaleza, en el noreste. Después tenemos en vistas otros estadios que no te los voy a contar porque son todavía secreto comercial.

RC - Pero ¿son para fútbol?

HV - Sí, siempre para fútbol.

RC - Porque por otro lado tenemos olimpíadas en Brasil.

HV - Sí, todavía estamos participando en grandes licitaciones que Río de Janeiro está haciendo para estructurarse para recibir las olimpíadas de 2016.

RC - En cualquiera de los dos casos te sacaron de tema, porque, según lo que escuchamos en la entrevista, lo tuyo son la vivienda social y las reformulaciones urbanísticas, y ahora son edificios concretos, con funciones muy concretas y con no pocas dificultades técnicas.

HV - Es verdad.

RC - Desafío para cualquier arquitecto, porque allí se ha mostrado alguna de las últimas tendencias en materia de arquitectura.

HV - Yo siempre soñé hacer grandes proyectos.

RC - Esta es la oportunidad.

HV - La vida me está pagando con esos grandes proyectos que son grandes problemas, porque grandes proyectos son grandes, grandes problemas. Pero los enfrentamos con adrenalina y con mucho gusto.

RC - Y yo me pregunto, sobre todo lo nuevo, ¿nos va a sorprender con una estructura revolucionaria?

HV - Mantenemos siempre una línea de ponderación.

RC - No tanta, es una arquitectura audaz.

HV - No, nuestra audacia está en la ponderación. Sabemos que trabajamos en un país que no tiene grandes recursos, que tiene dificultades desde el punto de vista de la tecnología, trabajamos con esa realidad. Y como los estadios son del Estado, el Estado tiene límites presupuestarios, entonces hay que adecuarse a la realidad. Intentamos obtener siempre el máximo posible con esos recursos, pero siempre considerando que los estadios son íconos, desde varios puntos de vista, desde el punto de vista urbano y desde el punto de vista de un juego apasionante. Entonces eso también lo tenemos que considerar.

RC - A veces, después de los mundiales, se convierten en verdaderos clavos que se utilizan o se subutilizan. ¿Cualquiera de estos proyectos admitiría agregarle funciones?

HV - Sí, claro. El concepto actual es que los estadios hoy son arenas. La diferencia es que es un lugar para espectáculos, y por eso se preparan desde el punto de vista de la infraestructura, se prepara por ejemplo para recibir en el noreste, que es impresionante, las fiestas típicas, los conciertos de rock y los conciertos de música popular, hasta casamientos. En Europa vimos que se hace eso. Apenas con el fútbol es imposible mantener un estadio, el estadio tiene que tener condiciones para poder aceptar otro tipo de espectáculo. Ese es el secreto, no hay otro.

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Transcripción: María Lila Ltaif


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