Internacionales

Una explosión en un autobús de Tel Aviv provocó más de una decena de heridos en medio de las negociaciones para un alto al fuego

Contacto con Ana Jerozolimski, colaboradora de En Perspectiva en Israel.


(emitido a las 9.02 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Las conversaciones para un alto al fuego entre Israel y las milicias de Gaza continúan hoy, después de que ayer se anunciase la inminencia de un acuerdo que finalmente no se concretó.

"Las negociaciones siguen adelante, no hemos abandonado la esperanza", declaró, hablando con la agencia EFE, Mark Regev, portavoz del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Después de un día de intensas tratativas destinadas a lograr una tregua entre Israel y el movimiento Hamás, el anuncio de un acuerdo que se presumía entraría en vigor a partir de la medianoche pasada fue postergado en el último momento, según consignaban medios locales.

El presidente de Egipto, Mohamed Morsi, dijo ayer que los esfuerzos para lograr esa tregua iban a dar resultados positivos en las próximas horas. Con esa esperanza y ese signo de interrogación de por medio, han transcurrido las primeras horas de este miércoles en medio de violencia que no ha cesado. Una violencia que hace poco rato tuvo otra novedad: en Tel Aviv un ómnibus explotó y dejó una decena de heridos.

Empezamos por allí entonces. Estamos con nuestra corresponsal en Israel, Ana Jerozolimski.

¿Dónde te encuentras? ¿Cuáles son las últimas noticias?

ANA JEROZOLIMSKY:
Hoy, a diferencia de ayer, ni en el sur ni en Tel Aviv, que es el otro escenario. En estos momentos estoy en Jerusalén y fluyen para todos lados las noticias sobre lo ocurrido allí, una explosión en un ómnibus en un lugar muy céntrico de la ciudad, cerca del cruce entre las calles Shaul Hamelej y Weitzman. Al principio se pensó en un atentado suicida, luego se habló de una carga explosiva dejada por un terrorista que logró salir del ómnibus, pero la policía recibe diferentes testimonios de testigos presenciales, y ahora se habla de dos personas, que están siendo buscadas porque huyeron del lugar, que habrían lanzado una carga explosiva hacia dentro del ómnibus. Hay 17 personas heridas, cuatro de ellas con heridas de entre mediana y grave entidad, fueron evacuadas de inmediato al hospital Ijilov de Tel Aviv. Por casualidad el atentado se dio muy cerca de allí, lo cual facilitó los trabajos de rescate. Hay alerta máxima en la zona, ya que no se descarta que pueda haber alguna otra carga explosiva en el lugar. (...) Desde Gaza ha llegado un comunicado de Hamás reivindicando y felicitando a los que perpetraron el atentado, y también informaciones según las cuales los palestinos salieron a bailar a las calles y a repartir caramelos en señal de celebración por el atentado en Tel Aviv.

EC - Está la posibilidad de la tregua de por medio. ¿Qué se dice al respecto?, ¿con qué optimismo, con qué pesimismo se aguarda esa novedad?

AJ - La posibilidad de la tregua es muy real. Ayer durante varias horas, durante la tarde, mientras yo estaba en el sur, por un lado estaban las alarmas, los misiles, también las informaciones sobre la continuación de los ataques de la Fuerza Aérea israelí en blancos en Gaza, y al mismo tiempo seguían fluyendo las informaciones sobre los contactos diplomáticos al máximo nivel para concretar la tregua. En determinado momento incluso los periodistas recibimos en nuestros celulares una información de Hamás que decía que a las nueve de la noche entraba en vigencia la tregua. Después parece que Egipto quedó molesto con Hamás porque lo dieron como hecho en forma prematura. Concretamente tregua no se logró anoche, pero los contactos siguen y la intención es tratar de plasmarla quizás en las próximas horas, quizás mañana. Es el objetivo.

EC - Contanos más a propósito del panorama en estas horas que son como de transición. Has estado moviéndote por distintos lugares de Israel, ¿qué fue lo que palpaste?

AJ - Ante todo, conectando con el tema de los contactos para la tregua y de la realidad en el terreno, hay, no solo por sentido común, sino por comunicados explícitos de las diferentes fuerzas de seguridad, más que nada de la policía israelí, de los servicios de seguridad, advertencias a la población de que tomen en cuenta que las informaciones que salen en los medios sobre lo supuestamente inminente de una tregua no significan que haya que bajar la guardia. Dicen a la gente que cuando haya alarmas corran a los refugios, solo eso ha salvado vidas en los últimos días y en los últimos años en Israel cada vez que ha caído un misil. Precisamente por esta dinámica en la que quizás estemos muy cerca de una tregua, cabe suponer que se redoblan los esfuerzos por atacar y por aprovechar al máximo lo que cada uno considera es la ganancia en el terreno, y en efectos han recrudecido los disparos de misiles hacia el sur de Israel.

En el sur recabé ante todo una impresión. Si bien por supuesto no es algo monolítico, hay diferencias que van más allá –dicho sea de paso– de las preferencias partidarias de cada uno por derecha o izquierda, hay una tendencia de la gente a decir que tiene serias dudas respecto a la tregua. La gente tiene claro que el régimen de Hamás no es derribado –tampoco era ese el objetivo del gobierno–, y que la capacidad de ataques con misiles sigue vigente. Anoche incluso hubo un ataque impresionante cuando un misil que no logró ser interceptado por ese impresionante sistema antimisiles, la cúpula de hierro, hizo impacto directo en un edificio alto en la ciudad de Rishon Lezion, que está pocos kilómetros al sur de Tel Aviv, y destrozó totalmente tres departamentos en los tres últimos pisos. Lo que salvó a la gente fue que a tiempo, sin decir "a mí no me va a pasar nada", entró corriendo al refugio. La gente después abrió la puerta de lo que se llaman aquí los espacios seguros, unas habitaciones dentro de cada casa construidas en forma blindada. Salieron del cuarto seguro con vida, afortunadamente, y vieron –hay una expresión en hebreo que dice "se les oscurecieron los ojos"– que se habían quedado sin casa, todo destruido.

EC - Una pregunta en ese sentido y a propósito de esa anécdota. Te referías al escudo antimisiles que ha montado Israel y que ha ido probando, en esta coyuntura, ser de una alta efectividad. Pero en algunas ocasiones no se logra detener el cohete que viene con dirección al territorio israelí. Sin embargo sí hubo una alarma, sí se dispara una alarma avisando a la población que el misil está en camino. ¿El tiempo da efectivamente para protegerse, el tiempo entre que se da la sirena y el momento del estallido da para que la población reaccione?

AJ - No siempre, yo lo viví en carne propia hace unos días –de qué me voy a quejar yo que lo vivo cuando voy a cubrir la situación, y esa gente está viviendo eso hace 12 años–. Fui a hacer una nota en el hospital Barzilai de la ciudad de Ashkelon, una de las ciudades que son blanco constante de los disparos de misiles, y hubo varias alarmas mientras estaba allí. Apenas salía del hospital, bastante nerviosa, con el corazón de la boca, porque tenía que entrar en mi coche y manejar, me preguntaba: "Si suena la alarma, ¿podré parar y correr a algún lado?". Pues sonó la alarma apenas entré a la calle principal, camino hacia la salida de Ashkelon, corrí, se oyó un impacto, un estallido en algún lado, antes de que yo alcanzara a refugiarme, pese a que en Ashkelon se tiene un poco más de tiempo que los 15 segundos que tiene la gente que está en las localidades pegadas a la frontera con Gaza.

Ayer, por ejemplo, estuve en una de esas localidades que está a solo 3 kilómetros y 200 metros de la frontera con Gaza, el kibutz Alumim, y se oían a cada rato estallidos. La gente del lugar decía "sí, son morteros que cayeron por acá", como si fuera algo común, y no había habido alarma, a veces la alarma no alcanza a sonar por la proximidad tan impresionante de la frontera.

EC - Una posibilidad es que se concrete una tregua. La otra, que está sobrevolando desde hace cías, es una invasión del ejército israelí a la Franja de Gaza. ¿Qué dice la gente a propósito de esos escenarios?

AJ - La posibilidad de una incursión terrestre existe desde el principio, el gobierno israelí no la dio por segura, pero reclutó reservistas para dejar en claro que está hablando en serio, yo misma los vi en diferentes puntos del sur, tanques y blindados en espera de la eventual orden de entrar. Y hablando de eso también con la población del sur, que te comentaba que tiene dudas de si la tregua es lo mejor, la gente decía: "No es que queramos que entren por tierra", porque cada quien puede tener –de los habitantes del sur o de otros lados– un hijo reclutado llamado a la reserva, el esposo, y nadie quiere esa exposición difícil, compleja y peligrosa. Pero al mismo tiempo decían que quizás sin un operativo terrestre sea muy difícil asestar un golpe tal a los grupos radicales como para estar seguros de que la amenaza de los misiles no vuelva. Ahora se habla de tregua como una opción clara, pero entre la gente en el sur ni los más radicales ni los más moderados, los que más se cuidan en su forma de hablar, nadie dice: "¡Qué suerte, cuando la tregua llegue vamos a estar tranquilos!". Nadie, todos sienten que solo es cuestión de tiempo, porque la experiencia les ha enseñado que será hasta que nuevamente haya disparos de misiles y nuevas escaladas.

EC - Por último, el terreno de lo vivencial, de los testimonios, de las historias. A estas crónicas conviene darles un tono en primera persona, acercado a la gente. Tú algo ya contaste, pero te pediría que en el final agregaras otra de tus experiencias de estos días.

AJ - Ayer estuve en la ciudad de Sderot, fui con otras colegas y hubo varias alarmas durante la estadía allí. Después fuimos a una institución académica donde también tuvimos alarmas, y súbitamente nos dicen: "Hubo un impacto directo cerca de una casa de Sderot". Volvimos corriendo a Sderot, por suerte no había pegado directamente en una casa, sino en un patio entre dos y hubo solo leves daños materiales. La cosa es que de repente veo un nene chiquito, un muñeco de ojos grandes con un trozo de metal, y le pregunto:
–¿Qué tenés ahí?
–Es un resto del Kazan –como quien hubiera agarrado un cochecito.
–¿Y qué hacés vos con un resto del Kazan en la mano?
–Ah, siempre después que caen, cuando ya estoy seguro de que no cayó en mi casa, salgo a buscar.
Se acerca el padre y me dice, encogiéndose de hombros:
–Tiene 10 años, nació dentro de esto –porque toda esta problemática en Sderot empezó hace 12 años–. Capaz que es su forma, que no sé cómo entenderla, porque no soy psicólogo, de lidiar con esta situación. Siente que si se lleva restos del Kazan a la casa como que puede controlar algo.
Entonces se acerca un vecino que empieza a hablar y a comentar, dice:
–Sí, si hacen la tregua ahora quiero decir que el trabajo no terminó, que los terroristas van a seguir atacando.
Y le digo:
–Disculpame, vos me resultás muy conocido –y hace como una sonrisa medio amarga–. ¿Vos no sos Yossi [...]?
–Sí.
–Yo estuve en tu casa hace años cuando cayó un Kazan, recuerdo que tu esposa había sido seriamente herida.
–Vos estuviste una vez, pero mi casa recibió cuatro veces impactos de Kazan, en el 2003, en el 2005, en el 2007 y hace dos meses.
Esa gente ahora tiene incredulidad de que la tregua, incluso si es anunciada dramáticamente hoy, mañana, cuando sea, sea equivalente al comienzo de una paz idílica con los vecinos de Gaza.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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