Chamangá: el área de mayor concentración de arte rupestre en Uruguay, un patrimonio de "valor universal excepcional"
A pocos kilómetros de la ciudad de Trinidad, en Flores, se encuentra Chamangá: un área de más de 10.000 hectáreas con la mayor concentración de pinturas rupestres de Uruguay. En Perspectiva conversó con el arqueólogo Andrés Florines, responsable del relevamiento de la Localidad Rupestre Chamangá y con el dibujante Horacio Guerriero, conocido como "Hogue", quien se encargó de ilustrar el libro "En la piel de Chamangá", inspirado en las pinturas de ese lugar y publicado recientemente. Según explicó Florines, la particularidad de las pinturas de Chamangá es que están escenificadas al aire libre y preservadas por una sustancia que exuda el granito. Es arte de tipo "minimalista" por estar hecho sobre bloques de granito dispersos en un paisaje rocoso. Por su parte, Guerriero explicó cómo fue inspirarse en las pinturas rupestres para elaborar su propio arte contemporáneo. "Las piedras sangran, tienen vida y nos hablan", reflexionó. "La piedra es el lienzo, era lienzo para ellos y es la piel para mí", agregó.
(emitido a las 8.57 Hs.)
ROSARIO CASTELLANOS:
En 1998 una empresa minera solicitó que se le extendiera el permiso de explotación de una cantera de granito ubicada muy cerca del arroyo de Chamangá, en el departamento de Flores. Ese proyecto, sin embargo, nunca pudo concretarse y, en cambio, el Estado decidió proteger el lugar declarando la zona Patrimonio Histórico Nacional. Porque en ese lugar, impresas sobre enormes piedras de granito, se encuentran las pinturas rupestres más antiguas de las que se tiene registro en nuestro país.
Se trata de prácticamente los únicos vestigios de una población que ocupó el territorio uruguayo hace más de 1.500 años y de la que casi no conocemos nada. En los últimos años el lugar ha ido cobrando importancia científica y se han iniciado una serie de investigaciones para conocer más sobre nuestra historia. Incluso, en el año 2010 se declaró la zona área protegida por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP).
En ese contexto, el año pasado se publicó un libro muy particular: "En la piel de Chamangá", una edición de más de 100 páginas que contiene una serie de imágenes realizadas por el artista plástico trinitario Horacio Guerriero a quienes seguramente todos conocen como "Hogue", y a partir posiblemente de sus caricaturas y textos de Sonia Bandrymer, profesora de Historia, investigadora y consultora especializada en Historia del arte y Museología, en una edición cuidada y muy interesante que llevó adelante Galería Latina.
Para conocer el contenido de ese libro y también qué es Chamangá y cuál es ese valor histórico al que hemos hecho referencia, esta mañana recibimos aquí en estudios a Hogue, y por teléfono a Andrés Florines, licenciado en Ciencias Antropológicas, especializado en Arqueología y responsable del relevamiento de esta localidad rupestre de Chamangá.
Comencemos por el lugar físico al cual hace referencia este libro, que es precisamente Chamangá. ¿Qué es Chamangá, Florines?
ANDRÉS FLORINES:
Chamangá es un área muy singular de nuestro país, donde existen pinturas rupestres. El arte rupestre no es una singularidad en el mundo, a partir de que los hombres modernos irrumpen en el planeta, hace 20.000 o 30.000 años, esto es un fenómeno muy común. La particularidad de Chamangá es que este arte está escenificado al aire libre, lo cual sí no es tan común, en general el arte rupestre se ubica en abrigos o cuevas.
RC - Altamira, por ejemplo.
AF - Por ejemplo, eso es como el paradigma del arte rupestre europeo, del paleolítico superior europeo. Pero en el caso nuestro al estar a la intemperie las pinturas rupestres son muy vulnerables. Imaginemos: un pedazo de pintura en una roca (eso es lo que significa "pintura rupestre") a la intemperie tiene muy poca chance de sobrevivir. Sin embargo, las rocas de Chamangá tienen ese poder de conservación que las ha mantenido prácticamente intactas durante cientos o miles de años.
RC - Nunca pude ingresar a Chamangá, porque hasta hace no tantos años estaba dentro de un predio privado, había que obtener el permiso del propietario, que no era demasiado amable en cuanto a conceder ese permiso, pero ahora está protegido, ¿y está asegurado para el público el poder llegar hasta ahí?
AF - Sí. Vale decir primero que estas pinturas se conocen desde hace más de 100 años. Los primeros registros son de 1905, 1906, del pionero, un médico del departamento de Flores, el doctor Agustín Larrauri, y de ahí para acá han sufrido numerosas amenazas. Ese problema para ingresar al área que tú relatas fue a partir de la irrupción en el área de canteras de explotación industrial de granito, que estaban haciendo un estrago en el lugar. A partir de esa sensibilidad que se creó sobre el tema por la destrucción de muchas pinturas, los propietarios generaron una especie de cuarentena, que fue muy útil para todo este proceso, que terminó en el año 2010 con el ingreso al SNAP en la categoría Paisaje Protegido.
RC - Tampoco es demasiado antiguo el estudio sistemático de las pinturas, porque esto comenzó con un médico, que no era un profesional. Por otra parte, la profesión arqueológica tampoco es tan antigua en nuestro país, pero yo recuerdo, hace ya unos cuantos años, cuando Liliana Martínez, a partir de la Comisión de Patrimonio, hizo un primer relevamiento sistemático de las pinturas, en qué consistía cada una de ellas. Y luego tú también estuviste muy vinculado a todo ese relevamiento. En definitiva, ¿en qué consiste?, ¿con qué nos encontramos los neófitos cuando vamos a Chamangá?
AF - Esa es la pregunta clave, porque nosotros decimos "pinturas rupestres" y la gente puede imaginar lo que tú mencionabas de Altamira. Hace unos años, cuando estuvo por primera vez la especialista de Unesco Nuria Sanz, que está abocada a la conservación de este tema en el mundo porque, así como la biodiversidad, el arte rupestre está amenazado en todas partes del mundo, y es un "bien no renovable", por lo tanto hay una campaña de Unesco para preservarla, ella señalaba Chamangá como un ejemplo supremo de un "arte minimalista". Porque efectivamente es eso, nosotros no vamos a encontrar como podemos ver en Brasil o en otros sitios cientos de metros de paneles rupestres, aquí vamos a encontrar rocas aisladas en un paisaje, como luego magistralmente representa Hogue como aquellos mares de piedra, aquellos territorios habitados por esas rocas redondeadas tan característicos.
Y digo "mares de piedra" en alusión al geógrafo y botánico [Jorge] Chebataroff, que fue el que puso esa referencia. Pero allí vamos a encontrar esas rocas aisladas con unas pinturas muy difíciles de observar en un primer tiro de ojo. Son trazos geométricos, por lo tanto abstractos, no hay definiciones de figuras de animales o personas, son geometrismos. Y esto tiene que ver, porque en la parte meridional de América del Sur hay un estilo de arte que en Argentina se denomina "estilo de grecas" o "tendencia geométrica abstracta compleja", que es el tipo de arte rupestre que vamos a encontrar aquí.
Son figuras que a veces se ordenan en cuadros, donde aparecen las cruces, los rombos, las escaleras o las grecas. Esto genera un tipo de estilo de diseño muy particular, que, como decía Nuria Sanz, tiene ese aspecto minimalista, rocas aisladas en este paisaje tan imponente de mares de piedra, donde aparecen estos geometrismos que a veces cuesta reconocer, pero una vez que uno los detecta es como un descubrimiento, una cosa que emociona.
RC - Porque además son monocromáticos, están todos hechos en un mismo tono o en varios tonos de un mismo rojo.
AF - Sí. Esto me da pie para lo que tú decías al principio, el tema de la conservación. Porque los pigmentos para pintar en la naturaleza no son tantos, es el color negro del carbón o es el rojo del óxido de hierro o sus variantes, que a veces van al amarillo. En el caso nuestro el color es el rojo, porque se utilizó un mineral que está en la naturaleza disponible en muchas partes del país de forma nativa, que es el óxido de hierro, el óxido rojo, la hematita roja. Esa palabra que viene del color de la sangre, la roca color sangre.
Estos trazos se han preservado porque las rocas de granito en las que están realizados exudan unos silicatos (una especie de vidrio) que generan como una película transparente que cubre la pintura en un proceso natural, y esto la sella, es una especie de plastificado sobre la pintura. Después esta roca a veces es atacada por los líquenes, que parcialmente pueden cubrir la pintura, pero la conservación está asegurada.
RC - Antes de entrar en la interpretación, y sobre todo en tratar de averiguar quién hizo estas pinturas, ¿exactamente dónde está Chamangá? Porque al pasar hemos dicho en el departamento de Flores, pero ¿dónde se ubica? Es un área relativamente extensa.
AF - Sí, es extensa. Tenemos unas 44 pinturas en un área no demasiado grande pensando en esta escena que antes pintaba de rocas aisladas, estos bloques de granito dispersos en un paisaje, que a veces son mares de piedra, a veces son praderas. Son más de 10.000 hectáreas, no es un territorio muy pequeño para este tipo de manifestación, porque si fueran grandes paneles como hay en otras partes del mundo, que normalmente están en abrigos, pero esto es a la intemperie sería un número menor. Como este fenómeno es tan especial por estar escenificado al aire libre, el que haya una pintura cada dos kilómetros es algo singular en el mundo. Y ese es el valor que ha observado la Unesco, su valor universal excepcional tiene que ver con esto, ese carácter minimalista y esa forma de presentarse en el paisaje.
RC - Es decir, en un amplio territorio, lo cual nos habla de la expresión de un conjunto, de una serie de habitantes que ocupan ese territorio, no es exactamente la voluntad de uno u otro. Pero ¿en qué medida esto es arte? (Aquí sí me gustaría luego saber cómo lo interpreta Hogue, porque Hogue hace arte, sin lugar a dudas, y arte contemporáneo.) ¿Cómo se emparenta? Es decir, ¿aquellos que hicieron arte rupestre tenían una intención de hacer arte?
AF - Esa es la pregunta más interesante. Primero quiero agradecerle a Sonia Bandrymer, que me vinculó con este proyecto, ella es la autora de los textos, una realización muy buena. Ese punto que tú planteás es esencial, porque la virtud de este proyecto es que conecta un artista contemporáneo con ese concepto del arte como aquella persona que tiene esas capacidades excepcionales para leer la realidad y representarla o plasmarla en cualquier tipo de ámbito, ya sea la literatura o las letras o la expresión más plástica de la pintura o del dibujo. Esto está buenísimo, porque Chamangá es una expresión; tú preguntás si es arte, y probablemente no en el sentido vulgar que hoy podemos tener en la mente, pero sí arte en el sentido de una realización de la que solo son capaces los hombres modernos, estos que surgen hace 20.000 o 30.000 años y empiezan a hacer representaciones abstractas sobre las rocas en las cuevas de Europa o en los roquedales de Australia o de África. Porque un diseño, por más figurativo que sea, representando un animal o algún objeto, no es el objeto, es la representación abstracta del objeto, y esa capacidad humana es la que conecta el más remoto arte de la humanidad con el arte más contemporáneo que podamos tener. Y Hogue lo dije en la presentación el año pasado logra un producto sorprendente, que no tiene nada que ver con los hacedores ni con la cultura hacedora de estas producciones de nuestro pasado prehistórico, sino que es un producto genuino de nuestro presente, de nuestra contemporaneidad.
RC - Me va a gustar volver contigo desde ese punto de vista. Yo fui la primera sorprendida cuando me encontré con Hogue en Trinidad hace ya unos cuantos meses, estaba preparando este trabajo y me dijo: "Estoy haciendo un trabajo sobre Chamangá". Me dije: ¿qué está haciendo Hogue en Chamangá? Son excelentes dibujos tuve oportunidad de ver los originales, muy bien reproducidos en este libro. Y por supuesto que también merecen una mención especial los textos de Sonia Bandrymer, porque ella explica mucho las cosas que tú estás planteando, eso de que el arte es siempre expresión, cualquiera sea su tiempo, de una determinada civilización.
Pero vayamos a Hogue. ¿Por qué se te ocurrió, más allá del orgullo trinitario, que las pinturas rupestres de Chamangá podían ser fuente de inspiración?
HORACIO GUERRIERO:
Esto se debe a una invitación de Pablo Marks, de Galería Latina, con esa inquietud que tiene, con esa vocación yo digo vocación de servicio por editar, algo que en este país no es tan común. A partir de la invitación al proyecto y de la participación esencial de Roberto Cadenas, amigazo, que además después de la invitación de Pablo tiró el motivo, habló de una relectura artística de Chamangá. O sea que fue a partir de una invitación, y después por supuesto todos estuvimos involucrados y hablando con el intendente [Armando Castaingdebat], involucrando también a la Intendencia de Flores y a los sponsors que hicieron posible el proyecto.
RC - Fue muy fácil involucrar al intendente, porque tiene un particular entusiasmo por declarar toda esta zona Patrimonio de la Humanidad, no tengo ninguna duda de que lo convenciste enseguida. Pero es un producto que es difícil de vincular si no lo explicas, ¿por qué esta forma de ver Chamangá que poco tiene que ver con lo que encontramos en Chamangá en sí de la pintura rupestre resulta tan interesante?
HG - Tras escuchar a Andrés y tu pregunta, que está muy bien planteada, porque por lo poco que he leído hay una discusión sobre si esto es arte o no, quiero plantear algo que me parece básico para empezar a entenderlo, incluso me lo tuve que plantear yo para entenderlo. Un artista, una persona que conceptualiza yo estoy muy habituado a la conceptualización por todo mi tiempo de trabajo como caricaturista, tratando de leer una realidad y graficarla de otra forma, o también como comunicador, como publicista, eso me ayudó mucho a generar la síntesis, no lee solamente el arte de otros; un artista, un comunicador, en este caso un dibujante, un gráfico, lee distintas realidades.
RC - ¿Reinterpreta?
HG - Reinterpreta, pero además analiza; analiza lo político y lo trasmite, analiza la realidad social y la trasmite, analiza la cultura, la literatura y trasmite a partir de eso. Lo que hay ahí es un registro maravilloso, un registro de civilizaciones o de una civilización que pasó, que documentó su pasaje y que quiso o supongo que tuvo esa intención que eso perdurara. A partir de eso se empiezan a hacer relecturas, y los técnicos Andrés, Mario Consenza, todas las personas que han estado y están involucradas hacen un análisis diferente, la preocupación es otra.
Mi preocupación en este caso, después de estar metido en el tema, y cuando Roberto Cadenas lanza a la arena tira el gato arriba de la mesa, es el tema de la relectura. Eso es lo que me abre la cabeza. Entonces yo, trabajando coherentemente con mi obra desde hace unos años, trabajando sobre lo metamorfósico, sobre la metamorfosis, logro hacer una interpretación de estas pictografías. Emocionado, porque de otra manera no se podía hacer; con mucha pasión, porque de otra forma esto no se podía hacer. Por eso, porque, como dice Andrés ahora, las piedras sangran, las piedras tienen vida y las piedras nos hablan.
RC - Supongo que cuando te referís a la emoción no estás tomando por separado cada una de las 44 pictografías, estás hablando de un conjunto, de un paisaje, de un entorno geográfico, que además tiene para ti un particular atractivo. Muchísimos de tus dibujos se refieren más a la piedra en sí, a las formas que tú ves detrás de la piedra que a la propia condición de que ellas hayan sido pintadas en algún momento.
HG - La piedra es el lienzo, era lienzo para ellos y es la piel para mí, por eso el libro se llama "En la piel de Chamangá". Para mí la piedra es piel, y dentro de la piel hay cosas orgánicas. Eso es lo que yo siento y lo que generó esta chance de trabajar. De las 44 pictografías que están ahí yo apenas vi cinco o seis, porque además de lo dificultoso, está el tema, como decía Andrés, de que están desperdigadas en una zona muy grande. El hecho concreto es que hubo una civilización que se encargó de testimoniar su pasaje por ahí, más allá de la discusión de si fue hecho con una intención o con otra, si fue hecho con una intención artística, con una intención de documentar su pasaje, de comunicarse con otras generaciones o con otros del mismo tiempo que venían atrás. Más allá de todo eso, yo me centré exclusivamente en la piedra, porque es ahí donde está. Y otra cosa importante, me centré en la naturaleza, porque esa naturaleza, ese espacio ahora preservado, está dando vida constantemente.
RC - Y se supone que además debe de haber cambiado poco.
HG - Ese es otro tema en el que no me puedo meter, yo no sé si hace mil años o cientos de años el paisaje era el mismo. Hay quienes dicen que el paisaje era mucho más exuberante.
RC - Pero las piedras estaban allí.
HG - Las piedras sí; yo hablo del entorno, que no es menor. Recuerdo haber leído en algún momento algo que Andrés explicaba, que es maravilloso que ese terreno, esos pastos, esos pastizales donde seguramente crecen y viven una cantidad de especies, esté intocable. Por eso insisto en que cuando fui por primera vez a Chamangá y me senté en una piedra a hacer algunos apuntes, la emoción fue muy grande porque el silencio me aturdió, incluso está explicado en el libro. Es muy difícil hablar sobre este trabajo; cuando trabajaba en la agencia tenía un cliente que cuando le llevábamos una campaña y la veía un poco obvia decía "esto dice pescado fresco", el fresco está de más. Muchas veces en este tipo de instancias hablar de la obra se me dificulta muy poco, porque yo quizás me manifieste mejor trabajando y haciendo cosas.
RC - Pero por lo pronto estás explicando que está creado a partir de la emoción que te produjeron, sentado arriba de una piedra, el entorno, el silencio y todas las características del lugar que contenía aquellas pinturas.
HG Claro. Por ejemplo, no imaginé nunca tratar de encontrarles una forma física a los habitantes, para mí eso no es trascendente. Esa belleza no trasciende, lo que trasciende es el testimonio, que es lo que yo supongo que todos los seres humanos dejan cuando se van.
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RC - Seguimos hablando, en Montevideo, de un paraje muy singular en el departamento de Flores, Chamangá, y de lo que a partir de ese lugar se ha creado en un determinado libro.
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RC - El libro se llama "En la piel de Chamangá" o "In the skin of Chamangá", porque es una edición con una traducción al inglés, responsabilidad de Galería Latina, con textos de Sonia Bandrymer y dibujos de Hogue. ¿Por qué Chamangá? Porque es un lugar donde están concentradas muchas de las pinturas rupestres que se han ido encontrando en nuestro país, y esto ocurre en el departamento de Flores.
Pero ¿será solo Flores? Porque alguien plantea alguna duda al respecto.
ROMINA ANDRIOLI:
Sí, más temprano un oyente preguntaba: "Las pinturas que hay en Flores son de la misma trama que las que hay en la sierra de Mahoma, en San José. ¿Cómo saben, entonces, que las más viejas son las de Chamangá?". ¿Efectivamente son más viejas las de Chamangá?, ¿eso está comprobado?
AF - Chamangá tiene la mayor concentración, nunca se dijo que eran las más antiguas. Es muy frecuente que lo más viejo o lo más raro sea lo más valioso, pero para los arqueólogos aun un trazo de pintura suelto en una roca en el departamento, qué sé yo, de San José o de Colonia, tiene el mismo valor. Incluso dentro de la localidad de Chamangá hay unas muy espectaculares porque tienen combinaciones de geometrismos bastante complejas y otras que son apenas trazos, como si fuera un ángulo o una línea.
Esto conecta con la pregunta que hacía el oyente, porque Chamangá no es exclusiva en expresar las pinturas rupestres, el departamento de Flores en particular sí tiene otros sitios que se juntan con Chamangá. Y también los tienen otros departamentos, como Durazno, donde hay una localidad muy importante que es la zona de Maestre de Campo, y tenemos pinturas del mismo tipo hasta en el cerro Pan de Azúcar. O sea, toda el área centro-sur del Uruguay, donde se expresan estas piedras de tipo granítico, ha sido, como bien decía Hogue, el lienzo. Dentro de estos paisajes del sur del país estas piedras fueron los lugares elegidos para plasmar estas señales, estos signos, que podrá discutirse o no que sean arte, pero sí son arte en el sentido de la comunicación humana más esencial, esta comunicación de tipo abstracto que tiene ese poder de sobrevivir a los tiempos, no importa el significado.
RC - Uno imagina que el trabajo del arqueólogo es un trabajo minucioso, detallista, concentrado. Me imagino que ustedes han hecho un estudio tomando cada una de ante las pinturas de Chamangá, tratando de averiguar el origen, tratando de averiguar qué significaban. Entonces, lo que me resulta más difícil es explicarme la emoción que te produjo el trabajo de Hogue, que se despega de todo lo que tiene de científico el trabajo de ustedes para plantear este otro punto de vista no solo contemporáneo, sino bien diferente del planteo de Chamangá. Me gustaría que me explicaras ese entusiasmo por el trabajo del artista frente a tu trabajo como científico.
AF - Digamos que yo fui el primer sorprendido, porque, primero, a Hogue no lo conocía más que por su obra, no lo conocía personalmente. Y el día de la presentación, las primeras palabras que crucé con él fueron "esto es imponente", y realmente lo estaba diciendo desde la sensibilidad, desde la emoción, de conocer muy bien esos paisajes y saber que él, el artista, conecta en una relación consustancial a este artista prehistórico que tiene el mismo atributo que el artista contemporáneo. Ambos son la persona que dentro de la comunidad porque no todos somos artistas en esta dimensión tienen el don de trasmitir estas sensibilidades. Esto es reconocido desde la prehistoria, no creamos que dentro de estos grupos humanos de nuestro pasado prehistórico eran todos los que representaban; eran algunos, eran aquellos que la propia comunidad reconocía con aptitudes para hacer esta tarea de comunicación, en este caso las pinturas rupestres.
Y en el caso de Hogue lo que me resultó más conmovedor fue la temática que él logra introducir dentro del pedregal. La pintura está presente en su obra, pero este proceso de metamorfosis que él apuntaba despertó en mi propia sensibilidad una serie de reconocimientos de lugares comunes dentro de nuestra cultura. Los mares de piedra de Chebataroff se pueblan de peces, o empiezan a tener formas antropomorfas. Esta trasmutación de la piedra es una expresividad artística que logra tocar mi sensibilidad dentro de esta cultura. Eso es lo que conecta a los primeros artistas de la prehistoria con la obra de los artistas contemporáneos. Porque es lo mismo, es la misma esencia del arte. Y es lo que diferencia a nuestra especie, Homo sapiens-sapiens, del resto del zoológico planetario: es nuestra marca de identidad como especie.
RA - Un aspecto que no aclaramos al principio y que Raúl de Palmita nos pregunta: ¿qué significa "Chamangá"?
AF - Mucha gente pregunta. Hay diferentes versiones con respecto al nombre, el nombre se pierde como un toponímico muy antiguo en el Uruguay, pero básicamente hay una interpretación pintoresca que es la que hace Orestes Araújo en el "Diccionario geográfico del Uruguay", que dice que viene de una señora que era curandera, que hacía fiestas en la zona, hacía una especie de bailes, "bailes de candil", y era la "tía Mangá". La corrupción del nombre de esta señora, que era india encima, de la "tía Mangá", se habría transformado en la "chamangá", la "chiamangá". Esto probablemente no sea real, pero es una de las interpretaciones del nombre que más me gusta comentar.
Y hay otras. Por ejemplo, la palabra "chamangá" tiene un aspecto bastante guaraní por su fonética, entonces podría ser, como dice Schiaffino, monte sombrío, una interpretación de esta palabra tratando de asimilar los fonemas a una palabra en guaraní. Pero el significado es incierto. Probablemente sí tenga un origen guaraní, pero va a ser muy difícil definir algún día a qué se refiere; hay otras versiones dentro de esta lectura de lo guaraní.
Otra cosa curiosa es que se parece a la palabra "chamán", de brujo, pero no tiene nada que ver con esto, porque "chamán" es una palabra creo que de origen siberiano, no tiene nada que ver con nuestras culturas americanas. De todos modos, es una coincidencia bastante extraña, porque el chamán a veces era el realizador, el brujo de la tribu, el que realizaba estas pinturas. Increíblemente hasta hay una relación fortuita.
RC - Y así habló el científico, así nos contó por qué se emocionó el científico, el arqueólogo, ante la obra de Hogue. Me consta, porque estuve en una de las presentaciones, que a ti, Horacio, te emocionó, porque no te esperabas que el arqueólogo hablara en estos términos de tu obra. ¿No era a él a quien pensabas emocionar con ella?
HG - Yo no había visto fotos de Andrés, había leído cosas, me habían hablado de él. Para empezar, como decía él, fue una cita a ciegas, nos conocimos ahí, con el compromiso que tenía él de hablar de la obra, que no era sencillo, y me tenía al lado. Si uno se pone a mirar eso es bien una cita a ciegas, donde puede pasar de todo, desde la desaprobación hasta... Yo terminé emocionado y se lo dije, porque lo sentí cuando habló de los peces, a él lo impactó mucho. Hay un trabajo que es un pez que se llama "TNT" y que tiene que ver con la destrucción; es un pez dañino y que está vinculado a la depredación, pero es un pez que explota de la tierra y sale hacia fuera. Es la explosión que ha destruido durante tanto tiempo. Me impactó y se lo agradecí, porque realmente es una persona con un gran conocimiento técnico, lo que no quiere decir que los técnicos no puedan...
RC - ... ser sensibles.
HG - Claro, al contrario. Me agradaron mucho sus expresiones.
RC - En definitiva este libro habla de una colección de dibujos realizados por ti, que yo tuve oportunidad de ver directamente en una de tus presentaciones. Para quienes quieran ver tus dibujos más allá de que vamos a contar dónde pueden obtener el libro, ¿dónde están hoy?
HG - Esos dibujos están expuestos (algunos, no todos) en el Hotel del Lago, en Punta del Este. Esto ocurrió a partir de la presentación del libro, que se hizo en Punta del Este hace 10 días, y van a estar unos cuantos días, no sé exactamente hasta cuándo. El Hotel del Lago es un lugar hermoso, está en un lugar con una altura increíble, con unos ventanales, y un lindo montaje que hicieron Roberto Cadenas y Janet Cabrera a quienes aprovecho para agradecerles nuevamente. Se pueden apreciar ahí.
RC - En todo caso, si no llegan hasta el Hotel del Lago, sepan que aquí, en Galería Latina, está a su disposición este hermosísimo libro, porque así hay que calificarlo: serio en su texto, científico, Sonia Bandrymer ha hecho un estudio del lugar, de Flores, de Chamangá y del artista que vale la pena leer; excelentes las reproducciones, excelente la edición de Galería Latina. Así que tienen dos productos a su alcance: o este, "En la piel de Chamangá", Hogue y Sonia Bandrymer, o la propia exposición de los trabajos de Hogue hoy en el Hotel del Lago de Punta del Este, que suponemos que luego volverán a Montevideo.
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Transcripción: María Lila Ltaif