Pablo Da Silveira: capacidad de "aprender e incorporar elementos técnicos" es uno de los grandes desafíos de los políticos
¿Qué puede aportar la filosofía a la estrategia electoral de un precandidato a la Presidencia? Desde hace algunos meses el doctor en filosofía Pablo Da Silveira se está desempeñando como coordinador de la agenda programática del sector Todos Hacia Adelante, del precandidato nacionalista Luis Lacalle Pou. Entrevistado por En Perspectiva, se refirió al vínculo entre lo técnico y lo político, asegurando que en el mundo de hoy "precisamos dirigentes políticos permeables a los argumentos técnicos" y "dispuestos a aprender". Señaló que Lacalle Pou pretende adoptar un discurso de campaña "por la positiva" y una actitud de gobierno "constructiva". En ese marco "nos hemos propuesto un método de trabajo que nos lleva a hablar de agenda y no de programa", dijo, explicando que mientras los programas "tienden a ser grandes catálogos de medidas", la forma "moderna de entender la actividad política" de Lacalle Pou lleva a que la planificación de su gobierno sea "estratégica", pensada en función de los objetivos a cumplir.
(emitido a las 9.01 Hs.)
ALEJANDRO ACLE:
¿Cuál es el perfil que deben tener los profesionales que integran el círculo más íntimo de un precandidato presidencial? Politólogos, sociólogos, profesionales de la comunicación, personalidades políticas, y entre ellos, ¿hay lugar para los filósofos?
El doctor Pablo Da Silveira es un filósofo y académico uruguayo reconocido, es también una referencia en temas educativos, sobre los cuales expone habitualmente en seminarios, conferencias o incluso en su columna semanal en el diario El País. Pero hace algunos meses ha empezado a incursionar fuertemente en el terreno político, en particular en el Partido Nacional (PN); hoy integra el equipo de campaña del líder del sector Todos Hacia Adelante, de Luis Lacalle Pou, desempeñándose como coordinador de su agenda programática.
Para conocer cómo es esta experiencia y qué expectativas tiene sobre la campaña que ya está en marcha, vamos a conversar con Pablo Da Silveira, doctor en Filosofía, director del Programa de Gobierno de la Universidad Católica.
Esta no es la primera vez que incursionás en política activamente; para no ir muy atrás en el tiempo, podemos recordar el papel que desempeñaste en la última campaña electoral como asesor en temas de educación del precandidato nacionalista Luis Alberto Lacalle.
¿Qué particularidades, qué virtudes le ves a Lacalle Pou sobre otras figuras como para apoyar su campaña?
P da S - Es un candidato que me pasa a mí personalmente y le pasa a mucha gente tiene una capacidad muy grande de generar entusiasmo. Creo que por una variedad de razones. Una de ellas es su edad, la política uruguaya ha envejecido en el correr de los últimos años, hemos tenido una sucesión de presidentes con muchos años, y buena parte del personal político que ocupa los ministerios, por ejemplo, tienen muchos años. Hemos perdido la referencia de eso, a veces cuando uno mira fotos del gobierno uruguayo y las compara con fotos de otros gobiernos se da cuenta del salto enorme que hay.
Uno de los atractivos que tiene Luis Lacalle es como dijo Álvaro Lamé, que es una de las personas que nos acompañan en este asunto que es un candidato que nació en la época de la televisión color y no en la época del télex. Es otra cabeza, otra manera de pararse frente al pasado. Creo que los uruguayos seguimos estando terriblemente obsesionados con el pasado, ajustándonos cuentas, reclamándonos, y no nos damos cuenta de que el presente y el futuro nos pasan por delante y muchas veces no tenemos capacidad de reacción. Creo que tiene un vínculo con el pasado muy distinto del que uno puede encontrar en otras figuras.
Tiene una manera muy moderna de entender la actividad política y de prepararse para la tarea de gobierno. Y tiene un estilo personal que genera en su entorno un clima de trabajo muy bueno, de mucha franqueza, mucha confianza, mucha cooperación, mucho juego de equipo, un modo que hace agradable la cosa.
ROMINA ANDRIOLI:
A propósito de eso, ¿cómo fue tu integración?, ¿cómo te acercaste al equipo de trabajo de Lacalle Pou? ¿Él te fue a buscar?
P da S - Teníamos un vínculo previo, pero un día me propuso que asumiera este rol de coordinador de los equipos técnicos que debían preparar lo que preferimos llamar una agenda de gobierno, y mi primera reacción no fue nada entusiasta, dije: "Pah, mirá, los políticos que se sienten obligados a armar un programa, entonces juntan un montón de cosas, la verdad es que me resulta bastante poco estimulante". Y su respuesta fue: "Eso es exactamente lo que no quiero hacer, no lo que hacemos siempre". Y ahí nos pusimos a conversar sobre distintas maneras de encarar esa tarea, modos de innovar, y esa cosa que es tan importante, cada vez más importante, que es el vínculo entre lo técnico y lo político.
Es una tontería pensar que lo técnico puede sustituir a lo político, es un error suponer que uno puede olvidarse de los políticos y poner a los técnicos a conducir un país y que eso va a funcionar. No es así, la política sigue siendo tan importante, tan específica y tan insustituible hoy como lo era en Grecia hace 2.500 años. Pero es verdad que hoy no se puede hacer política de manera responsable, y mucho menos se puede gobernar de manera responsable si no se construye un puente muy fuerte y muy fluido con lo técnico. Precisamos dirigentes políticos permeables a los argumentos técnicos, capaces de mantener un diálogo fluido con los técnicos, dispuestos a aprender. En este mundo que cambia tanto todos tenemos que aprender cosas, ustedes en su trabajo tienen que aprender para mantenerse al ritmo de la evolución tecnológica que les va cambiando los equipos y las posibilidades de comunicación. Hoy uno de los desafíos que tienen los políticos es ser capaces de aprender y de incorporar permanentemente elementos técnicos.
Yo no tengo ninguna inclinación a convertirme en un político profesional, yo soy un académico profesional y voy a seguir siéndolo, pero tengo mucho respeto por los políticos profesionales. Me molesta, me incomoda a veces una actitud un poco displicente con la que se habla de los políticos profesionales como si fuera muy fácil. Es muy difícil ser político, y hoy es más difícil que en el pasado, porque a los desafíos típicos de la tarea política hay que incorporar todo ese desafío de incorporar lo técnico.
AA - Hablás del vínculo entre lo político y lo técnico; y en concreto ¿cuál te parece que puede ser el aporte de la filosofía a la política?
P da S - En primer lugar, yo me dedico a un área específica de la filosofía que es la filosofía política, por lo cual hay una frontera muy porosa. Pero no es imprescindible que haya filósofos, simplemente alguien con formación filosófica probablemente tiene un par de cosas que ofrecer, una de ellas es una visión generalista que le permite dialogar con especialistas de distinto perfil, y después método de trabajo, en estas cosas a veces uno piensa que se gobierna con ideas o con propuestas, y no es así, se gobierna con personas, con gente, que tienen que tener ideas y propuestas. Parte del desafío es encontrar formas de organización, métodos de trabajo que permitan que la capacidad de aporte de mucha gente sume, funcione de una manera sinérgica, que se establezcan relaciones de cooperación en lugar de que eso se convierta en una especie de gran embotellamiento de ideas que no vayan a ningún lado. Entonces hay cuestiones de método que son interesantes y que pueden ayudar en esa dirección.
RA - Ahora tú integrás el círculo de asesores más cercanos a Lacalle Pou como coordinador de los equipos que elaborarán su agenda programática. ¿En qué consiste esa tarea exactamente?
P da S - Tenemos cerca de 200 técnicos que están trabajando en una veintena de grupos diferentes que cubren las grandes temáticas sobre las que hay que tener capacidad de análisis y de propuesta para estar en condiciones de gobernar, y nos hemos propuesto un método de trabajo que nos lleva a hablar de agenda y no de programa, como se habla habitualmente, porque queremos alejarnos un poquito de ese modelo más tradicional.
RA - ¿Cuál es la diferencia entre ambos términos?
P da S - Los programas tienden a ser grandes catálogos de medidas. Nosotros queremos tener una reflexión más estratégica, queremos pensar más en función de objetivos. Hemos desarrollado un método de trabajo que consiste en pensar a partir del 1º de marzo de 2020; el 1º de marzo de 2020 es el día en que, si Luis Lacalle es elegido presidente, va a pasarle la banda presidencial a otro presidente, al que lo vaya a suceder. Y la pregunta que articula nuestro trabajo es: ¿qué país quisiéramos entregar en ese momento? No de una manera fantasiosa, de una manera utópica, sino dados los datos de la realidad, dadas las restricciones que existen, dadas las oportunidades que existen, ¿cuál es el mejor Uruguay que podríamos entregar? Ese es el punto más alto de satisfacción con nosotros mismos.
Eso supone establecer metas para un período de cinco años, establecer metas intermedias, analizar prioridades estratégicas, analizar posibles cursos de acción de una manera bastante flexible y dinámica, porque hay que tener claro que la tarea de gobierno está muy expuesta a lo inesperado, a los cambios de contexto, de modo que no se trata de una especie de receta de cocina que uno tiene entera el día que asume el gobierno y la aplica paso a paso hasta el último día. Hay que tener claro cuáles son las metas, cuáles son las prioridades estratégicas, y disponer de un abanico de posibles medidas que, mediando las conversaciones y los acuerdos políticos, que siempre son necesarios para ejercer el gobierno, permitan avanzar en esa dirección. Estamos tratando de pensar con una cabeza un poco diferente de la habitual, estamos sintonizando toda esta cantidad de gente, unas 200 personas es mucha gente.
RA - ¿En qué áreas están trabajando?
P da S - En todas las áreas que uno puede enumerar cuando piensa en gobernar, desde las más tradicionales, como economía, relaciones internacionales, educación, políticas sociales, hasta algunas cuestiones que llamamos la agenda no tradicional, que son áreas temáticas que habitualmente no están en las campañas electorales pero que tienen un inmenso impacto sobre la vida cotidiana de los uruguayos y que queremos que estén.
AA - ¿Por ejemplo?
P da S - Un ejemplo típico, la seguridad vial. Pasa algo raro, la seguridad vial es tratada como si fuera un tema menor, sin embargo cuando uno mira la cantidad de personas que mueren o que quedan gravemente heridas cada año en Uruguay, eso no es un tema menor. No será un tema muy glamoroso, no será un tema que atraiga mucho, pero es un tema en el que tenemos un drama en curso y tenemos que tomar medidas que van a mejorar la vida de los uruguayos. Entonces tenemos una agendita también de esa clase de temas no tradicionales sobre los que estamos trabajando.
AA - ¿En esos equipos, en estos grupos, trabajan a la vez políticos y técnicos?
P da S - No, son todos técnicos.
AA - Solo técnicos.
P da S - A veces se integra algún político, pero en su condición de técnico, porque tiene la doble condición de técnico y político. Este es un trabajo esencialmente técnico, que después, por supuesto, va a tener una interfase política, parte del método después es tener instancias de discusión y de análisis en las que los equipos técnicos estén en contacto directo con el candidato y con su entorno político y haya ahí mucho diálogo y mucha vinculación. La primera etapa es estrictamente técnica.
RA - ¿Cómo se aseguran ustedes los técnicos que luego los políticos cumplan y puedan llevar a cabo esas propuestas?
P da S - Es que si bien los grupos son estrictamente técnicos, hay un diálogo permanente, hay un juego de ida y vuelta muy fuerte, y hay una orientación general que es marcada directamente por el candidato que consiste en decir: "Vamos a tratar de gobernar de una manera moderna, con fuerte apoyo técnico, tenemos las grandes líneas definidas, y dentro de eso lo que precisamos son abanicos de propuestas sobre los que después vamos a discutir". El problema no pasa mucho por ahí, porque la demanda viene del personal político, esto no es un grupo de técnicos que se organizan para ver cómo convencen a los políticos para que les den bolilla, es la conducción política que dice "queremos hacer las cosas de esta manera".
AA - Con respecto a hacia dónde apuntan, en una charla con El Observador la semana pasada tú dijiste que una característica del enfoque que se les está dando a estos grupos técnicos es que "no hay ninguna obsesión rupturista, la idea no es desmontar todo lo hecho por los gobiernos frentistas y empezar una refundación desde cero, sino recoger lo bueno que se haya hecho y corregir lo malo". ¿Podés profundizar un poquito en este aspecto?
P da S - Sí, eso significa que no tenemos ninguna pretensión fundacional. Así como no creemos que el Uruguay moderno empezó a existir el día que el Frente Amplio (FA) empezó a gobernar, tampoco creemos que un nuevo Uruguay construido desde cero va a empezar el día que nosotros iniciemos la tarea.
AA - ¿También se aleja un poco de la dicotomía izquierda-derecha?
P da S - Sí, por supuesto, porque parte de ese nuevo tipo de vínculo con el pasado es romper con esos esquemas que cada vez quieren decir menos y que encorsetan, introducen rigideces e impiden construir acuerdos. Por supuesto que los gobiernos frentistas hicieron cosas buenas.
RA - ¿A cuáles se les va a dar continuidad, por ejemplo? ¿A qué políticas?
P da S - Por ejemplo, yo diría que en el terreno económico los gobiernos frentistas hicieron un buen manejo de la deuda, hicieron cosas valiosas e importantes en dirección a la formalización de la economía. Sería tonto no reconocerlo, y sería malo para el país ignorarlo y actuar como si eso no hubiera ocurrido.
Al mismo tiempo, los gobiernos frentistas hicieron muy mal otras cosas. Por ejemplo, hicieron catastróficamente mal todo lo que tiene que ver con la educación; tienen un tipo de política social que creemos que está mal orientada, que lejos de generar los objetivos que se buscan, van a generar objetivos muy distintos. Entonces simplemente la idea es mirar los temas uno a uno, con cabeza muy abierta, con flexibilidad, y ahí donde se pueda seguir construyendo sobre lo hecho porque lo que se hizo está bien, seguiremos construyendo sobre lo hecho, y ahí donde haya que dar un golpe de timón y cambiar el rumbo, también lo haremos.
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AA - Seguimos en diálogo con Pablo Da Silveira, doctor en Filosofía, pero además coordinador de la agenda programática del diputado nacionalista Luis Lacalle Pou.
RA - Lacalle Pou ha anunciado que no quiere llevar adelante un discurso confrontativo durante su campaña. ¿Qué va a implicar eso concretamente?
P da S - Un discurso por la positiva. Tenemos demasiados problemas para resolver y demasiadas oportunidades para aprovechar como para dedicarnos a bloquearnos en conflictos que a los uruguayos nos atraen mucho pero que frecuentemente son muy estériles, y además después vistos a la distancia hasta son muy raros. Pensemos los años que el debate económico en Uruguay estuvo bloqueado en torno a la confrontación "hay que pagar la deuda externa - no hay que pagar la deuda externa". Hoy uno lo mira y cuesta creer que eso haya sido el centro del debate económico durante muchos años y que haya tenido la capacidad de bloqueo que tuvo sobre muchas otras posibles discusiones y sobre muchas otras decisiones.
El Uruguay tiene problemas, estamos más ricos, hace 10 años que venimos creciendo, pero no estamos más desarrollados; no somos un mejor país, simplemente tenemos más plata. La educación se nos deterioró en estos 10 años, la criminalidad aumentó en estos 10 años, la infraestructura se deterioró y no se renovó en estos 10 años. Tenemos mucho para hacer. Y tenemos muchas oportunidades, porque todavía podemos esperar que durante algún tiempo el mundo nos sonría y dispongamos de recursos como para tratar de enderezar esos problemas. La idea es: hagamos no solo una campaña, enfoquemos la tarea misma de gobierno con una actitud positiva, una actitud constructiva, y no de un modo que nos haga quedar prisioneros de debates que nos esterilizan.
RA - ¿El hecho de no apuntar a la confrontación quiere decir también que se va apuntar hacia el centro del espectro político?
P da S - Se va a apuntar a las propuestas que resuelvan los problemas de la gente. Si eso es centro, semicentro o extremo centro, no es un problema que nos obsesione mucho. Si miran la trayectoria de Luis Lacalle en estos tiempos van a ver que eso es lo que pasa. Acaba de viajar a Londres y de hacer una serie de propuestas para resolver un problema que afecta a mucha gente, que es el problema de la violencia en el deporte. Probablemente en los próximos días se den a conocer algunas ideas que tienen que ver con la educación, luego habrá otro tema. Tenemos problemas concretos que afectan a gente concreta; no perdamos eso de vista, eso tiene que ser el centro. Y hay entre los uruguayos la posibilidad de generar acuerdos, amplios acuerdos políticos que permitan aplicar soluciones, también concretas, a esos problemas concretos que afectan a gente concreta. Entonces hagamos el cambio de cabeza necesario, que es un cambio que implica dejar de pasarnos factura por cosas que pasaron hace décadas.
Hubo un episodio que me impresionó mucho y que me parece un buen retrato de lo que no hay que hacer. Hace unas semanas estudiantes de algunos liceos públicos de Montevideo pidieron que se instalara el uniforme en los liceos públicos, como una medida de seguridad; entre otras cosas, permite distinguir a quien es estudiante de quien no lo es y de repente se metió en el liceo para robar, para vender droga o para lo que sea. Y una alta autoridad de Secundaria dijo que no iban a hacer eso, porque el uniforme le recordaba la época de la dictadura militar cuando era obligatorio usarlo. Que nos neguemos a darles una solución concreta a chicos de 14 años porque hay alguien de 60 y pico que está luchando con sus fantasmas de hace 40 años es lo opuesto a lo que tenemos que hacer.
AA - Ya que hablamos de problemas concretos y de la educación, ese es uno de los más urgentes e importantes, en los próximos días se van a presentar algunos de estos equipos que están trabajando, y el de la educación es uno de los primeros. Ya se anunció que entre otros ese grupo está integrado por la doctora Graciela Bianchi, la exdirectora del liceo Bauzá, que además fue antes militante del FA. ¿Sobre qué bases ha estado discutiendo hasta el momento ese grupo en particular, el de educación?
P da S - Efectivamente, estamos trabajando mucho, tenemos un grupo muy lindo que incluye a gente como Graciela, que es aparte de ser alguien extremadamente valiosa en sí misma un ejemplo de lo que estamos tratando de hacer. No nos importa de dónde viene la gente, nos importa adónde vamos y su disposición a aportar soluciones concretas. Hay otra gente, como Juan Gabito, expresidente del Codicen, muchos docentes. Y estamos trabajando en dos niveles, por una parte estamos trabajando en políticas y estrategias generales para un período de cinco años, y después estamos trabajando en la búsqueda de soluciones para algunos problemas concretos que hoy tiene la educación. De hecho tenemos previsto no les voy a hacer ningún adelanto para no quitarle impacto al asunto en los próximos días lanzar alguna propuesta dirigida precisamente a resolver problemas que hoy están afectando a los alumnos uruguayos.
RA - Sin entrar en adelantos puntuales, ¿cuáles son las líneas estratégicas sobre las que están trabajando?
P da S - En educación tenemos tres o cuatro grandes problemas. Tenemos un enorme problema de cobertura, de mantener dentro de los establecimientos a los alumnos. Andamos bien en primaria, pero después en secundaria es una catástrofe, tenemos la peor fuga de estudiantes de la enseñanza media de toda América del Sur, ningún otro país de América del Sur pierde en el curso de la enseñanza media tantos estudiantes como nosotros.
Tenemos además un problema de calidad de aprendizaje, no solo ocurre que muchos se van, sino que los que quedan aprenden muy poco, prácticamente la mitad. Según las pruebas PISA no aprenden lo necesario para tener alguna oportunidad en el mercado de empleo.
Tenemos un problema muy grave de deterioro del clima institucional, de la convivencia en los centros educativos. Hace 30 años las familias estaban tranquilas porque su hija adolescente estaba en el liceo, pero dejaron de ser lugares seguros y protectores para convertirse en lugares violentos, inseguros, donde hay muchos problemas.
Y todos esos problemas están atravesados por un gigantesco problema de equidad. Es decir, todas estas dificultades castigan especialmente a los más débiles en términos económicos y en términos culturales. Con lo cual, todos los días estamos traicionando a Varela. Varela propuso una reforma educativa cuyo principal objetivo era aumentar la igualdad entre los uruguayos, y el sistema educativo que tenemos hoy, no porque alguien lo haya querido, sino por una sucesión de cambios que nadie controló, se ha convertido en una fábrica de desigualdad.
RA - Ahí en el diagnóstico quizá varios partidos puedan estar de acuerdo. ¿Por dónde pasan las grandes líneas de soluciones o de aspectos a trabajar?
P da S - Hay varias líneas. Algunas líneas son de tipo institucional, hay que descentralizar, desburocratizar; una línea muy importante tiene que ver con la profesión docente, hay que mejorarles la vida a los docentes, y eso no solo implica mejorar sus salarios, que efectivamente hay que hacerlo, sino mejorar sus oportunidades de formación, mejorar sus condiciones de ejercicio profesional, y además hace falta establecer mecanismos que responsabilicen a alguien sobre los resultados, hoy nadie es responsable de nada de lo que ocurre.
RA - Ayer veía una columna del consejero del PN en el Codicen, Daniel Corbo, en El Observador, en la que describe a partir de lo que dice fue una crítica de una figura de la izquierda dos especies de modelos, de alternativas o de apuestas que dice haber en el PN. Sostiene que en Alianza Nacional se apunta al fortalecimiento de los centros como por ejemplo se planteaba en el ProMejora, en que se hace hincapié en cada centro educativo y en la focalización en el trabajo de cada centro educativo. Y por otro lado una posición de Todos Hacia Adelante, el grupo de Lacalle Pou, que va más por el lado de los modelos de liceos gratuitos de gestión privada como Impulso, Jubilar o Los Pinos. ¿Qué dice usted respecto de esta especie de división de enfoques en la interna del PN?
P da S - Qué pregunta. La verdad es que leí ayer ese artículo y me sorprendió, porque además me atribuye esa visión con nombre y apellido. Lo único que puedo decir es que mis ideas en materia educativa no tienen nada que ver con eso; más aún, están muy opuestas a lo que ahí se me atribuye. Parecería que el profesor Corbo concluye del hecho de que estoy en la directiva de la Fundación Impulso que mi programa para resolver los problemas de la educación es apostar a instituciones privadas gratuitas.
RA - Él reconoce los logros de estos centros, pero sin embargo dice que eso no soluciona, no atiende toda la problemática de los demás, de la educación pública en general.
P da S - Eso es exactamente lo que yo vengo diciendo desde hace mucho tiempo. Tanto es así que las propias ideas que sostiene el ProMejora son ideas que yo vengo defendiendo oralmente y por escrito desde hace 20 años, mucho antes de que mucha otra gente se plegara a ellas. De modo que no quiero entrar en debates simplemente advierto que lo que ahí se presentan como ideas de Pablo Da Silveira no solo no son ideas de Pablo Da Silveira, sino que no se parecen en nada a las ideas que realmente defiende Pablo Da Silveira. ¿Por qué pasan estas cosas? No me corresponde hacer interpretaciones.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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