Jóvenes con los pies en
la tierra
Comentario a cargo de Emiliano Cotelo.
Apertura En Primera Persona
EN PERSPECTIVA
Martes 11.09.01 - Hora 07.00
Es muy frecuente
escuchar las preocupaciones que existen en la sociedad uruguaya
a propósito de nuestros jóvenes. Se habla de su escaso
interés por la lectura y por la cultura. Se habla de jóvenes
ensimismados, de conversaciones vacías. Se les critica su
apatía, su falta de interés por la política
y su egoísmo. Se observa con alarma sus excesos en los video
juegos y en los chats en Internet. Se señala la tendencia
al consumo de alcohol y, también, de drogas.
Esos problemas
existen en la juventud uruguaya, qué duda cabe. Y está
bien que nos inquietemos por esas actitudes y que tratemos de reflexionar
sobre cómo corregir esos rumbos desorientados.
Lo que está
mal es que de los jóvenes uruguayos los medios sólo
incluyamos esa cara oscura. Lo que está mal es que le demos
escaso espacio a todo lo bueno que muchos integrantes de esas generaciones
están haciendo hoy.
En ese sentido
quiero contarles un ejemplo, sólo uno, elegido casi
al azar.
El Movimiento
Ignaciano reúne chicos que, después de tomar la comunión,
se integran en grupos para mantener el vínculo con la Iglesia
y seguir juntos hasta la confirmación.
Tienen entre 11 y 17 años. Bien jovencitos.
¿Y saben qué hacen?
Por un lado, desarrollan actividades estrictamente religiosas. Pero,
por otro, despliegan una serie de tareas de servicio a la comunidad.
En el movimiento hay primero, segundo, tercero y cuarto año,
y cada uno cumple servicios diferentes.
Algunos visitan a los niños del Iname. Otros ayudan a los
presos en las cárceles, consiguiendo aquellas cosas que ellos
puedan necesitar. Otros visitan el Cotolengo Don Orione. Y los de
cuarto año colaboran con algunas de las familias carenciadas
que la parroquia apoya.
Habría
mucho para profundizar en esos titulares que apenas les he dado
sobre esos servicios. Pero creo que esta descripción, aunque
resumida y sin detalles, ya es una muy buena noticia que, probablemente
muchos de nosotros no conocíamos.
Repito: estamos hablando de jovencitos de 11 a 17 años...
De todos modos,
quiero terminar ahora con un caso concreto y contundente.
Se trata de una chica. Le he cambiado el nombre. Digamos que se
llama Adriana. Tiene 20 años.
Hace mucho tiempo
que trabaja en el Movimiento Ignaciano. Aunque ya es una "egresada",
sigue vinculada como "animadora" de algunos de los grupos.
Como es estudiante
de Ciencias de la Comunicación, resolvió escribir
algunas de sus experiencias. Y yo tuve oportunidad de leer esos
relatos. Les aseguro que son, a la vez, estremecedores y estimulantes.
Por ejemplo,
ella cuenta que este año se ha concentrado en el Instituto
de Higiene, con los enfermos de SIDA.
Lo resume así:
"Junto
con mi novio, hacemos este servicio que nos ha marcado mucho. Vamos
dos veces por semana al SEIC, Servicio de Enfermedades Infecto Contagiosas,
para ayudar en lo que nos necesiten.
Muchos enfermos llegan a ese lugar en estado terminal y por lo general
sin acompañante. Algunos viven en la calle.
La mayoría son discriminados por sus propias familias, que
no los ven desde que se enteraron de su enfermedad. Otros fueron
despedidos de sus trabajos debido a la enfermedad y hoy buscan la
forma de poder ganarse unos pesos para comer.
Nosotros hacemos un trabajo voluntario que está al servicio
de lo que necesiten. Cada enfermo tiene una realidad diferente,
y ayudamos a cada uno individualmente. Concretamente, les damos
de comer a los que no pueden hacerlo solos, les lavamos la ropa,
jugamos con ellos a las cartas, les llevamos libros y revistas.
Y, sobre todo, CONVERSAMOS, con ellos.
Los acompañamos en esta dura enfermedad.
A algunos simplemente los ayudamos a que mueran en paz y con esperanza".
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Ahora no nos
da el tiempo de leerla, pero si ingresan a nuestro sitio en Internet,
espectador.com, van a poder encontrarse con otra
de las experiencias de servicio a la comunidad de esta
jovencita que yo he llamado Adriana. Que, por supuesto, no es ninguna
heroína. Y que, como queda claro, no está para nada
sola en estas actividades.
Ojalá
muchos de ustedes ya supieran de estas cosas. Y ojalá a los
demás les haya parecido bien empezar el programa de hoy con
estos ejemplos de jóvenes uruguayos "con los pies bien
puestos en la tierra".
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