¿Uruguayos
largueros?
Comentario a cargo de Emiliano Cotelo.
Portada En Primera Persona
EN PERSPECTIVA
Jueves 01.11.01 - Hora 07.00
Esto que vamos
a escuchar ocurrió ayer EN PERSPECTIVA.
Con Fernando Tetes (del equipo de 13ª0) entrevistábamos
al director técnico de Defensor, Manuel Keosseián.
El tema era si los jugadores violetas habían recibido o no
ese incentivo de nueve mil dólares de parte de Peñarol
(en ocasión del partido Defensor-Nacional, del 21 de octubre).
En un momento del reportaje se produjo este episodio...
"MK
- (...) Son comentarios que se hace, pero de ahí a que aparezca
plata en este fútbol tan pobre en que no hay plata, en que
de 18 equipos 14 tienen dificultades para cobrar, y que se regale
la plata así... Creo que se ha sobredimensionado esta situación.
EC - ¿Cuál era tu otra pregunta, Fernando?
MK - Escuche: no me corte cuando estoy hablando, como si fuera...
Usted me llamó de mañana para que le conteste. Estoy
hablando y cuando a usted le parece que lo que estoy diciendo no
le interesa, me corta. Déjeme hablar.
EC - No hice eso: simplemente tuve la sensación de que estaba
completa su respuesta.
MK - Pero si estoy hablando... En este caso estoy hablando con este
otro muchacho, con Tetes, déjeme hablar, por favor".
Francamente,
yo dí la palabra a Fernando porque tuve la impresión
de que Keosseián había terminado su respuesta, como
traté de explicarle casi enseguida, de la manera más
educada posible. Pero parece que al técnico le faltaba decir
algo, se fastidió porque yo lo interrumpí y largó
todo su disgusto en ese alegato.
Son cosas que
pasan en un programa como este.
Yo diría que esa cuestión (en qué momento intervenir,
dar por suficiente la respuesta y plantear la pregunta siguiente),
es de los dilemas recurrentes y más delicados que yo tengo
que manejar EN PERSPECTIVA.
¿Cuánto
debe dar una respuesta para que el invitado pueda expresarse cabalmente
pero, al mismo tiempo, no termine monopolizando la palabra?
O, incluso suponiendo que todo lo que el reporteado está
diciendo sea interesante, ¿cuándo cortarlo para que
la entrevista no pierda su esencia, que es el diálogo, el
intercambio, ese ida-y-vuelta que hace que la nota sea capáz
de mantener el interés del oyente?
Se supone que
el periodista tiene que oficiar de representante de la audiencia
y plantear todas aquellas preguntas que la gente puede esta formulándose
sobre el tema en cuestión. ¿Cómo lograrlo,
cuando el tiempo es acotado, el reloj corre, hay tandas pautadas
y horarios que cumplir?
Ese compromiso
entre el derecho del entrevistado a expresarse y el derecho del
público a estar informado -todo ello en un programa que va
en directo y donde, por tanto, no cabe el recurso de grabar y emitir
un resumen editado- implica para el periodista un desafío
bien complejo...y un stress nada despreciable.
Para complicarlo
más, en el Uruguay los actores públicos son particularmente
"largueros", les cuesta ir al grano y, además,
tienden a hablar con lentitud. Bueno, en realidad esa es una característica
de la mayoría de los uruguayos. Queda de manifiesto incluso
en aquellos programas radiales donde los protagonistas son los oyentes.
En otras partes del mundo no es así, y les aseguro que un
minuto de radio rinde mucho más que en nuestro país.
Pero el tema
da para más. Otro día seguimos conversando.
|