23.11.2001





Otra vez, el Estado inhumano, ahora a nivel municipal


Comentario a cargo de Emiliano Cotelo


Portada En Primera Persona
EN PERSPECTIVA.
Viernes 09.11.01, hora 07.00

La guerra de las patentes, esa vergüenza que el sistema político uruguayo no logra resolver, volvió a escena esta semana. Eso ya sería suficiente desgracia. Pero además volvió con una variante particularmente chocante.

La Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) salió a detectar a aquellos vehículos que deberían estar empadronados en la capital y sin embargo lo están en el interior.

Hasta allí la cosa no tendría nada de novedoso. Lo han hecho otros municipios. Sin ir más lejos, lo hizo Canelones hace pocos meses. Fue un operativo molesto que generó legítimas protestas. Pero hay que reconocer que fue menos irritante que este de ahora en Montevideo.

¿Cuál es la diferencia? En el caso de Canelones alcanzaba que el conductor le mostrara al inspector un recibo de UTE o de Contribución Inmobiliaria que probara que su domicilio coincidía con el departamento de empadronamiento del vehículo para que la fiscalización terminara allí mismo, en la calle y en ese instante.

Ahora, en cambio, el funcionario detiene al vehículo del interior, le pide a su chofer la licencia de conducir y la libreta de propiedad, y le indica que debe concurrir al Servicio de Vigilancia de la IMM (en 18 y Ejido) para recién allí demostrar su lugar de residencia.

O sea, no alcanza con llevar encima documentos que prueben que todo está en regla. Hay que trasladarse hasta una oficina municipal a hacer un trámite para certificarlo, a cambio de lo cual el conductor recibe un permiso que le habilita a circular por Montevideo durante un año.

Ayer entrevisté al director de la División Tránsito de la Intendencia, Felipe Martín. No fue un reportaje fácil, porque no logré hacerle entender lo que este procedimiento tiene de absurdo, de autoritario y de falta de consideración por el tiempo ajeno.

Martín insistía una y otra vez con el problema que implica para las arcas de la intendencia la evasión de aquellos vehículos que tendrían que pagar patente acá pero la abonan en otro lado. Pero no dedicaba ni un instante a colocarse en el lugar del conductor del interior que viene a Montevideo. Como decía ayer un oyente de Colonia: "Ahora tengo que asumir que si quiero ir a Montevideo en mi auto, voy a tener que perder un par de horas obligadamente en una oficina de la intendencia para conseguir que me den el permiso".

Es así. En estos días los afectados han tenido que dedicar dos y tres horas al trámite. Y eso es un abuso. Pero aunque el papeleo sea agilísimo, hay que comprender que esa persona se ve obligada a alterar el plan que se había trazado para su presencia en la capital, ir hasta al Municipio, hacer la gestión y volver al lugar donde sí tenía que ir en la ciudad. Eso no más ya es una falta de respeto.

Pero la cosa no termina ahí. Además resulta que el permiso de circulación sólo es válido por un año. Dentro de 12 meses la persona tiene que volver a pasar por este vodevil burocrático.

Y en el ínterin además los inspectores no van a dejar de detenerlo. Porque como el permiso no es un sticker que pueda colocarse en el parabrisas, sino un papel, los inspectores volverán a sospechar de ese auto, lo pararán, el chofer deberá mostrar el pase y, entonces sí, esa vez en el propio acto lo dejarán continuar. Pero lo habrán demorado igual, interrumpiendo su circulación.

Estamos, una vez más, ante lo que en otros editoriales yo he llamado "el Estado inhumano". Esa maquinaria que, con tal de resolver sus propios problemas, no duda en caminarle por arriba a los derechos de la gente, a la que se supone que debe servir.

Esta discusión tiene, por supuesto, un plano jurídico, y en él han ingresado algunos diputados blancos y colorados, y se ha convocado al intendente a la Comisión de Constitución y Códigos de la Cámara. Pero yo prefiero mantener la reflexión en este nivel más simple: el del respeto por los demás.

Antes de seguir, aclaro: Yo creo que la Patente de Rodados es un impuesto irracional y más irracional aún que las intendencias dependan tanto de su recaudación para solventar su presupuesto, todo lo cual lleva a alimentar esa división artificial en 19 "republiquetas" desesperadas por manotear ese dinero de los contribuyentes.

Pero, bueno, mientras ese impuesto sea así, estará bien perseguir a los evasores.

Lo que no puede ser es que para efectuar ese control sobre los infractores, todos los demás -los que sí son genuinamente habitantes del interior- tengan que pasar por ese suplicio sólo porque se les ocurrió venir a la capital en su auto.

¿No se percibe que este tipo de actitudes son las que alejan a los gobernantes de los ciudadanos?

¿No se comprende que son estas cosas las que contribuyen al descrédito del sistema político?

Pero, para terminar, otra observación:
Hay que tener en cuenta que mucha gente del interior se ve obligada a venir a Montevideo incluso a su pesar, por el hecho de que Montevideo es la capital del país. Hay actividades que sólo pueden realizarse aquí, desde algunas gestiones ante organismos públicos, pasando por ciertas compras muy especiales y llegando incluso a la atención en sanatorios y hospitales.

¿Cómo puede ser que para ingresar en auto a la capital del país ahora sea necesario contar con una "visa"? Una visa que, por otra parte, hay que tramitar personalmente acá, y cuya validéz es de sólo un año...

¿Alguien puede pensar que haya otras capitales del mundo en las que se haya inventado una insensatez de ese calibre?

 









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