05.08.2003












Imprevistamente inaugurados los módulos de Libertad

400 amotinados destruyeron el pabellón central del establecimiento de Canelones. 110 fueron trasladados al Penal de Libertad, que también había sido destrozado por un motín, y ahora se alojan en contenedores. Se debió acelerar una redistribución que busca separar a las bandas rivales. Director del Penal, inspector mayor José Sande Lima, y crónica de En Perspectiva.

EN PERSPECTIVA
Martes 05.08.03, 07.35.

EMILIANO COTELO:
Las cárceles vuelven a ser noticia; ahora fue en el establecimiento departamental de Canelones.

ALFREDO DANTE:
El módulo central fue prácticamente destruido en la madrugada de ayer por un motín que protagonizaron unos 400 presidiarios. El motín no tiene precedentes desde que fue inaugurado en 1997, cuando esta cárcel (ubicada sobre la ruta 107 a unos tres kilómetros de la ciudad de Canelones) debió ser habilitada de urgencia debido a otro motín que destruyó el antiguo centro de reclusión que funcionaba en el mismo edificio que la Jefatura de Policía.

El motín comenzó cerca de la medianoche del domingo pasado. La Policía retomó el control del establecimiento a las cuatro de la mañana de ayer, cuando efectivos de las guardias de Granaderos y Coraceros de Montevideo, apoyados por policías de Canelones, ingresaron al patio que había sido tomado por los presos. En ese momento, según fuentes policiales, había un promedio de un policía por cada recluso.

Luego de negociar infructuosamente con los líderes de la rebelión, los grupos de choque se enfrentaron con los reclusos del módulo central en el patio del penal. En este módulo se encuentran alojados los presos de mayor peligrosidad, según informaron luego las autoridades. Hubo presos lesionados, algunos de ellos quemados como consecuencia del incendio que provocaron, pero no heridos de gravedad.

Esta madrugada se esperaba que unos 100 a 110 reclusos fueran transferidos al Penal de Libertad.

EC – Por esa punta, precisamente, vamos a comenzar a tratar el tema con el director del Penal de Libertad, inspector mayor José Sande Lima. ¿Cuántos presos de la Cárcel de Canelones fueron trasladados al Penal?

JOSÉ SANDE LIMA:
110.

EC – Pero el Penal de Libertad tiene sus propias dificultades: también fue destruido en buena parte por los presos, en un motín muy sonado; se estaba en el proceso de instalación de los módulos prefabricados... ¿En qué condiciones se encuentra el Penal para recibir a estos reclusos extra?

JSL – Ayer la vida carcelaria estaba transcurriendo en forma normal, con todo estabilizado, esperando el traslado hacia los nuevos módulos. Todavía les falta algunos detalles, pero externos, referentes por ejemplo a iluminación... Como en toda obra, se los va terminando poco a poco.

EC – Los módulos todavía no estaban en uso.

JSL – No; pero habitarlos era cuestión sólo de días. Porque internamente estaban prontos para el funcionamiento.

EC - ¿Y entonces?

JSL – Se hizo el traslado de emergencia, pero con todas las medidas de seguridad, con todas las precauciones para las necesidades de funcionamiento de una cárcel. Hoy ya están funcionando los nuevos módulos.

EC – ¿Cuántos presos fueron llevados a los nuevos módulos prefabricados?

JSL – 90 presos.

EC – ¿De los que estaban en Libertad?

JSL – Propios. Y en el lugar donde ellos estaban alojados, que eran aquellos módulos portuarios de chapa, fueron alojados los reclusos de Canelones.

EC – O sea que estos 110 de Canelones van los contenedores provisorios donde hasta ahora había 90 presos.

JSL – Había 90, pero pueden alojar muchos más.

EC - ¿Qué capacidad tienen?

JSL – En esos hay capacidad como para 180.

EC - ¿Qué ocurre con el resto de los presos del propio Penal de Libertad?

JSL – La situación es totalmente normal. No hay ningún hecho que provoque dudas. Los presos de Canelones van a ser manejados por personal de Canelones, nosotros simplemente los alojamos y les prestamos seguridad, garantías y colaboración.

EC – Es decir que al Penal de Libertad va personal de Canelones a ocuparse de los presos de Canelones.

JSL – Así es. Siempre que no ocurra ningún hecho anormal: si ocurriera vamos a intervenir. Pero se está prestando colaboración, garantías y ayuda en todo sentido.

EC – Al Penal de Libertad irán sólo estos 110.

JSL – Por ahora, sí.

EC - Y, con respecto a los presos del propio Penal, a los módulos fueron trasladados...

JSL – 90.

EC - ¿Cuánto es el total de la población carcelaria, y qué pasará con los demás?

JSL – Son 334, y permanecen como estaban, un grupo en celdas y un grupo dentro de un recinto grande, tipo barraca. Pero eso todavía necesita una clasificación: muchos de esos reclusos van a pasar a otros centros, van a venir de otros centros para acá... Es un trabajo del que se está ocupando la Dirección Nacional de Cárceles.

EC - ¿Qué pasa con el edificio central del Penal de Libertad, que quedó destruido en la última revuelta?

JSL – Va a ser restaurado totalmente.

EC – Ya está confirmada esa decisión política.

JSL – Sí: ya fueron firmados unos convenios importantes con el Ministerio de Obras Públicas.

EC – Para que la capacidad del Penal termine siendo de ¿cuánto?

JSL – Eso se determinará de acuerdo a cómo se hagan las obras, pero está previsto alrededor de 800 reclusos.

***

EC – Esa es la situación esta mañana en el Penal de Libertad. Pero ¿qué ocurrió ayer en la Cárcel de Canelones?

AD – Los incidentes se originaron tarde en la noche del domingo, cuando un grupo reducido de reclusos arrojó un colchón sobre un calentador eléctrico, con lo que se inició el foco ígneo. Rápidamente se sumaron otros presos, que también arrojaron sus colchones a lo que ya entonces era una hoguera, que se propagó al resto de las instalaciones y terminó destruyendo el módulo principal del establecimiento.

EC – El motín comenzó el domingo de noche, pero recién pudo ser controlado sobre las cuatro o cinco de la mañana del lunes, tras una tensa negociación, con la prisión rodeada por numerosos efectivos desde el exterior e interior.

Aureliano Folle estuvo cubriendo los hechos. ¿Desde qué hora estuviste en la Cárcel de Canelones?

AURELIANO FOLLE:
Desde la mañana, y pudimos ingresar a lo que quedó del establecimiento. Había entonces unos 200 presos sentados, rodeados de policías en el patio principal. Estos eran los reclusos que no habían participado en el motín. De los 800 presos que había, 400 fueron el núcleo central de los amotinados, y otros 400 que están en unas barracas (al costado, en otros edificios separados por una alambrada) ni siquiera pudieron llegar al lugar del motín inicial.

Mientras los amotinados estaban en el salón de visitas, estos 200 estaban al aire libre, en las condiciones climáticas de ayer, con una llovizna prácticamente continuada, sentados a la espera del plan de redistribución tanto dentro de la cárcel de Canelones como hacia el Penal de Libertad.

La cárcel de Canelones tiene un módulo central de ladrillos, lo que uno identifica como prisión, que fue donde se originó el motín. Separadas en otro ámbito por corredores alambrados, tiene seis barracas en que se alojan a razón de 45 reclusos. Tiene un salón de fiestas, y lo que se denomina “Comandancia”, donde se aloja la fuerza policial y los mandos. Esta prisión es una cuarta parte del Penal de Libertad.

Los hechos comenzaron como adelantaba Alfredo. La Policía detectó que en el módulo 6, que forma parte del módulo principal, los reclusos habían limado la cerradura de una de las rejas (es un hierro muy grueso, de modo que fue un trabajo paciente de varios días con una lima). Cuando lo descubrieron, los policías desalojaron el local para soldar la cerradura.

Fue en esa instancia, con la tensión imaginable, cuando eran seis policías para el desalojo de 26 reclusos, uno de éstos se resistió y arrojó el colchón sobre el calentador. Allí comenzó el fuego. Los policías debían o bien combatir el fuego o bien controlar a los reclusos, de modo que optaron por controlar a los reclusos y evitar una fuga. Cuando lograron llegar hasta el fuego, éste era incontrolable.

Como también lo adelantaban ustedes, los policías y los bomberos se vieron abocados durante toda la noche a enfrentar los dos problemas: el fuego y un intento de fuga masiva con todos los amotinados en el patio. Éstos llegaron hasta el perímetro vigilado por la guardia militar; de allí no pasaron, primero, porque hay un alambrado bastante alto con alambre de púas, y porque además está clarísimo para todos que el personal militar que está apostado en el perímetro tiene orden de disparar a quien llegue a su zona.

Es imaginable la tensión que se vivió en esos momentos, mientras los bomberos trabajaban en el control del incendio y 400 reclusos amotinados, sueltos en el patio, deshacían la cárcel.

EC - ¿Cuál es el panorama?

AF – Ayer estuvimos en la cárcel y no quedó nada. Las puertas fueron arrancadas; las rejas fueron dobladas con barretas, las arrancaron de cuajo del empotrado en la pared...

EC - ¿Te refieres al módulo central, donde se produjo el motín, o también al resto de la cárcel?

AF – Al módulo central, porque los otros 400 reclusos no participaron. Pero 400 personas de ese módulo principal quedaron sin un lugar donde estar; pero además rompieron la cocina, ingresaron en la cámara frigorífica y tiraron la carne al piso; rompieron los calefones, las canillas... Durante esas tres horas en que fueron dueños de la cárcel rompieron todo.

Como en todos los motines, en un ataque de furia rompen todo lo que encuentran, todo lo que lo los mantiene presos. Puede resultar explicable, pero el problema es lo que ocurre después. Anoche mismo, en el momento en que ciento y algo de reclusos fueron trasladados al Penal de Libertad, con un operativo policial descomunal, con granaderos, coraceros, grupo GEO de Canelones, todos los móviles policiales del departamento y de la ciudad (al punto de que la radio policial emitía solicitudes de intervención ante eventos que acontecían en Canelones pero no había móviles para cubrirlos), lo que quedaba era un lugar inhabitable para 390 personas.

EC – Porque ahí vamos al problema de fondo: es una prisión calculada para 378 reclusos, pero en el momento del motín había 830. El propio jefe de Policía de Canelones, José Luis Pereira Roldán, había advertido sobre la situación que se vivía. Hace tres meses había dicho “Esta cárcel tiene las peores condiciones de todo el país”, “Los reclusos tienen sobrada razón en sus reclamos”, y ya por entonces afirmaba “Esto se soluciona con dinero y habrá que buscar los recursos”. Es decir que ahora quedó peor, pero ya estaba mal.

AF – Con ese hacinamiento... Uno entra ahí y se imagina las condiciones de vida de los reclusos.

EC - ¿Pudiste ver los pabellones que no fueron destruidos?

AF – No; allí no pudimos entrar. Aclaro que nos mostraron (sin hacer declaraciones, sólo algún comentario explicativo) el lugar afectado por el motín; con los presos ahí, con mucha guardia. Algunos reclusos colaboraban en la limpieza, que duró todo el día de ayer; vimos pasar soldadores, carpinteros; un camión del Ministerio del Interior se llevó todo lo quemado... Se trabajó todo el día en poner a punto este módulo 6, que ya no tiene ventanas, tiene una sola hornalla en la cocina, no tiene agua caliente porque cortaron el calefón, había que arreglar la instalación eléctrica, poner en condiciones mínimas de habitación.

A nivel policial, carcelario, ese mundo un poco separado del que vivimos los demás, se mencionaba que sería difícil el traslado de los reclusos; no en el operativo en sí, sino la reorganización de los reclusos para determinar quiénes irían a los módulos y quiénes pasarían a otros locales del Penal de Libertad o a otras cárceles. Y esto porque, nos decían los policías, en el propio hacinamiento las autoridades carcelarias han debido trabajar en la dispersión de las grandes bandas de reclusos dentro de los establecimientos, y hay odios mutuos, cuentas a cobrar, agresiones. El problema que se plantea ahora es que los más “pesados” van a ir todos juntos, por lo que hay quienes pronostican problemas en esta convivencia de los “pesados” juntos.

EC – Por lo que decía recién el director del Penal de Libertad, a ese establecimiento sólo fueron trasladados parte de quienes protagonizaron el motín en Canelones y quedaron ahora sin espacio allí, 110.

AF – Sí, pero a ellos hay que agregar los que van de La Tablada y del Comcar, que por algo están separados.

EC – ¿A dónde irán los restantes presos que se amotinaron en Canelones?

AF – A los nuevos módulos van los que requieren mayor seguridad, los presos más peligrosos; pero este motín de ayer ha obligado a acelerar el proceso. Y no olvidemos que en algún momento hubo discrepancias entre la Dirección Nacional de Cárceles y el Instituto de Criminología respecto a quién debe clasificar a los reclusos; finalmente lo hizo la Dirección de Cárceles por su cuenta, y ahí está el punto: quiénes van a ocupar los nuevos módulos, quiénes van a pasar a una prisión verdaderamente de máxima seguridad...

EC – O sea, quiénes van a ocupar los nuevos módulos del Penal de Libertad.

AF – Exactamente; y quiénes quedan fuera de los módulos, y dónde. Porque ahí todas las bandas, todos los poderes, la red armada de los reclusos (porque mal que bien se van armando, estén alojados donde estén) son desarmados. Se resisten a eso, y al mismo tiempo se resisten a convivir con viejos enemigos que están en otros establecimientos o en otros módulos, y ahora deberán hacerlo.

Ese es uno de los elementos que ha demorado el traslado a los nuevos módulos del Penal de Libertad, que las autoridades policiales prevén hacer ordenadamente.

EC - ¿Participaste ayer del operativo de traslado?

AF – Sí. Me quedé haciendo la guardia desde las nueve de la mañana a las 10 de la noche y nos mojamos un poco sobre la ruta 7...

EC – Traslado, entonces, que sólo se concretó hacia el Penal de Libertad.

AF – Sólo a Libertad.

EC – Y hay una parte de los 400 amotinados que ayer quedaron sin lugar que ¿aún están esperando destino?

AF – Seguramente algunos serán trasladados también a Libertad cuando se ordene la distribución. Lo de ayer fue algo hecho de apuro. ¿Dónde van los amotinados que deben salir de Canelones? Van a ir a los nuevos módulos de Libertad, pero también estaba previsto que fueran a los nuevos módulos gente del Comcar, gente de La Tablada, y del propio Penal de Libertad. Esos contenedores portuarios a los que se refería el inspector Sande Lima están debajo de la estructura principal [en el espacio abierto en planta baja]; son unos contenedores con rejas y ahí están los más “pesados”, que iban a pasar a los módulos nuevos. A esos contenedores portuarios que dejaron libres los presos de Libertad fueron los trasladados de Canelones. Después se deberá efectuar una segunda distribución de los que sigan entrando en los módulos, que tienen más capacidad.

Habrá que esperar para ver cómo se procesa esto, porque si bien la cárcel de Canelones está superpoblada, y todas las cárceles lo están. Hay quienes opinan que el proceso de traslado y reorganización de los reclusos en el país puede traer problemas similares al que se presentó en Canelones.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón


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