Brasil, Lula, la tragedia y el "quilombo"
"Brasil es un quilombo, un espanto. ¿Conoce algún oyente de su radio algún aeropuerto que tiene que cerrar su pista cuando llueve?", preguntó el periodista de Folha de Sao Paulo Clovis Rossi. La pregunta se agrava cuando se trata de la principal terminal aérea de América Latina y de una tragedia que causó 200 muertes.
(Emitido a las 9.11) EMILIANO COTELO: "Un gesto obsceno". Así calificó la prensa brasileña un ademán del principal asesor del presidente Lula, Marco Aurélio Garcia. Un gesto que dejó a Marco Aurélio Garcia en una posición incómoda, que motivó la indignación de los familiares de las víctimas de la catástrofe aérea de San Pablo y que llevó a la oposición a pedir su renuncia. ¿Qué fue lo que pasó? El asesor especial del Planalto fue filmado clandestinamente en su despacho, el jueves de noche, mientras miraba un informativo de TV Globo en el que el presidente de TAM admitía que el airbus accidentado el martes podría haber tenido problemas en sus frenos. Según se observa en el video, frente a ese informe Garcia hizo un gesto de satisfacción, golpeando un puño sobre su otra mano abierta, mientras uno de sus asesores celebraba con un gesto ya mucho más explícito, con una evidente connotación sexual (si me aceptan el eufemismo). Marco Aurélio Garcia negó públicamente haber "celebrado" y le explicó a la cadena Globo qué había detrás de su gesto. "Esas imágenes, que fueron tomadas en forma clandestina de todas formas, el periodista está en su derecho a tomarlas, reflejan concretamente mi indignación frente a una determinada versión que se quiso pasar a la opinión pública que le asignaba al gobierno la responsabilidad de un acontecimiento dramático. Fue una reacción privada que cualquier persona tendría un momento como ese", dijo Garcia. ¿Cuál es el clima político por estas horas en Brasil? Pero, más en general, ¿hasta dónde pueden llegar las derivaciones del accidente? Después de un fin de semana que, otra vez, estuvo pautado por el caos para los aviones que intentaban aterrizar y despegar, ¿cómo hace Brasil para recuperar la eficiencia y la seguridad en el tráfico aéreo en sus cielos? Vamos a conversarlo con el periodista y analista brasileño Clovis Rossi, columnista de Folha de São Paulo. *** Señor Rossi, da la sensación de que la politización extrema del accidente de TAM fue prácticamente inmediata. ¿Cómo lo ve usted? CLOVIS ROSSI: No creo que haya habido una politización extrema e inmediata. Yo no consigo salir del espanto ante lo que ha estado pasando en Brasil en los últimos diez meses. Y no solo por el accidente, tú mismo has empleado la palabra "caos", el caos en los aeropuertos de Brasil. Brasil es un quilombo (no sé si los uruguayos utilizan esta expresión tan común). EC - Sí, la utilizamos, es una expresión muy gráfica. CR - Un quilombo, es la descripción perfecta de Brasil. Claro que visto de fuera y en especial por los vecinos más chicos, parece un gran país, muy rico, fantástico, que se desarrolló muchísimo. Pero la realidad es que Brasil es un quilombo, es un espanto. ¿Conoce usted o conoce algún oyente de su radio algún aeropuerto del mundo que tiene que cerrar su pista cuando llueve? Es increíble, es imposible, no pasa en ninguna parte del mundo que un aeropuerto tenga que ser tratado como si fuera una joya rara, que no pueda estar expuesto a lluvias. Lluvias que además no son tsunamis, cualquier lluviecita cierra la pista principal del principal aeropuerto de Brasil. ¿Es o no es un quilombo? Esa es la razón de la politización de la cuestión. El gesto de Marco Aurélio es simple de explicar: el gobierno no tiene ninguna seguridad de que las obras hechas en la pista del aeropuerto de Congonhas hayan sido correctas, que no haya habido ninguna irregularidad, ninguna corrupción. Porque las obras de la Infraero (la empresa responsable de los aeropuertos de Brasil) están llenísimas de casos de corrupción que aparecen todos los días en la prensa, hay varios aeropuertos en investigación en los tribunales de cuentas, etcétera. EC - Hay varias investigaciones en curso a propósito de otras obras en aeropuertos brasileños. CR - Sí, distintas obras de Infraero, en algunas ya hay comprobación de que hubo desvío, sobrefacturación. Por eso el gobierno no puede estar seguro de que alguien de Infraero no se haya llevado una coima para que las obras fueran hechas de mala manera, de manera irregular, incompletas, etcétera. Entonces, cuando sale una información que dice que la causa del accidente pudo haber sido el famoso reversor, el sistema de frenos del avión, el gobierno festeja, porque desvía la atención de la responsabilidad de Infraero, que es un organismo del gobierno central. Esa es la explicación neta, no hay política en eso, hay simplemente el sentimiento de culpa anticipada porque saben que hay corrupción y no tienen ninguna seguridad de que no haya habido corrupción también en las obras de la pista de Congonhas. EC - El presidente del bloque de diputados del opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), Antonio Carlos Pannunzio, dijo que "no hay disculpas que justifiquen la escena" en la que se ve a Marco Aurélio Garcia "festejando". Para el legislador "no hay actitud que redima la falta de respeto a una nación entera. Dimisión inmediata es lo mínimo que Lula puede pedirle para mostrar que todavía tenemos gobierno". Los familiares de las víctimas también reaccionaron muy molestos y han insistido en el pedido de renuncia. ¿Puede llegar a caer Marco Aurélio Garcia por esto? CR - No creo, en Brasil nunca pasa nada, no hay reacción, la gente no reacciona, los políticos no reaccionan, el gobierno no reacciona. ¿Qué hizo Lula con todas las denuncias de escándalo, de corrupción que involucraban a gente muy cercana a él? Alejó a esa gente inicialmente, fue lo que hizo con José Dirceu y con Palocci, pero enseguida les hizo algún guiño, algún cariño, los llama "compañeros", etcétera. Ninguno de los diputados del "mensalão" tuvo alguna reprimenda por parte del gobierno, Lula permite que se hagan todos los desmanes que se están haciendo en el país sin ninguna reacción. Por supuesto, se crea un ambiente en que la corrupción medra, es inevitable, si el jefe de gobierno no nos da el ejemplo tajante, firme, no dice "eso no puede pasar". Recuerdo una frase que le escuché una vez a Sergio Ramírez, el ex presidente de Nicaragua, que fue sandinista y después se desvinculó del partido por los hechos de corrupción en que estuvieron involucrados los dirigentes sandinistas en su gobierno, me dijo que si él fuera presidente lo primero que haría sería reunir a sus amigos, a sus parientes y decirles: "Durante mi gobierno no quiero que hagan negocios, ni siquiera legales". Ese debe ser el comportamiento de un hombre público realmente responsable. Eso no pasó en Brasil, ni en el gobierno Lula ni en varios otros gobiernos, y el resultado está ahí, en esas situaciones. El gesto de Marco Aurélio es una cosa pequeña en comparación con las dimensiones del quilombo. ¿Qué pasa ahora? Los pilotos de TAM y de Gol, las dos principales empresas aéreas de Brasil, decidieron que no van a utilizar la pista donde ocurrió el accidente cuando llueva. EC - Ahora no se puede utilizar, está fuera de servicio, se está operando en la pista auxiliar. CR - Vuelve mañana, está en los diarios de hoy, es el titular principal de mi diario: "Pista de Congonhas bajo sospecha reabre mañana". Y los pilotos no la van a utilizar cuando llueva. Hasta ahora todos juraban por Dios y por todos los santos que la pista era segura, el presidente en la conferencia de prensa que dio dos días después del accidente dio incluso los números de vuelos que bajaron en Congonhas, más de dos mil, sin problemas, para demostrar que era segura. Pero ahora vienen los pilotos, que son los únicos que pueden decir realmente si la pista es o no segura, y dicen que no van a utilizarla cuando llueva. Es más, el sábado, en el Jornal Nacional de TV Globo, que es el principal telediario de América Latina (me atrevo a decirlo) un piloto de TAM mirando la cámara, con el uniforme de piloto de TAM dijo: "No bajo más en esa pista porque no es segura", con todas las letras, en televisión, en horario central. Ese es el problema. ¿Cómo es posible que una empresa lleve a sus pasajeros al riesgo de utilizar una pista insegura? El gesto de Marco Aurélio, que es lamentable, obsceno, como tú quieras llamarlo, de hecho es una anécdota triste, obscena, en medio de un quilombo, porque no hay otra palabra para expresarlo. EC - Sí, además en el fin de semana de nuevo se vivió el caos en el tránsito aéreo: otra vez cancelaciones, retrasos, vuelos que no pudieron aterrizar, radares con desperfectos. Se llegó a especular incluso con la posibilidad de un sabotaje. ¿Se sabe qué fue lo que pasó? CR - No, todavía no se sabe qué pasó. La versión más reciente es que un funcionario responsable en Cindacta 4, en la región de Amazonia, se habría equivocado al manipular baterías de equipamiento. No sé, nunca nadie sabe, no hay rendición de cuentas en Brasil. Nada, nunca, el gobierno no se hace responsable de nada. EC - Usted utilizaba un término muy cáustico para referirse a la situación, hablaba de "quilombo". Pero hay que pensar en las repercusiones fuera del país. Uno de los aviones que sufrieron problemas este fin de semana fue el vuelo 995 de American Airlines, que había salido de Miami e iba rumbo a Brasil cuando le avisaron que debido a esta situación tenía que regresar, porque no iba a poder aterrizar. El piloto cuando les anunció a los 245 pasajeros que no iban a poder aterrizar en San Pablo, les dijo: "Nunca vi una situación igual en 30 años de profesión". CR - Sí, dijo eso porque no conoce la expresión "quilombo", si la conociera la habría utilizado al dirigirse a los pasajeros: "Brasil es un quilombo". Esa es la traducción de esa frase del piloto, que es la que utilicé yo al comenzar esta comunicación: "Brasil es un quilombo". ¿Y qué hace la ministra de Turismo? ¿Recuerda la frase famosa de la ministra? Es eso, es el retrato del gobierno Lula. EC - ¿Cómo fue que dijo? ¿Qué había que tomarse las cosas con calma? CR - "Relájese y goce". En Brasil hay una frase que dice: "si el estupro es inevitable, relájese y goce". Es una obscenidad, una indecencia, una falta de respeto, todo lo que tú quieras. Y la repitió en el auge de la crisis, del caos aéreo, del quilombo aéreo. ¿Es serio un país como este, que tiene una ministra como esta y que permanece ministra? Imagínate si un reportero, un locutor de tu radio dice una cosa de esas en el aire; por respeto a cualquier crisis que haya en Uruguay, ¿qué haría la emisora, el jefe de noticiero? Lo echaría sin los derechos que se tiene normalmente, por justa causa. Pero la ministra sigue ministra. EC - ¿Y la población? ¿Cuál es la sensación general de los brasileños respecto de los aviones, los aeropuertos, la seguridad en los viajes aéreos? CR - Mi diario publicó el domingo una encuesta sobre la utilización de los vuelos. Solo 20% de los habitantes de San Pablo (que es el estado más rico de Brasil, y no solo de Brasil, de América Latina) utiliza aviones. Es una cuestión para un 20%, el 80% mira por televisión, no es algo que afecte su cotidiano, no se involucra. Además la sociedad brasileña está anestesiada, no reacciona ante nada, nada, nada, nunca lo hizo, nunca lo hará. No sé por qué, es una característica increíble. Yo recibo decenas y decenas, miles de e-mails de lectores (porque al pie de mi columna sale la dirección electrónica) que dicen: "la prensa tiene que reaccionar", "la prensa tiene que hacer", es decir: "vayan ustedes, que nosotros estamos mirando por televisión lo que pasa". Es un horror, es un quilombo. *** EC - Estamos hablando de dos grandes accidentes en diez meses, con un saldo de 380 personas muertas, aproximadamente, porque en el caso del avión de TAM todavía no se ha hecho el recuento definitivo y final. Estamos hablando de muertos, de todo tipo de perjuicios para quienes utilizan los aviones para trasladarse, en ese caso estamos aludiendo a brasileños pero también a turistas, visitantes. En particular los propios Juegos Panamericanos se vieron afectados de manera sensible por las complicaciones con vuelos que tenían llevar deportistas hasta Río de Janeiro. Y estamos hablando de la afectación de la imagen internacional del país. Por mencionar nada más que algunas de las consecuencias de esta crisis que ya tiene meses y meses. ¿Qué soluciones hay a la vista? ¿Qué se maneja en el gobierno? ¿Hay algo más que impotencia? CR - El gobierno soltó un paquete la semana pasada para desahogar el aeropuerto de Congonhas, que dice que es el nudo de la crisis. Si se consigue resolver la situación de Congonhas teóricamente se resolvería la de los otros aeropuertos. No soy especialista en eso, lo único que entiendo de avión es sacar mi tarjeta de embarque, tomar el vuelo y viajar, ahora con mucho más miedo, porque antes mi tranquilidad con relación a los vuelos era la siguiente: si el piloto, que tiene su vida en riesgo cuando entra en el avión, lo hace volar, estoy seguro, porque no sería irresponsable de meterse en una situación de riesgo. Ahora que los pilotos confiesan que han utilizado la pista de Congonhas en situaciones no seguras, ni siquiera tengo esa seguridad, entonces voy a pasar a volar con mucho más miedo. Anécdotas aparte, no sé cuál es la solución, no sé si se hará algo. EC - Por ejemplo, se discute mucho a propósito de que el control del tráfico aéreo esté en la esfera militar en Brasil. Ese debate también se da en Argentina y en Uruguay, desde ese punto de vista hay unos cuantos puntos de contacto entre las situaciones que se están dando. Por supuesto, la de Brasil es la más grave, pero hemos tenido nuestras reverberaciones aquí también. ¿Qué importancia tiene para usted ese punto? CR - No sé si tiene alguna vinculación con la seguridad de los vuelos. No creo que los militares sean mejores que los civiles ni los civiles mejores de los militares para controlar vuelos. Además el problema no está en la calificación de los controladores sino en los equipos que tengan y en los sueldos que ganen, y los sueldos en Brasil son bajos (no sé si lo son también en Argentina y Uruguay) y seguirán siendo bajos, y los equipos no serán renovados porque el Estado no tiene capacidad de inversión, porque alrededor de 8% de la economía de Brasil va para el pago de los intereses de la deuda. Realmente no veo ninguna solución de corto plazo. Puede ser que construyendo un nuevo aeropuerto, ampliando las operaciones en los otros dos aeropuertos de San Pablo, en el de Viracopos, que está muy lejos de la capital (a 100 kilómetros) y en el de Cumbica, que también está muy lejos del centro de la ciudad, se pueda mejorar un poco la cosa, pero son providencias que van a tardar algún tiempo, porque no se puede de repente cerrar Congonhas o reducir demasiado las operaciones en Congonhas, sin provocar un poco más caos que el que ya se ve. En el corto plazo no veo solución, la única es rezar para que no llueva mucho, para que no haya ningún otro accidente de ese tipo y para que la gente, como siempre hace, olvide lo que pasó, olvide la crisis y se relaje y goce. EC - ¿Cuánto puede afectar al gobierno esta situación prolongada, con los niveles de gravedad a los que ha llegado? CR - No sé si lo afectará mucho, es una situación que afecta a las clases medias, que son las que vuelan, 20% de la población de San Pablo, y probablemente menos aun fuera de San Pablo, donde hay menos plata y por lo tanto menos posibilidades de tomar un avión. Por razones ciertas y por razones equivocadas (hay mucho prejuicio con relación a Lula), el hecho es que las clases medias están hartas, hartísimas de todo lo que pasó: corrupción, inacción, una situación económica muy favorable a los muy ricos y que da algunas limosnas a los más pobres y con eso soporta la popularidad de Lula. No creo que haya efectos políticos muy importantes, porque aparte de esa situación de hecho, la revuelta de las clases medias ya viene de lejos, se olvida muy fácil, todo en Brasil se olvida muy fácil. *** EC - Clovis Rossi aludía a una encuesta publicada por Folha de Sao Paulo este fin de semana. Un estudio del instituto privado Data Folha, que opera junto con Folha de São Paulo, indica que 53% de los brasileños que viven en San Paulo dice que tiene miedo de volar en avión, y que de ellos, a su vez, 84% asegura que ese temor creció en los últimos doce meses. La crisis de los últimos meses hizo que 29% de los usuarios de aviones que viven en San Pablo (que representan a su vez 20% de los más de 40 millones de habitantes de la capital paulista) desistiera de viajar en avión por lo menos una vez en los últimos eses, y que 31% de ellos disminuyera la frecuencia de sus viajes en avión en ese mismo período. ---------------
Edición: Mauricio Erramuspe