El ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso dijo que su país debería jugar el rol de España en el conflicto entre Uruguay y Argentina.

"Un Mercosur con puentes bloqueados, no funciona"

A los 76 años, Fernando Henrique Cardoso dice: "soy un intelectual y digo lo que pienso". Y queda claro. Brasil tendría que jugar el rol de España en el conflicto entre Uruguay y Argentina. El Mercosur no debe ser un búnker sino una palanca. En el presidente Chávez las palabras van más deprisa que el pensamiento. El acercamiento de Argentina a México busca poner sal en las relaciones del bloque.

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
El ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso se encuentra de visita en Uruguay. Y, por lo visto, su idea no es pasar muy desapercibido.

En una entrevista con el diario El País, previa a su llegada al país, Cardoso dijo: "Si yo estuviese conduciendo la política externa brasileña habría mediado en las tensiones uruguayo-argentinas buscando una solución dentro del espíritu mercosurista".

Declaraciones fuertes en uno de los temas más calientes de la actualidad regional: el diferendo por la planta de celulosa de Botnia.

Sobre este y otros asuntos, sobre su futuro político, vamos a conversar en los próximos minutos con Fernando Henrique Cardoso, dos veces presidente de Brasil y fundador del Partido de la Socialdemocracia de Brasil (PSDB), hoy en la oposición.

***

Profesor Cardoso, un gusto tenerlo nuevamente En Perspectiva...

FERNANDO HENRIQUE CARDOSO:
Para mi es un gusto estar acá y hablar con ustedes. Siempre que vengo hablo con En Perspectiva, ¿no es cierto?

EC - Es cierto. Hemos tenido más de una entrevista y ha sido siempre muy interesante la conversación con un hombre que tiene un relación con Uruguay muy fuerte.

Doctor Cardoso, usted tiene una relación con Uruguay muy fuerte de su etapa anterior a la política.

FHC - Es verdad, yo hice mi tesis de Doctorado sobre los saladeros en Uruguay, Argentina y Brasil, la cuestión de la esclavitud. Además mi padre, que era militar, vivió muchos años en la frontera, en el Chuy, hablaba un poco acastellanado, con el "bueno", el "che", y tomaba mate. Así que tengo buena relación con Uruguay, muy cercana.

EC - Yendo a lo que yo comentaba en la introducción de la entrevista, me llamó la atención lo que usted declaró, porque teniendo en cuenta lo cautos que suelen ser los ex presidentes en sus manifestaciones, quizás no cabía esperar que desembarcara con dichos tan comprometidos en este caso sobre la realidad regional. ¿Por qué hizo ese planteo?

FHC - Porque Uruguay y Argentina son países del Mercosur, países hermanos, con los cuales Brasil tiene tanta relación de fraternidad que Brasil podría y debería jugar el rol que está jugando España en este momento, buscar una fórmula de conciliación. Ojalá sea posible en esas discusiones en Nueva York llegar a un resultado positivo. No cabe omitirse en esos momentos de tensión entre países hermanos.

EC - ¿Por qué cree que Brasil bajo la presidencia de Lula optó por no intervenir en el conflicto Argentina-Uruguay? Es algo que Uruguay procuró más de una vez y la respuesta fue negativa.

FHC - No puedo hacer hipótesis, no estoy al tanto de las razones, pero no tenemos que olvidar que en aquel entonces toda la política exterior brasileña estaba orientada a la obtención de la silla en el Consejo de Seguridad. No tengo esa interpretación, no tengo información, pero probablemente a la cancillería le pareció mejor no meterse para estar bien con los dos.

EC - En especial para contar con el apoyo de Argentina a los efectos de esa ubicación en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

FHC - Probablemente, porque eso fue un hito en la política exterior del presidente Lula, la búsqueda de una silla en el Consejo de Seguridad. Que es un objetivo antiguo de Brasil y que en su momento vendrá, pero a mi modo de ver (lo dije varias veces en Brasil) no estaba en tela de juicio, el momento no era para eso. Sin embargo creo que hubo una evaluación de que si había esa posibilidad y hubo un esfuerzo enorme de la cancillería pero todavía no ha dado resultado.

EC - Si estaba ese factor de por medio capaz que se justificaba no terminar mediando entre Uruguay y Argentina.

FHC - Probablemente, no estoy criticando porque hay que ver el conjunto de la acción del gobierno, pero tampoco me jugaría por la silla en el Consejo de Seguridad en este momento. Porque creía (y lo dije también) que no iba a cuajar, no estaban las condiciones para un cambio más de fondo en el Consejo de Seguridad.

EC - En estas declaraciones que usted hizo, en las que se refirió al conflicto Argentina-Uruguay, agregó: "Francamente, no veo en qué Uruguay haya herido los fundamentos de ese espíritu (del Mercosur) o en qué la construcción de la papelera perjudica a los vecinos".

Este es un segundo escalón en su comentario, porque allí parece estar tomando posición a favor de Uruguay.

FHC - Sí, porque no veo ninguna razón para decir que se va a perjudicar el ambiente. Y si hay la duda, lo que tenemos que hacer es una comisión mixta que controle los efectos de eso. Hoy las tecnologías han avanzado muchísimo. La producción de celulosa en Brasil producía efectos muy perjudiciales al ambiente, pero ya no más, hay tecnologías muy avanzadas en esa materia. No entiendo muy bien cuáles son los argumentos de fondo.

Cada vez que se va a hacer alguna cosa importante en los límites hay problemas. Ahora mismo Brasil está haciendo una represa en el río Madera y los bolivianos dicen que va a producir efectos negativos. Cuando hicimos Itaipú los argentinos se quejaban. Siempre pasa eso, es comprensible, hay un cierto temor de que pueda ocurrir algo que escape del control del país que se siente afectado y en el cual no está la planta. Comprendo que pueda haber una reacción, pero hay que ser racional, ¿hay o no efectos dañinos? Si hay, no se construye, si no hay, se construye.

EC - El conflicto Uruguay-Argentina por la planta de celulosa de Botnia no solo sigue trabado, sino que derivó en el famoso problema con los piquetes en los puentes. Tenemos el puente Fray Bentos-Puerto Unzué permanentemente bloqueado desde hace ocho meses o algo por el estilo. El Mercosur a través de sus tribunales de controversias llegó a expedirse sobre el asunto dándole la razón a Uruguay en el reclamo de que los puentes así bloqueados atentaban contra el propio tratado de integración regional, sin embargo el gobierno argentino no tomó ninguna medida para despejarlos. Entonces, ¿de qué manera entiende que este conflicto ha herido al Mercosur?

FHC - El hecho de que se cierre un puente que une dos países del Mercosur hiere al Mercosur, no está en el espíritu. Probablemente habrá motivaciones políticas en Argentina, no las conozco; conozco solo superficialmente al presidente Kirchner, no quiero juzgar, pero ahí también cabría una acción conciliatoria. En esas cuestiones al final hay que llegar a una solución que permita la continuidad del Mercosur. Imagínese un Mercosur con puentes bloqueados, no funciona.

EC - A eso iba, el Mercosur queda desautorizado, la imagen del Mercosur se resquebraja aún más, porque no es este el único inconveniente por el que pasa el tratado.

FHC - No, hay varios. Por eso digo que se podría ejercer un rol más activo, más proactivo, no para defender a Uruguay o a Argentina, sino en aras de la consolidación del espíritu del Mercosur. Brasil tiene credenciales para eso, porque tuvimos varios problemas de frontera pero tratamos de solucionarlos de una manera constructiva y racional. La política tiene momentos de pasión, pero hay que buscar también los puntos de convergencia en los cuales se puedan contemplar los verdaderos intereses que están detrás de los problemas.

EC - ¿En qué piensa cuando dice que de haber sido presidente ahora habría buscado una solución al diferendo dentro del espíritu mercosurista? ¿Cuál es ese espíritu?

FHC - De cooperación. Una vez hubo un pequeño problema con Uruguay, en el Chuy, con un alcalde que quería hacer una pared, un muro, algo así, y lo resolvimos sin complicaciones. El ejemplo que tenemos Uruguay y Brasil con la cuestión de Rivera y Livramento es una maravilla, es casi único en el mundo; tenemos algo semejante con Colombia, donde es una calle que hace la división. Países que tienen esta capacidad, como tiene Argentina, recuerdo que vine a inaugurar un puente regional que une a Brasil y Argentina y después una cantidad de gente quería hacer puentes... En el pasado no, había cierta sensibilidad, una preocupación, miedo a algún conflicto. Eso desapareció, el espíritu del Mercosur va hacia la disminución del problema de las fronteras.

EC - Pero en general la gente en Uruguay es algo escéptica respecto de la existencia de ese espíritu, de un espíritu que una a los países que integran el bloque. Porque ha habido demasiados choques, demasiados roces en diferentes temas. Para empezar, en acceso a mercados, nada más que en ese rubro, en los últimos años.

FHC - Sí, el Mercosur se ha vuelto mucho más sobre la cuestión del comercio que sobre lo esencial. Lo esencial, aparte de la cuestión política, de integración, sería tener una fusión de capitales y la utilización del espacio regional como un solo espacio para la producción económica, hacer la parte de una producción en un país, otra parte en otro, con una fusión de capitales y por ende la movilidad de mano de obra, de las personas, de la gente. No lo hemos logrado. Cuando estaba en el gobierno hice hincapié en la construcción de una planta de autos en el sur, cerca de Porto Alegre. Una la hicimos, que fue la General Motors, pero también queríamos la Ford para crear un polo metalmecánico. Mi intención era con eso tener una vinculación más cercana a Córdoba, en Argentina, para las autopartes. Entonces sí se integran los países, hay intereses recíprocos comunes en la economía. No hemos logrado avanzar tanto en eso y tratamos de capear el temporal buscando formas de reducción de aranceles. Al final ni eso, porque cada vez que se reúnen los ministros se alzan los aranceles, hay una vuelta a un cierto espíritu que es más bien proteccionista. Y que haya compras de activos de un país por otro no creo que signifique propiamente Mercosur, debió ser como se hizo en Europa, fusión de intereses económicos.

EC - Su análisis termina siendo bastante crítico con respecto al estado actual del Mercosur. ¿Cómo lo define?

FHC - Y soy autocrítico también, no puedo echarles la culpa solo a los demás. Durante mi período también, se logró algo pero no lo suficiente. Eso no me pone en una posición muy pesimista, porque va y viene, en este momento estamos en una situación delicada.

EC - En una situación delicada, porque países como Uruguay, que entienden que el Mercosur no los ha beneficiado como se debió, que más bien en determinados rubros han sido perjudicados, ahora intentan otros acuerdos, por ejemplo acuerdos bilaterales como en algún momento se manejó, con Estados Unidos, con China o con la India. El Mercosur como tal no lo habilita y hay una pulseada fuerte planteada en ese sentido.

FHC - No solo Uruguay, cada país está buscando caminos un tanto alternativos. Nunca pensé en el Mercosur como un búnker, como una fortaleza que les impidiera a los países tener relaciones con otros países. Debe ser una palanca y no lo que parece ser en este momento, un obstáculo para hacer acuerdos con otros países. Es un tema delicado.

EC - ¿Para usted el Mercosur debe habilitar ese tipo de acuerdos?

FHC - Depende qué acuerdos. Brasil hizo un acuerdo con México, por ejemplo, México pertenece al Nafta, hicimos un acuerdo automotriz con México y nadie se quejó.

EC - Uruguay tiene un acuerdo bilateral con México.

FHC - Lo que no se puede hacer son acuerdos de preferencias globales, eso heriría profundamente toda la arquitectura mercosurista. Hubo, no solo con el Mercosur, la discusión del ALCA quedó por la mitad y ahora los acuerdos birregionales fueron aislando al Mercosur y la ventaja va para Estados Unidos. Sin embargo ahora los americanos no quieren más, ni siquiera los birregionales, porque el proteccionismo está creciendo allá también.

EC - ¿Cómo observa el hecho de que desde otras partes del mundo, a raíz de estas diferencias internas que vive el Mercosur, no se lo vea como un interlocutor?

FHC - Es una pena, ahora parece que Europa está otra vez con Durao Barroso, el portugués de la Unión Europea, y está otra vez atrás de ver si hace marchar el acuerdo Mercosur-Unión Europea. La percepción que se tenía en los años 1999-2000 era que el Mercosur era una especie de repetición de la experiencia histórica europea de integración. Eso creó una gran excitación en Europa por un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, que fue trabado por lo de siempre, la cuestión agrícola. Ojalá sea posible ahora caminar. Pero en 2003 o 2004 se tomó la decisión de Miami de cada quien podía tomar un camino personal y hacer acuerdos bilaterales con relación al ALCA. Eso en aquel momento pareció bien, tanto a Estados Unidos como a Brasil, que tenía dudas sobre el ALCA, por razones que se comprenden, pero la consecuencia fue que los americanos hicieron muchos acuerdos. México tiene como 40 acuerdos comerciales con distintos países del mundo, y nosotros no tenemos, estamos en una posición delicada. Y ahora jugamos todas nuestras cartas a Doha, y ojalá, pero no sé si se va a lograr avanzar en Doha.

EC - Jugamos todas nuestras cartas en Doha, pero ahí no jugamos como Mercosur necesariamente.

FHC - Sí, está el G20, que integran los países del Mercosur.

EC - Pero en general uno nota en distintos países fuera de América Latina la contrariedad por el hecho de no tener un interlocutor claro en la región.

FHC - Yo sigo siendo muy favorable a que haya una autoridad mercosurista más fuerte, con ese espíritu integrador. Escribí en un libro sobre el arte de la política y en otro que publiqué en Estados Unidos sobre una conversación que tuve con el canciller Köhl de Alemania, que me motivaba mucho a seguir adelante con el Mercosur, utilizando el ejemplo europeo. Francia y Alemania, que era enemigos desde hacía no sé cuánto, lograron un acuerdo. Yo le dije: "Pero ustedes son más fuertes, son más poderosos, tienen que ser más generosos". Nosotros (me refiero a Brasil) no somos tan fuertes ni poderosos como era Alemania, entonces la frazada siempre queda corta, no alcanza para todos, no hay suficiente como para que Brasil juegue un papel más activo en hacer concesiones.

EC - Brasil está muy cargado de corporativismos internos.

FHC - También, pero llegará el momento. De todas formas el acercamiento entre los países del Cono Sur, incluso de América del Sur, ha aumentado muchísimo. Desde el ángulo de un país como Brasil, que por el idioma y por su porte ha estado siempre muy aislado, hoy tenemos mucha más propensión a comprender a nuestros vecinos, a aceptarlos y a tratar de vivir juntos. Todavía no llegamos a este punto con México, y México es un factor clave, tenemos que mantener una relación muy estrecha con México, de entender su situación peculiar por su vecindad. En el caso del Cono Sur el avance fue muy fuerte en lo cultural, en la preocupación política, en todo; lo que está un poco engorroso es lo económico.

EC - Mientras estoy dialogando con usted los oyentes van enviando preguntas, comentarios. Me gustaría elegir esta, porque es bien directa y tiene bastante que ver con lo que estábamos conversando. Le consultan por qué devaluó en 1999, y este oyente sostiene que con aquella medida destruyó el Mercosur. ¿Qué responde?

FHC - Yo no devalué, el mercado devaluó, no tuvimos fuerza para contrarrestar la presión, que fue muy dura en aquel entonces como consecuencia de las crisis y las especulaciones internacionales. Fueron los brotes iniciales de esta globalización financiera que produjeron una especie de temblor, de terremoto en el sector financiero y nos alcanzó. No fue una decisión del gobierno, fue una decisión que no cuajó, el mercado rechazó el tipo de devaluación pequeña y lenta que estábamos haciendo y no tuvimos fuerza para frenar la especulación. Eso fue lo que pasó.

EC - Usted es consciente de las repercusiones que eso tuvo en países como Uruguay.

FHC - En todas partes, en Brasil también, nos costó mucho. Después Argentina hizo lo mismo. Eso produjo una contracción en las economías, pero cuatro meses después Brasil repuntaba, porque descubrimos que las medidas que habíamos tomado antes para controlar la inflación, la desindexación, tuvieron resultados muy positivos y la inflación no se disparó, entonces otra vez hubo un cierto equilibrio en la tasa de cambio. La tasa de cambio volvió a crecer mucho en 2002, pero entonces fue consecuencia del temor a las políticas que el presidente Lula podría poner en práctica. Como no las puso en práctica 2003 fue difícil, pero ahora al contrario, hay una valorización del real otra vez. Probablemente estamos en el mismo nivel de los años 98 y 99, sin embargo eso no produce ningún resquebrajamiento porque las economías se fueron adaptando.

EC - Siguiendo con el Mercosur, ¿cómo observa la incorporación de Veniezuela al bloque?

FHC - La incorporación de Venezuela y de otros países de América del Sur ha sido siempre un objetivo, por lo menos brasileño. Venezuela tiene un valor estratégico para Brasil, por el gas, por el petróleo, porque es un mercado dinámico, porque tenemos inversiones crecientes en Venezuela. El punto es otro, es la velocidad con que se dio esa aprobación, sin que se sepa si de verdad las cláusulas del Mercosur son aceptadas por el gobierno de Venezuela y por la economía de Venezuela. Ahí hay que juzgar con cierta cautela, porque el Mercosur no puede ser solamente una asociación creciente de personas, sin que los requisitos sean efectivamente cumplidos.

EC - Para usted hay dudas, hay discrepancias con las condiciones en las que se aceptó el ingreso de Venezuela.

FHC - Sí, muy sin darnos cuenta de cuáles son los cambios necesarios, si Venezuela efectivamente va a aceptar las restricciones económicas, las políticas y todo lo demás, todavía eso no está claro.

EC - El ingreso de Venezuela ha sido aprobado por dos parlamentos, el de Uruguay y de Argentina, faltan los votos en el parlamento paraguayo y en el brasileño, nada menos. Y hace pocos días el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dio una especie de ultimátum, fijó una fecha, si antes de esa fecha no se produce esa aprobación Venezuela va a retirar su solicitud de ingreso. ¿Cómo observa un planteo como este?

FHC - Políticamente es un error, porque quien conoce los parlamentos, especialmente el brasileño (pero no es el único), sabe que eso hiere las susceptibilidades y que es muy difícil para un gobierno decir "yo quiero que el Parlamento apruebe en tal fecha". Ni el gobierno de Brasil tiene fuerza para eso, ni mucho menos el de Venezuela. Fue una afirmación arriesgada, porque levanta una sensación de un cierto menosprecio hacia la decisión del Parlamento. El parlamento brasileño va a tomar en consideración los intereses de Brasil, no creo que la opinión del presidente Chávez sea suficiente para que el Parlamento se ponga tan irritado que rechace, pero puede dificultar, puede demorar más tiempo la aprobación.

EC - Hay un mal antecedente, hace poco tiempo el propio presidente Chávez calificó a los legisladores brasileños como "loros del imperio, que repiten lo que dice Washington" a propósito de un pronunciamiento del Congreso brasileño sobre el caso de Radio Caracas Televisión.

FHC - Es inaceptable, el presidente Lula tuvo que tomar una posición, porque no es aceptable. A veces parece que en el presidente Chávez las palabras van más deprisa que su pensamiento.

EC - Ese estilo declarativo del presidente Chávez, ¿cómo entra en el análisis? Porque yo le preguntaba recién a propósito del país Venezuela al Mercosur, pero hay quienes entienden (hace poco el ministro de Economía de Uruguay, Danilo Astori, habló de esto) que una cosa es el ingreso de Venezuela y otra cosa es el estilo confrontativo de Chávez, que le puede generar problemas a un Mercosur que ya tiene sus problemas.

FHC - Es cierto, porque al presidente Chávez parece que le gusta la confrontación, principalmente la confrontación con Estados Unidos y la globalización. Son posiciones que el gobierno de Brasil (pienso) no puede aceptar, porque contrarían el interés del país. El presidente Lula, que tiene una relación (como yo también tenía) personal y cercana con Chávez (en el caso de Lula quizás más que lo personal, en su sensibilidad política también, pero no tanto), tuvo que protestar porque no puede ser.

El presidente Chávez parece que quiere jugar no solo en la escena latinoamericana, en la escena mundial, porque va en función del petróleo, en función de la cuestión energética, hace sus vinculaciones políticas con el presidente de Irak, con el presidente de Bielorrusia, con los puntos calientes de la relación americana en el mundo. Y eso no creo que sirva a los intereses del Mercosur, yo por lo menos no aprecio para nada la política exterior de Bush, pero no creo que eso deba ser un punto central en nuestra relación con Estados Unidos, porque tenemos otros intereses que son más relevantes que los ideológicos.

EC - El presidente Néstor Kirchner ha estado por estas horas en México y declaró que pretende sumar a ese país al Mercosur. ¿Cómo cree que hay que leer este tipo de movimientos?

FHC - Ahí no entiendo más nada.

EC - ¿Por qué?

FHC - Porque México está vinculado con el Nafta, hay una imposibilidad diplomática, de tratados. ¿Cómo puede ser? No creo que los norteamericanos acepten eso. ¿Qué significa eso? ¿Vamos a tener la misma situación que tiene México con Estados Unidos? No, es otro bloque. Una cosa es la relación política, otra cosa son las relaciones económicas, que a veces coinciden pero no siempre. Que haya un acercamiento con México, soy el primero en decir que sí debe haber; que debe haber aceptación de la situación mexicana, recuerdo que aquí en Montevideo (no recuerdo si yo era canciller o ministro de Finanzas) cuando hubo aquella discusión sobre la pertenencia de México a Aladi porque México entraba al Nafta, la posición de Brasil fue "vamos a acomodar", porque era posible mantener por un tiempo, había una cláusula explícita en Aladi que no aceptaba eso y propusimos un cierto acomodo. Pero un cierto acomodo es una cosa y otra cosa es el ingreso al Mercosur, que no es Aladi, es un estatuto de grado mucho más elevado de integración. No creo que sea posible.

EC - ¿Cómo interpreta la jugada del presidente Kirchner?

FHC - Política.

EC - ¿Qué quiere decir?

FHC - Quiere decir que quiere tener una relación cercana con México, y quizás poner un poquito de sal en las relaciones con los demás del Mercosur.

EC - ¿Algunos de estos temas van a estar en su conferencia de hoy? Porque el título es "América Latina, integración, fragmentación o conflicto".(*)

FHC - Algo sí, y probablemente la gente me va a preguntar. Como usted vio, yo dejé de ser presidente pero no dejé de ser intelectual, digo lo que pienso, con cuidado para no herir susceptibilidad, y sin olvidar nunca de que estoy en el exterior, no me cabe hacer críticas aquí a mi gobierno, pero no dejo de decir lo que pienso.

EC - ¿Cuál es el nudo de su conferencia?

FHC - Va a ser mucho más mostrar la fragmentación que ocurre hoy como consecuencia no solo de visiones políticas, sino de situaciones económicas y sociales. Voy a tratar de hacer un libro, como el que escribí hace 40 años, con Faletto, sobre dependencia y desarrollo en América Latina, y tratar de ver hasta qué punto una perspectiva como aquella todavía puede aclarar algo.

EC - Para terminar, me gustaría si podemos tener su punto de vista sobre esto que ha conmovido tanto a Brasil en las últimas semanas en lo interno, y también con repercusiones fuera, el accidente aéreo en el aeropuerto de Congonhas y todas las derivaciones que ha tenido, la caída del ministro de Defensa, el reclamo de que también se sustituya al titular de Infraero. Usted que fue presidente, ¿cómo analiza este, que no fue el único episodio, porque muy cerca en el tiempo hubo otro muy grave accidente aéreo, distintas dificultades con frecuencia en la operativa de los aeropuertos?

FHC - En primer lugar, la tragedia humana fue tremenda, eso conmovió a todo Brasil, primero el accidente con GOL, ahora con TAM, con una cantidad de muertos. Aunque se puede ver que las causas son distintas (hay causas humanas, causas mecánicas, causas de todo tipo), es indudable que con el hecho de que hubo un enorme crecimiento del transporte aéreo en Brasil y que la institucionalidad no siguió el ritmo de ese crecimiento, de la expansión de la actividad aérea.

EC - Su partido y usted mismo, ¿asumen una cuota de responsabilidad? Los problemas que se dan hoy en el sistema aeroportuario no se generaron hoy ni hace dos años.

FHC - En aquel entonces no había el grado que hay hoy de utilización de los aviones, era más sencillo. Queríamos crear la agencia regulatoria y el Congreso se tomó siete años para aprobarla. Pero ahora lo que se critica es otra cosa, es la injerencia política en el nombramiento de las personas que tienen capacidad de decisión en las agencias que regulan el transporte aéreo. Eso no me cabe, es una cuestión del gobierno actual. Hubo ese problema, y por otro lado quizás una lentitud en tomar decisiones para corregir los problemas que estaban surgiendo. Esas son las criticas fundamentales.

Ahora el presidente Lula, después de diez meses desde que empezó la gran debacle, tomó la decisión de reemplazar al ministro de Defensa. Podía haberlo hecho hace diez meses. Y el nuevo ministro de Defensa fue ministro mío.

EC - Usted lo conoce perfectamente.

FHC - Fue ministro de Justicia y lo nombré a la Corte Suprema también.

EC - ¿Cómo vio el hecho de que aceptara ese cargo?

FHC - Él pertenece a otro partido, el PMDB, mantiene relaciones personales conmigo, me comunicó que iba a aceptar. No me cabe comentar eso, hace mucho que tiene otra visión del proceso político. Tiene su valor, como brasileño vamos a ver si va a resolver ese problema porque lo que está en tela de juicio son las vidas humanas. En ese momento no cabe hacer oposición, cabe hacer una función más constructiva y ver si se logra una solución. Los primeros pasos del ministro fueron como si fuera él el presidente de la República, tomó decisiones. Ojalá eso pueda solucionar el problema, va a llevar un tiempo.

EC - ¿Para usted qué hay que hacer?

FHC - No sé, no soy experto en el tema, hay muchas cuestiones. Primero hay que sacar completamente la injerencia política en las agencias reguladoras, eso no cabe, no tiene sentido, es un error. Algunos piensan que el error está en tener agencias regulatorias, pero no, el error está en no utilizarlas correctamente, nombrando técnicos. Eso va a requerir una discusión muy fuerte y también inversiones para el mejoramiento de la seguridad, de los aeropuertos y una distribución más racional de las líneas. No tengo capacidad técnica para meterme en el tema, puedo hablar de lo político, se demoró en tomar decisiones, y hay que tomar decisiones que estén de acuerdo con la necesidad, o sea, poner gente competente es una cuestión política. Pero los competentes no son los presidentes, son los que van a ser nombrados.

EC - ¿Usted está seguro cuando vuela en Brasil?

FHC - Sí, no se puede exagerar, el presidente Lula dice que no se siente seguro cuando anda en avión.

EC - Por eso le preguntaba.

FHC - Vine leyendo y durmiendo un poco, sin preocupación, porque tampoco hay que crear una situación de pánico. El problema, además del accidente que hubo, es la incomodidad tremenda, porque los horarios no son fijos por la superutilización de algunos aeropuertos y no hay pautas de comunicación, de información. Eso es molesto, pero no puedo decir que me sienta inseguro cuando vuelo.

EC - Por último, hay quienes dicen que usted mantiene intenciones de ser candidato a la presidencia de Brasil en 2010. ¿Qué responde?

FHC - No, después de dejar la presidencia siempre dije que había terminado mi vocación electoral, que podía apoyar a uno u otro en mi partido, pero no sería adecuado que me presentara como candidato. Si no hubiera gente competente en mi partido, con popularidad para ser candidato, sí, pero hay, tenemos exceso de buenos candidatos.

EC - ¿Quién es el candidato?

FHC - Hay varios, están el gobernador de San Pablo, el de Minas, el ex gobernador de San Pablo, hay liderazgos políticos fuertes. No hay ninguna necesidad de que yo ahora, a los 76 años, me ponga otra vez de candidato. Por Dios, déjeme estar un poco más tranquilo.


 

(*) La conferencia es a las 17 horas en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo. La organizan el Consejo Uruguayo para las Relaciones Internacionales y la Fundación Konrad Adenauer.

Documento relacionado:
Presentación del Consejo Uruguayo para las Relaciones Internacionales, organizador de la conferencia de Cardoso en Uruguay

Archivo:
Entrevista de Emiliano Cotelo a Fernando Henrique Cardoso realizada en agosto de 2002

Entrevista de Emiliano Cotelo a Fernando Hernique Cardoso realizada en marzo de 2000

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Edición: Mauricio Erramuspe