Ni de derecha, ni de izquierda. Ni conservadores ni progresistas. Liberales. La Fundación Libertad salió a escena y busca ingresar en el debate. Pablo Montaldo, uno de sus voceros, explicó cómo

Los liberales uruguayos

Los liberales uruguayos

Ni de derecha, ni de izquierda. Ni conservadores ni progresistas. Liberales. La Fundación Libertad salió a escena y busca ingresar en el debate. Pablo Montaldo, uno de sus voceros, explicó algunas propuestas: bajar el gasto público, eliminar las trabas monopólicas que imponen las empresas públicas y derogar las tasas progresionales del impuesto a la renta.

(Emitido a las 9.10)

EMILIANO COTELO:
Reivindican no ser de izquierda ni de derecha. Dicen compartir conceptos de unos y otros. Simplemente, son los liberales de Uruguay.

"Confiar en los mercados, oponerse al intervencionismo estatal, sin duda; pero también apoyar la legalización de la marihuana, la despenalización del aborto y el matrimonio homosexual. Porque ese es el verdadero liberal".

Ayer de noche se presentó el documento "Camino de Libertad. Propuestas para iniciar el camino de la prosperidad", un trabajo del equipo de investigadores de la Fundación Libertad.

Así que esta es una buena oportunidad para preguntarse y preguntarles, por ejemplo, quiénes son y qué piensan los liberales hoy en Uruguay y cómo es ser liberal en Uruguay a principios del Siglo XXI y durante un gobierno del Frente Amplio.

Sobre estos temas vamos a conversar con el presidente de la Fundación Libertad, contador Pablo Montaldo.

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Además de contador público, Montaldo es master en Economía por la Fundación Getulio Vargas de Brasil, se desempeña como asesor financiero y es corredor de bolsa, propietario del cambio Los Ases y columnista en El Observador.

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Contador Montaldo, ¿qué es la Fundación Libertad?

PABLO MONTALDO:
Fundación Libertad es una organización sin fines de lucro que tiene como misión difundir, investigar, informar todas las materias que tienen que ver con la libertad. La libertad, la democracia, el Estado de derecho, la transparencia y la sociedad abierta, en general todos los temas que tienen que ver con la libertad.

EC - ¿Cuándo se creó esta Fundación?

PM - La Fundación se creó en febrero de 2005.

EC - ¿Y qué relación tiene con el Partido Liberal, que participó en las últimas elecciones nacionales?

PM - Todos los que creamos la Fundación Libertad colaboramos o fuimos militantes o simpatizantes del Partido Liberal.

EC - ¿Cómo evalúan aquella experiencia? Porque la votación fue francamente magra.

PM - Mala.

EC - Yo decía "magra" y usted dice "mala".

PM - Sacamos 1.500 votos, reconocemos que no fue buena. Fue una experiencia, había un grupo de gente que se quería sacar las ganas de probar si había liberales en serio en Uruguay y gente dispuesta a votar otra opción que no fueran los partidos habituales. Ese fue el resultado. Quizás un poco porque cuesta que las ideas liberales prendan, quizás porque no se contaba con los recursos necesarios para hacerlas conocer. Pero por las razones que fuera, la votación no nos acompañó.

EC - ¿Entonces la Fundación Libertad es una nueva manera de trabajar?

PM - Es una nueva manera de actuar, de incidir, de dar a conocer las ideas liberales por otra vía que no es la política. Desde que dejamos de militar en política estamos haciendo una actividad civil, tratamos de conectarnos con todos los formadores de opinión para que se conozcan las ideas liberales, lo bueno que tienen y para que se apliquen en los gobiernos que vengan, del signo que sean.

EC - ¿Algunos nombres que integren la Fundación Libertad?

PM - Nombres conocidos, por ejemplo quien en su momento fue el candidato del Partido Liberal, Julio Vera, integra el directorio de la Fundación; Jorge Borlandelli, que fue candidato a intendente en su momento. Y después tenemos muchos simpatizantes, Fundación es un grupo bastante chico pero tiene muchos adherentes, muchos simpatizantes. No tenemos una lista de socios porque no somos una asociación, entonces hay adherentes y hay liberales en general que adhieren a las ideas liberales con los que tenemos contacto normalmente. Por ejemplo, en el evento estaba el doctor Lacalle, que no es miembro de la Fundación pero con quien tenemos algunas ideas en común. Estaba el doctor Pablo da Silveira, que es reconocido liberal, y otros amigos, como Conrado Hughes, cantidad de gente afín que no es miembro de número de la Fundación pero simpatiza con nuestras ideas.

EC - ¿Qué presencia tienen los liberales en el mundo hoy?

PM - Depende de dónde, una cosa es Uruguay, otra cosa es Estados Unidos y otra cosa es Europa, la realidad es bastante distinta. En Uruguay el resultado ya lo conocemos, la votación que tuvo el Partido Liberal fue bastante magra, aunque se puede decir que hay liberales en todos los partidos. Formaciones políticas netamente liberales con presencia en las cámaras hay en Europa, nada más, en casi todos los países hay partidos liberales. Por ejemplo, en el Parlamento Europeo los partidos liberales ocupan el 10% de las bancas, no es gran cosa pero es algo. En las elecciones francesas el candidato liberal salió en tercer lugar, sorprendentemente, porque fue una cosa poco habitual. Liberales que hayan ocupado el gobierno ha habido en Canadá, en Suecia, puntualmente en algunos países. No se da mucho en Estados Unidos, el partido liberal estadounidense, el Libertarian Party es absolutamente minúsculo.

EC - En general en Uruguay hay una tendencia a identificar a quienes se dicen liberales como gente de derecha. ¿Cómo responden ustedes?

PM - Que no somos derecha, ni cerca, totalmente antiderecha. Como también somos anti todo lo que no sea liberal. La derecha es un concepto que técnicamente podríamos asociar con el conservadurismo, y nosotros no somos conservadores, somos liberales. Podemos tener algunos puntos de contacto con la derecha en algunos aspectos, por ejemplo en las libertades económicas, pero en muchos otros aspectos no, en las libertades individuales, en las libertades civiles o sociales no.

EC - ¿Ustedes se desmarcan del neoliberalismo económico?

PM - Nadie sabe muy bien qué es el neoliberalismo económico, no hay teoría sobre neoliberalismo. Para mi gusto hay liberalismo a secas. Hay algunas corrientes liberales, como una que se llama anarco-capitalismo, que es bastante liberal, extremadamente liberal, algunos dicen que eso es el neoliberalismo. Ahí está el hijo de Friedman, por ejemplo. Después hay otros liberales que apoyaron gobiernos no democráticos, como en el caso de Chile, por ejemplo. ¿Esos son los neoliberales...? Nosotros no somos eso.

EC - Hemos ido acercándonos por aproximaciones sucesivas. Ahora corresponde plantear la pregunta: ¿cuál es el concepto de "libertad" que ustedes reivindican?

PM - Es la libertad en el más amplio de los sentidos. A veces se divide la libertad en segmentos con fines metodológicos: libertades políticas, libertades económicas, libertades sociales.

EC - En el documento que presentaron ayer ustedes rechazan esa división del concepto de libertad.

PM - Rechazamos esa idea porque no se puede decir: "Yo soy liberal solo en lo económico, en lo político no".

EC - ¿Por qué no se puede dividir?

PM - Como poder, se puede. Nos parece que no es muy compatible, que un socialdemócrata se diga liberal... podrá ser liberal porque está a favor de libertades individuales básicas, pero cuando vamos a qué rol juega el Estado en la economía empezamos a cercenar libertades, porque el Estado se entromete en la economía más de lo que desearíamos. Puede haber un liberal socialdemócrata, tal vez, pero en realidad no es un liberal completo.

Lo mismo por el otro lado. Un liberal conservador, ¿existen liberales conservadores? Algunos dicen que sí, pero no, gente que permite determinado cercenamiento de algunas libertades, que no está a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, cosas por el estilo, ¿es liberal? No sé, nosotros entendemos que no hay liberales a medias.

EC - Hoy, si ustedes se instalan en Uruguay, ¿dónde se ubican los principales puntos de choque entre la doctrina liberal y el funcionamiento de nuestro país?

PM - El funcionamiento de nuestro país ha oscilado entre corrientes ideológicas que en general, en la mayoría de los tiempos, no fueron el liberalismo. Salvo en algunos momentos del siglo XIX, en el resto de nuestra vida independiente, como en la mayoría de los países del mundo, el liberalismo ha tenido un rol, cumplió un rol en América cuando se fundaron las naciones, cumplió un rol muy importante en Estados Unidos, sobre todo. Los padres fundadores de la patria americana eran todos liberales, grandes liberales, como Jefferson, Madison, cantidad de gente que incluso hizo teoría de liberalismo. Pero después el liberalismo fue quedando por el camino en la medida que vino el Estado de bienestar, que empezó a tener injerencia en la economía y se fueron dejando de lado algunos principios básicos.

Uruguay desde el punto de vista político es un país casi totalmente liberal, tenemos un sistema republicano democrático de gobierno que funciona desde hace unos cuantos años bastante bien, ha funcionado durante toda su historia con pocas interrupciones, no como otros países que han tenido muchas. En ese aspecto estamos bien. Nos faltan otras cosas, en el aspecto económico nos falta avanzar un montón, la economía de estilo batllista está muy arraigada en nuestra sociedad, la presencia del Estado en la economía es muy importante, no solamente a través del gasto público, que es alto, sino también a través de las empresas públicas. Eso ha permeado mucho en la sociedad y sería bueno que diéramos un pasito atrás. Pero esa es la historia del país.

EC - Hablando de temas estrictamente económicos, en el documento que divulgaron ayer señalan que existe una correlación fuerte entre la libertad económica y el PIB per cápita de los países. Además vinculan el grado de libertad de los países con variables que hoy en día son muy importantes para nosotros, como desempleo o inflación. ¿Qué dan esos números? ¿Cuál es el origen de esos estudios?

PM - Hay dos grandes instituciones americanas que se dedican a hacer este tipo de estudios, una es la Fundación Heritage, que es una de las más importantes y otro es el Instituto Frasier. Son dos grandes instituciones liberales, americanas, que elaboran todos los años un índice de libertad económica que acaban de salir. En ambos casos los índice salieron hace poco. Año a año se muestra que hay una correlación positiva entre lo que es liberalismo, libertades económicas y desarrollo económico básicamente.

Podemos decir que los países que tienen una tendencia más hacia el libremercadismo, tienen un PBI en general más alto, hay menos desempleo, hay una menor tasa de inflación. Todo esto lo demuestra tanto el estudio de la Heritage como el de Frasier.

EC - ¿Tienen algunos números para mencionar?

PM – Están los gráficos. No tengo los números concretos acá pero en cuanto al desempleo, el 20% de los países con más libertad económica tiene en promedio un desempleo de 6,6%. Mientras, que el 20% de los países menos libres, el desempleo es en promedio del 18%. Son cifras bastante contundentes. Podríamos dar otros datos concretos como el de inflación. La inflación en general en los países más libres tiende a ser muy baja, del orden del 2%, y en los países menos libres tiende a estar por encima del 10%.

EC - ¿Y cuál es la relación entre una cosa y la otra? ¿Por qué se da ese correlato entre libertad económica y menor desempleo, menor inflación? ¿Cuál es el secreto?

PM – Concretamente en el tema desempleo, hay teorías para explicar esto. No vamos a aburrir a la audiencia con teorías económicas pero –para hacerla fácil- el tema de la libertad, la libertad de empleo, la libertad empresarial, se entiende que favorece la contratación de mano de obra. La posibilidad de contratar y descontratar o despedir trabajadores sin mayores costos, favorece el empleo. De alguna manea eso se traduce en menores tasas de desempleo.

Eso por el lado del empleo. En el caso de la inflación, la libertad favorece la competencia. Y la competencia de alguna manera genera menores precios. No es tan difícil entender por qué mayores grados de libertad favorecen determinadas variables macroeconómicas.

EC – Desde la vereda de enfrente, quienes podríamos llamar de estatistas, suelen recordar que en los años 90, en muchos países, incluso varios de nuestra región, se ensayaron políticas de corte libremercadista que en general fracasaron y que además tuvieron costos muy altos en materia social. ¿Qué contestan ustedes?

PM – A veces se señala a determinadas políticas como libremercadistas pero a veces eran libremercadistas solo a medias. En muchos momentos de la historia del Uruguay se desarrollaron políticas teóricamente libremercadistas pero, por ejemplo, el gasto público nunca dejó de crecer. Entonces, estábamos frente a una liberalización de determinados mercados... Por ejemplo, en la década los 70, concretamente del 74 se ensayaron políticas de corte liberal, se liberalizaron mercados de comercio exterior, de comercio de bienes, el mercado financiero, pero había otras libertades que no estaban presentes.

EC – Está hablando del período de la dictadura, de la gestión de Alejandro Vegh Villegas como ministro de Economía.

PM – Exactamente. Se ensayaron algunas políticas pero parcialmente liberales.

EC - ¿Qué es lo que dice usted? ¿Que había libertad económica pero faltaba la libertad política?

PM – Exactamente. Además, la libertad en materia arancelaria... sí, se bajaron los aranceles pero no fue una cosa... Hoy tenemos aranceles mucho más bajos de los que teníamos incluso después de la reforma de Vegh Villegas. Lo mismo en las décadas de los 80 y de los 90 que también se ensayaron algunas políticas de corte liberal. Y el gasto público siguió creciendo constantemente, el endeudamiento siguió creciendo. La inflación en muchos casos no creció pero eso le costó al país mayor endeudamiento porque el gasto público nunca bajó.

Había ciertas políticas públicas que eran parcialmente liberales. Si se hubieran hecho de repente un poco más liberales el resultado hubiera sido otro.

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EC – En el documento "Camino de Libertad. Propuestas para iniciar el camino de la prosperidad", ustedes señalan: "el requisito más básico para la existencia de un Estado de Derecho, es la promulgación de leyes objetivas y generales de aplicación estricta. Lamentamos señalar que en Uruguay esto no sucede así". ¿En qué se basan para afirmar esto?

PM – El Estado de Derecho es un de los pre-requisitos de la libertad. ¿Qué es el Estado de Derecho? Simplemente es un conjunto de normas preestablecidas, que  pasan los gobiernos y ese conjunto de normas muta pero con bastante lentitud. No es una situación donde cambian los gobiernos y cambian las normas al gusto del gobierno de turno.

Ese es básicamente uno de los grandes pilares de la libertad. Tener un conjunto de normas de aplicación relativamente universal, para todos por igual, que no sean leyes hechas a medida, y que sean aplicables para todo el mundo y venga quien venga en el gobierno. Eso le da previsibilidad a la gente. Va a cambiar el gobierno pero determinadas reglas de juego sabemos que no van a cambiar. El gobierno que venga se va a adaptar a las reglas de juego que fijaron antes quienes estaban en el poder. Quizás se puedan cambiar algunas cosas pero no todo.

EC – Ahora, ¿ese es un problema de este gobierno o es algo característico de Uruguay?

PM – Es un problema general de Latinoamérica. Vienen los gobiernos y pretenden cambiar todo. No es de este gobierno en particular, ha pasado con otros. Viene el gobierno tal, se plantea hacer "la" reforma y reforma códigos, como si no hubiera existido nada, como si no hubiera antecedentes. Ha pasado en Uruguay muchas veces, está pasando ahora pero no quiere decir que no haya pasado antes también. Y está pasando en otros países de América Latina.

EC – Ustedes dicen: "más que leyes, nuestro Parlamento dicta privilegios".

PM – Claro, muchas veces se dictaron leyes con nombre y apellido. Se dictaron leyes para favorecer a la industria tal. Ni qué hablar de la décadas del 50 y 60. Era la ley para los frigoríficos, para el azucar... Eran leyes que de repente tenían el nombre de una empresa particular. La ley para proteger a Funsa... Eso pasó en el país.

EC - ¿No tenemos un Estado de Derecho como tal?

PM – Sí, tenemos un Estado de Derecho. Digamos que podría estar mejor. Las normas podrían durar más, podrían ser mejores y aplicables con mayor justicia y celeridad para todo el mundo por igual.

EC - ¿Qué países ustedes señalan como ejemplo de Estado de Derecho?

PM – Básicamente los países desarrollados, muchos de ellos europeos, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, últimamente Chile también. Son países que se han puesto esto como algo fundamental.

EC – Ustedes en el documento hacen referencia a algo que está bastante de moda en estos días: una reforma constitucional. ¿De qué tipo de reforma hablan ustedes?

PM – Es una idea que se tira ahí. Lo que nosotros querríamos es que la Constitución fuera más simple, volver a una Constitución no como la de 1830 –porque ya está un poco obsoleta, incluso desde el punto de vista de la organización del propio gobierno- pero una Constitución más sencilla, con menos cantidad de normas, nuestra Constitución tiene una cantidad de normas programáticas que no se cumplen ni se pueden cumplir porque son meras expresiones de deseo. No hablamos tanto de la forma de gobierno, de si el gobierno tiene que ser presidencialista o parlamentarista, si tiene que haber o no balotaje. Esos temas no son esenciales a la libertad, hay países liberales donde hay parlamentarismo y países liberales donde hay presidencialismo, hay países liberales donde hay balotaje y países liberales donde no hay balotaje. Eso no es esencial, lo esencial son los primeros capítulos de la Constitución, donde están los derechos, deberes y garantías, que tienen que ser normas que se cumplan, tienen que ser pocas y de cumplimiento efectivo. Y algunas normas para que funcionen mejor el Poder Judicial y el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, que son poderes que garantizan el verdadero cumplimiento de las leyes por el Estado.

EC - ¿Les parece bien la idea de la Alianza Progresista de que se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente?

PM - Si se convoca me voy a presentar para convencional, me gustaría participar para aportar nuestras ideas. Por supuesto.

EC - Ese podría ser un ámbito adecuado para discutir una reforma y plantear ideas como estas.

PM - Sí. Seguramente se va a terminar agrandando, como siempre, la cantidad de artículos de la Constitución. Ojalá que no, que se simplifique y se quiten normas como la reforma del agua o las reformas de las pasividades, que no tienen rango constitucional.

EC - Hablando de reformas, en el documento se refieren a la Reforma Tributaria que entró en vigencia hace muy poco, dicen que "la mayoría de las novedades son negativas y, lo que es peor, la filosofía que inspira la reforma es nefasta". ¿Por qué? ¿Por qué un juicio tan duro?

PM - Gravar la renta de las personas no es lo malo, la renta de los individuos es lo único de lo que se puede extraer impuestos, porque es el valor agregado. Nosotros no teníamos un sistema de imposición directa a la renta, por lo menos no desde el año 74 en adelante, cuando se derogó el viejo impuesto a la renta. Ahora pasamos a la imposición directa a la renta, eso no es ni bueno ni malo, desde mi punto de vista.

EC - El rechazo no es al instrumento impuesto a la renta.

PM - No necesariamente. Lo malo es que tiene tasas progresionales, se grava más a los que producen más. Si el impuesto a la renta tuviera una tasa pareja del 10% o el 15% no tendríamos ningún inconveniente, no estamos en contra de la imposición a la renta. Hay una discusión teórica sobre esto, si es mejor la imposición indirecta a la renta que la directa, algunos dicen que un IVA generalizado a una tasa mediana, no tan alta como la que tenemos, pero que abarque a todos los bienes y servicios es un impuesto a la renta y sería mejor que el que se implantó ahora. Esa es una discusión un poco teórica en la que no queremos entrar. Lo que nos rechina es la progresionalidad de las tasas, que se grave proporcionalmente más al que gana más. Nada más.

EC - ¿Cuál es el problema filosófico en ese sentido?

PM - Que se castiga al más eficiente en la sociedad, al que produce más, al que gana más, al que produce más para la sociedad se lo grava con una tasa marginal de 25% y al que produce poco se lo grava con una tasa del 10%.

EC - ¿Es necesariamente gravar más al más eficiente, o es gravar más quizás también al que tuvo mejores condiciones en la vida y pudo avanzar en una determinada dirección, mientras que otros, por su origen, por el tipo de educación que tuvieron, no pueden llegar a ese tipo de rendimiento?

PM - Esa es una valoración en la que no queremos entrar. Objetivamente el que gana más aporta más a la sociedad, una empresa que tiene utilidades más altas genera un mayor valor agregado para la sociedad. Es un tema matemático, cualquier economista lo puede demostrar. El que gana más aporta más a la sociedad, porque lo que gana se termina volcando más tarde o más temprano vía consumo o vía ahorro. El que gana más por la razón que sea, ya sea porque tuvo suerte en la vida, porque se rompió trabajando o por otras razones; es un tema que no importa demasiado a los efectos de la imposición. Simplemente, el que gana más produce más para la sociedad y es castigado.

EC - ¿No tienen en cuenta la necesidad de hacer redistribución?

PM - Podría haber necesidad, pero no a través de la imposición sino a través del gasto.

EC - Hablando del gasto, para un liberal uno de los peores pecados es el sobredimensionamiento de las estructuras del Estado, el exceso de burocracia, etcétera. En ese sentido, el documento dice: "El costo del Estado presenta uno de los mayores problemas en la actualidad para el desarrollo de la economía nacional", y hacen una serie de propuestas. ¿Podemos mencionarlas en titulares? ¿Cuáles son las propuestas para el Estado de nuestro país?

PM - El costo del Estado directamente, si uno mira el gasto público sobre PBI no es muy importante en Uruguay, debe andar en el 28%, con los gastos que se están haciendo ahora seguramente va a ir a más del 29% el año que viene, pero no es nada del otro mundo con respecto a parámetros internacionales. Pero ese es el gasto directo del Estado. Tenemos que tener en cuenta también (hay estudios que tratan de estimarlo) el gasto que se hace a través de las empresas públicas, el gasto que paga la sociedad en impuestos encubiertos y en las ineficiencias. Ahí es donde vemos que el peso del Estado es más que en el gasto directo en sí, la traba que significan las empresas públicas para la actividad económica. No vamos a mencionar el caso de los combustibles, el costo de la energía, el costo de las llamadas telefónicas, si bien ahora se ha ido abaratando por la competencia, los seguros en su momento, antes de la desmonopolización. Todas esas cosas son trabas, son costos que la sociedad le ha ido agregando por distintas razones históricas al funcionamiento de la economía. Y son pesos que deberíamos sacarnos de encima.

EC - ¿Por ejemplo? ¿Cómo?

PM - Por ejemplo desmonopolizando, podemos desmonopolizar perfectamente los combustibles y permitir la libre importación. Ancap tiene algunos reparos a eso, dice que los importadores le van a hacer competencia desleal importando solo los combustibles rentables y le van a dejar los que no son rentables. Es un problema que tenemos desde la creación de la Ley de Ancap. Ancap ahora ha ido haciendo cosas, compró estaciones de distribución para que el día que pase eso poder soportar los costos de los combustibles menos rentables. Tenemos que llegar a eso un día, que Ancap se arme y se libere la importación.

Ahora se liberó la importación de pollo. ¿Por qué? Tenemos un subsidio a los polleros, no es un costo directo del Estado pero es una traba y es un encarecimiento de la vida de todos los uruguayos.

EC - Para terminar, ustedes mismos en las conclusiones del trabajo dudan de si es factible que el sistema político sea permeable a este tipo de planteos. Plantean la pregunta y se responden con bastante escepticismo. ¿Entonces? ¿Cuál es el papel que pretenden jugar? ¿Cómo se colocan en el debate en la sociedad uruguaya?

PM - Haciendo lo que estamos haciendo. Hablar aquí es uno de los ejemplos de la cosas que queremos hacer, poner estas ideas sobre la mesa, en mis columnas trato de poner algunas ideas sobre la mesa. Y que alguien las tome, alguien en el sistema político, alguien del sector empresarial las tome y las discuta, y quizás algunas lleguen a plasmarse en normas, en cambios. Ojalá, esa es nuestra función.

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Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Pablo Melgar