De la frustración del secuestro a canciller colombiano
El 31 de diciembre de 2006 se escapó tras seis años de secuestro a manos de las FARC. En febrero, fue nombrado canciller colombiano. Fernando Araújo definió el cautiverio como "una frustración permanente" pero dice que no guarda rencor personal. En el plano institucional, destaca que "a las FARC les va a representar mucho sufrimiento mantenerse en esa actitud de terrorismo en contra de Colombia".
(Emitido a las 9.06)
ANDRÉS GIL:
Los primeros días de este año 2007 lo encontraron arrastrándose por la selva colombiana escapando de un campamento de las FARC. Después de seis años de cautiverio y una fuga cinematográfica, hoy dirige la política exterior de su país, Colombia.
Estoy hablando del ingeniero Fernando Araújo Perdomo, ministro de Relaciones Exteriores colombiano desde el pasado 19 de febrero. Por estas horas se encuentra de visita oficial en nuestro país, por lo que entendimos que era una muy buena oportunidad para conversar con él para saber cómo fueron esos años en manos del principal grupo guerrillero de Colombia, pero también para saber cómo es ser canciller de un país que mantiene como uno de sus principales temas en la agenda, justamente, el accionar de las FARC y su relación con el gobierno.
Sobre esos y otros temas, sobre la inserción internacional de Colombia, el diálogo es con el canciller colombiano, Fernando Araújo Perdomo.
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Canciller Araújo, antes de entrar en temas de política internacional, sería importante que los uruguayos supiéramos un poco más de su vida, por lo menos de su vida en los últimos años. Usted fue ministro de Desarrollo durante la presidencia de Andrés Pastrana, entre 1998 y 2000, en diciembre de 2000 fue secuestrado por las FARC en Cartagena y permaneció en cautiverio durante seis años, hasta que en los primeros días de este 2007 logró escapar en medio de una operación militar del ejército colombiano en el departamento de Bolívar, al norte del país. ¿En qué condiciones fue capturado y por qué?
FERNANDO ARAÚJO PERDOMO:
Fui secuestrado por las FARC el 4 de diciembre del año 2000, después de haber terminado una sesión de trote por las calles de Cartagena. Cuando iba caminando hacia mi casa un comando de esa organización terrorista, que me había estado siguiendo sin que yo me diera cuenta, me secuestró, me sacó de Cartagena y me entregó al Frente 37 de las FARC, que me mantuvo secuestrado durante seis años con el propósito de incluirme en una lista de personalidades colombianas y de oficiales y suboficiales de las fuerzas militares y la policía para presionar al gobierno a soltar a guerrilleros que están presos en las cárceles colombianas por los delitos que han cometido en contra de la sociedad.
AG - Supongo que tiene muchísimo para contar de esa experiencia, pero ¿cómo definiría en pocas palabras esos seis años de cautiverio?
FAP - El secuestro es una experiencia de enorme frustración. Es una frustración continua, permanente.
AG - ¿En qué sentido la frustración?
FAP - En el sentido de que uno no está en capacidad de realizar las cosas que desea hacer en ninguno de los campos de la actividad vital, ni en el campo familiar, ni en el campo de las relaciones humanas, ni el campo académico. Permanentemente tiene que estar frustrando los deseos, no hay espacio para ejercer la voluntad individual.
AG - De todos modos, ¿cómo lo trataron? ¿Cómo era la atención que recibía de este grupo 37 de las FARC?
FAP - El solo hecho de estar secuestrado es un maltrato inhumano y es una afrenta permanente contra la dignidad de las personas. En el trato cotidiano, en la relación personal no fui maltratado específicamente, más allá del maltrato psicológico que significa tenerlo a uno secuestrado durante seis años y 27 días.
AG - Yo decía que usted se escapó el 31 de diciembre de 2006. ¿Es correcta la fecha? ¿Ahí comenzó el operativo del ejército en contra de las tropas de las FARC?
FAP - Sí, el 31 de diciembre alrededor de las 10 de la mañana, en una operación conjunta de la Infantería de Marina, de la Armada Nacional, por un lado, por otro lado el Ejército y por otro lado la Fuerza Aérea, llegaron al campamento donde yo estaba, con el propósito de rescatarme. En medio de los combates que se produjeron aproveché la distracción mínima de mis vigilantes y logré escaparme, arrastrándome inicialmente y luego corriendo y caminando por todo el territorio donde estuve.
AG - ¿Cómo logró escapar? En Colombia se discute mucho sobre este tipo de operativos de rescate, en la medida que la reacción de las FARC ante estas situaciones límite en las cuales se siente arrinconada suele ser lisa y llanamente asesinar a la persona secuestrada.
FAP - Yo era consciente de que me iban a asesinar en caso de que se produjera una operación en la que ellos pensaran que me iban a perder. En los seis años de secuestro estuve en medio de muchas operaciones militares, pero en ninguna las tropas llegaron tan cerca de mí como el 31 de diciembre. Cuando noté que los helicópteros que transportaban a las tropas llegaron al campamento, me di cuenta de que la operación de rescate era inminente y que el peligro de que intentaran asesinarme los guerrilleros era cierto. Por eso, en el primer instante, apenas escuché los primeros disparos, me tiré al suelo y comencé a arrastrarme para escapar. Creo que esa decisión me salvó la vida, porque no permitió que mis vigilantes intentaran asesinarme porque inmediatamente me perdieron de vista.
AG - Usted tenía un plan en la cabeza.
FAP - Yo tenía un plan, cómo no, había meditado muchas veces. Además consideraba que era mi compromiso moral escaparme, y cada vez que me trasladaban de campamento miraba qué posibilidades tenía de escapar, qué rutas había, cómo lo podía hacer. Siempre tenía un plan para aprovechar la oportunidad, en caso de que se me presentara, que no sabía cuál podría ser.
AG - ¿Imaginaba que después de seis años en cautiverio, y muy poco tiempo después de su liberación, iba a asumir la Cancillería del país? Porque usted se libera en los primeros días de enero de este año y el 19 de febrero ya asume como canciller.
FAP - No, el 19 de febrero se conoce públicamente la noticia de que el presidente me va a designar como canciller, pero comencé a ejercer el cargo el 28 de febrero, dos meses después de mi fuga.
AG - ¿Se lo imaginaba?
FAP - No, nunca me lo imaginé, incluso pensé durante los seis años de secuestro qué actividades quería realizar a mi salida, hice una lista de 40 actividades como la lectura, escuchar música, aprender idiomas, temas de trabajo, pero ninguno de los 40 temas que anoté era realizar actividades políticas. De manera que nunca me imaginé que volvería a la política, y mucho menos que sería canciller.
AG - ¿Entiende que su nombramiento está relacionado con el hecho de haber vivido en carne propia el accionar de las FARC? Usted es el canciller, pero también es un embajador de la causa de la lucha contra las FARC.
FAP - Entiendo que el presidente Uribe para tomar la decisión de designarme como canciller evaluó mis antecedentes, mi experiencia pasada como ministro, el conocimiento de mi familia, el conocimiento directo de mí y, por supuesto, mi experiencia en los seis años de secuestro, que me permite explicar ante la opinión pública nacional e internacional la realidad del drama del secuestro en Colombia, contarles a todas las personas cómo funcionan estos grupos terroristas internamente, cuál es su motivación, cómo operan, cómo adiestran a sus incautos reclutas y todo el proceder que ejecutan en contra de la sociedad colombiana.
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AG - La semana pasada no fue una semana cualquiera para usted, porque las FARC reconocieron en un comunicado la muerte en combate del jefe guerrillero del Frente 37 y algunos otros integrantes de las FARC que tuvieron a su cargo su custodia durante esos seis años. ¿Qué sintió al conocer la noticia?
FAP - Yo conocía que se estaba haciendo una operación militar que buscaba desmantelar al Frente 37 de las FARC, que ha hecho mucho daño. Cuando conocí la noticia de la muerte de Martín Caballero y del grupo que lo acompañaba sentí que desaparecía una amenaza contra los pobladores de esa región del país y contra la seguridad de toda la costa colombiana. Me causó una sensación de alivio, porque este grupo, y especialmente Martín Caballero, hicieron un daño tremendo en contra de toda la población.
AG - Pero al margen de que constituye un punto a favor de la política de mano dura de la administración Uribe, que de hecho ha sido cuestionada, porque en varios años de gestión no había dado con los cabecillas de las FARC, ¿lo sintió especialmente importante por una cuestión personal?
FAP - No, de ninguna manera. No soy una persona rencorosa, no guardo sentimientos negativos frente a mi experiencia del secuestro. Aquí lo que hay que revisar es la parte institucional, en primer lugar el hecho de que las fuerzas militares tienen un ejército cada vez más contundente en contra de estas estructuras terroristas, que ayuda a revisar el concepto de que las FARC se consideran invencibles, lo cual no es cierto. Reciben golpes cada vez más contundentes, recientemente se dio de baja a un guerrillero muy importante dentro de esa organización, conocido con el alias de Negro Acacio, que era el encargado de todo el manejo del negocio del narcotráfico de las FARC. La baja de Martín Caballero y de su grupo de seguridad directo también es muy importante porque demuestra que esos jefes guerrilleros sí se pueden derrotar y que a las FARC les va a representar mucho sufrimiento mantenerse en esa actitud de terrorismo en contra de Colombia. Quizás sea el momento de que hagan una reflexión en cuanto a la conveniencia de aceptar los ofrecimientos del gobierno del presidente Uribe de hacer parte de un proceso de paz y reinsertarse en la sociedad colombiana.
AG - En la búsqueda de un acuerdo de paz, este año el presidente venezolano, Hugo Chávez, ofreció sus oficios para llevar adelante la negociación con las FARC para la liberación de una cantidad importante de personas que permanecen secuestradas, entre ellas la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt. ¿Cómo ve esa mediación?
FAP - Aclaremos que no se trata de una mediación para un proceso de paz, sino del respaldo del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, a las gestiones de facilitación que adelanta la senadora colombiana Pilar Córdoba específicamente para lograr la libertad de un grupo de 47 colombianos secuestrados desde hace muchos años y que las FARC han dicho que solo van a devolver si el gobierno colombiano acepta poner en libertad a algunos guerrilleros que están presos.
AG - La senadora colombiana Pilar Córdoba es opositora al gobierno de Álvaro Uribe, pero está avalada por el presidente para gestionar un canje humanitario con los guerrilleros.
FAP - Exactamente. Esperamos que estas gestiones permitan crear las condiciones para que el gobierno colombiano, especialmente nuestro alto comisionado para la Paz, el doctor Ricardo Restrepo, se reúna con algún representante de las FARC y discutan las condiciones para que se produzca la liberación de todos esos colombianos secuestrados.
AG - ¿No hay un riesgo implícito en ceder una participación en las negociaciones a un presidente de otro país, además con todo lo que significa la figura de Hugo Chávez, en un tema que le duele tanto a Colombia?
FAP - Es importante aclarar que no se trata de que el presidente Chávez vaya a hacer unas negociaciones en nombre del gobierno colombiano, sino que va a trabajar para que un representante del gobierno colombiano, un representante directo del presidente Uribe, nuestro alto comisionado para la Paz, se reúna con algún representante de las FARC para discutir las condiciones para que se produzca la liberación de todos los secuestrados. Tenemos excelentes relaciones con Venezuela, el presidente Chávez se ha mostrado siempre amigo de Colombia, ha apoyado siempre las iniciativas que el presidente Uribe le ha solicitado. En esta búsqueda de la paz, por ejemplo, ha facilitado medios para que guerrilleros del ELN se reúnan con el comisionado de la Paz en Cuba, ha hecho siempre las gestiones que el presidente Uribe le ha solicitado. Y en esa misma línea recibimos con beneplácito las acciones del presidente Chávez para lograr ese acercamiento de un funcionario del gobierno colombiano y unos representantes de las FARC.
AG - ¿Es el mismo proceso de negociación en el cual está involucrado el llamado canciller de las FARC, Rodrigo Granda, que fue excarcelado en junio de este año por el gobierno colombiano para incorporarlo a una eventual mediación entre las FARC y el gobierno?
FAP - Más allá del comentario que ya hice en cuanto al beneplácito del gobierno colombiano frente a la labor de facilitación del presidente Chávez, no quisiera hacer ningún otro tipo de comentario, porque hay un convenio de discreción y confidencialidad entre el presidente Uribe y el presidente Chávez para facilitar los procesos que buscan este acercamiento. Cualquier comentario que haga cualquier funcionario del gobierno colombiano podría ser interpretado de una forma equivocada por cualquier segmento de la opinión pública, y eso en lugar de contribuir a que el proceso prospere puede causar dificultades, de manera que no hago comentarios particulares sobre ningún detalle del proceso.
AG - A propósito del caso concreto de Ingrid Betancourt, ¿no cree que la participación de Francia y la proyección internacional es un punto a favor de las FARC, en la medida que aumenta el valor de cambio de la ex candidata a la Presidencia de Colombia?
FAP - No creo que la comunidad internacional sea tan ingenua de darle beneficios políticos a un grupo terrorista que basa su accionar en secuestrar a colombianos. De manera que no creo que las FARC tengan nada que ganar, sino que hay que destacar que acude a condiciones de violencia, a secuestrar a personas, a mantener a los secuestrados en condiciones indescriptibles. Ahí no hay ventajas políticas a obtener. Es una concepción equivocada, estas organizaciones creen que el hecho de aparecer en las noticias o que sus acciones delincuenciales sean comentadas en medios internacionales les da un espacio político, cuando realmente muestra que su condición de terroristas sigue vigente. La comunidad internacional no va a aceptar que este tipo de organizaciones tengan un espacio político real en la actualidad.
AG - Usted entiende que la participación de Francia ha sido beneficiosa para los intereses del gobierno colombiano.
FAP - Lo que puedo comentar sobre la participación de Francia es que consideramos que tiene un interés que se sustenta en el hecho de que Ingrid Betancourt tiene la doble nacionalidad, colombiana y francesa, porque estuvo casada con un ciudadano francés, obtuvo la nacionalidad francesa y sus hijos nacieron en Francia. De manera que ahí hay un interés legítimo del gobierno francés de hacer un seguimiento de las condiciones en que se encuentra Ingrid Betancourt. Yo me hago la reflexión de que si hubiera un colombiano secuestrado en Francia tendría la obligación como canciller de Colombia de conversar con el gobierno francés para ver qué gestiones se hacen para tener su liberación. De manera que encontramos legítimo ese interés francés y lo recibimos sin ningún tipo de prevenciones.
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AG - En los últimos tiempos Colombia ha buscado ampliar sus horizontes comerciales, está esperando que el parlamento de Estados Unidos apruebe el TLC entre los dos países, algo que viene un tanto demorado, entre otras cosas porque es resistido por la mayoría demócrata que ahora domina el Congreso. Por otro lado, está impulsando un tratado entre la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y la Unión Europea. ¿La apertura comercial es una de las piedras angulares de la estrategia general de la administración Uribe?
FAP - Sí, Colombia tiene un escenario internacional muy importante y en la medida que logremos ampliar nuestras fronteras comerciales vamos a tener más oportunidad para generar empleo, para que se creen nuevas empresas, para que se amplíe la inversión en Colombia y de esta manera lograr un mejor estándar de vida para todos nuestros connacionales.
AG - ¿En qué punto está el TLC entre Estados Unidos y Colombia? Las últimas noticias no son alentadoras, la cosa parece un poco fría.
FAP - Comenzamos a negociar el TLC con Estados Unidos al tiempo con Ecuador y con Perú, luego Ecuador decidió suspender esas negociaciones, y en cambio Perú decidió acelerarlas, de manera que el gobierno peruano firmó el convenio de libre comercio con Estados Unidos antes que Colombia. Por esa razón ese convenio está siendo estudiado en el Congreso estadounidense, y el nuestro hace cola detrás. La semana anterior el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes aprobó por unanimidad el TLC con Perú y esperamos que esta semana lo discuta la plenaria de la Cámara de Representantes y luego pase al Senado. Desafortunadamente, el Congreso de Estados Unidos ha convenido un receso a partir del 16 de noviembre, lo cual nos hace pensar que ya no habrá espacio este año para estudiar el TLC de Colombia. Pero tenemos confianza en que en los primeros meses del año entrante se haga esa revisión y sea aprobado.
AG - Ha trascendido que en Estados Unidos hay cuestionamientos a propósito del clima laboral en Colombia, sobre las garantías a los sindicalistas; de hecho este fin de semana comenzó una visita de autoridades del gobierno, que incluye a siete congresistas de Estados Unidos, para tomar la temperatura de esta situación en Colombia. ¿Qué es lo que preocupa a Estados Unidos?
FAP - Eso es parte del debate, ha sido fomentado por la oposición en Colombia. Como fueron derrotados en el debate interno en el Congreso colombiano, pretenden trasladar el debate al Congreso estadounidense, y han presentado algunas quejas con relación al asesinato de algunos sindicalistas en Colombia. Nosotros les hemos explicado a los americanos que esos asesinatos no están relacionados con su actividad sindical, sino que son producto de un clima difícil de violencia que ha existido en Colombia, que estamos mejorando, en muchos casos gracias a la colaboración que recibimos de los propios americanos a través del Plan Colombia, que seguimos empeñados en ese proceso y que la realidad colombiana está mejorando contundentemente en los últimos años. En su visita, los congresistas americanos buscan constatar en el campo la realidad colombiana. Estos siete congresistas que están en este momento se suman a una serie de visitas que se han venido realizando, propiciadas por nuestro gobierno, y que buscan que el Congreso americano conozca de primera mano la realidad colombiana para tener suficientes elementos de juicio a la hora de votar el TLC. Estamos convencidos de que estas visitas generan un sentimiento a favor de Colombia y las fomentamos con todo entusiasmo.
AG - Colombia tiene otros frentes abiertos, en los últimos días el presidente Uribe pidió acelerar las negociaciones entre la CAN, que Colombia integra junto con Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, y la Unión Europea. ¿Es un camino alternativo al TLC con Estados Unidos?
FAP - No, es un camino complementario. Nosotros firmamos recientemente un TLC con Chile, firmamos un TLC con Honduras, El Salvador y Guatemala, estamos negociando un TLC con países europeos que no hacen parte de la Unión Europea en materia comercial, como Suiza, Islandia, Noruega y Liechtenstein, y con la Unión Europea estamos en el proceso de negociar un tratado de asociación junto con los otros países de la CAN. Es parte de la estrategia Colombia. En el futuro iremos también a buscar acuerdos con países de Asia y seguiremos fomentado acuerdos de integración comercial con todos los países latinoamericanos, especialmente a través del Mercosur, y los procesos de integración a través de ALADI.
AG - El pedido del presidente Uribe de acelerar las negociaciones, ¿es un mensaje para un país como Bolivia, que en los últimos tiempos se ha mostrado reticente a avanzar en el campo de las negociaciones con Europa?
FAP - No, es un mensaje para nuestros propios negociadores y para los negociadores de la Unión Europea, para que conozcan directamente del presidente Uribe cuál es el interés de Colombia y cómo estamos comprometidos con todos estos procesos, no solo de integración sino también de liberalización del comercio, y de que haya flujos comerciales cada vez más pronunciados entre Colombia y todos los países del mundo. Respetamos las asimetrías que tenemos en el seno de la CAN, hemos estado conversando con los hermanos bolivianos para construir escenarios que sean beneficiosos para Colombia y al mismo tiempo para Bolivia.
AG - Allanar el camino para que Bolivia termine de alinearse con este proyecto.
FAP - Bolivia tiene una serie de intereses distintos de los de Colombia, que respetamos. Por ejemplo, Bolivia en este momento tiene algunas restricciones en materia de negociación sobre compras estatales, en materia de negociaciones para propiedad intelectual y en materia de negociaciones sobre servicios. Respetamos la voluntad soberana de Bolivia, pero queremos construir los escenarios donde se puedan atender los intereses colombianos y simultáneamente preservar los intereses bolivianos.
AG - Insisto porque la CAN se estremeció en estas últimas semanas con este tema, por ejemplo con rumores o versiones a propósito de que Perú estaría pensando en una negociación bilateral con la Unión Europea, por los problemas que tiene la CAN para lograr un consenso en ese sentido.
FAP - Queremos mantener todas las opciones abiertas. Colombia y Perú tenemos una posición mucho más abierta frente a estos temas de libre comercio, ambos países hemos negociado un TLC con Estados Unidos; no así Ecuador ni Bolivia, pero respetamos la voluntad soberana de nuestros socios, queremos construir escenarios donde quepamos todos, cada cual en defensa de sus intereses y de las visiones que tenemos en cuanto al campo comercial.
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Edición: Mauricio Erramuspe