Rodeado de una discreta custodia, más distendido pero con cara que evidenciaba preocupación, el primer mandatario dedicó dos horas y media de su mañana a caminar y subir el cerro San Cristóbal, a más de 700 pies sobre el nivel del mar. "Por el momento no hay novedades ni comentarios para hacer", fueron sus escuetas palabras al regresar de su jornada deportiva a Índice 810

Mientras el mandatario estaba ausente, llegaron con sirena abierta y rodeados de una custodia importante el rey Juan Carlos y el presidente José Luis Rodríguez Zapatero quienes al ser abordados por El Espectador prefirieron también guardar silencio.

La tensión se palpa en el ambiente, España presiona para no dejar mal parado al rey y Uruguay evidencia malestar porque se le quiere atribuir cualquier fracaso a un entendimiento luego de las declaraciones del presidente Vázquez en Carrasco previo a su llegada a Chile.
Declaraciones que por otra parte a nadie pueden sorprender porque el mandatario ha mantenido un clara posición desde el comienzo del diferendo: "con los puentes cortados no se firma nada ni se negocia"

Según pudo saber Índice 810 ya no hay ni siquiera esperanzas de un documento de segunda línea donde se hable del cuidado al medio ambiente y el Río Uruguay debido a que el mandatario fue claro en que no se firma nada.

La clave es encontrar, y en eso se está, una declaración de buenos oficios agradeciendo a España y comprometiéndose a buscar caminos de entendimiento bilateral dejando al rey fuera de las instancias venideras y permitiendo que el monarca salga lo menos lastimado posible de una facilitación en la que no logró avances.

El diálogo parece de sordos, Uruguay insiste con el levantamiento de los cortes y desde Argentina se afirma que el problema es Botnia.

En ese punto se está desde hace casi tres años.

El presidente Néstor Kirchner el único invitado que falta en la negociación llega esta tarde junto a su esposa Cristina Fernández quien tiene en agenda una actividad con la presidenta Michelle Bachelet y partirá antes que su esposo a Argentina, con lo cual se diluye también alguna posibilidad cierta de reunión con Vázquez, más allá de algún saludo formal.
Las cartas están echadas y sólo habrá que esperar y cruzar los dedos por un  acuerdo en el que nadie pone esperanzas de ningún tipo.