(Emitido a las 8.53)

JOSÉ IRAZÁBAL:
Algunos de los mensajes que han llegado esta mañana.

"Estoy trabajando en el predio de Botnia y ahora sí se ve funcionar a pleno, sale humo por todas las chimeneas".

Rafael, de Pocitos: "Me alegro, porque por primera vez damos muestras de no dejarnos pasar más por arriba por nuestros ‘hermanos’ argentinos".

J, de la Mondiola: "No somos provincia. Si la planta se hubiera instalado en Argentina y nosotros protestáramos, ¿a ellos les importaría nuestra opinión? Argentina nos trata como súbditos, hay que celebrar este acto soberano".

Silvia, de Maldonado: "Si hay algo que han tenido el gobierno y los uruguayos es paciencia. Mercedes vive tensión también, casi somos uno con Fray Bentos".

"Empezó a funcionar Botnia. ¡Viva Uruguay!, ¡fuera el imperialismo porteño!"

Alberto, de Las Piedras: "Buen día, y ahora a no consumir nada de nada de Argentina".

"Qué lamentable el nacionalismo enfermizo que crearon en la gente. No olviden que la primera agresión fue la de Uruguay al violar el tratado."

Milka, de Minas: "Gloria, libertad, libertad, orientales".

"¿Intereses orientales una fábrica finlandesa? ¡Pobre Artigas!"

ANDRÉS GIL:
Para ver cómo se ve el paso dado anoche con relación a la planta de Botnia, estamos en diálogo con uno de los protagonistas, el ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, arquitecto Mariano Arana.

***

Ministro Arana...

MARIANO ARANA:
Primero que nada, uno de los mails me sorprendió y quiero hacer una reflexión. ¿Que no es un gesto de afirmación nacional el hecho de que se le dé, después de largos procesos analíticos serenamente llevados a cabo por nuestra gente, una afirmación nacional por el hecho de ser una planta finlandesa? ¿Opinaría lo mismo el oyente sobre el Frigorífico Anglo, que tan fuertemente caracterizó la nacionalidad uruguaya en todo el mundo y que originariamente fue alemán y luego inglés? Todo el mundo lo identifica como una forma del desarrollo nacional importantísima. Si no, que consulte a la gente de Fray Bentos, la de ayer y la de hoy.

JI - ¿Por qué el presidente Vázquez resolvió ayer de tardecita firmar el permiso para Botnia, cuando la cumbre todavía no había terminado y se había dado a entender que se iba a firmar el permiso para que comenzara a funcionar recién la próxima semana?

MA - Aventuro una explicación que seguramente es compartible por todos nosotros. En un gesto de flexibilidad, de tolerancia y de serenidad que han tenido la cancillería y la propia Presidencia, se aceptó la solicitud del facilitador confiando en que habría una variante en las conversaciones de ayer. Evidentemente las condiciones no variaron y el gobierno siempre sostuvo –el presidente en particular fue muy enfático en hacerlo, lo mismo que el canciller– que no se puede entrar en una conversación, y mucho menos lograr un entendimiento, cuando de una parte se está bloqueando a un país limítrofe con gestos absolutamente ilegítimos por contrarios a derecho. De manera que, más allá de ese gesto de tolerancia que algunos compatriotas cuestionaron, el gobierno en forma consecuente decidió, en un acto soberano, como corresponde, habiéndose cumplido absolutamente todos los muy prolongados pasos que desde el punto de vista técnico y científico llevaron a cabo nuestros funcionarios, refrendar a través de la autorización ambiental de operación lo que correspondía.

JI - ¿Cuál fue la tranca que llevó al presidente Vázquez a decir anoche "esto no da para más, no da para seguir conversando, habilitemos ya el permiso de Botnia, dimos el tiempo que se podía dar como para buscar una salida"? ¿El gobierno argentino dice que hay que relocalizar Botnia, o no está dispuesto a hacer nada para levantar el piquete?

MA - Prefiero mantenerme estrictamente dentro de los ámbitos que corresponden a nuestra competencia y responsabilidad. No quiero otorgar intencionalidades a nadie, pero sí quiero señalar la conducta ya no de nuestro gobierno sino de nuestro país de defender en los ámbitos democráticos establecidos que no solamente acatamos la Constitución y la ley sino que las hacemos respetar por nuestros compatriotas, como corresponde. Todos tenemos derechos y también obligaciones. Y así seguiremos actuando, con esta empresa y cualquier otra.

Obviamente no terminan con esta firma las actuaciones del gobierno y particularmente de nuestro ministerio. Ahora comienza, inmediatamente –los técnicos ya están advertidos–, una tarea tanto o más importante que la que hasta ahora se llevó a cabo, que es el control, el seguimiento, el monitoreo, que ojalá podamos hacer junto con los técnicos argentinos que el gobierno de ese país nomine para darles las máximas garantías absolutamente a todos.

AG - ¿Ya está confirmado si la inauguración oficial se hace el lunes 12?

MA - No tengo la más pálida idea. Hemos cumplido con lo que corresponde a nuestra cartera y al ámbito público, autorizada como fue la planta a funcionar, eso depende de las decisiones de la propia empresa.

AG - Usted va a concurrir, por supuesto.

MA - Ni siquiera sé cuándo comienza, si estaremos en condiciones de hacerlo. Tenemos una cantidad de compromisos en todo el territorio nacional. Se verá en el correr de los días, no hay que apresurarse.

JI - ¿Qué seguimiento puede hacer la gente común y corriente de lo que pase en la planta? ¿Los datos del seguimiento van a estar en alguna página en internet?

MA - Es probable que en tiempo real, de acuerdo con la alta tecnología de esta empresa –como de muchas otras que están procesando rápidamente sus distintos productos en el país–, se puedan tener todos los parámetros en materia de emisiones a la atmósfera y al curso hídrico. Hace unos cinco meses, por lo menos, con la presencia del señor canciller, el señor intendente de Río Negro, de nuestra directora de Medio Ambiente, de representantes sindicales, de organizaciones empresariales de Río Negro y de organizaciones no gubernamentales de carácter ambientalista locales pusimos en funcionamiento la Comisión de Seguimiento, que ahora tendrá multiplicadas sus responsabilidades. Recordemos que en esta Comisión de Seguimiento dejamos sin llenar dos o tres lugares para que, si así lo desea el gobierno argentino, puedan integrarse científicos del país limítrofe.

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Edición: Mauricio Erramuspe