En Chile, Argentina siguió pidiendo la relocalización
Tras la Cumbre de Chile, el canciller Reinaldo Gargano explicó hoy algunos de los factores que llevaron a la ausencia de cualquier acuerdo con Argentina. "Se hicieron cuatro reuniones y no se avanzó un palmo. En tanto, Argentina siguió planteando, después de que la planta estaba construida, su relocalización como condición", contó el canciller. Valoró la actitud del presidente Vázquez de posponer la habilitación a Botnia por unos días y explicó: "ante el fracaso notorio y la actitud clara de no querer ningún arreglo de nada, ninguna búsqueda de solución o apaciguamiento, resolvió ejecutar una decisión que ya estaba adoptada desde hacía ocho días".
(Emitido a las 7.34)
ANDRÉS GIL:
Claramente, el pasado no fue un fin de semana cualquiera. Si bien la atención estuvo centrada en las movilizaciones en Gualeguaychú, sobre el Río Uruguay y en el propio puente internacional Fray Bentos Puerto Unzué, es evidente que la tensión se extendió a todo el país.
JOSÉ IRAZÁBAL:
Entre otras cosas, porque fue un fin de semana de fronteras cerradas en el litoral, por decisión del gobierno uruguayo, y con los tres puentes bloqueados del lado argentino por los activistas.
AG - Y porque los sucesos de Chile de entre jueves y viernes dejaron el clima bastante enrarecido, muy tirante, entre los gobiernos de Argentina y Uruguay, y personalmente, todo indica, entre el presidente Tabaré Vázquez y su par argentino, Néstor Kirchner.
JI - Los distintos medios de prensa de Argentina y Uruguay dedicaron mucho espacio a este conflicto en el fin de semana. Con distintos enfoques, matices, en función del medio y del periodista a cargo del tema, pero todos dejan en claro que atravesamos uno de los peores momentos, si no el peor, en la relación entre los dos países.
Simplemente, a modo de ejemplo, para ampliar un poco cómo cayó en el gobierno argentino la decisión del presidente Vázquez de autorizar a Botnia a comenzar a producir, vamos a repasar una nota publicada el sábado en el diario La Nación de Argentina, escrita por el enviado a Chile, Lucas Colonna.
AG - La nota incluye manifestaciones muy duras de altos funcionarios del gobierno argentino y anticipa textualmente "diez años de mala relación" entre los dos países.
Y sigue la nota: "En la primera línea del gobierno se conversaba con sigilo de una serie de ideas que, de pasar al plano de los hechos, podrían endurecer política y económicamente el vínculo binacional".
JI - En la comitiva presidencial argentina circulaban hipótesis de las más diversas, que incluían al menos dos cuestiones resonantes. La primera, rebajar, a partir del 10 de diciembre, cuando asuma el próximo gobierno, el rango de la representación diplomática en Uruguay y dejar la embajada vacante o a cargo de un funcionario de menor jerarquía. Esto no significaría retirar el embajador en Uruguay, una medida por demás drástica, sino simplemente que el 10 de diciembre, cuando asuma la nueva presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no nombre un sustituto del actual embajador, Hernán Patiño Mayer.
AG - La segunda medida que se maneja en filas kirchneristas, según esta nota de La Nación, es "endurecer los controles en el flujo de capitales entre ambos países, lo que podría complejizar las transacciones económicas argentinas en Uruguay". Esta medida apuntaría a generar cierta retracción en el flujo de capitales hacia nuestro país.
Y agrega la nota, citando textualmente fuentes de alto nivel de la delegación argentina: "Hay que saber bancarse las consecuencias de las acciones que se adoptan. Uruguay vive de sus relaciones con Argentina y con Brasil. Su energía, sus finanzas, su turismo. Tabaré no puede pensar que esto no traerá un problema y que su decisión es intrascendente para la Argentina". "Si hizo lo que hizo, es porque está dispuesto a aceptar lo que viene y realmente no sé aún lo que viene".
JI - Esto lo habrían dicho fuentes de la delegación argentina al periodista.
AG - De todos modos, según la misma nota, Kirchner le puso paños fríos al asunto.
JI - "Intentó transmitir calma en charlas privadas. No hay que tener actitudes xenófobas ni nacionalistas, propias del siglo XVI", habría dicho el presidente en la intimidad.
AG - Vamos a ver cómo se vive esta situación del lado del gobierno uruguayo.
JI - Estamos en diálogo con el canciller Reinaldo Gargano.
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AG - El malestar se formalizó el viernes, cuando la cancillería argentina citó al embajador uruguayo en Buenos Aires, Francisco Bustillo, para entregarle una nota de protesta que, según dijo usted mismo ayer, están evaluando. En esa carta, el gobierno argentino expresó su "más formal y enérgica protesta ante esta decisión unilateral" y consideró que el decreto habilitando a Botnia constituye una evidencia adicional de la conducta ilegítima de Uruguay". ¿Cómo ven ese documento que tienen a consideración?
REINALDO GARGANO:
No importa tanto cómo lo vea, sino cómo le explique a sus oyentes qué ha pasado en todo este tiempo en este conflicto relacionado con la puesta en marcha de Botnia.
Primero, el gobierno uruguayo ha cumplido religiosamente con todas las indicaciones que dio el facilitador. Una facilitación que pidió el presidente Kirchner no el gobierno uruguayo al rey de España y que el gobierno uruguayo aceptó de buena fe, para tratar de encaminar el conflicto y buscar una solución.
Segundo, se hicieron cuatro reuniones. Dos de técnicos y dos de cancilleres y dirigentes políticos del más alto nivel de cada uno de los países y no se avanzó un palmo en cuanto a la solución. En tanto Argentina siguió planteando, después de que la planta estaba construida, su relocalización como condición, y dejó hacer, sin actuar para nada, a los llamados activistas de Gualeguaychú, bloqueando los puentes prácticamente durante un año y medio, desde Concordia a Colón, pasando por Gualeguaychú, que es por donde pasa el 60% del transporte de carga y de pasajeros. Una actitud de no hacer, que en materia política se transforma en una no presencia del Estado frente a la actitud de la gente que adopta decisiones que corresponden a la Jefatura de Policía, al Ministerio del Interior o a las aduanas en esa materia. Ese es un antecedente que toda la gente tiene que tener presente.
JI - Usted dice que las dos trabas fundamentales han sido que Argentina seguía insistiendo en la relocalización y que no hizo nada por evitar el piquete. Cuando se llegó a la cumbre de Chile, ¿Argentina seguía planteando la relocalización de la planta?
RG - Sí, claro. Además, el hecho concreto es que Uruguay, a través del presidente Vázquez, que adoptó personalmente la decisión, accedió a un pedido expreso del rey de España y su canciller Moratinos, del gobierno de Rodríguez Zapatero y del facilitador diplomático Yáñez-Barnuevo, a que hasta al momento en que las partes se reunieran en Santiago la empresa no se pusiera en funcionamiento. Cosa a la que se accedió y que fue fuertemente criticada aquí por los grandes teóricos de las relaciones diplomáticas de Uruguay. (Que son muy expertos en esto y que tienen una capacidad de juicio tremenda, que no tuvieron cuando ocurrió el caso de Berríos y aquellas fotos truchas que vinieron de Milán.) Acá tuvieron una actitud muy dura de criticar la entrega de la dignidad nacional porque el doctor Vázquez tuvo una actitud de comprensión de la necesidad del facilitador de quedar más o menos bien parado, después de tanto fracaso frente a la intransigencia del gobierno argentino y dio siete días de plazo para que esto estuviera.
Llegamos a la reunión de Santiago. Nuestros técnicos negociadores llegaron el lunes a conversar, para ver a dónde se podía llegar. Y los negociadores argentinos no llegaron hasta el martes. Llegó uno y con la instrucción de no hablar y no negociar nada. El miércoles persistió la misma situación. El jueves, cuando llegamos, el canciller Moratinos pidió una entrevista entre los cancilleres, a lo que respondimos que sí, pero que primero los técnicos tenían que preparar algún papel, alguna cosa en la cual afirmarse. Los técnicos se reunieron, no consiguieron acordar nada. Y cuando llegó el momento de la reunión de cancilleres, fuimos, en una actitud de buena voluntad de nuestro país, por orden expresa del presidente y en contacto permanente con él, para ver si había alguna manera de salir de esa situación tan especial en la que había quedado colocado el facilitador por el gobierno argentino.
Allí, después de conversar y reconocer la buena voluntad del facilitador para con las partes, él propuso que se reunieran los presidentes con el rey de España. Pero el gobierno argentino rechazó categóricamente la reunión. Dijo: "Reunión de ninguna forma. Porque después de la foto ¿qué se va a decir? Si total, esto no se va a solucionar". En atención a esto la reunión terminó en nada. Yo salí de ahí y dije lo que había ocurrido.
AG - ¿Es tan lineal como que la gota que derramó el vaso fue la actitud del presidente argentino, Néstor Kirchner, de "abrazarse" con los ambientalitas de Gualeguaychú que fueron a entregar una carta en Chile?
RG - Cuando salimos de la reunión con el canciller Moratinos, nos enteramos de que el presidente Kirchner se había reunido en la embajada de la República Argentina (donde chilenos que habían sido perseguidos por la dictadura de Pinochet hicieron un reconocimiento al embajador argentino de aquel tiempo por refugiarlos) con ocho personas así me lo dijo el embajador Pita que se decían representantes de los asambleístas o piqueteros esas personas que están todos los días, las 24 horas del día allí y les había dicho que estaba de acuerdo con ellos desde 2005 y lo seguía estando.
AG - ¿Eso desató la decisión del gobierno uruguayo?
RG - No, no, no. La decisión del gobierno uruguayo estaba tomada desde hacía una semana.
AG - ¿Pero iba a ser sí o sí ese jueves de noche?
RG No. La decisión del gobierno uruguayo estaba tomada desde hacía una semana, el ministro Arana había firmado la autorización para que la planta entrara en funcionamiento el jueves de la semana anterior. Cuando el presidente de la República le dijo: "Déjela sin efecto por una semana, hasta que termine la reunión de las partes en Santiago".
AG - Llamó la atención que se diera con tanta celeridad, que fuera el jueves de noche, a última hora.
RG - No hubo ninguna celeridad. Al contrario, hubo ocho días de espera.
AG - Pero pudieron haber sido nueve o diez y haber esperado hasta el lunes de mañana.
RG - Nueve o 10, o 15, 20 o dos o seis meses o un año. La decisión ya estaba tomada, de modo que no hubo ningún planteo de espera, sino el hecho de que el gobierno uruguayo, ante el fracaso notorio y la actitud clara de no querer ningún arreglo de nada, ninguna búsqueda de solución o apaciguamiento, resolvió ejecutar una decisión que ya estaba adoptada desde hacía ocho días.
JI - Llama la atención. Usted confirma que Argentina fue a la Cumbre de Chile con el planteo de relocalizar la planta, que allí se debería terminar toda discusión, que si lo que se planteaba era relocalizar la planta no valía la pena ni sentarse a discutir. Llama la atención, después de un año de mediación durante la cual se habló de forma extraoficial de monitoreo conjunto, de una barrera visual, de un montón de propuestas...
RG - Sí, pero siempre estuvo planteado el tema de la relocalización.
JI - Usted dice que Argentina nunca sacó de la mesa el tema de la relocalización.
RG - Nunca renunció a ese planteo.
JI - ¿Qué se discutía entonces?
RG - Se hablaba de una solución que no contuviera este elemento. Pero no se consiguió. Argentina ya en Nueva York dijo que no había forma de emitir ningún comunicado. ¿Usted vio algún comunicado después de la última reunión de Nueva York? No hubo, porque Argentina dijo que no estaba dispuesta a firmar nada y que si había una nueva reunión tampoco firmaría nada, que lo único que esperaba era el fallo de La Haya. Ahí terminó la cosa. El facilitador se vio muy comprometido en armar algo para presentar.
AG - Mirando un poco más hacia el futuro, el propio presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en su visita a Uruguay, dijo que hay buena disposición para seguir mediando, para seguir facilitando el diálogo entre Argentina y Uruguay. Y usted también lo dijo, pero con ese escenario la perspectiva es bastante pesimista.
RG - Yo no soy ni pesimista ni optimista. Creo en el diálogo. Desde hace más de 200 años, desde el tiempo de la colonia, vivimos como una misma tierra, con una misma gente, separados por la intervención de fuerzas extranjeras que constituyeron a este país, Uruguay, en una nación independiente. A raíz de esta intervención extranjera, las relaciones entre nuestros países han sido conflictivas en algunas etapas. Pero la gente lo superó y vive allá como vive acá, considerándose prácticamente rioplatense y perteneciente a una misma sangre. De forma que podrá haber mucha fuerza de mucha gente equivocada o embalada o que quiera sacar ventajas cortas, pero a la larga la gente va a terminar con eso. Yo me moriré, no estaré más y demás, pero la gente va a seguir viviendo acá. Estamos en un rincón del mundo del cual no podemos irnos y tenemos intereses comunes que vamos a mantener. Por eso hay Mercosur y va a haber más en el futuro, pese a lo que hace mucha gente para que no haya nada, para volver a las tesis del viejo directorio porteño, de los Posadas, de los Carreras, de todos los que hicieron posible que hubiera desunión y no unión.
JI - ¿Usted tiene expectativas de que cuando asuma Cristina Fernández de Kirchner cambie?
RG - Me voy a atener a los hechos. Es una señora respetable, con una larga carrera política, con mucha experiencia. Valorará los hechos como acostumbra a hacerlo todo gobernante y actuará en consecuencia. Yo espero que actúe de tal manera que el conflicto se supere.
JI - Pero ella dijo, y no ha sido desmentida, en una nota con el diario Clarín la semana pasada: "Es un hecho que la planta va a funcionar. Después se verá si contamina o no. Y si no contamina ahí se terminaría toda la polémica". Usted dice que el planteo del gobierno argentino, del esposo de Cristina Fernández, fue relocalizar la planta y que se mantuvo. Hay ahí una contradicción que no se entiende mucho.
RG - Yo dije que el gobierno argentino nunca renunció en estas negociaciones a eso. Que la presidenta electa haya hecho un examen sensato de la situación está muy bien. La planta está funcionando, en poco tiempo, en una semana se va a saber si hay contaminación o no. Y si la hay, la planta se va a cerrar, los controles uruguayos son muy estrictos. La planta es de última generación. Vamos a ver qué parte hay de verdad y qué parte hay de mentira en todo lo que se ha dicho. Hay mucho discurso, mucho palabrerío, pero yo me atengo a los hechos, que es lo que debe hacer todo gobernante, hablar poco y atenerse a los hechos.
AG - ¿Sabe si el presidente va a ir a la Asunción de Cristina Fernández?
RG - No tendría ningún problema en ir. Es un país hermano. Va a asumir el gobierno una presidenta elegida democráticamente. No hay ningún problema.
AG - Se lo pregunto porque hoy el diario El Observador publica que el presidente va a sondear cómo está el clima de aquí a ese momento para tomar una decisión final.
RG - Respeto mucho a los periodistas, pero los analistas hacen análisis y los hechos son los hechos. Ya vamos a ver qué hechos hay.
JI - ¿Van a contestar la carta que envió Argentina?
RG - Lo estamos valorando. Un mes atrás resolvimos no contestar dos cartas que repetían lo mismo que se viene diciendo desde hace un año. No es el intercambio epistolar la mejor forma de resolver los problemas.
AG - ¿Usted entiende que es una forma de Argentina de generar insumos para su pelea en La Haya?
RG - No creo que los integrantes de la Corte de La Haya den crédito a insumos generados por ese tipo de planteos.
AG - ¿El cierre de aduanas en la zona de puente San Martín se va a mantener por tiempo indeterminado?
RG - Mientras haya la posibilidad de que se produzca algún incidente se va a mantener, supongo. Cuando los responsables del Ministerio de Defensa y del Ministerio del Interior entiendan que no existe ninguna posibilidad de que se produzca algún incidente, el corte se va a levantar. No es un bloqueo. Bloqueo es lo que hay desde hace un año y medio. Como dijo el presidente Vázquez, todos los bloqueos son malos y todas las barreras son malas. Nosotros nunca bloqueamos nada. Ahora tomamos una medida precautoria porque hubo un pequeño anuncio de la Asamblea de Gualeguaychú de que iban a avanzar sobre Botnia por mar, tierra y aire. El gobierno actuó como debía actuar.
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Edición: Eugenia Martínez