(Emitido a las 7.43)

EMILIANO COTELO:
El ex presidente Julio María Sanguinetti propuso ayer que el gobierno garantice el monitoreo del impacto ambiental de la planta de celulosa de Botnia dando participación a un organismo internacional o contratando a una empresa especializada del exterior. De esta forma, se le agregaría más fuerza a la posición de nuestro país ante la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya.

Sanguinetti consideró que lo ideal sería un monitoreo conjunto de los dos países pero "no se advierte aún el clima necesario para que la técnica y la ciencia predominen como debió haber sido desde el primer día".   Por el contrario, advirtió, se está en la víspera de  "otro escenario del pin-pong", ya que los argentinos van a descalificar nuestros informes "y los de los argentinos no van a tener demasiado sustento".

El ex mandatario dijo que para Uruguay es muy importante contar con todos los elementos de juicio suficientes y objetivos para defender una posición que con tranquilidad se pueda someter a evaluación.  Por eso, además del monitoreo de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), que -reconoció- cuenta con un asesoramiento internacional, convendría contratar además un control externo que garantice un trabajo "objetivo".

(Audio de Julio María Sanguinetti)

"Es preciso agregar, de nuestro lado, el elemento objetivo de una institución, de una empresa seria en esta materia, de algún origen insospechable, canadiense, francesa, el que fuere, pero que nos dé al país la tranquilidad de que podremos enfrentar mañana en La Haya (con mucha más fuerza) este tema, que para nosotros es vital, para nosotros es fundamental."

(Fin del audio)

***

EC - Estamos con el ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, arquitecto Mariano Arana.

¿Cómo observa esta sugerencia que viene del Partido Colorado?

MARIANO ARANA:
Todas las sugerencias que apunten a fortalecer la postura uruguaya son bienvenidas. Pero quiero hacer una precisión, para que no quede en el aire la idea entre todos nosotros de que lo que se está haciendo no es serio, absolutamente fundamentado, riguroso y objetivo, porque los datos son los datos. Recordemos que por sugerencia del presidente de la República empezamos a tomar pruebas del Río Uruguay. Se han venido tomando periódicamente en distintos puntos y en distintas profundidades del río, para comprobar antes y después del funcionamiento de la planta si hay variaciones sustantivas y negativas desde el punto de vista de la calidad en el propio lecho, en el propio curso hídrico. Una vez que los argentinos abandonaron la tarea común que se hacía en la órbita de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) las tomas y las verificaciones periódicas en los distintos puntos del Río Uruguay fueron avaladas, en cuanto a los procedimientos empleados, por organismos canadienses.
 
EC - Usted dice que ya se ha recurrido a ese tipo de asesoramiento en el exterior. Da la sensación de que el planteo de Sanguinetti va a algo de mayor peso institucional, que abarque al conjunto del monitoreo, no sólo el control de calidad de las aguas sino también el impacto en materia de efluentes gaseosos, etcétera...

MA – Justamente. Hoy, como todos los miércoles, tenemos reunión semanal en nuestro gabinete. Trabajamos en equipo y ese era uno de los problemas que íbamos a tomar con la directora de Medio Ambiente y de pronto también con la gente que trabaja en la Dirección Nacional de Aguas y Saneamiento (DINASA). Nos importa a todo el equipo del Ministerio.

EC - ¿Qué iban a evaluar hoy?

MA - Yo le iba a sugerir a la ingeniera Alicia Torres la posibilidad de plantearle al presidente tener avales en cuanto a que los procedimientos son los efectivamente admisibles y correctos, admitidos en el ámbito internacional. Desde que se empezó a procesar pasta de celulosa hay monitoreos de tierra y de aire, de la calidad atmosférica y se hacen tomas del agua del río para verificar si los efluentes que se vierten están dentro de los parámetros y los estándares admisibles tanto nacional como internacionalmente.

EC - Una preocupación de este estilo hay en la cartera...

MA - Sí, claro. Podría ser una especie de extensión de lo que ya veníamos haciendo en cuanto a las tomas periódicas desde que los argentinos decidieron no hacerlo en forma conjunta. No sé si ellos lo están haciendo en forma unilateral. Porque en medio de esta situación tan peculiar que hemos vivido, en determinado momento se dejaron de hacer esas tomas y esos análisis en forma conjunta. Esos controles podrían mitigar las desconfianzas, ya que ha prevalecido el discurso antes que la verificación objetiva y científica.

EC - Usted dice que se va a estudiar la posibilidad de que no sólo los controles de calidad del agua, sino también los de calidad del aire y del impacto en la tierra cuenten con asesoramiento de fuera del país, para verificar que se realicen de acuerdo con las normas internacionales.

MA - Para que se sepa que los procedimientos son los que habitualmente se utilizan en este tipo de verificaciones. Y por lo menos mitigar las desconfianzas que puedan surgir de determinadas personas, no me animo a decir de los científicos argentinos, que los hay y excelentes. Muchos científicos y profesores argentinos, químicos, ingenieros químicos, han dicho y afirmado que los procedimientos que se van a emplear y que ahora se están procesando en la planta de Botnia son los más actualizados y reconocidos en el mundo. Pero cada uno toma lo que quiere de las opiniones ajenas.

EC - ¿Y la posibilidad de recurrir a un organismo internacional? Es una alternativa que en algún momento estuvo en los contactos entre los dos países auspiciados por la Corona española. Por lo menos trascendió que se llegó a hablar de la posibilidad de que participara Naciones Unidas, por ejemplo, o algún organismo especializado en el tema ambiental.

MA - Nosotros trabajamos permanentemente en el Mercosur, los técnicos nos reunimos periódicamente. Esta misma semana tenemos una reunión de ministros de Medio Ambiente del Mercosur, ministros o subsecretarios... depende de las consideraciones y las organizaciones institucionales de cada uno de nuestros países. Recuerdo perfectamente que hace más de un año todavía estaba en la Secretaría de Ambiente el doctor Atilio Sabino y propusimos y solicitamos en forma conjunta una apoyatura a la Dirección de América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Lamentablemente en aquella ocasión, el canciller, que no es el actual, era el canciller Bielsa, tuvo una reacción muy airada, muy fuerte.

EC - ¿En contra?

MA - Sí, recriminó a la persona que representaba a la República Argentina en ese momento.

EC - Esa posibilidad llegó a manejarse entre los dos países. ¿Y ahora no puede utilizarla Uruguay? ¿Uruguay no puede recurrir al PNUMA?

MA - Nada de esto es imposible. Es conveniente que lo charlemos. Seguramente lo vamos a considerar con Alicia (Torres) y lo presentaremos al presidente una vez que esté nuevamente en el país.

EC - Para despejar cualquier posibilidad de discusión...

MA - Todo lo que sea despejar dudas y desconfianzas y verificar la seriedad con que los científicos y los técnicos uruguayos están actuando, bienvenido sea. ¡Qué mejor garantía! Es lo que uno desea. Desgraciadamente, esta situación específica impide hacer los monitoreos conjuntos, que parecía una cosa tan normal. No quiero de ninguna manera rechazar la posibilidad de que en algún momento, más cercano que lejano, se pueda retomar ese tipo de actuaciones conjugadas.

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Edición: María Eugenia Martínez