Esta semana se firmará un acuerdo para la construcción, en territorio uruguayo, de una planta de regasificación de gas natural licuado. En el sector energético "la relación ha sido singularmente fruc

Cooperación energética entre Uruguay y Argentina

Cooperación energética entre Uruguay y Argentina

Que Argentina y Uruguay encaren un proyecto industrial en conjunto es un hecho histórico, sobre todo en el marco de las complejas relaciones binacionales derivadas de la instalación de Botnia. Esta semana se firmará un acuerdo para la construcción, en territorio uruguayo, de una planta de regasificación de gas natural licuado. En el sector energético "la relación ha sido singularmente fructífera", dijo el subsecretario de Industria, Martín Ponce de León. "Esto es viable" porque existen "35 años de trabajo conjunto en Salto Grande. Hemos tenido en estos años un respaldo mutuo en emergencias que ha sido muy importante", explicó.

(Emitido a las 9.00)

EMILIANO COTELO:
Esta semana los ministros de Energía de Argentina y Uruguay, Julio de Vido y Jorge Lepra, respectivamente, van a firmar un acuerdo para la construcción conjunta de una planta de regasificación de gas natural licuado.

Se trata de un paso muy interesante, por varias razones. Porque se concreta pese al momento muy delicado por el que pasa la relación entre los dos países. Porque la planta se instalará en territorio uruguayo. Porque requiere una inversión muy alta, que dará trabajo a mucha gente durante la construcción. Y, sobre todo, porque a nuestro país le dará mayor seguridad en el abastecimiento de gas natural, un combustible llamado a jugar un papel clave en la matriz energética uruguaya.

¿En qué consiste este acuerdo? ¿Qué lugar ocupa en la política energética de nuestro país?

Vamos a conversarlo con el ingeniero Martín Ponce de León, subsecretario de Industria, Energía y Minería.

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Ingeniero Ponce de León, en primer lugar una definición básica: ¿qué es una planta de regasificación de gas natural licuado? En principio el nombre suena un poco rebuscado.

MARTÍN PONCE DE LEÓN:
Es una buena pregunta. Vale la pena explicarlo porque incluso en el mundo es un tema relativamente nuevo, hace pocas décadas que se comenzó con esto, y se va a convertir en rutina, el gas natural licuado va en dirección a convertirse en un commodity.

Todos conocemos la garrafa de supergás, uno quema gas que viene dentro de la garrafa, que son propano y butano licuados. Una vez que uno licúa y hace ese cambio de estado, el volumen de concentración de moléculas es exuberante con relación a cuando está en estado gaseoso. Por lo tanto, si uno puede tenerlo líquido y liberarlo de a poco en estado gaseoso, como pasa con las garrafas, puede cocinar un mes y medio o dos meses con una misma garrafa.

En el mundo hay una enorme cantidad de pozos de gas natural, pero para licuarlo, para acumular moléculas en gran densidad, se requieren enormes presiones o –por la famosa ley pV = nRT– bajarle mucho la temperatura. Por lo tanto todo esto del comercio internacional del gas licuado se basa en bajarle mucho la temperatura, no en poner presión, porque son presiones demasiado altas. Hay un parecido con los tubos que uno ve en los hospitales para el oxígeno –para licuar el oxígeno se plantean temas parecidos–, son aceros con mucha pared. Eso en grandes cantidades es muy difícil de manejar, entonces se desarrolló la técnica de manipular grandes volúmenes a muy bajas temperaturas. Por lo tanto en la punta, donde están los pozos de gas, tengo que tener plantas de licuefacción y una vez licuado el gas tengo que mantenerlo a bajas temperaturas. Luego se traslada en barcos metaneros especiales, y en la otra punta tengo que tener la planta de regasificación. La temperatura tiene que estar por debajo de los 162 o 163 grados centígrados bajo cero, y cuando uno trabaja debajo de 165 grados centígrados bajo cero son temperaturas violentas, de las que clásicamente llamábamos criogénicas en otra época. Para volver a poner eso a temperatura normal no alcanza con hacerlo subir 10 grados, si yo inyecto cualquier cosa a 100 o 150 grados bajo cero, por donde eso vaya estará congelando la humedad, el terreno, lo que encuentre. De manera que el proceso de la planta de regasificación es inyectarle calor, no solo para que pase del estado líquido al gaseoso, sino para que ese gas llegue a temperaturas razonablemente ambiente.

EC - Toda esa tecnología para licuar gas natural, transportarlo en un barco y regasificarlo en otro lugar se ha creado para tener una alternativa al modo de transporte al que estábamos acostumbrados con el gas natural, el gasoducto, para que el gas natural producido en determinado lugar pueda llegar mucho más lejos, pueda cruzar a otro continente, etcétera.

MP de L - No sustituye en sentido estricto a los gasoductos, las redes de distribución de gas siguen siendo de gasoductos. Esto se parece a lo que en energía eléctrica son las líneas de 500.000 voltios, son conexiones punto a punto licuar en una planta el gas excedente, licuarlo, eso en general va en barcos, y en la otra punta tengo una planta de regasificación que lo inyecta en gasoductos, luego sigue por gasoductos. Pero, efectivamente, nos permite independizarnos del gasoducto como alimentación principal, tener distintas alimentaciones principales.

EC - En el caso concreto de Uruguay buscamos ganar independencia en el abastecimiento de gas natural, un combustible que hasta ahora recibimos básicamente de Argentina, donde la explotación últimamente se ha vuelto muy irregular, sobre todo por falta de nuevas inversiones en el sector. No deja de ser una paradoja que para obtener una mayor autonomía con respecto a Argentina, hagamos una inversión conjunta con Argentina.

MP de L - Es una aparente paradoja, es muy fácil de explicar. Nosotros necesitamos moléculas de gas y Argentina tiene un incremento muy importante del consumo de gas, es el país que más consume en América del Sur, en el orden de los 100 millones de metros cúbicos, Uruguay no consume el tercio de un metro cúbico en este momento, podría consumir un poco más, pero en cualquier hipótesis estaría lejos del primer millón. Argentina consume 100, su consumo sigue creciendo y efectivamente tiene dificultades porque ha tenido retraso en las exploraciones. Se pasó por dos etapas, una primera en la cual Argentina tuvo dificultades de suministro porque tenía pocas moléculas, poco gas disponible, y Uruguay quedó con un enorme gasoducto construido en una época en la que se creía que Argentina tenía exuberantes cantidades, y con muchas dificultades para obtener. El tema es que el consumo de Uruguay solo es tan pequeño que no tiene sentido pensar en poner una planta de regasificación, que es una obra que sale muchos cientos de millones de dólares.

EC - Del orden de los 1.000 millones de dólares.

MP de L - Depende de las obras anexas, pero entre 600 y 800 millones de dólares. Se ha ido a 1.000 en países como Chile, que tienen problemas sísmicos, entonces las construcciones son muy exigentes.

EC - Es una fenomenal inversión, del orden de la de Botnia, en Fray Bentos.

MP de L - Es un poco menor, probablemente la mitad. Seguramente va a estar entre 600 y 800 millones de dólares.

EC - Para Uruguay solo esa inversión no se justifica.

MP de L - No, porque el consumo de Uruguay hasta ahora tiene dos destinos, uno permanente que es lo que hay de consumo domiciliario y algo de consumo industrial, pero es una especie de círculo vicioso: como no hay gas, no tiene sentido reconvertirse a gas ni extender las redes, y como no se extienden las redes ni se reconvierte a gas no hay consumo y por tanto no hay demanda como para justificar. El consumo basal, permanente uruguayo es muy pequeño.

Ahora a Uruguay se le agrega un segundo factor, que es la generación eléctrica. Cuando necesitamos poner en marcha el respaldo térmico, ahí sí, porque las centrales de generación consumen mucho, Uruguay podría necesitar tres millones de metros cúbicos. Ya es una cifra importante. Pero lo precisamos durante cuatro meses cada tres años, por tanto, de vuelta, Uruguay solo no tiene ninguna posibilidad de construir la planta. En algún momento se pensó hacer un gasoducto hacia Porto Alegre y que eventualmente fuera de interés para Petrobras –que tiene la concesión de las redes de gas en Uruguay– salir por ahí con una combinación, pero hoy el acero está muy caro, los gasoductos son muy caros.

EC - Hacer un acuerdo con Brasil para la planta de regasificación en principio no es viable, vender el gas regasificado en Uruguay a Brasil no es lo más apropiado, por lo menos en este momento.

MP de L - Brasil está comprando dos barcos con plantas de regasificación, dos barcos metaneros, uno para el norte y otro para el centro, entonces estuvimos analizando durante bastante tiempo con autoridades brasileñas la posibilidad de complementar la zona sur desde aquí, pero no se le encuentra cierre por los valores que hoy tienen el acero y los gasoductos.

Paralelamente, Argentina consume 100 millones de metros cúbicos y sigue creciendo. Argentina pasó de dificultades de suministro a tener necesidad de ello. Este año tuvo que hacer cortes de energía muy importantes, tuvo que parar fábricas, llegó a parar por valores de cerca de 2.000 megavatios; eso es más que todo el consumo de Uruguay. En los momentos exigidos, Argentina está desbordada por la demanda. Aquí apareció una ventana de oportunidad.

EC - Argentina también necesita gas que venga de otro lado.

MP de L - Argentina necesita moléculas de gas y nosotros también. Los dos necesitamos, pero ¿por qué acá? Porque está el gasoducto Cruz del Sur, que en definitiva es un caño de 24 pulgadas por debajo del río para traer gas desde Buenos Aires hasta Montevideo, pero que tanto puede funcionar de allá para acá como de acá para allá. El resultado es que para traer gas licuado hay que tener un puerto o un lugar que sea rápidamente convertible en puerto para barcos de importante dimensión –de más de 250 metros de largo– y que tienen que quedar estacionados. Porque en una primera etapa –este es un tema difícil de explicar– la construcción de depósitos para almacenar gas licuado es lo más caro y lleva mucho tiempo porque está sobredemandada en el mundo. Entonces lo que hace Chile, y sería la opción aquí, es contratar un barco, de los que hay una cierta flota en el mundo, que tiene depósitos y capacidad de mantener las temperaturas necesarias, y se mantiene atracado en el muelle. Es un depósito flotante, es una gigantesca garrafa de gas licuado flotante.

EC - El barco no solo hace el transporte, sino que queda en el puerto hasta que se vacía.

MP de L - Exactamente, y ahí aparecen dos opciones: o viene otro barco y lo recarga, bien viene otro barco y lo sustituye. Las formas de operar en un caso y el otro son distintas, pero son problemas técnicos de segundo escalón.

EC - Para eso se necesita un barco que soporte esa operativa.

MP de L - Ahí aparece la fuerza de Montevideo, la importancia de las buenas instalaciones logísticas, de la ubicación tan peculiar de Uruguay y de lo que significan el río, el puerto y la zona portuaria, porque esto no estaría estrictamente en la bahía, los ya varios consultores que han estudiado el tema piensan que la ubicación más probable sería un poco más al oeste.

MP de L - Se había hablado de utilizar el predio en el que iba a instalarse Cerro Free Port.

MP de L - La ubicación precisa no es parte del acuerdo, pero hay que seguir avanzando, porque los estudios indican que la zona donde estaba el Frigorífico Nacional es la que aparece con mejores posibilidades: con un corto canal lateral desde el canal de entrada al puerto de Montevideo, con un dragado de cuatro o cinco kilómetros, en el Frigorífico Nacional ya hay una buena instalación de muelles, habría que agregar más e incluso alguna escollera adicional para soportar las distintas situaciones climáticas. Y de allí al gasoducto es una distancia relativamente corta, porque el gasoducto entra a Montevideo.

Se da una ventana de oportunidad, la necesidad de Argentina coincide con la de Uruguay, entonces hace unos meses surgió la idea, en una reunión internacional, de hacer algo conceptualmente similar a lo de Salto Grande –salvando las diferencias, porque sería en territorio totalmente uruguayo–. En Salto Grande llevamos 35 años de administración conjunta absolutamente exitosa. Cuando las cosas van bien nadie se da cuenta, lo cierto es que Uruguay y Argentina administran desde hace 35 años una central de 1.890 megavatios, casi 2.000 megavatios, que ha sido fuente de importantísimos resultados económicos y energéticos para los dos países. Cada cual sabe que la mitad es del otro y lo ha respetado profundamente, en las más diversas vicisitudes, gobiernos, circunstancias, situaciones de crisis energética. Entonces, primera cosa, aprovechar la experiencia de una actividad conjunta.

Segundo, ese concepto de que la mitad la administra cada uno. La idea básica es un tratado internacional, cuyo texto es lo que se ha estado trabajando estos meses, porque planteada la idea, Uruguay enseguida respaldó. Era una fantasía que teníamos desde hacía algún tiempo, en su momento informamos a la comisión parlamentaria correspondiente, y esto fue avanzando. Apenas Argentina coincidió, se creó una comisión que trabajó intensamente. Lo básico que establece este tratado es la disposición a encarar esta obra en conjunto, y tiene que ser un tratado internacional aprobado por los parlamentos para darle certeza jurídica a esa situación en la cual Uruguay acepta el esquema de Salto Grande en cuanto al recurso, Argentina va a poder decidir sobre la mitad del gas, aunque esté transitando por Uruguay. ¿Qué hacemos con la otra mitad y de qué tamaño es la planta? Se habla de 10 millones de metros cúbicos.

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EC - Va a ser un emprendimiento mitad y mitad, Uruguay y Argentina. El monto de inversión estaría entre 600 y 800 millones de dólares. ¿Quiénes pondrán el dinero?

MP de L - Esa es una segunda etapa. Los dos países han acordado que va a haber una participación importante de las empresas estatales respectivas, pero va a estar abierto también a la participación de empresas privadas.

EC - Se ha hablado de que tienen interés en intervenir en el proyecto Repsol, Petrobras, British Gaz, Pan American Energy.

MP de L - Efectivamente, es bastante habitual que en empresas de este volumen –algo parecido pasa en la prospección petrolera– se junten muchos. En Chile la planta de regasificación tiene dos sociedades, una que es la propietaria y otra que es la comercializadora, y en una son cinco empresas y en la otra hay uno de diferencia.

EC - Allí habría una diferencia sustancial con Salto Grande.

MP de L - Sí, claro, utilicé Salto Grande solo en el sentido que dije: la experiencia de trabajo conjunto en temas energéticos y el concepto de mitad y mitad, nada más.

EC - ¿Cuánto tiempo demoraría en estar pronta? He escuchado hablar de cuatro años, por lo menos.

MP de L - No, acá viene el tema de las dos etapas. La etapa en la cual uno se alimenta de un barco flotante puede estar pronta en dos años. Dependiendo de cómo se corra, de los aciertos que se tengan, podría estar funcionando entre 2009 y 2010. Lo que sería una segunda etapa, si se decide hacer tanques criogénicos en tierra, llevaría cuatro o cinco años, pero con el sistema ya funcionando. Hay un primer funcionamiento relativamente rápido.

EC - ¿Cómo sabemos que vamos a tener acceso seguro y a buen precio al gas natural licuado? Usted mencionó hace un rato el antecedente del gasoducto Cruz del Sur, que se construyó con una expectativa de disponibilidad de gas natural en Argentina que luego no se correspondió con la realidad. ¿Este emprendimiento no implica algún riesgo de ese tipo?

MP de L - Con un concepto casi de commodity, en el mundo ya muchos países están produciendo gas licuado, hay cada vez más empresas con barcos que lo transportan, y la construcción de nuevos barcos están tan demandada que solo se consiguen para varios años después. En el mundo es un mercado en franca expansión en esta etapa. En la etapa próxima, luego de firmados los acuerdos, hay que establecer los marcos jurídicos y comenzar a hacer los acuerdos económicos, que son de largo plazo, pero para hacerlos hay que tener antes las resoluciones correspondientes. Chile comenzó con un proceso similar antes y ya está en la etapa de construcción.

Estas cosas se pueden hacer, se pueden articular, hay que poner firme voluntad política e instrumentarlas. No debería haber dificultades, habrá un tema de mayor o menor precio; hay estimaciones de que hasta 2012 o 2013 se puede manejar cierto escalón de precios y después otro, por cómo son las plantas de regasificación que se están construyendo en el mundo. Pero en horizontes de ese orden, para lo que va de los años del 10 al 20 o 25, todas las prospecciones dan que va a haber disponibilidad. Y vale la pena señalar que este esquema de cooperación hoy en la planta de regasificación complementa una situación de cooperación, que en el área energética no estamos ante un hecho puntual.

EC - Es interesante destacarlo, porque pese a todo, pese a lo mal que están las cosas entre Uruguay y Argentina en algunas áreas, especialmente a partir de la planta de Botnia y toda la polémica, en el sector energético ha habido diálogo fluido, cooperación, nunca se produjeron roces.

MP de L - Siempre momentos difíciles implican un gran esfuerzo para buscar soluciones. Durante estos tres años en momentos difíciles de Uruguay Argentina no solo puso en marcha máquinas que hacía mucho tiempo que no funcionaban sino que habilitó trasiegos por su territorio de masas de energía muy importantes desde Brasil, y este año, en que Uruguay mejoró su situación y Argentina estaba con dificultades, le exportamos cantidades muy importantes, y no solo energía eléctrica, hemos puesto las usinas térmicas para Argentina, que las paga, pero el problema no es el costo sino la disponibilidad. El verdadero drama en la energía es no poder disponer.

De manera que en el sector energético, en un marco de dificultades en la región, tanto con Argentina como con Brasil, pero muy especialmente –porque tenemos un vínculo de interconexión muy fuerte– con Argentina, la relación ha sido singularmente fructífera. Esto es viable porque eso existe, por eso invoqué 35 años de trabajo conjunto en Salto Grande. ¿Nos estamos metiendo en una aventura desde el punto de vista relacional? No. Hemos tenido en estos años un respaldo mutuo en emergencias que ha sido muy importante, y Uruguay, con los más diferentes gobiernos, lleva 35 años trabajando en conjunto sin dificultades con Argentina en el tema energético.

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EC - Alberto pregunta qué pasó con los anuncios de prospección de gas en Uruguay.

MP de P - Es muy importante, la política energética tiene que ser capaz de empujar a la vez muchos frentes, porque permanentemente se incrementa el consumo. Se está trabajando activamente, se descubrieron yacimientos con un barco que hacía recorridos por otros motivos, por tanto hacía curvas de nivel cada muchos kilómetros de distancia. Lo segundo que había que hacer –que ya se está terminando– era contratar un barco extranjero especializado, con tripulación de otro país, que contrató Ancap y relevó miles de kilómetros con muy poca distancia entre una línea y otra, para delimitar con toda precisión las características del bolsón de gas y dónde estarían los puntos críticos para lo que –siempre y cuando esta etapa culmine bien– es inevitable, que es hacer dos o tres perforaciones. Hay que hacerlas en los lugares de mayor probabilidad, esas perforaciones cuestan mucha plata, pero este trazado previo, esta especie de tomografía se está terminado.

EC - ¿Cuándo termina ese trabajo?

MP de L - Se está terminando, después viene un relevamiento de esa monstruosa cantidad de datos que se levanta, pero en tres o cuatro meses tendremos una evaluación, que comunicaremos a la población.

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Edición: Mauricio Erramuspe
Fotos: Pablo Melgar