Entrevistas

Gobierno promueve "una enorme cantidad de pequeños ahorros"

Gobierno promueve "una enorme cantidad de pequeños ahorros"

En consonancia con el plan de ahorro de energía, se pueden abaratar las lámparas de bajo consumo. Martín Ponce de León, subsecretario de Industria, dijo que incluso están evaluando la posibilidad de regalarlas. "La lámpara incandescente gasta mucha más energía en calor que en luz. No tiene sentido", argumentó. Además de explicar los consejos sobre el uso del calefón, el aire acondicionado, las lámparas y la cocina, el jerarca destacó que lo principal es la actitud de ahorrar. El éxito de este plan, a su entender, se basa en "una enorme cantidad de pequeños ahorros".

(Emitido a 8.51)

JOSÉ IRAZÁBAL:
Ayer se puso en marcha un plan de ahorro energético para las oficinas públicas pero que también trae recomendaciones para hogares y empresas. Se trata de un plan similar al que se aplicó en 2006, que en aquel momento significó un ahorro en el entorno del 10%.
 
Estamos en diálogo con el ingeniero Martín Ponce de León, subsecretario de Industria.

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JI - Repasemos rápidamente cuáles son las principales medidas de ahorro. ¿Qué fue lo que dispuso para las oficinas públicas y para el manejo del alumbrado público?

MARTÍN PONCE DE LEÓN:
El ahorro de energía es el resultado de una enorme cantidad de pequeños ahorros. Así hay que pensarlo. El sector público, al igual que en 2006, debe dar el ejemplo. Por eso no es voluntario sino obligatorio. La idea es disminuir la iluminación de fachadas de oficinas públicas, tener mucho cuidado con el apagado de los equipos eléctricos cuando no están en uso, no dejarlos en stand-by, esa modalidad de encendido en espera que en muchas ocasiones es habitual, limitar el uso de los acondicionadores de aire, no ponerlos en menos de 22 grados centígrados, que es una temperatura perfectamente cómoda –uno tiende a poner mucho frío para compensar lo que siente cuando está fuera, pero no hay por qué subir tanto–, y todo lo que tiene que ver con la iluminación y cosas adicionales que en general ya no están, como los famosos secadores de manos eléctricos, que son muy potentes consumidores de electricidad.

JI - Esas medidas son obligatorias. ¿Se envía una circular a las oficinas públicas, a los diferentes entes y organismos? ¿Cómo se implementa ese mecanismo?

MP de L - Como la vez pasada. Se hace la comunicación y luego la Dirección de Energía hace un cierto grado de seguimiento. Como estamos hablando del Estado, en cada oficina hay una estructura de responsabilidades.

JI - ¿A qué se refiere con "un cierto grado de seguimiento"?

MP de L - A que hay alguna persona dedicada a chequear en distintos lugares. No se puede hacer un chequeo exhaustivo, pero cuando las cosas no andan bien muy rápidamente comienzan a llegar avisos.
 
JI - ¿Hay inspectores?

MP de L - Sí, de la Dirección de Energía.

JI - Esos inspectores van y chequean si las denuncias de los ciudadanos son reales. ¿Va a haber algún mecanismo, algún teléfono para denunciar este tipo de situaciones?

MP de L - Los teléfonos de la Dirección de Energía. En la mayoría de los casos en el sector público alcanza con llamar al responsable y el tema se arregla inmediatamente.

JI - ¿Cuáles son las recomendaciones para la gente en sus casas?

MP de L - Lo principal es la actitud de ahorro. Porque las casas en Uruguay –es una característica atípica en el mundo, tiene que ver con el bajo desarrollo industrial de las últimas décadas– son el 50% del consumo. El resto se distribuye entre el agro, los servicios, etcétera. Es en las casas donde está el gran consumo y por tanto donde podemos hacer el ahorro realmente grande. Sin perjuicio de que hay un extenso listado en la documentación, hay cuatro medidas clave: la primera es no usar cocina eléctrica, que es un gran consumidor. Si se puede cocinar con gas o supergas, hagamos el esfuerzo. La segunda es el uso de los acondicionadores de aire. Hasta hace poco en Uruguay no era un problema, pero ahora (aunque en proporción en mucho menor que en otros países) está subiendo.

JI - Han bajado mucho los precios de los equipos...

MP de L - Los comerciantes dicen que esperaban vender mucho más, pero Uruguay es un país con mucha brisa. Entonces todavía no es algo generalizado como en otros lados. El acondicionador de aire es un gran consumidor. Normalmente no hay problema, pero este año tenemos que ahorrar para el invierno. Cada litro de agua que evitemos gastar ahora es un litro más que tendremos en el invierno. Por tanto pedimos que, en la medida de lo posible, no se usen. Y que si se usan no se pongan a menos de 22 o 24 grados centígrados.

FERNANDO ROSENBLATT:
En el matutino La República hoy aparece la noticia de que el gobierno comenzaría a regalar bombitas de bajo consumo. Hace pocos días se conoció una propuesta del diputado Álvaro Delgado en ese sentido. ¿Va a ser así?

MP de L - Todo lo que vaya en la dirección de ayudar a que la gente pase de las lámparas incandescentes a las de bajo consumo es positivo. Todas esas medidas están en línea con lo que hay que hacer. Eso tiene diferentes formas. El año pasado, a pesar de que estábamos en un marco de muy buena disponibilidad de energía, UTE hizo una experiencia –que en su momento fue bastante publicitada– en Ciudad de la Costa. Distribuyó miles de lámparas de bajo consumo con un resultado muy bueno. En el mundo se va en esta dirección, no tengo dudas de que en poco tiempo va a bajar fuertemente la fabricación de lámparas incandescentes. Alcanza con tocar una lamparita, especialmente ahora que es verano... Uno se quema, no la puede tocar. La lámpara incandescente gasta mucha más energía en calor que en luz. No tiene sentido, dilapidamos tres cuartas partes de la energía para tener una pequeña fracción de lo que buscamos, que es la luz.

Esa relación cambia completamente en las lámparas de bajo consumo. Esas lámparas se pueden abaratar e incluso estamos viendo la posibilidad de regalarlas; cosa que estaría en línea con lo que se hace en otros países. Lo anunciaremos como medida efectiva cuando tengamos la disponibilidad. No olvidemos que estamos hablando de cifras muy altas, y no me refiero a las económicas, que no son tan significativas, sino a las cantidades físicas de lámparas, que no se consiguen rápidamente.

JI - En su momento UTE hizo una campaña de fuerte incentivo a la gente a comprar electrodomésticos. Se lo comento porque me quedé pensando en lo que usted decía de la cocina eléctrica y además algún oyente nos decía: "En su momento se nos incentivó a cambiarnos a aparatos que funcionaran a energía eléctrica y ahora se nos dice que no los utilicemos". ¿Fue un error estratégico? ¿Cómo analiza el gobierno esa situación?

MP de L - Creo que fue un error. Aun cuando hubiera mucha energía eléctrica disponible en ese momento, uno tiene que mantener el empuje en las direcciones que son racionales. Estimular el uso de la energía eléctrica más allá de lo lógico termina generando un incremento de demanda que en lo inmediato puede ser útil, pero que en el largo plazo puede ser equivocado. En los últimos años nadie ha hecho ese tipo políticas. De todas maneras, estamos hablando de unos cuantos años de distancia y hay que reconocer que las disponibilidades de energéticos de un tipo o de otro son diferentes. No estamos hablando de bienes que duran 30 o 40 años. No fue la medida más feliz pero fue hace mucho tiempo.

Pero hablé de cuatro medidas y mencioné tres: cocinas, acondicionadores de aire y lámparas de bajo consumo. El cuarto elemento es el calefón. En Uruguay los calefones son eléctricos y es uno de los usos razonables de la electricidad. Por supuesto que hay calefones de otro tipo, pero cambiar un calefón es un tema complicado. Entonces, la recomendación es no tenerlo a 70 grados y abrir el agua fría para ducharse. De ese modo se consume energía inútilmente. Pongámoslo en la temperatura que nos resulte agradable sin tener que abrir el agua fría. Y si hay poca gente en la casa pongamos interruptores temporarios. Si uno se baña de mañana alcanza con prenderlo a las seis o las siete durante una hora, un rato antes de bañarse –el propio calefón corta cuando alcanza esa temperatura–, y no prenderlo el resto del día. No tiene sentido prenderlo para calentar una cantidad de agua que nadie va a usar.

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Edición: María Eugenia Martínez